Fran?ois Hollande: ¡°Le Pen no est¨¢ en el Gobierno, pero es su salvavidas¡±
El expresidente de Francia cree que el nuevo Ejecutivo contraviene la voluntad de cambio salida de las urnas, pero que podr¨ªa durar m¨¢s de lo esperado. Y acusa a Macron de no percibir la ruptura entre los ciudadanos y sus representantes
Francia atraviesa un proceso de fragmentaci¨®n pol¨ªtica in¨¦dito en la V Rep¨²blica en el que el nuevo Gobierno, liderado por el conservador Michel Barnier, deber¨¢ hacer equilibrismos para sobrevivir a la amenaza de dos frentes opuestos: la extrema izquierda y la extrema derecha. La disoluci¨®n el pasado junio de la Asamblea Nacional, que decidi¨® por sorpresa ...
Francia atraviesa un proceso de fragmentaci¨®n pol¨ªtica in¨¦dito en la V Rep¨²blica en el que el nuevo Gobierno, liderado por el conservador Michel Barnier, deber¨¢ hacer equilibrismos para sobrevivir a la amenaza de dos frentes opuestos: la extrema izquierda y la extrema derecha. La disoluci¨®n el pasado junio de la Asamblea Nacional, que decidi¨® por sorpresa el presidente, Emmanuel Macron, agrav¨® la situaci¨®n de inestabilidad. Y dibuj¨® un nuevo escenario en el que la izquierda tradicional del Partido Socialista (PS) busca acomodarse y recuperar una voz propia frente a La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc M¨¦lenchon, con quien acaba de presentar una moci¨®n de censura contra el primer ministro sin posibilidad de prosperar.
Fran?ois Hollande (Rouen, 70 a?os), expresidente de la Rep¨²blica y peso pesado de ese universo socialdem¨®crata, aparece en la cita con el grupo de periodistas de Lena el pasado mi¨¦rcoles en el reservado de un restaurante junto a la parisina Madeleine. El exjefe de Estado entre 2012 y 2017 cree que el PS debe comenzar a buscar su propio perfil dentro del universo de la izquierda para hacer frente a un panorama en el que la ultraderecha de Marine Le Pen, sin necesitar entrar en el Gobierno, ser¨¢ decisiva en los pr¨®ximos meses. Macron ¡ªel hombre que fue su precoz consejero econ¨®mico y ministro de Econom¨ªa y que, seg¨²n el propio Hollande, le traicion¨® para presentarse a las presidenciales de 2017¡ª, es el culpable, asegura.
Pregunta. ?Podr¨ªa producirse en Francia una alianza entre el centroderecha tradicional y la extrema derecha, como ha sucedido en Espa?a o Italia?
Respuesta. El se?or Barnier es un europe¨ªsta convencido, pero solo pudo convertirse en primer ministro porque la se?ora Le Pen le dio su visto bueno. Emmanuel Macron, de manera casi inimaginable, eligi¨® a Barnier porque ten¨ªa la seguridad de que Le Pen no lo censurar¨ªa. Francia cuenta, desde las ¨²ltimas elecciones legislativas, con un Gobierno en el que la derecha est¨¢ m¨¢s presente de lo que lo hab¨ªa estado hasta ahora y que solo sobrevivir¨¢ con el apoyo impl¨ªcito de la extrema derecha. En la Asamblea Nacional, el discurso que el martes hab¨ªa que escuchar no era el de Barnier, sino el de Le Pen, ?que pon¨ªa sus condiciones! Ella no est¨¢ en la coalici¨®n, no est¨¢ en el Gobierno, pero es su salvavidas.
P. ?Prefigura esta situaci¨®n una alianza entre la derecha y la extrema derecha?
R. No, pero se ha abierto una puerta. Si Le Pen ganara las elecciones presidenciales en 2027 y no tuviera la mayor¨ªa en la Asamblea Nacional, es probable que intentara llegar a un acuerdo con una parte de la derecha. Quiz¨¢s con toda la derecha. Pero a¨²n no estamos en ese punto. Todav¨ªa es posible evitar este escenario si la izquierda se coloca en la mejor de las disposiciones.
P. ?C¨®mo percibi¨® el estado de ¨¢nimo de Macron?
R. Percib¨ª una mezcla de indiferencia ante la crisis que ¨¦l mismo hab¨ªa abierto con la disoluci¨®n del parlamento y un desajuste con respecto al voto de los franceses. No se tardan dos meses y medio en designar a un primer ministro. Le cost¨® caro a Francia. No percibe la ruptura que se ha producido entre los ciudadanos y sus representantes, que ya se vio en el momento de los chalecos amarillos. De hecho, el resultado del voto solo ha generado frustraciones. Algunos porque no tuvieron a [Jordan] Bardella [el candidato de Le Pen]. Otros porque tuvieron a Barnier. Para todos porque no hubo cambio.
P. El Nuevo Frente Popular (NFP) ha mostrado los l¨ªmites de la radicalidad. ?No es momento de reconstruir una izquierda socialdem¨®crata y de ofrecer una verdadera propuesta pol¨ªtica de izquierda en esta Francia pol¨ªticamente estancada?
R. S¨ª, se ha abierto un espacio pol¨ªtico con la voluntad de muchos de participar en la renovaci¨®n de la izquierda socialdem¨®crata, sobre todo con el desmembramiento de lo que fue la mayor¨ªa anterior de Macron y la radicalidad de Jean-Luc M¨¦lenchon. Pero con el sistema electoral mayoritario para las elecciones legislativas, la alianza de toda la izquierda con los ecologistas, e incluso con LFI, sigue siendo necesaria porque todo se decide en la primera vuelta, con una extrema derecha que estar¨¢ en torno al 30%. Esto es menos cierto para las elecciones presidenciales. Es tarea de la izquierda socialista encontrar una figura que permita beneficiarse de un voto ¨²til y llegar a la segunda vuelta para ganar, como yo hice en 2012 y antes, Fran?ois Mitterrand.
P. La moci¨®n de censura que ha presentado el NFP no tiene ninguna posibilidad de ¨¦xito. ?Es solo una puesta en escena?
R. S¨ª. Pero el teatro es la representaci¨®n simb¨®lica de la realidad. Lo importante es mostrar que el Reagrupamiento Nacional [el partido de Le Pen] no censura al Gobierno, que se mantiene en pie solo gracias a ellos. Hubiera sido preferible censurar al Gobierno por cuestiones de fondo, mostrando que no tiene una pol¨ªtica para afrontar los desaf¨ªos actuales. Pero el discurso de Barnier fue vago, porque la verdadera prueba llegar¨¢ en el debate presupuestario.
P. ?Cu¨¢l es la salida? La moci¨®n de censura no prosperar¨¢ y usted est¨¢ en contra de la destituci¨®n de Macron. ?Una nueva disoluci¨®n?
R. Contra lo que muchos piensan, no es Le Pen quien tiene las cartas en la mano para una disoluci¨®n. Ella no puede lograrlo sola. Por lo tanto, es la izquierda la que debe decidir el momento, el tema y lo que sigue. Pero, ?de qu¨¦ sirve hacer caer al Gobierno si los socialistas no tienen una soluci¨®n para reemplazar a Barnier? Le Pen y M¨¦lenchon tienen inter¨¦s en el caos, porque ambos desean una elecci¨®n presidencial anticipada. Pero el PS tiene la llave. No participaremos en una operaci¨®n que permita a Le Pen elegir su momento. Nosotros tenemos inter¨¦s en preparar bien las cosas.
P. ?M¨¢s a¨²n cuando ella ser¨ªa la gran ganadora de la disoluci¨®n?
R. ?Seguro? La derecha gobierna con su apoyo. Tambi¨¦n ser¨¢ responsable de sus resultados.
P. ?Este Gobierno podr¨ªa durar m¨¢s de lo que se piensa?
R. Est¨¢ amenazado, ante todo, por sus propios aliados. Los que se supone que lo apoyan (Renaissance, MoDem, LR) podr¨ªan considerar que este Gobierno los lleva a donde no quieren ir. ?Hasta qu¨¦ punto Bruno Retailleau [nuevo ministro del Interior] no har¨¢ que algunos moderados se alejen? Los sacrificios que pedir¨¢n a los franceses y los impuestos que se avecinan ser¨¢n dif¨ªciles de justificar, incluso para los m¨¢s leales.
P. El 30% de los franceses vot¨® por la extrema derecha. ?C¨®mo responder a este voto?
R. Ese voto se basa en los mismos fundamentos en todas partes. Una parte de su electorado se determina ¨²nicamente por la inmigraci¨®n. Otra parte, fuera de las metr¨®polis, tiene miedo de una alteraci¨®n de su nivel de vida, de no poder acceder a los servicios esenciales, como la salud y la educaci¨®n. La derecha puede recuperar a los primeros. La izquierda, a los segundos. A cada una de estas fuerzas le corresponde recrear las divisiones pertinentes. Antes se dec¨ªa que la extrema derecha prosperaba por la crisis econ¨®mica, el desempleo. Ya no es as¨ª. Hoy, quienes votan por la extrema derecha son personas que trabajan y que no necesariamente est¨¢n en una situaci¨®n dif¨ªcil. Estas personas hacen muchos esfuerzos, pero consideran que su trabajo ya no es suficientemente valorado, que no reciben su parte en la distribuci¨®n de la riqueza y que sus hijos no conocen el ascenso social que esperaban.
P. ?Por qu¨¦ el PS no rompi¨® con LFI?
R. En el momento de la disoluci¨®n, si la izquierda no se hubiera unido, no habr¨ªa 200 diputados del NFP. Apenas ser¨ªan la mitad. Unirse era una necesidad para impedir la victoria de la extrema derecha y para tener presencia en el Parlamento. Funcion¨®. En caso de disoluci¨®n, el proceso ser¨ªa el mismo. Pero la cita m¨¢s importante es la presidencial. Ese ser¨¢ el momento de la gran confrontaci¨®n entre las dos izquierdas. Los votantes deber¨¢n preguntarse qu¨¦ tipo de izquierda desean: una izquierda que obstaculiza o una izquierda que da esperanza de victoria.