Cleveland, una ciudad sitiada ante el primer gran debate presidencial

Calles cortadas. Comercios cerrados. Helic¨®pteros. Veh¨ªculos militares Humvee. Coches de polic¨ªa en cada esquina. Furgonetas sin distintivos llenas de agentes uniformados. Vallas de seguridad. El servicio secreto. El FBI. Cerca de 300 miembros de la Guardia Nacional movilizados por el gobernador de Ohio, el republicano Mike DeWine. En la tarde de este martes, el distrito universitario y de museos de la ciudad de Cleveland, que rodea al centro donde se ha celebrado el primer debate presidencial de la pandemia, parec¨ªa una ciudad sitiada en previsi¨®n de posibles disturbios violentos. Pero pocos sospechaban que, al menos hasta la hora en que termin¨® el debate, el caos y la violencia no iban a estar en las calles sino en el interior del edificio de la Universidad Case Western Reserve donde se enfrentaban Donald Trump y Joe Biden, los dos candidatos a las elecciones presidenciales del 3 de noviembre, que han protagonizado lo que muchos analistas coinciden en describir como el debate m¨¢s bronco de la historia reciente.

¡°Payaso¡±. ¡°No hay nada inteligente en ti¡±. ¡°Mentiroso¡±. ¡°T¨ªtere de Putin¡±. ¡°El peor presidente que ha tenido Estados Unidos¡±. Los insultos vertidos en el debate resultaron menos ingeniosos que algunos de los textos que se le¨ªan en las pancartas de las protestas convocada a las cinco de la tarde por diversos colectivos de izquierdas junto a la laguna del parque Wade, a pocas manzanas de donde se celebrar¨ªa el debate unas horas despu¨¦s. Respecto a las recientes revelaciones de The New York Times sobre las declaraciones de impuestos del presidente, quiz¨¢s Biden habr¨ªa realizado un ataque m¨¢s eficaz a su rival si hubiera le¨ªdo la pancarta que llevaba una chica en su protesta: ¡°Trump ha pagado m¨¢s para silenciar a mujeres que en impuestos¡±.

¡°Creo que es muy dif¨ªcil debatir con alguien que miente constantemente. Es imposible comprobar la veracidad de las afirmaciones de alguien que ni siquiera comprende el concepto de la verdad. Es muy dif¨ªcil debatir con alguien as¨ª, salvo si tienes tiempo para contrastar todo lo que dice, y no creo que eso vaya a suceder esta noche¡±, dec¨ªa Angela Noecker, de 52 a?os, ingeniera biom¨¦dica en la universidad de Cleveland. Otros de los centenares de asistentes a la protesta compart¨ªan las mismas pobres expectativas hacia el debate. ¡°Espero muchas mentiras de Trump. Y espero que Biden salga enfadado. Necesitamos mucha energ¨ªa de su parte, pero no estoy seguro de que la pueda mostrar¡±, lamentaba Bryan Mahany, de 55 a?os, trabajador de una empresa de finanzas.

Algunos de los asistentes sujetaban globos de helio con la cl¨¢sica figura de un Trump regordete, en pa?ales y enfadado. Abundaban las camisetas y pancartas de Black Lives Matter, el movimiento por la justicia racial que ha movilizado a decenas de miles de estadounidenses durante el verano. Y un grupo de estudiantes portaba un gigantesco cartel del Green New Deal, el muy ambicioso proyecto de lucha contra la crisis clim¨¢tica promovido por una parte del Partido Dem¨®crata. Pronto podr¨ªan confirmar que su candidato, como dijo expl¨ªcitamente en el debate, no lo apoya.

La protesta se convirti¨® pronto en una marcha por las calles aleda?as, que se disolver¨ªa poco despu¨¦s. A unas pocas manzanas, en el aparcamiento de un instituto de la misma avenida que lleva al recinto donde se celebr¨® el debate, la pandemia del coronavirus hab¨ªa llevado a la campa?a de Biden en Ohio a montar una curiosa iniciativa. Una especia de autocine, al m¨¢s puro estilo estadounidense, para seguir el debate desde los coches en una pantalla gigante. Lleno el recinto de globos y amenizadas las horas previas al evento con m¨²sica rap, la convocatoria fue modesta, pero entusiasta.

Un amplio per¨ªmetro alrededor del edificio que acog¨ªa el debate hab¨ªa sido cortado con un cord¨®n policial y fuera de ¨¦l, al margen de la protesta, apenas se ve¨ªan seguidores de uno u otro candidato. La demograf¨ªa del barrio, urbano y universitario, inclinaba la balanza de la escasa simbolog¨ªa callejera hacia el lado de los dem¨®cratas. ¡°No se lleve un enga?o¡±, advert¨ªa un viandante con una camiseta de la campa?a de Biden. ¡°Salga de la ciudad y empezar¨¢ a no ver otra cosa que carteles de Trump. Ohio se ha vuelto muy conservador¡±.

Tampoco hab¨ªa que irse tan lejos. A unos minutos de la universidad, en una calle del centro llena de bares y restaurantes cerrados por el debate, caminaba Luke, transportista, que no quiso dar su apellido, con una cazadora vaquera y una camiseta de Make America Great Again, el eslogan que llev¨® a Trump a la Casa Blanca hace cuatro a?os. ¡°No tengo nada contra Biden, pero creo que Trump ganar¨¢ el debate¡±, preve¨ªa. ¡°Biden no es apto para ser presidente, y Trump es el mejor que hemos tenido nunca. Los debates no son pol¨ªtica, son entretenimiento. Pero creo que har¨ªa bien en tom¨¢rselo con calma. Su estilo, ya sabe, no le gusta a todo el mundo¡±.

Despu¨¦s del debate, Elise, seguidora de Trump, que le ha visto en dos m¨ªtines en el ¨²ltimo mes y hab¨ªa venido desde Virginia a Cleveland a ver el debate, no estaba muy contenta con el desenlace. ¡°Ha sido una chapuza. ?De verdad estos dos quieren ser los l¨ªderes del mundo libre?¡±, se preguntaba. ¡°Mi madre siempre dec¨ªa que el hombre m¨¢s listo de la habitaci¨®n es el que est¨¢ callado. Ten¨ªa raz¨®n. Y esta noche Trump no se ha callado¡±.

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