Biden, Harris y el alma de Estados Unidos
Son los candidatos dem¨®cratas a presidente y vicepresidenta de Estados Unidos. Un var¨®n blanco de 77 a?os y una mujer negra de 55. ?l representa la moderaci¨®n. Ella, la fuerza de las minor¨ªas. El 3 de noviembre afrontar¨¢n su prueba de fuego: batir a Trump.
La noche del 27 de junio de 2019, en Miami, todos los ojos estaban puestos en Joe Biden y Bernie Sanders. El Adrienne Arsht Center for the Performing Arts acog¨ªa la segunda velada de debate electoral entre aspirantes a la candidatura dem¨®crata a la presidencia de Estados Unidos. Hab¨ªa tantos ¡ªuna veintena¡ª que los organizadores los dividieron en dos jornadas y esa noche coincid¨ªan en el ring precisamente los dos favoritos, el representante del establishment y de la era Obama, el exvicepresidente Biden, y el veterano izquierdista independiente, el senador Sanders. La noche estaba dise?ada para convertirse en el primer duelo en vivo y en directo de estos dos pol¨ªticos y, de repente, apareci¨® Kamala Harris.
La senadora de California pas¨® como una apisonadora sobre las flaquezas de Biden, un hombre con medio siglo de carrera pol¨ªtica a la espalda. Harris, de padre jamaicano y madre india, se lanz¨® a la yugular de Biden por haber presumido de su buena relaci¨®n con legisladores segregacionistas. ¡°No creo que usted sea un racista¡±, dijo, ¡°pero eso fue hiriente¡±. Le reproch¨®, adem¨¢s, su colaboraci¨®n contra los programas busing de los a?os setenta, unos planes de transporte para distribuir a ni?os por escuelas que trataban de corregir la segregaci¨®n. ¡°Hab¨ªa una ni?a en California, de segunda clase, a la que llevaban en esos programas, esa ni?a era yo¡±, enfatiz¨® Harris. Biden apenas supo reaccionar. El pol¨ªtico se hab¨ªa preparado para replicar las cr¨ªticas de Sanders, y Kamala Harris se hizo con la noche.
Un a?o despu¨¦s, con la candidatura dem¨®crata en el bolsillo, Biden escogi¨® a esa misma mujer que le hab¨ªa dado un soberano rapapolvo en televisi¨®n como compa?era de carrera, es decir, como candidata a la vicepresidencia del pa¨ªs. Var¨®n, blanco y de 77 a?os, el ex n¨²mero dos de la Administraci¨®n de Obama encuentra un contrapunto en Harris, de 55 a?os, la primera mujer negra candidata de uno de los dos grandes partidos y, si los dem¨®cratas ganan las elecciones el 3 de noviembre, la primera mujer vicepresidenta de la historia del pa¨ªs.
No existe un manual pol¨ªtico para unas elecciones como estas, marcadas por una pandemia que ha paralizado medio territorio, con una gran incertidumbre sobre la participaci¨®n y un ¨²ltimo gran giro de guion: el contagio y hospitalizaci¨®n del propio presidente. Todo, en medio de la peor crisis econ¨®mica desde la Gran Depresi¨®n.?Las encuestas en el ¨¢mbito nacional conceden una mayor¨ªa de casi siete puntos (50% al 43%) a Biden y Harris, seg¨²n el promedio elaborado por Real Clear Politics, una plataforma de referencia en sondeos pol¨ªticos.
Sin embargo, como demostraron los comicios de 2016, el sistema electoral estadounidense y la ponderaci¨®n del voto rural frente al urbano hace que la Casa Blanca pueda ganarse o perderse en apenas unos miles de papeletas en territorios muy concretos, aunque se saquen casi tres millones de votos menos en el conjunto del pa¨ªs. Y en los grandes Estados pendulares, como Ohio, Florida o Pensilvania, la brecha respecto a Donald Trump se estrecha peligrosamente para los dem¨®cratas.
Estos buscan superar el trauma de hace cuatro a?os, cuando un candidato imposible, tan controvertido que parec¨ªa una broma, venci¨® ante una candidata de manual como Hillary Clinton. Biden cuenta hoy con una ventaja de la que careci¨® la ex secretaria de Estado, que Trump no es contemplado como un riesgo improbable, algo que desmoviliz¨® a muchos electores dem¨®cratas, sino una realidad, el hombre que lleva gobernando Estados Unidos m¨¢s de tres a?os y que puede hacerlo durante cuatro m¨¢s.
El exvicepresidente de Obama, por contra, carece de la energ¨ªa personal de Trump, un animal televisivo, capaz de hablar sin parar durante m¨ªtines de casi dos horas. Tampoco representa la savia nueva del partido, no es un l¨ªder que electrice a los j¨®venes, ni acaba de convencer a los flancos m¨¢s izquierdistas. Las restricciones del coronavirus le han robado, adem¨¢s, el tipo de pol¨ªtica en la que mejor se mueve, el trato cercano con el votante, la conversaci¨®n de t¨² a t¨² al acabar el acto p¨²blico. Biden, un hombre zurcido por tragedias (perdi¨® en 1972 a su primera esposa y a su hija, Neilia y Naomi, en un accidente de coche y a su hijo Beau de c¨¢ncer en 2015), practica la pol¨ªtica del abrazo con una autenticidad impensable en la mayor¨ªa de pol¨ªticos.
Harris compensa a Biden en algunos de esos terrenos: sin ser joven, encarna a una generaci¨®n posterior al veterano pol¨ªtico ¡ª ser¨¢ el de mayor edad en llegar a la presidencia, si gana¡ª y ha demostrado su garra como fiscal en California, como senadora en Washington y como mujer en campa?a. Para aplacar los recelos a su edad, el c¨ªrculo de Biden ha transmitido que no se presentar¨¢ a un segundo mandato si gana, lo que favorece la candidatura de su n¨²mero dos.
Ambos han planteado su carrera hacia el 3-N como un plebiscito sobre Trump, pero es tambi¨¦n un examen a la resistencia antitrumpista, la prueba de fuego de si estos tres a?os de movilizaciones en las calles ¡ªprimero fueron las marchas de mujeres, luego las protestas contra las armas, ahora el auge del Black Lives Matter¡ª cristalizan en una ola dem¨®crata en las urnas.
El republicano contraataca agitando el miedo a un Partido Dem¨®crata que describe como entregado al socialismo radical, pese a que Biden representa la corriente centrista y moderada, con 50 a?os de vida pol¨ªtica que lo acreditan. Ante la ola de protestas contra el racismo de este verano y su derivada violenta, se erige en el garante de ¡°la ley y el orden¡±, utilizando la misma f¨®rmula que un candidato llamado Richard Nixon us¨® en las elecciones de 1968, con el pa¨ªs hecho un polvor¨ªn. Nixon gan¨®, pero el escenario es hoy distinto.
El presidente ha perdido la gran baza electoral de la econom¨ªa y ha llevado a cabo una m¨¢s que err¨¢tica gesti¨®n de la pandemia, con m¨¢s de 200.000 fallecidos registrados ya, superando las peores previsiones. Mantiene, sin embargo, el apoyo de las bases republicanas, que valoran sus medidas antirregulatorias y la gran rebaja de impuestos aprobada al poco de llegar al Gobierno, la mayor desde la era Reagan. La muerte de la juez progresista del Tribunal Supremo Ruth Bader Ginsburg acaba de brindarle adem¨¢s la oportunidad de una importante victoria pol¨ªtica, la de poder nominar a otro magistrado conservador en la m¨¢xima autoridad judicial de Estados Unidos.
?Qu¨¦ acabar¨¢ decidiendo el voto de los estadounidenses? ?La econom¨ªa, la religi¨®n, la raza, el bienestar social? ?El miedo? ?Se inclinar¨¢ la balanza en el Medio Oeste o en Florida? En una crisis sin precedentes en un siglo resulta imposible adivinar qu¨¦ idea se impondr¨¢ dentro de un mes en el pa¨ªs m¨¢s poderoso del mundo. Joe Biden se ha reivindicado como el l¨ªder que unir¨¢ de nuevo al pa¨ªs y acabar¨¢ con una ¡°temporada de oscuridad¡± de la que responsabiliza a Trump. Llega a la cita despu¨¦s de haber perdido otras dos carreras presidenciales, en los ochenta y en 2008. Esta elecci¨®n es, dice, una batalla por ¡°el alma¡± de Am¨¦rica. Tambi¨¦n, su ¨²ltima oportunidad.
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