Barry Richard, abogado del recuento de Florida 2000: ¡°Ninguna de las denuncias de Trump tiene fundamento¡±
El letrado principal del equipo legal de George W. Bush, que gan¨® las elecciones en el Tribunal Supremo, dice que las acciones legales del presidente son ¡°fr¨ªvolas¡± y no hay forma de discutir el resultado electoral en los tribunales
Estados Unidos lleva ya m¨¢s de una semana hablando de recuentos electorales y demandas para judicializar los resultados del 3 de noviembre. A pesar de que el dem¨®crata Joe Biden ha ganado por cinco millones de votos y decenas de miles en algunos Estados clave, el presidente Donald Trump esparce la teor¨ªa, sin haber aportado prueba alguna, de que le han ¡°robado¡± las elecciones y hay un fraude masivo. Su campa?a ha presentado demandas en Pensilvania, Georgia, M¨ªchigan, Arizona y Nevada con distintos argumentos y objetivos. ¡°Ninguna de las demandas de Trump tiene fundamento¡±, asegura en conversaci¨®n con EL PA?S el abogado especialista en elecciones Barry Richard, que se las ha le¨ªdo todas. Richard fue el abogado principal del equipo de George W. Bush en el litigio electoral m¨¢s conocido de la historia reciente: el recuento de Florida en 2000.
Richard estuvo en el centro del equipo de s¨²perabogados dirigido por el exsecretario de Estado James Baker que logr¨® llevar el ca¨®tico escrutinio de Florida hasta el Tribunal Supremo en una fenomenal batalla judicial que ha sido objeto de libros y pel¨ªculas. El Supremo intervino para detener el recuento que ped¨ªa la campa?a del vicepresidente dem¨®crata Al Gore, y con ello, le entreg¨® de facto Florida y la presidencia a George W. Bush. El primer escrutinio hab¨ªa dado a Bush una diferencia de poco m¨¢s de 500 votos.
La campa?a de Trump intenta promover las comparaciones con aquel episodio como si fueran situaciones similares. Pero aquello era un solo estado y unos cientos de votos. La ventaja de Biden es de decenas de miles en cinco Estados. ¡°Cualquiera que supiera de derecho electoral y constitucional sab¨ªa que no hab¨ªa nada que denunciar. Y una vez que presentaron las demandas, qued¨® todav¨ªa m¨¢s claro¡±, dice Richard, socio del bufete Greenberg Traurig en Talahassee, Florida.
Este experto apenas tiene constancia de precedentes en los que un recuento haya cambiado el resultado de una elecci¨®n en 212 a?os desde la primera. ¡°Son elecciones locales en las que tienes un margen tan peque?o de votos que podr¨ªa tener importancia. He conocido un caso en el que haya cambiado el resultado. Son cosas que dependen de 20 o 50 votos. No tengo constancia de ning¨²n resultado de esta magnitud que haya sido revertido¡±.
El recuento de 2000, explica Richard, no se inici¨® porque ¡°los candidatos empezaran a lanzar acusaciones a lo loco¡±, como est¨¢ pasando ahora. Hab¨ªa un problema de origen, reconocido por todos. ¡°Hab¨ªa unas papeletas que estaban mal dise?adas y todo el mundo lo sab¨ªa. Las m¨¢quinas descartaron miles de votos. La cuesti¨®n central era qu¨¦ votos no ten¨ªan que haber sido rechazados¡±. La ley electoral en Florida en ese momento, ¡°permit¨ªa a los candidatos discutir los resultados y pedir recuentos¡±. Gore intent¨® primero recuentos en varios condados y luego un recuento estatal. ¡°Eran recuentos leg¨ªtimos¡±.
Aquellas papeletas se perforaban con una m¨¢quina y hab¨ªa dudas en algunas de ellas, donde no se hab¨ªa hecho bien el agujero. Pero las papeletas de estas elecciones (por las lecciones aprendidas entonces) se rellenan con bol¨ªgrafo. Las cuentan m¨¢quinas que leen las opciones marcadas. Richard no ve ninguna posibilidad de que pasar las papeletas de nuevo por las m¨¢quinas arroje un resultado diferente. La estrategia del recuento parece in¨²til. Pero el equipo legal de Trump persigue otra estrategia, que es anular votos por correo, especialmente en Pensilvania.
¡°Para revertir el resultado de una elecci¨®n el baremo de la justicia es muy alto y necesitas dos cosas¡±, explica Richard. ¡°Primero, acudir al juzgado con pruebas claras de que ha habido irregularidades o defectos en la votaci¨®n, que es lo que pas¨® en 2000. Y segundo, tienes que mostrar al juez que eso ha afectado a suficientes votos como para cambiar el resultado. En Pensilvania, por ejemplo, Biden lleva m¨¢s de 50.000 votos de ventaja. Tienes que mostrar que ha habido alg¨²n tipo de fraude que ha afectado a m¨¢s de esa cantidad de votos. Por eso los tribunales est¨¢n rechazando los casos, es una carga de prueba muy alta. Y adem¨¢s, hay que tener en cuenta de que en este pa¨ªs solo se vota una vez. No se puede repetir la elecci¨®n. La ¨²nica soluci¨®n es anular las elecciones enteras y decepcionar a cientos de miles de personas. Ning¨²n tribunal va a hacer eso a no ser que haya pruebas muy claras de alg¨²n tipo de error tan grande que podr¨ªa afectar al resultado¡±.
En Estados Unidos, las leyes electorales las hacen los Estados. Solo hay un aspecto com¨²n: la fecha de la elecci¨®n presidencial tiene que ser la misma en todos. Pero el Gobierno federal no puede meterse en la forma en las que se organizan las elecciones o el escrutinio. Cuando el Tribunal Supremo decidi¨® intervenir en el precedente de Bush vs. Gore fue un antes y un despu¨¦s en esa separaci¨®n de competencias. ¡°De hecho, nos quedamos muy sorprendidos cuando el Supremo decidi¨® aceptar el caso¡±, reconoce Richard. Aquel precedente le dio la presidencia a Bush, pero da?¨® la imagen de imparcialidad del tribunal, y para algunos es el momento en el que empieza el h¨ªper partidismo alrededor del Supremo que se vive actualmente.
Esta es la raz¨®n por la que Richard ve imposible la fantas¨ªa de Trump (que plante¨® abiertamente incluso antes de las elecciones) de que alguna de estas demandas llegue hasta el Tribunal Supremo y los magistrados intervengan no se sabe c¨®mo para otorgarle la presidencia. ¡°No lo veo posible¡±, responde. ¡°El Supremo no tiene por qu¨¦ aceptar un caso, es discrecional. Creo que el Tribunal Supremo no quiere elegir al presidente. No se van a involucrar. La ¨²nica forma de que lo hicieran ser¨ªa por obligaci¨®n, en un caso en el que hubiera decisiones contradictorias en dos Estados, una para Biden y otra para Trump¡±. Pero incluso entonces, con 306 votos electorales para Biden, intervenir en el resultado de un Estado ¡°no tendr¨ªa impacto en la mayor¨ªa del Colegio Electoral¡±. En 2000, el que ganara Florida ganaba la presidencia.
Hasta el momento, las demandas de Trump est¨¢n muriendo una detr¨¢s de otra en las jurisdicciones estatales. Todas, menos una. La primera que se present¨® en Pensilvania. Trump argumenta que no se deben contar las papeletas por correo recibidas tres d¨ªas despu¨¦s de la fecha de las elecciones. Se aceptan por una decisi¨®n del secretario del Estado (la autoridad electoral), que acept¨® la Corte Suprema de Pensilvania en contra de la ley electoral. El Tribunal Supremo de EE UU no ha actuado a¨²n, pero ha aceptado el caso y ha ordenado que se separaran esas papeletas. ¡°Esto ha creado una situaci¨®n peculiar¡±, explica Richard. ¡°Si el Supremo da la raz¨®n a los abogados de Trump, pierde cualquier opci¨®n (de remontar el resultado), porque descartar¨ªan los votos llegados despu¨¦s del d¨ªa 3 y va perdiendo por m¨¢s de 50.000. Lo curioso es que Trump tiene que perder el caso para tener alguna oportunidad¡±. Incluso as¨ª, esos votos son por ahora apenas 10.000. Y en el mejor caso para Trump, la nulidad total de la elecci¨®n en Pensilvania, Biden sigue ganando en el Colegio Electoral.
Los mayores expertos en derecho electoral de Estados Unidos cercanos al Partido Republicano han rechazado unirse a las acciones judiciales de Trump. ¡°Le habr¨ªa dicho que no si me lo hubiera pedido, le habr¨ªa dicho que no hay caso. Me habr¨ªa negado porque yo no presento denuncias fr¨ªvolas. Tengo bastante confianza en que todas van a ser rechazadas en una semana o dos¡±, afirma Richard.
Y, sin embargo, el presidente no parece darse por aludido. Parece dispuesto a seguir hasta que se d¨¦ de bruces con la realidad. ?En qu¨¦ momento se cerrar¨¢ cualquier posibilidad legal de discutir el resultado electoral? ¡°Los Estados tienen que certificar los electores seis d¨ªas antes de que se re¨²na el Colegio Electoral, que este a?o es el 14 de diciembre. Creo que los casos ser¨¢n rechazados antes de esa fecha, y el Congreso no se va a meter en qui¨¦nes son los electores. Y ah¨ª se acaba. Cualquier demanda que siga viva el 14 de diciembre probablemente decaer¨¢ despu¨¦s de que el Congreso certifique a los electores¡±.
Mientras, un creciente n¨²mero de notables republicanos empieza a decir abiertamente en los medios que la elecci¨®n ha terminado y Joe Biden es presidente electo. Las contradicciones de Trump y los republicanos que le bailan el agua se van haciendo cada vez m¨¢s insostenibles. Pero, si se empe?a, el ruido est¨¢ lejos de terminar.
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