La campa?a de reelecci¨®n de Donald Trump amenaza la paz en Colombia
Los ataques del republicano al acuerdo con las FARC coinciden con un Gobierno de Iv¨¢n Duque reticente a implementar plenamente lo pactado hace cuatro a?os
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se ha asegurado de que Colombia irrumpa en su campa?a por la reelecci¨®n en medio de la intensa puja que sostiene con el dem¨®crata Joe Biden para asegurarse el voto latino en Florida, el de mayor peso entre los llamados Estados pendulares. Entre sus recientes mensajes de apoyo al expresidente ...
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se ha asegurado de que Colombia irrumpa en su campa?a por la reelecci¨®n en medio de la intensa puja que sostiene con el dem¨®crata Joe Biden para asegurarse el voto latino en Florida, el de mayor peso entre los llamados Estados pendulares. Entre sus recientes mensajes de apoyo al expresidente ?lvaro Uribe, el mentor pol¨ªtico de Iv¨¢n Duque, el republicano incluso ha reciclado las alusiones al ¡°castrochavismo¡±, el t¨¦rmino que acu?¨® la derecha colombiana congregada en torno al partido de Gobierno para atacar el acuerdo de paz que sell¨® Juan Manuel Santos con la extinta guerrilla de las FARC.
Trump ha enfilado bater¨ªas contra ese pacto, arduamente negociado, que permiti¨® el desarme de cerca de 13.000 rebeldes. Las otrora Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia se convirtieron en un partido pol¨ªtico que cuenta con diez esca?os en el Congreso. ¡°La anterior Administraci¨®n negoci¨® el terrible tratado Obama-Biden-Santos con los carteles de droga colombianos, se rindieron ante los narcoterroristas y causaron que la producci¨®n de drogas il¨ªcitas se incrementara¡±, lleg¨® a afirmar Trump el mes pasado en un evento en Miami, una ret¨®rica que record¨® las banderas m¨¢s radicales del uribismo, la corriente pol¨ªtica que apoya al exmandatario.
La sociedad colombiana busca doblar la p¨¢gina de la violencia. A Duque, elegido hace dos a?os con el apoyo de los sectores que se opusieron a los di¨¢logos de La Habana, le corresponde implementar un acuerdo que ha contado con el decidido respaldo del grueso de la comunidad internacional. Atrapado desde que se firm¨® hace cuatro a?os en el fuego cruzado de la polarizaci¨®n pol¨ªtica colombiana, el acuerdo de paz ahora ve amenazada su fr¨¢gil implementaci¨®n en medio de la polarizaci¨®n de la campa?a estadounidense.
Las abundantes cr¨ªticas a la visi¨®n de Duque frente a los acuerdos, que ha prometido no ¡°hacer trizas¡±, como reclaman los sectores m¨¢s instransigentes de su partido, adquirieron un nuevo matiz esta semana. ¡°El acuerdo no est¨¢ siendo implementado satisfactoriamente¡±, valor¨® Bernard Aronson, quien fue el delegado especial de Estados Unidos para acompa?ar los di¨¢logos de La Habana durante la administraci¨®n de Barack Obama, un innegable espaldarazo a la negociaci¨®n. ¡°El apoyo que dio Obama al acuerdo de paz fue absoluto. Se comprometieron 450 millones de d¨®lares para el denominado Plan Paz Colombia y cuando vino la nueva Administraci¨®n, Donald Trump intent¨® borrar todo lo que se hab¨ªa hecho. En el ¨²nico asunto en el que Trump parece estar interesado con respecto a Colombia es cuanta producci¨®n de coca hay¡±, a?adi¨® el diplom¨¢tico estadounidense en una entrevista con el peri¨®dico El Espectador.
La respuesta no tard¨®. En una inusual salida diplom¨¢tica, el embajador colombiano en Washington, Francisco Santos, exvicepresidente de Uribe, respondi¨® las cr¨ªticas de Aronson. ¡°Sus planteamientos ignoran de manera dram¨¢tica la realidad sobre nuestra convicci¨®n de avanzar en el cumplimiento de los compromisos pactados a trav¨¦s de la pol¨ªtica de Paz con Legalidad. Los avances hablan por s¨ª mismos¡±, asegur¨® el embajador. Diversas voces, sin embargo, cuestionan la voluntad pol¨ªtica del Ejecutivo de Duque para implementar el pacto, y su ambig¨¹edad le ha pasado factura.
Colombia debe avanzar a una nueva fase con un mayor enfoque territorial, especialmente all¨ª donde la presencia del Estado ha sido precaria, subrayaba el pasado junio el Instituto Kroc para Estudios Internacionales de Paz. El cuarto informe del Instituto, encargado de hacer seguimiento a lo pactado, abarca el periodo comprendido entre diciembre de 2018 y noviembre de 2019, el tercer a?o transcurrido desde la firma en el Teatro Col¨®n de Bogot¨¢. En ese periodo, el avance general de la implementaci¨®n fue de apenas 6%, una cifra menor que en a?os anteriores.
La eventual reelecci¨®n de Trump provocar¨ªa que el acuerdo de paz entre en crisis, advierte la internacionalista Laura Gil, muy involucrada en Defendamos la paz, una plataforma ciudadana para respaldar el pacto. ¡°Hasta ahora se ha tratado de contener la capacidad del Gobierno de hacer trizas la paz. Si gana Trump, el empoderamiento para realmente hacer trizas la paz aumenta mucho. Lo que hay es un comp¨¢s de espera de todo el mundo a ver que va a pasar en estas elecciones¡±, apunta.
¡°Las cr¨ªticas de Aronson son las mismas que muchos defensores del acuerdo de paz hacen en Colombia. Al Gobierno le molesta que lo contradigan figuras que tienen un peso diplom¨¢tico y una credibilidad que hacen que sus argumentos se caigan por su propio peso¡±, se?ala Sergio Guzm¨¢n, director de la consultora Colombia Risk Analysis. ¡°La comunidad internacional tiene un papel importante en hacer que el Gobierno colombiano cumpla los compromisos que firm¨® como Estado¡±, valora el analista. Sin embargo, ¡°bajo el Gobierno de Trump esto no ha importado, porque en realidad lo que le importa de Colombia no es la paz sino el narcotr¨¢fico y su posici¨®n frente a Venezuela¡±, a?ade. Bajo un administraci¨®n dem¨®crata, encabezada adem¨¢s por el que fue vicepresidente de Obama, ser¨ªa otra historia.
El propio Duque ha reconocido que la relaci¨®n con Washington est¨¢ ¡°narcotizada¡± ante los altos niveles de narcocultivos que hered¨® su Gobierno. Colombia ten¨ªa 154.000 hect¨¢reas de cultivos il¨ªcitos al cierre de 2019, seg¨²n la medici¨®n oficial. El Ejecutivo colombiano se propone regresar a las pol¨¦micas aspersiones a¨¦reas con glifosato, un herbicida potencialmente cancer¨ªgeno cuyo uso fue suspendido en 2015, pero la Casa Blanca de Trump lo promueve con insistencia por encima de los programas de sustituci¨®n voluntaria pactada con los campesinos que contemplan los acuerdos.
La batalla por la justicia transicional
El Centro Democr¨¢tico, el partido de Gobierno fundado por Uribe, el m¨¢s f¨¦rreo cr¨ªtico de los acuerdos, ataca con particular vehemencia el sistema de justicia transicional encargado de juzgar los cr¨ªmenes m¨¢s graves ocurridos en el marco del conflicto armado. Duque propuso en 2019 modificar la Jurisdicci¨®n Especial para la Paz (JEP), considerada la columna vertebral del pacto, con una serie de objeciones que sufrieron una estruendosa derrota en el Congreso. Sin embargo, Uribe insisti¨® el lunes, en su primera declaraci¨®n luego de que la justicia ordenara su libertad tras de m¨¢s de dos meses de arresto domiciliario por un caso de manipulaci¨®n de testigos, en derogar la JEP y reformar los acuerdos.
Esa visi¨®n contrasta con la de la misi¨®n de verificaci¨®n de la ONU en el pa¨ªs. ¡°El proceso de justicia transicional est¨¢ ganando impulso¡±, declar¨® el mi¨¦rcoles Carlos Ruiz Massieu, el jefe de la misi¨®n, en su informe trimestral al Consejo de Seguridad. ¡°En las ¨²ltimas semanas, varios de los principales l¨ªderes del partido FARC admitieron su responsabilidad por el papel que desempe?aron en diferentes cr¨ªmenes cometidos durante el conflicto, demostrando de manera contundente que el proceso de paz est¨¢ empezando a cumplir su promesa de dilucidar los horrores del pasado, que es un elemento esencial para sanar a la sociedad colombiana¡±, se?al¨®.
El Ejecutivo de Duque est¨¢ manejando un doble discurso, como ejemplifica que ante la ONU se?ale que est¨¢ comprometido a que la JEP cumpla su prop¨®sito mientras que el partido de Gobierno se muestra empe?ado en que eso no suceda, se?ala Guzm¨¢n. ¡°Hay una diplomacia mixta sobre el tema que bajo Trump es tolerable para Estados Unidos, pero en un escenario distinto no creo que esa posici¨®n de Colombia sea tan apetecible¡±, apunta. ¡°A nivel internacional ese doble discurso de no hacer en Colombia, y decir que se hace afuera, ya est¨¢ agotado¡±, coincide Laura Gil.
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