El Partido Laborista se prepara para un duro aterrizaje en el Gobierno del Reino Unido
Los expertos econ¨®micos se muestran esc¨¦pticos ante la capacidad de Keir Starmer de llevar a cabo el cambio dr¨¢stico que propone
Las encuestas electorales del Reino Unido anticipan para este jueves una victoria del candidato del Partido Laborista, Keir Starmer, mayor incluso en n¨²mero de esca?os al triunfo hist¨®rico de Tony Blair en 1997. La sensaci¨®n general en el Reino Unido, sin embargo, sugiere que el entusiasmo de los ciudadanos ante el fin de ciclo conservador y el cambio de Gobierno no tendr¨¢ la misma intensidad con que se vivi¨® la llegada al poder de aquel Nuevo Laborismo.
Starmer ha contado, durante los cuatro a?os que lleva al frente del principal partido de la oposici¨®n, con una ventaja comparativa: su imagen de rigor, responsabilidad y seriedad frente al histrionismo de caricatura que supuso Boris Johnson o el fanatismo neoconservador irresponsable de Liz Truss.
A cambio, en su viaje al centro, para alejarse del profundo viraje a la izquierda que impuso su predecesor, Jeremy Corbyn, y no asustar a las clases medias, el candidato laborista ha decidido guardar en un caj¨®n la carpeta de Asuntos pendientes y dar siete vueltas a la llave. Con el riesgo de que todos ellos retornen con af¨¢n de venganza.
En primer lugar, el Brexit. Starmer promete tibias mejoras en la relaci¨®n con la UE, sin plantear ni por asomo un regreso al club de los Veintisiete, o a su mercado interior y espacio com¨²n aduanero. Nada que hablar respecto a recuperar la libre circulaci¨®n de ciudadanos.
Impuestos: el Partido Laborista se compromete a no subir ni el de sociedades ni el de la renta. Ni el IVA. Como mucho, anuncia que acabar¨¢ con el r¨¦gimen fiscal privilegiado de los multimillonarios que viven en Londres, pero mantienen su residencia oficial en otro lugar del mundo. Y subir¨¢, con cifras a¨²n por concretar, el gravamen a las ganancias del capital privado. No parece, indican los expertos, que una pol¨ªtica impositiva tan t¨ªmida ayude a financiar las grandes promesas de ¡°renovaci¨®n nacional¡± que ha enarbolado Starmer.
¡°Igual que los conservadores y los liberaldem¨®cratas, el Partido Laborista sigue enredado en una conspiraci¨®n de silencio respecto a las dificultades a las que va a tener que hacer frente. Y son desaf¨ªos que aparecen con perfecta claridad en el horizonte¡±, advierte Paul Johnson, el director del centro de an¨¢lisis Instituto de Estudios Fiscales. ¡°La habitual reacci¨®n postelectoral de manifestar sorpresa y conmoci¨®n ante el estado de las finanzas p¨²blicas con que se van a encontrar no valdr¨¢ como ¨²nico remedio¡±, anticipa.
Un problema similar surgir¨¢ con la inmigraci¨®n. El candidato laborista ha prometido deshacerse por completo del plan de deportaciones a Ruanda de Rishi Sunak, que nunca lleg¨® a despegar. Y anuncia la creaci¨®n de un Mando Conjunto de Control de Fronteras para acabar con el flujo de embarcaciones en el canal de la Mancha. Pero es incapaz de decir qu¨¦ har¨¢ con los solicitantes de asilo que ya viven hacinados en la llamada c¨¢rcel flotante del Bibby Stockholm, la inmensa embarcaci¨®n utilizada por el Gobierno para alojar a los reci¨¦n llegados. Y se enfrenta a previsiones de hasta 40.000 personas m¨¢s este a?o en las costas inglesas.
¡°En vez de confrontar las grandes discusiones e intentar vencer a partir de argumentos, el Partido Laborista ha hecho todo lo posible por cerrarlas en falso. Y eso significa se ha preparado adecuadamente el terreno¡±, se?ala el escritor, historiador y periodista Andrew Marr en el semanario The New Statesman.
La apuesta por el crecimiento
Las transiciones pol¨ªticas del Reino Unido son de ceremonia r¨¢pida. Con mucha probabilidad, Sunak se desplazar¨¢ el viernes, si se consuma la derrota de los conservadores, al palacio de Buckingham para presentar su dimisi¨®n al rey Carlos III. A continuaci¨®n ir¨¢ hasta all¨ª Starmer, para recibir el encargo del monarca de la formaci¨®n de un nuevo Gobierno. Y horas despu¨¦s comparecer¨¢ ante los medios frente a la puerta del n¨²mero 10 de Downing Street para ofrecer su primer discurso a la naci¨®n.
Sus conocidos y aliados le han bautizado con el mote de No Drama Starmer (Starmer el nada dram¨¢tico, pronunciado con exagerado acento ingl¨¦s, Nou Drama Estama), por su aversi¨®n a convertir la pol¨ªtica en un permanente espect¨¢culo. Es muy probable que el mensaje central de sus palabras de estreno como primer ministro sea la necesidad de arremangarse y comenzar a trabajar.
El Partido Laborista se ha impuesto cinco misiones nacionales, para las que quiere poner en marcha sendas comisiones interministeriales que deben darles forma cuanto antes: crecimiento econ¨®mico, reforma del Servicio Nacional de Salud (NHS, en sus siglas en ingl¨¦s), mejoras en la polic¨ªa y el sistema penal para lograr unas calles m¨¢s seguras, una compa?¨ªa nacional energ¨¦tica ¡ªGreat British Energy¡ª fundamentada en renovables asequibles y la mejora de oportunidades vitales para todos los ciudadanos.
El 17 de julio, Carlos III pronunciar¨¢ en el Parlamento el Discurso del Rey, la ceremonia por la que el jefe del Estado presenta como suyas todas las pol¨ªticas que el Gobierno quiere desarrollar en la nueva legislatura. Un d¨ªa despu¨¦s, todo sugiere que Starmer acudir¨¢ como primer ministro del Reino Unido a la cuarta cumbre de la Comunidad Pol¨ªtica Europea, en el Palacio de Blenheim, un imponente edificio donde Winston Churchill pas¨® su ni?ez, y donde el nuevo dirigente brit¨¢nico tendr¨¢ ocasi¨®n de comenzar a demostrar su actitud y su voluntad de relacionarse con el resto de l¨ªderes europeos.
La apuesta de Starmer por el crecimiento tiene detr¨¢s la planificaci¨®n rigurosa de todo un equipo de profesionales y altos funcionarios que llevan meses preparando el aterrizaje y est¨¢n liderados por Sue Gray, la vicesecretaria permanente del Gabinete de Boris Johnson que redact¨® el demoledor informe inculpatorio sobre las fiestas prohibidas en Downing Street durante la pandemia. Como jefa de gabinete del l¨ªder laborista, ha preparado un listado de los problemas a los que se enfrentar¨¢ el nuevo Gobierno durante los primeros 100 d¨ªas, y las posibles respuestas. Funcionarios que reclamar¨¢n de inmediato subidas salariales y amenazar¨¢n con nuevas huelgas. Propietarios que pondr¨¢n pie con pared frente a las reformas en las leyes de planificaci¨®n urbana. O un incremento inesperado en los flujos de inmigraci¨®n irregular.
¡°Si el pa¨ªs vota por el cambio y respalda al Partido Laborista, nos pondremos a trabajar de inmediato y daremos los primeros pasos hacia ese cambio¡±, ha prometido Starmer este mi¨¦rcoles en su mensaje final de campa?a. ¡°Estabilidad econ¨®mica, una sanidad p¨²blica mejorada con 40.000 citas extra cada semana y un nuevo Mando Conjunto de Seguridad en las Fronteras para acabar con la crisis de las pateras. M¨¢s seguridad energ¨¦tica, para rebajar las facturas de la familias, otros 6.500 profesores en nuestras escuelas, y mano dura contra la criminalidad¡±, ha anunciado.
El Partido Laborista dispondr¨¢ de poco tiempo para celebraciones, consciente de una doble realidad igual de cruda: su previsible victoria es fruto de la voluntad mayoritaria de los brit¨¢nicos de derruir el legado conservador. La tarea de construir corresponder¨¢ en exclusiva, resultado electoral mediante, al nuevo equipo de Starmer. Y de su buena ejecuci¨®n depender¨¢ que el monstruo de la derecha populista de Nigel Farage y el partido Reform UK, fruto de los errores de 14 a?os de mandato tory, no vuelva a crecer con fuerza renovada.
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