La batalla que no ha librado a¨²n Rusia: la salud mental de sus veteranos de guerra
Cientos de miles de combatientes est¨¢n en riesgo de sufrir trastornos de estr¨¦s postraum¨¢tico cuando regresen del frente. Mosc¨² no cuenta con una red de apoyo
Acabe como acabe la guerra en Ucrania, cientos de miles de combatientes rusos vivir¨¢n atenazados por el trastorno de estr¨¦s postraum¨¢tico (TEPT) el resto de sus vidas. Depresi¨®n, suicidios, alcoholismo y violencia son algunas de las consecuencias del mismo mal que marc¨® a Estados Unidos tras la guerra de Vietnam. La viceministra de Defensa rusa, Anna Tsivileva, ha afirmado que este tipo de mal afecta ya a un 20% de los veteranos rusos que regresan del frente de Ucrania. Los estudios cl¨ªnicos aseguran que las cifras de afectados por este trastorno rondan entre el 25% y el 50% en todos los conflictos. A diferencia de Estados Unidos, Rusia no cuenta a¨²n con una extensa red de ayuda que apoye a los exmilitares a lo largo de su vida, pese a que la invasi¨®n de Ucrania ha sido su enfrentamiento m¨¢s mort¨ªfero desde la II Guerra Mundial.
El Gobierno ruso oculta las estad¨ªsticas que podr¨ªan dimensionar el problema social al que se enfrentar¨¢ en las pr¨®ximas d¨¦cadas. Seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), Rusia ocupaba el noveno puesto del mundo por suicidios en 2019, con 25,1 muertes por cada 100.000 habitantes ¡ª44 entre los hombres¡ª. Pero ese dato es anterior a los a?os de pandemia y el actual conflicto en el pa¨ªs vecino.
¡°Cualquier guerra conduce al suicidio. Absolutamente cualquiera. Sin ninguna duda tendremos enormes problemas¡±, reflexiona el coronel Andr¨¦i Demurenko en una tranquila cafeter¨ªa en el centro de Mosc¨². ¡°Tanto en el lado ucranio como en el nuestro habr¨¢ una gran cantidad de personas fuera de la normalidad, personas que no tendr¨¢n control sobre s¨ª mismas, que no podr¨¢n trabajar, ni tener pareja o hijos. Su vida ser¨¢ completamente diferente despu¨¦s de luchar. Lo s¨¦ bien¡±.
Demurenko, de 68 a?os, tiene una enorme experiencia militar. Fue comandante en las fuerzas de paz internacionales en Bosnia (1992-1995) y el a?o pasado se uni¨® a las tropas rusas como primer subcomandante de la brigada de voluntarios Lobo, dirigida por un militar serbio. Por su experiencia y el idioma, el coronel tuvo de facto bajo sus ¨®rdenes a unos 1.800 hombres para proteger un flanco del grupo de mercenarios Wagner en la batalla de Bajmut. Lleg¨® en marzo de 2023 y en mayo fue herido en la cabeza por la artiller¨ªa durante una misi¨®n de reconocimiento. Sufri¨® un hematoma y fracturas craneales, y las manos a¨²n le tiemblan. Quiere regresar a Ucrania, pero los m¨¦dicos no se lo permiten.
¡°He conocido a muchos que marchaban al frente. Brigadas de voluntarios y movilizados. Dec¨ªan estar listos para morir, pero yo les dec¨ªa que eso no es lo peor. Si mueres, ya est¨¢. Lo m¨¢s complicado es que no sabes lo dif¨ªcil que es volver a la vida normal¡±, relata Demurenko.
Salud mental
El trastorno de estr¨¦s postraum¨¢tico fue reconocido internacionalmente como un problema de salud mental en 1980 gracias a los veteranos de la guerra de Vietnam. Las autoridades estadounidenses gastan hoy miles de millones de d¨®lares en apoyarles y tiene una red de 120 centros para cuidar a sus excombatientes, pero aun as¨ª se suicidaron unos 30.000 de ellos entre 2001 y 2019, cuatro veces m¨¢s que todos los fallecidos en combate en Afganist¨¢n e Irak. Y la cifra real de suicidios podr¨ªa ser incluso tres veces mayor, seg¨²n un estudio de la Universidad de Alabama.
Rusia no cuenta con estos medios pese a que en los folletos de reclutamiento actuales se garantiza atenci¨®n psicol¨®gica al soldado. No obstante, se est¨¢n dado pasos para revertir esta falta de asistencia. El presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, aprob¨® el a?o pasado la creaci¨®n del fondo Defensores de la Patria, con una dotaci¨®n de 1.800 millones de rublos (unos 180 millones de euros) que no solo incluye apoyo psicol¨®gico, sino todo tipo de ayuda m¨¦dica, social y laboral ¨Deducaci¨®n y formaci¨®n en nuevos empleos¨D para los veteranos y sus familias.
Entre otras medidas, Mosc¨² anunci¨® en 2023 la creaci¨®n de un programa limitado a la ¡°detecci¨®n¡± y ¡°prevenci¨®n¡± del TEPT en el frente, que consistir¨ªa en ¡°un tratamiento b¨¢sico¡± temporal en la retaguardia antes de volver al combate. Adem¨¢s, estaba enfocado originalmente a oficiales, aunque finalmente se decidi¨® ampliar a todo el personal. Por su parte, la Escuela Superior de Econom¨ªa y el Centro de Asistencia Psicol¨®gica del Ministerio de Emergencias, dirigido por la hija del exministro de Defensa Sergu¨¦i Shoig¨², avanz¨® el a?o pasado un programa de formaci¨®n para psiquiatras de una semana enfocado en el TEPT.
¡°El Ministerio de Defensa ruso no prest¨® al principio suficiente atenci¨®n al TEPT y se centr¨® principalmente en las heridas f¨ªsicas¡±, expresa por tel¨¦fono Rusl¨¢n Pujov, director de Centro de An¨¢lisis de Estrategias y Tecnolog¨ªas (CAST), ¡°pero ha comprendido con el tiempo la importancia de resolver este problema¡±. ¡°El s¨ªndrome de Ucrania ser¨¢ un fen¨®meno mucho mayor que el s¨ªndrome de Chechenia (1994-1996 y 1999) o el de Afganist¨¢n (1979-1989). Por magnitud ser¨¢ comparable al s¨ªndrome de Vietnam en los Estados Unidos y durar¨¢ muchos a?os¡±, opina.
Cientos de miles de rusos volver¨¢n alg¨²n d¨ªa de la guerra. Vlad¨ªmir Putin estim¨® en diciembre de 2023 que 617.000 combatientes luchaban en ese momento del lado ruso. A ellos habr¨ªa que sumar los que han muerto o han resultado heridos, pero el Kremlin no revela la magnitud del drama. Una filtraci¨®n de la inteligencia estadounidense difundida por The Economist elev¨® la cifra de bajas rusas en junio de este a?o a entre 462.000 y 728.000 fallecidos y heridos.
¡°La guerra de Yugoslavia fue un conflicto de baja intensidad¡±, apunta Demurenko, ¡°la guerra de Ucrania es completamente diferente, es muy cruel. Grandes masas de personas chocan de cerca con armas de peque?o calibre y la artiller¨ªa dispara todo el tiempo. Est¨¢s rodeado de tanques y drones¡±.
El coronel ilustra el horror de todas las guerras con una an¨¦cdota de hace 30 a?os. En Bosnia vio a cientos de j¨®venes soldados que recog¨ªan pi?as en un parque. Despu¨¦s de llevarlas al edificio donde les trataban, sus cuidadores las volv¨ªan a esparcir por el suelo para que las cogieran al d¨ªa siguiente y mantuvieran la cabeza ocupada.
Demurenko describe el actual conflicto, que ha espantado hasta a los voluntarios serbios: ¡°En televisi¨®n parece que hay una guerra normal, que todo est¨¢ limpio, las trincheras est¨¢n llenas de tablas y hay una cocina de campa?a y sacos de dormir. No te lo creas¡±. Seg¨²n relata, los soldados sobreviven en barrizales l¨ªquidos, los est¨®magos sufren al alimentarse todos los d¨ªas la misma comida enlatada y no rotan. ¡°Solo llevamos agua para beber. Para lavarnos recurrimos a charcos; puede haber hasta orina¡±.
Parejas de amigas desayunan tranquilamente en la cafeter¨ªa. Cerca hay una terraza donde cientos de j¨®venes bailaban, beb¨ªan y ligaban este verano. Es otro planeta frente a la barbarie que solo se intuye en Mosc¨² por los v¨ªdeos filtrados a internet. Soldados que se suicidan con el ca?¨®n del arma en la boca frente al dron que les graba; tropas que han atrapado a un francotirador ¡ªel enemigo m¨¢s odiado¡ª y le decapitan.
¡°No hay piedad ni l¨¢stima por los enemigos¡±, dice Demurenko. ¡°Despu¨¦s de eso no puedes seguir siendo normal. Y hay cosas peores. Cuando te ves obligado a matar a alguien a quemarropa; cuando de pronto matan a tu compa?ero de un disparo en la cabeza, o una explosi¨®n le arranca la pierna y se detiene¡±, cuenta antes de citar otro ejemplo que le lleg¨® de fuentes fiables: un convicto le prometi¨® a su comandante 10 orejas de ucranios. ¡°Las entreg¨® y despu¨¦s pidi¨® el indulto por haber ido a la guerra¡±.
La invasi¨®n de Ucrania ha dividido a la sociedad rusa entre quienes han ido a la guerra y quienes se han quedado en casa. Adem¨¢s, los salarios se est¨¢n igualando debido a la espiral inflacionista del pa¨ªs. ¡°El veterano que ha perdido la cabeza ver¨¢ ma?ana al que se qued¨® de brazos cruzados (...) y se preguntar¨¢ ¡®?qu¨¦ pasa con nosotros?¡¯ Habr¨¢ problemas¡±, advierte.
El regreso a la rutina ser¨¢ otro shock para los veteranos si no son reintegrados. ¡°El dinero y la patria ha sido un motivo secundario para alistarse¡±, dice el coronel. ¡°Muchos han ido por reconocimiento, por pensar que no han vivido su vida en vano y no se quedaron en un hombre gris de un peque?o pueblo que no hizo nada en la vida¡±.
Un dif¨ªcil regreso a la realidad
El psiquiatra Pau P¨¦rez-Sales, director del Centro SIRA de Atenci¨®n a V¨ªctimas de Tortura, remarca en conversaci¨®n telef¨®nica que el TEPT ¡°es la respuesta biol¨®gica del cuerpo frente a todo este horror, pero no es todo lo que deja la guerra¡±. ¡°Hay una parte mucho m¨¢s profunda, m¨¢s existencial¡±, apunta el experto. ¡°La sertralina y la paroxetina [dos antidepresivos] te dan una cierta calma, pero el cuestionamiento propio ¡ª preguntas como ¡®qu¨¦ hice con mi vida¡¯ o ¡®por qu¨¦ mat¨¦ a aquella persona¡¯¡ª, eso no te lo quitar¨¢ ning¨²n f¨¢rmaco¡±.
El psiquiatra trabaj¨® durante d¨¦cadas en Latinoam¨¦rica y ve all¨ª un posible s¨ªmil con Rusia. ¡°En Honduras y El Salvador fue espectacular el repunte de la delincuencia despu¨¦s de los acuerdos de paz. Mucha gente de la guerrilla y del ej¨¦rcito se qued¨® de golpe sin trabajo y recurri¨® a la delincuencia com¨²n¡±.
Irene de la Vega, especialista de la Sociedad Espa?ola de Psicolog¨ªa Cl¨ªnica-ANPIR, explica por tel¨¦fono que el TEPT ¡°es diferente en cada persona, pero casi todas las terapias psicol¨®gicas incluyen la exposici¨®n a los est¨ªmulos que puedan ser desencadenantes de recuerdos traum¨¢ticos¡±. El objetivo, seg¨²n la experta, es ¡°reprocesar esa experiencia para integrarla en la memoria y que quede como un mal recuerdo que no est¨¢ siempre presente, y no como un recuerdo que est¨¢s experimentando una y otra vez¡±.
El empleo de medicamentos puede ser un complemento de la terapia, pero esta es la primera l¨ªnea de combate contra el trastorno. Entre los s¨ªntomas est¨¢n la p¨¦rdida de control de uno mismo, lo que puede provocar conductas violentas, y la disociaci¨®n. ¡°Como si estuvieras en un sue?o, en una pel¨ªcula. Poner la pasta de dientes en el cepillo lo ves como un acto absurdo¡±, a?ade Irene.
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