Keir Starmer: el abogado met¨®dico que dio la vuelta al Partido Laborista
El ganador de las elecciones en el Reino Unido ha logrado preservar la unidad de la izquierda mientras repet¨ªa el giro hacia el centro del Nuevo Laborismo de Tony Blair
El hombre elegido por los brit¨¢nicos para tomar las riendas del Reino Unido en los pr¨®ximos a?os es met¨®dico y calculador hasta para destacar sus or¨ªgenes humildes. El equipo que rodea a Keir Starmer (Londres, 61 a?os), y los periodistas que siguen su trayectoria, bromean con las frases que el candidato ha repetido hasta la saciedad durante la campa?a. Las dos m¨¢s aplaudidas han sido: ¡°Mi padre era un obrero fabricante de herramientas (toolmaker, en el t¨¦rmino ingl¨¦s)¡± y ¡°nuestra peque?a casa adosada familiar de paredes estucadas¡±. No son recuerdos elegidos al azar. El primero rememora una clase trabajadora inglesa orgullosa de lo que produce con sus manos. El segundo, la vivienda est¨¢ndar de cualquier familia brit¨¢nica de clase media-baja.
Cuando Starmer conquist¨® el liderazgo del Partido Laborista en abril de 2020, se encontr¨® una formaci¨®n en ruinas. Su predecesor, Jeremy Corbyn, hab¨ªa sufrido una derrota sin paliativos frente al candidato conservador, Boris Johnson, en las elecciones de 2019.
Correspond¨ªa al reci¨¦n llegado poner fin a una era turbulenta y confusa, en la que la formaci¨®n atrajo y activ¨® a millones de j¨®venes votantes con un giro radical a la izquierda, pero espant¨® a su vez a millones de votantes de clase media. El modo en que Corbyn divag¨® y confundi¨® entonces con la cuesti¨®n m¨¢s importante a la que hac¨ªa frente una generaci¨®n, el Brexit, penaliz¨® al laborismo. Starmer, que hab¨ªa sido el portavoz del partido para todo lo relacionado con la salida de la UE ¡ªy principal defensor de la celebraci¨®n de un segundo refer¨¦ndum¡ª, logr¨® conquistar el liderazgo del partido en el peor de los momentos posibles.
Y aunque en un principio prometi¨® no desviarse de la senda radical abierta por su predecesor, el nuevo l¨ªder laborista ten¨ªa muy claro c¨®mo cambiar el partido para ¡°dejar de protestar en las calles y aspirar a gobernar¡±, seg¨²n sus palabras. En apenas cuatro a?os gir¨® sus propuestas pol¨ªticas hacia el centro. Una versi¨®n ¡°siglo XXI¡±, defienden sus partidarios, del camino hacia el exitoso Nuevo Laborismo que emprendi¨® Tony Blair.
¡°Despu¨¦s de la derrota de 1983 [Margaret Thatcher arras¨® en las urnas y dio comienzo a un segundo y exitoso mandato], tuvimos que pasar por el liderazgo de Neil Kinnock, John Smith y, finalmente, Tony Blair. Catorce a?os para alcanzar una posici¨®n en la que de nuevo pudimos retomar el poder¡±, recordaba hace un a?o a EL PA?S Nick Thomas-Symonds, historiador, abogado, diputado laborista y hasta hoy portavoz de Comercio Internacional del partido. ¡°Keir Starmer ha logrado hacerlo en tres a?os, algo realmente notable. Si despu¨¦s de la derrota de 2019 me hubieran dicho que el laborismo iba a tener hoy una ventaja en las encuestas de 20 puntos, no me lo habr¨ªa cre¨ªdo¡±.
Un padre y un hijo
Dos circunstancias ayudan a definir el lado humano de un pol¨ªtico al que muchos tachan de robot, incapaz de expresar una m¨ªnima dosis de carisma. Su madre, Josephine Starmer, sufri¨® a lo largo de la mayor parte de su vida la enfermedad de Still, un tipo de artritis inflamatoria rara y dolorosa que la mantuvo hospitalizada durante largas temporadas. Votante incondicional del Partido Laborista, muri¨® dos semanas antes de que su hijo ocupara por primera vez un esca?o en la C¨¢mara de los Comunes, en 2015. ¡°Los esteroides y la propia enfermedad provocaron que durante sus dos ¨²ltimos a?os no pudiera caminar, mover sus brazos o incluso hablar¡±, ha contado Starmer en alguna ocasi¨®n, cuando ha permitido que una entrevista abriera las puertas de su vida ¨ªntima. ¡°Nunca lleg¨® a intercambiar una palabra con alguno de mis hijos, y al final tuvo que ver c¨®mo le amputaban una de sus piernas¡±, recordaba.
Casado con Victoria Starmer, que trabaja en el departamento de Seguridad y Salud Laboral del Servicio Nacional de Salud, y padre de dos hijos de 16 y 13 a?os, ha vivido hasta ahora en Kentish Town, al norte de Londres. A las seis de la tarde de cada viernes, salvo urgencias inevitables, aparcaba el liderazgo laborista y ejerc¨ªa de padre y marido. Son reminiscencias beneficiosas de una vida anterior a la pol¨ªtica, aunque siempre vinculada a un compromiso de servicio p¨²blico. Como abogado especializado en derechos humanos, estuvo envuelto en todos los grandes litigios de la izquierda contra la revoluci¨®n neoliberal de Margaret Thatcher. Nunca se ha desvanecido el rumor de que la escritora Helen Fielding se inspir¨® en el joven Starmer para crear el personaje de Mark Darcy en El diario de Bridget Jones. Como director del Servicio de Fiscal¨ªa de la Corona (cargo equivalente al de fiscal general del Estado), gran parte de su mandato bajo un Gobierno conservador, cay¨® en la tentaci¨®n de alimentar a la prensa sensacionalista y darse publicidad a s¨ª mismo con titulares de pretendida dureza contra los delincuentes.
No ha dejado de mencionar, durante toda la campa?a, esa parte de su pasado profesional. Era el modo de recordar a los votantes que, en el fondo, es un hombre respetuoso de las instituciones, de la ley y el orden, de la seriedad y el rigor. Pero con un alma correosa de izquierdas, preservada a trav¨¦s de una carrera acad¨¦mica de m¨¦rito ¨Dalgo tan propio del Reino Unido¨D, que le llev¨® al grammar school (colegio p¨²blico de excelencia, para los alumnos con mejores notas) de Reigate; m¨¢s tarde a la Universidad de Leeds (Derechos Humanos) y a la de Oxford (Derecho Civil), hasta colegiarse como abogado.
El partido y el pa¨ªs
Nada preserva m¨¢s la unidad de un partido pol¨ªtico que el olor de la victoria cercana. El ala izquierda del laborismo no ha perdonado a Starmer el modo implacable en que se deshizo de su predecesor, Corbyn, al que acus¨® de tolerar el antisemitismo en el seno de la organizaci¨®n, y posteriormente, de modo lento y fr¨ªo, de todos sus colaboradores. Pero el nuevo l¨ªder ha sido capaz de controlar las riendas y evitar rebeliones internas en momentos delicados, como cuando su tibieza inicial en condenar los bombardeos israel¨ªes en Gaza provoc¨® dimisiones en cadena de muchos afiliados y representantes locales del partido. Starmer rectific¨® y enderez¨® el rumbo.
¡°Primero el pa¨ªs, luego el partido¡±, ha repetido sin cesar estos meses, cada vez que sufr¨ªa cr¨ªticas ante alguna decisi¨®n t¨¢ctica desaprobada por el ala izquierda de la formaci¨®n. Era un mensaje para los votantes moderados brit¨¢nicos, que siempre han sospechado del radicalismo oculto del laborismo.
Su pragmatismo le fue ¨²til para sortear los obst¨¢culos de a?os turbulentos en la oposici¨®n. Deber¨¢ echar mano de ¨¦l para gobernar, porque el escepticismo general de los brit¨¢nicos y la rabia contenida de los conservadores no le van a dar un espacio m¨ªnimo de tregua.
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