Meloni renuncia por ahora a las deportaciones a Albania: el centro de internamiento se vac¨ªa y el personal vuelve a casa
Los traslados se detienen por el mal tiempo, que impide las llegadas de migrantes por mar, y por los reveses judiciales
La llegada del fr¨ªo y el mal tiempo ha acabado por hacer fracasar del todo el arranque de las deportaciones de migrantes a Albania del Gobierno de ultraderecha italiano de Giorgia Meloni. A la isla de Lampedusa ya no arriban embarcaciones desde el norte de ?frica y no hay personas a las que trasladar al campo de internamiento de Gj?der, construido por Italia en el ¨²ltimo a?o. Y como est¨¢ vac¨ªo, porque las dos ¨²nicas operaciones de traslado ¨Den total, 24 personas en mes y medio, de las 6.000 que han llegado por mar a Italia¨D han sido ...
La llegada del fr¨ªo y el mal tiempo ha acabado por hacer fracasar del todo el arranque de las deportaciones de migrantes a Albania del Gobierno de ultraderecha italiano de Giorgia Meloni. A la isla de Lampedusa ya no arriban embarcaciones desde el norte de ?frica y no hay personas a las que trasladar al campo de internamiento de Gj?der, construido por Italia en el ¨²ltimo a?o. Y como est¨¢ vac¨ªo, porque las dos ¨²nicas operaciones de traslado ¨Den total, 24 personas en mes y medio, de las 6.000 que han llegado por mar a Italia¨D han sido anuladas por los tribunales italianos, ya no tiene sentido mantenerlo abierto.
Todos los polic¨ªas, funcionarios de prisiones y personal administrativo han regresado a Italia, seg¨²n ha confirmado el Ministerio de Interior, que ha especificado: ¡°Sigue operativo, el personal var¨ªa seg¨²n las exigencias¡±. Solo han quedado siete empleados de la cooperativa que gestiona la asistencia social y sanitaria. Adem¨¢s del buen tiempo, en primavera, Meloni debe esperar que la justicia se pronuncie sobre los obst¨¢culos legales que han abortado su plan. Por un lado, el Tribunal de Justicia de la UE, al que los magistrados italianos se han dirigido para que resuelva el conflicto entre las normas italianas y las europeas. Por otro, el Supremo italiano, que el 4 de diciembre, en principio, debe decidir sobre el recurso del Gobierno de Roma al rechazo judicial de la primera deportaci¨®n.
Meloni, que se empe?¨® en poner en marcha un plan de vistosa apariencia propagand¨ªstica hacia su electorado, pese a las evidentes dificultades legales y pr¨¢cticas que presentaba, ha tenido que renunciar, por el momento, a una de sus medidas estrella. Tras firmar un acuerdo con Albania en 2023, la primera ministra pensaba comenzar las deportaciones en mayo, luego en verano y, finalmente, en oto?o. El retraso en las obras del campo de internamiento hizo perder los meses de buen tiempo y de mayores llegadas de migrantes, pero el principal obst¨¢culo lleg¨® en octubre: una sentencia europea que, en la pr¨¢ctica, inutilizaba todo el modelo Albania. Reduc¨ªa el n¨²mero de pa¨ªses a cuyos ciudadanos se pod¨ªa aplicar el controvertido protocolo r¨¢pido ideado por Italia de gesti¨®n de asilo y rechazo en frontera, base del plan de deportaciones. Aun as¨ª, Meloni decidi¨® seguir adelante y su estrategia para salir del callej¨®n sin salida donde se ha metido es echar la culpa a los tribunales, que argumentan que simplemente han parado los traslados siguiendo la normativa europea.
En estos momentos hay un choque sin precedentes, casi peor que en la ¨¦poca de Berlusconi, entre el Gobierno y los jueces. Todas las asociaciones de magistrados, habitualmente divididas, han reaccionado un¨¢nimemente ante los ataques del Ejecutivo, que acusa a los tribunales de hacer pol¨ªtica. El ¨²ltimo movimiento de Meloni es bastante ins¨®lito: como los jueces de los tribunales de inmigraci¨®n, espec¨ªficamente reforzados para estos tr¨¢mites, est¨¢n rechazando su pol¨¦mico protocolo r¨¢pido para los deportados a Albania, pretende otorgar esa competencia a los de apelaci¨®n. Es decir, ver si cambiando de juez, cambian sus sentencias. Pero tambi¨¦n estos magistrados, ya desbordados de trabajo, han rechazado de plano la idea.
A la espera de lo que ocurra en el frente judicial abierto, el regreso del personal desplazado a Albania no es una sorpresa. El desorbitado gasto en este aspecto es uno de los principales motivos de cr¨ªtica al plan, porque supone la partida m¨¢s costosa, 180.000 euros al d¨ªa. En el centro de primera acogida del puerto de Sh?ngjin, a una hora en coche al norte de Tirana, y en el campo de Gj?der, con capacidad para 1.000 reclusos, hab¨ªa m¨¢s de un centenar de agentes y empleados matando el tiempo, sin nada que hacer, alojados en un hotel de cinco estrellas de esta zona tur¨ªstica.
El coste aproximado del modelo Albania, alabado por la Comisi¨®n Europea y que muchos pa¨ªses miran con atenci¨®n como posible v¨ªa a imitar, ha sido de unos dos millones de euros desde el 11 de octubre, cuando se realiz¨® la primera deportaci¨®n. Si se considera que solo se han trasladado all¨ª 24 personas, que adem¨¢s tuvieron que ser enviadas a Italia a los pocos d¨ªas por orden judicial, el coste por migrante ha sido de 85.600 euros, ha calculado la prensa italiana. Frente a los 35 euros al d¨ªa que cuesta en los centros de acogida italianos. El presupuesto inicial de toda la operaci¨®n es de 635 millones en cinco a?os.
En realidad, el escaso n¨²mero de personas trasladadas nace de uno de los problemas de base de todo el plan, que el Gobierno de Meloni ha subestimado al priorizar el golpe de imagen: que en realidad muy pocos de los migrantes cumplen los requisitos para ser enviados a Albania. Para respetar el derecho internacional, hay que atenerse a una mara?a de requisitos. Italia solo puede enviar al pa¨ªs balc¨¢nico a hombres adultos y sanos, que no est¨¦n en condiciones de vulnerabilidad f¨ªsica o ps¨ªquica, rescatados en aguas internacionales por naves de bandera italiana. Es decir, no afecta a los salvados por barcos de ONG extranjeras.
Para seleccionar a las personas adecuadas, quienes son rescatados pasan un primer examen a bordo de la nave que va y viene de Albania. Basta ver el resultado de los primeros resultados: el primer traslado fue de 16 personas, en unos d¨ªas en que a Lampedusa llegaron 1.200, y de esas 16, dos luego resultaron ser menores y dos estaban en condiciones de vulnerabilidad, ni siquiera llegaron al campo de Gj?der. Las 12 restantes apenas pasaron dos d¨ªas hasta que un tribunal orden¨® que fueran enviadas a Italia. Lo mismo ocurri¨® en el segundo traslado, de ocho personas: una estaba en condiciones cr¨ªticas y fue desplazada a Italia nada m¨¢s llegar.
La raz¨®n de las decisiones judiciales est¨¢ en que en realidad el principal obst¨¢culo para las deportaciones es la nacionalidad: los migrantes deben provenir de pa¨ªses considerados seguros, es decir, donde se respeten los derechos humanos. Esta es la clave del conflicto legal. Si vienen de un pa¨ªs seguro, pueden ser desviados al controvertido protocolo r¨¢pido de gesti¨®n de peticiones de asilo, porque se presume que sus solicitudes ser¨¢n rechazadas. La idea es desestimarlas en cuesti¨®n de d¨ªas, y no en uno o dos a?os, como ocurre en la tramitaci¨®n habitual, tiempo durante el cual tienen derecho a residir en Italia libremente a la espera de la resoluci¨®n de su expediente. El modelo Albania se basa en resolver velozmente las peticiones de asilo de los deportados, que de este modo no pisan Italia, rechazarlas y luego expulsarlos a su pa¨ªs de origen. En todo caso, los expertos ya advierten tambi¨¦n que de todas maneras la mayor¨ªa de los enviados a Albania acabar¨ªan llegando a Italia, porque solo el 20% de las expulsiones se llegan a ejecutar. Es otro gran fleco suelto que el Gobierno no explica.
La clave del conflicto legal: ?qu¨¦ es un pa¨ªs seguro?
El problema mayor, en todo caso, est¨¢ en la definici¨®n de qu¨¦ es un pa¨ªs seguro. Porque Italia dice una cosa y la normativa europea, interpretada por el Tribunal de Justicia de la UE, dice otra. Italia estableci¨® una lista de 22 pa¨ªses que clasificaba como seguros, que tras el fracaso del primer traslado redujo a 19. No obstante, la sentencia europea del pasado 4 de octubre limit¨® esos pa¨ªses seguros a ocho: Cabo Verde y siete de los Balcanes. Es decir, ninguno de los pa¨ªses principales del origen de la inmigraci¨®n ilegal en Italia. Dejaba fuera, por ejemplo, Banglad¨¦s, Egipto y T¨²nez, de donde llegan la mayor¨ªa. Los ¨²nicos 24 migrantes trasladados a Albania hasta ahora eran, precisamente, de Banglad¨¦s y Egipto.
El tribunal de la UE estim¨® que si en un pa¨ªs hay una zona donde no se respetan los derechos b¨¢sicos, todo el pa¨ªs debe considerarse no seguro. Lo mismo ocurre si hay un colectivo que sufre discriminaci¨®n por razones de sexo, raza, religi¨®n o ideas pol¨ªticas. Italia, en cambio, considera que se debe evaluar caso por caso en el momento, no aceptar la petici¨®n de asilo directamente seg¨²n el pa¨ªs de origen. El Gobierno de Meloni considera seguros estos 19 pa¨ªses: Albania, Argelia, Banglad¨¦s, Bosnia Herzegovina, Cabo Verde, Costa de Marfil, Gambia, Georgia, Ghana, Kosovo, Macedonia del Norte, Marruecos, Montenegro, Per¨², Senegal, Serbia y Sri Lanka.
Entrar en el cauce habitual de gesti¨®n de asilo no quiere decir que luego, una vez evaluada la petici¨®n, alguien procedente de uno de estos pa¨ªses no pueda ser expulsado. Pero la clave es el tiempo que se dedica a estudiar la solicitud. Meloni quiere hacerlo en dos o tres d¨ªas porque de ese modo pretende luego expulsar a estos migrantes desde Albania y que nunca lleguen a poner un pie en el pa¨ªs. Porque lo cierto es que, frecuentemente, para cuando se rechaza una petici¨®n de asilo, el solicitante pierde su pista en Italia o en otro pa¨ªs europeo. Y aunque se le arreste, las repatriaciones son muy dif¨ªciles y no hay m¨¢s remedio que dejarlo en el pa¨ªs, en la ilegalidad. Hasta la siguiente regularizaci¨®n.