Trump presenta demandas en Pensilvania y M¨ªchigan, y pide contar de nuevo los votos en Wisconsin
La campa?a del republicano inicia la anunciada batalla judicial para impugnar el resultado de las elecciones que el presidente asegur¨® sin evidencias que los dem¨®cratas ¡°est¨¢n intentando robar¡±
Donald Trump ha iniciado su ofensiva judicial contra el c¨®mputo del voto de las elecciones, tal como anunci¨® en la madrugada misma del mi¨¦rcoles, con millones de papeletas a¨²n por escrutar. El equipo de campa?a del presidente asegur¨® el mi¨¦rcoles que ha interpuesto ya demandas judiciales en M¨ªchigan y en Pensilvania, preparando el terreno para la impugnaci¨®n de los resultados en dos Estados decisivos para el desenlace. Las demandas, seg¨²n el equipo electoral de Trump, solicitan que se interrumpa el escrutinio hasta que se garantice a sus observadores un ¡°acceso significativo¡± a lugares donde se est¨¢n contando los votos y que se les permita examinar papeletas que ya han sido procesadas.
Tambi¨¦n plantean intervenir en un caso que el Tribunal Supremo admiti¨® a tr¨¢mite, pero rechaz¨® hacerlo por la v¨ªa urgente, sobre si las papeletas recibidas despu¨¦s de la jornada electoral pueden o no ser contadas. La Corte Suprema del Estado permiti¨® que la Junta Electoral recibiera las papeletas por correo hasta el viernes, siempre que tuvieran el matasellos del martes. Adicionalmente, aseguran que pedir¨¢n un recuento en Wisconsin, donde Biden se impone por un ligero margen con el escrutinio casi completado.
Hasta la fecha no se ha registrado evidencia alguna de fraude en el escrutinio, y el espectacular aumento de voto por correo debido a la pandemia (m¨¢s de 100 millones utilizaron esa modalidad de sufragio en todo el pa¨ªs) ha hecho que algunos Estados est¨¦n tardando m¨¢s en el proceso.
No es la primera vez que Trump, en los cinco a?os desde que inici¨® su carrera presidencial, cuestiona las instituciones democr¨¢ticas. Ha lanzado en el pasado acusaciones infundadas de fraude electoral, ha insultado a jueces y fiscales, ha despreciado el principio de la separaci¨®n de poderes. Pero la gravedad de la ofensiva que emprendi¨® la madrugada del mi¨¦rcoles, d¨¢ndose por ganador con buena parte del escrutinio a¨²n por delante y amenazando con acudir al Tribunal Supremo para suprimir millones de votos emitidos leg¨ªtimamente y de buena fe, no tiene precedentes.
El presidente desenterr¨® el hacha de guerra con un tuit, el primero de la velada, que lanz¨® pasada la medianoche. ¡°Vamos muy por encima, pero nos est¨¢n intentando ROBAR las elecciones. Nunca les dejaremos que lo hagan. ?No se pueden emitir votos despu¨¦s de que las urnas est¨¦n cerradas!¡±, escribi¨®. Twitter a?adi¨® una advertencia en el mensaje diciendo que el contenido hab¨ªa sido ¡°objetado¡± y pod¨ªa ¡°ser enga?oso¡±, como har¨ªa con varios de los tuits que siguieron durante la ma?ana del mi¨¦rcoles. A continuaci¨®n, Trump anunciaba una comparecencia para esa misma madrugada.
¡°Esto es un fraude al pueblo estadounidense. Una verg¨¹enza para nuestro pa¨ªs¡±, dec¨ªa el presidente desde la Casa Blanca, donde hab¨ªa seguido la noche electoral con 250 invitados. ¡°Francamente, hemos ganado las elecciones. Nuestro objetivo ahora es garantizar la integridad de las mismas. Iremos al Tribunal Supremo. Es un momento muy triste¡±.
La noche electoral dejaba el escenario m¨¢s temido: un resultado preliminar muy ajustado en los Estados decisivos con el potencial de extender la incertidumbre varios d¨ªas m¨¢s all¨¢ de la jornada electoral y acabar en los tribunales. Y Donald Trump no esper¨® al fin del escrutinio para activar al ataque con el que ven¨ªa amagando en las ¨²ltimas semanas de campa?a.
A medida que la suma de los votos por correo ofrec¨ªa mejores expectativas para el dem¨®crata Joe Biden, el presidente Trump redoblaba los ataques. ¡°Anoche yo iba primero, a veces de forma s¨®lida, en muchos Estados clave, casi todos ellos gobernados y controlados por dem¨®cratas. Entonces, uno tras otro empezaron a desaparecer conforme las papeletas sorpresa locas empezaron a contarse. MUY RARO, ?y todos los encuestadores cometieron un error total e hist¨®rico¡±, tuite¨®.
Trump sigui¨® a la carga. ¡°?C¨®mo puede ser que cada vez que cuentan sacas de votos por correo son tan devastadoras en su porcentaje y poder de destrucci¨®n?¡±, se preguntaba, ignorando que se daba por descontado que el sentido del voto por correo ser¨ªa mayoritariamente dem¨®crata, pues la campa?a de Biden, m¨¢s cauta con la pandemia, incentiv¨® el sufragio no presencial entre sus seguidores. La ofensiva sigui¨® toda la ma?ana: ¡°Encuentran votos de Biden por todos lados¡±, ¡°est¨¢n trabajando duro para hacer que desaparezca una ventaja de 500.000 votos en Pensilvania¡±, insisti¨®.
El presidente hab¨ªa dicho en los d¨ªas previos que no cantar¨ªa victoria hasta que esta estuviera clara. Pero se dio por ganador cuando quedaban millones de votos por contar y el desenlace estaba completamente abierto. Las elecciones se encaminan as¨ª al Tribunal Supremo, si Trump cumple la amenaza de su primer tuit. Y sucede que, semanas antes de los comicios, los republicanos colocaron en la corte a la juez conservadora Amy Coney Barrett, tras el fallecimiento de la progresista Ruth Bader Ginsburg, inclinando la balanza a¨²n m¨¢s hacia la derecha (seis votos contra tres) en la m¨¢s alta instancia judicial del pa¨ªs. El horizonte recuerda a las elecciones del a?o 2000, en las que el Supremo acab¨® decidiendo el resultado, entregando la victoria al republicano George W. Bush contra el dem¨®crata Al Gore por solo 527 votos tras un complicado recuento en Florida. Pero aquella vez fue un problema real con el c¨®mputo y errores en las papeletas. En esta ocasi¨®n se trata de una ins¨®lita acusaci¨®n de fraude de la que no se ha aportado evidencia alguna.
Trump llevaba meses preparando el terreno para contestar el resultado electoral. ¡°Las elecciones deber¨ªan terminar el 3 de noviembre, no semanas m¨¢s tarde¡±, tuite¨® en los ¨²ltimos d¨ªas de campa?a. Algo que estaba claro que no iba a suceder: incluso en unos comicios sin tanto voto por correo, casi ning¨²n Estado reporta los resultados definitivos en la misma jornada electoral. M¨¢s de 100 millones de estadounidenses votaron de forma anticipada, un r¨¦cord absoluto.
El presidente protest¨® reiteradamente en la campa?a por la posibilidad de que el escrutinio se prolongara. Asegur¨® que ese era un escenario ¡°f¨ªsicamente peligroso¡±. Y hacia ¨¦l se encamina ahora el pa¨ªs. ¡°Vamos a ir la misma noche, en cuanto terminen las elecciones, vamos a ir con nuestros abogados¡±, asegur¨® a los periodistas el domingo.
Ning¨²n l¨ªder electo tiene la potestad de detener unilateralmente el escrutinio. Tampoco resulta clara la v¨ªa que tiene el presidente para llevar el asunto al Supremo, adonde no puede acudir directamente. El tribunal no se pronuncia sobre litigios concretos ni sobre propuestas abstractas, sino despu¨¦s de que las instancias inferiores hayan dictaminado sobre el tema. Resulta significativo, en todo caso, que el Partido Republicano, incluido el propio vicepresidente Pence, eludiera entrar en la batalla al menos durante la ma?ana del mi¨¦rcoles.
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