Biden afirma que alcanzar¨¢ los 270 votos electorales aunque evita proclamarse vencedor
El aspirante dem¨®crata asegura que gobernar¨¢ para todos los estadounidenses y dejar¨¢ ¡°la dura pol¨¦mica¡± detr¨¢s
El candidato dem¨®crata, Joe Biden, se ha mostrado este mi¨¦rcoles convencido de que alcanzar¨¢ los 270 votos electorales que le permitir¨¢n convertirse en el 46? presidente de Estados Unidos. En una breve comparecencia en Wilmington, acompa?ado de su n¨²mero dos, Kamala Harris, el que fuera vicepresidente de Barack Obama ha subrayado que su confianza no implica que se declare ganador de las re?idas elecciones, sino de que lo ser¨¢ ¡°cuando el ¨²ltimo voto se escrute". ¡°Cuando termine el recuento, ser¨¢ tiempo de dejar atr¨¢s la dura ret¨®rica¡±, ha dicho, en referencia a las acusaciones de fraude electoral proferidas contra su campa?a por el presidente Donald Trump. El dem¨®crata ha apelado a la unidad, denunciando la ansiedad y la divisi¨®n que experimentan muchos estadounidenses, de los que espera, subray¨®, que dejen de tratar ¡°a sus oponentes como enemigos¡±. ¡°No somos antagonistas, lo que nos hace estadounidenses es mucho m¨¢s fuerte que lo que nos separa¡±, a?adi¨®.
Durante el d¨ªa asesores y miembros de su campa?a han intentado hacer frente a la ofensiva de Trump. Su asesor legal ha asegurado que no hay base jur¨ªdica alguna para paralizar el escrutinio en algunos Estados, como pretende el republicano. De ¡°brutal intento de arrebatar los derechos democr¨¢ticos a los ciudadanos estadounidenses¡± ha calificado la directora de la campa?a de Biden la acusaci¨®n de fraude del presidente Donald Trump. ¡°Es inaceptable, el recuento no se detendr¨¢¡±, ha subrayado Jen O¡¯Malley Dillon, quien tambi¨¦n anunci¨® la creaci¨®n de una plataforma de recaudaci¨®n de fondos, el Biden Fight Fund, una especie de caja de resistencia para afrontar los gastos legales que se deriven de cualquier pleito con la Administraci¨®n trumpista. En una declaraci¨®n m¨¢s institucional que el mensaje de aliento a sus seguidores de la v¨ªspera, Biden ha incidido en la necesidad de respetar la voluntad de los urnas, y anunciado que, si bien es un candidato dem¨®crata, ¡°gobernar¨¢ para todos los estadounidenses¡±, en una apelaci¨®n a la unidad y la concordia que ha recorrido toda su campa?a. ¡°Estoy convencido de que ganaremos, y ser¨¢ una victoria para la democracia y para Am¨¦rica¡±.
El considerable estir¨®n que a mediod¨ªa, hora local (seis horas m¨¢s en la Pen¨ªnsula), ha dado el marcador de votos electorales (Biden ya aventaja a Trump con 253 frente a 213), insufl¨® un cauto optimismo a sus palabras. Nada que ver con su brev¨ªsima alocuci¨®n de la madrugada pasada, cuando pidi¨® a sus seguidores paciencia. "Paciencia, no lo sabremos hasta por la ma?ana [de este mi¨¦rcoles] o puede que m¨¢s tarde. Estoy satisfecho de lo que hemos logrado, creo que estamos en el camino de la victoria¡±, dijo en un mensaje que no pas¨® del minuto durante el que le acompa?¨® su esposa, Jill.
A medida que avanzaba la noche, y la madrugada, iba menguando el margen de ventaja de Biden sobre el republicano. Su victoria como triunfo de la cordura sobre los excesos; de lo previsible, hasta aburrido a juicio de sus cr¨ªticos, tras cuatro a?os de sobresaltos e improvisaci¨®n desde el Despacho Oval, parec¨ªa cada vez menos probable. Biden, la imagen de la serenidad, el b¨¢lsamo que reclamaba buena parte de la naci¨®n para aliviar la fractura pol¨ªtica y social que ha dejado como principal legado Donald Trump, se quedaba a las puertas de la gloria porque el veredicto de las urnas le era esquivo.
Nadie se atreve a pronosticar qui¨¦n tomar¨¢ posesi¨®n el pr¨®ximo 20 de enero, ni siquiera si el traspaso de poder descarrila por el intento de Trump de judicializar los sufragios en unos comicios re?idos como pocos, y celebrados en unas circunstancias inimaginables, las de la pandemia, que han perfilado tanto la campa?a como el programa de Biden. De ah¨ª que la presunta celebraci¨®n electoral se quedara en agua de borrajas, aunque el recuento de votos electorales siga favoreciendo, por una diferencia que crece conforme pasan las horas, al que fuera vicepresidente de Barack Obama entre 2009 y 2017.
¡°Va a haber una transici¨®n pac¨ªfica¡±, repet¨ªa el martes Biden, que cumplir¨¢ 78 a?os este mes, poco antes del cierre de las urnas en la Costa Este del pa¨ªs, para tranquilidad de sus vecinos, que en el apacible y recoleto Wilmington tem¨ªan las provocaciones de simpatizantes trumpistas. Tal vez, por eso el centro de la ciudad aparec¨ªa desierto a media tarde. Pese a los inquietantes amagos de Trump de judicializar el proceso hasta el ¨²ltimo minuto, el dem¨®crata se mostraba confiado en que la propia inercia de la estructura presidencial, los mecanismos internos del poder ¨Dtan bien engrasados en la democracia m¨¢s din¨¢mica del mundo¨D, evitar¨ªan una tormentosa transici¨®n. Sus llamamientos a la unidad y la concordia llegaron en forma de tuit a media tarde: ¡°El amor es m¨¢s poderoso que el odio; la esperanza, m¨¢s poderosa que el miedo; la luz, m¨¢s poderosa que la oscuridad¡±.
Llamada a la calma
El triunfo de Biden, senador durante casi cuatro d¨¦cadas, supon¨ªa tambi¨¦n para sus votantes una apuesta por la acreditada experiencia de un pol¨ªtico profesional, que adem¨¢s conoce bien los resortes de la Casa Blanca, frente a los palos de ciego de un advenedizo. Pero el ambiguo lenguaje de las urnas a¨²n daba margen de madrugada al mal perdedor que es Trump; ¨¦l, que hizo del adjetivo loser (perdedor) la descalificaci¨®n favorita de sus rivales ¨Del primero de ellos, Biden¨D, se saltaba todas las barreras, recurriendo a la grave acusaci¨®n de fraude y provocando una crisis constitucional sin precedentes.
Joseph R. Biden Jr., cat¨®lico, natural de Scranton (Pensilvania) y padre doliente ¨Dha perdido a dos de sus hijos¨D, aparec¨ªa como la gran esperanza blanca de un pa¨ªs desgarrado por la polarizaci¨®n y la desconfianza; como un hombre honorable y compasivo. El de ayer fue un d¨ªa luminoso y c¨¢lido en Delaware, donde reside, y en Pensilvania, su otro Estado, y el cielo parec¨ªa enviar una se?al a la dedicatoria que dej¨® por la ma?ana en la casa donde naci¨®, en una localidad obrera del noreste de Pensilvania: ¡°Desde este hogar a la Casa Blanca por la gracia de Dios¡±. M¨¢s tarde visit¨® con su esposa, Jill, y sus dos nietas la tumba de su hijo Beau, que muri¨® de un c¨¢ncer cerebral a los 46 a?os y que anim¨® a su padre a dar el paso de presentarse a la presidencia. Nada a lo largo del d¨ªa dejaba presagiar los nubarrones de la madrugada.
Pero Wilmington no modific¨® sus costumbres, ni su somnolienta atm¨®sfera, y solo un abundante pu?ado de periodistas y c¨¢maras de televisi¨®n rompieron la ordenada placidez del lugar, tan parecido a Biden, y viceversa, casi una ¨®smosis. A medida que transcurr¨ªa la noche, y se complicaba el escrutinio, decenas de autom¨®viles acud¨ªan al aparcamiento del centro de convenciones donde Biden ten¨ªa previsto hablar para, en vez de celebrar una victoria casi cantada por los sondeos, apoyar al candidato en esas horas dif¨ªciles.
En los alrededores del recinto acordonado por la polic¨ªa, bien avanzada la madrugada eran muchos m¨¢s los sets de unidades m¨®viles de televisi¨®n que los ciudadanos de Wilmington deseosos de arropar a su candidato. Se cortaba con cuchillo el aliento, mientras se congelaba toda esperanza.
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