Los fren¨¦ticos primeros 100 d¨ªas del presidente tranquilo
Un bombardeo de ¨®rdenes ejecutivas e iniciativas legislativas, destinadas a romper con el trumpismo y testar su propio campo de maniobra, marcar¨¢n el inicio del mandato del dem¨®crata
Joseph Robinette Biden, veterano pol¨ªtico de 78 a?os, ha pasado la noche en la Casa Blanca, aunque privado del tradicional ba?o de multitudes. El presidente m¨¢s votado de la historia de Estados Unidos llega al poder con mayor¨ªas exiguas en ambas c¨¢maras del Capitolio. Toma las riendas de un pa¨ªs sacudido por una devastadora pandemia, sumido en la mayor crisis econ¨®mica desde la Gran Depresi¨®n y con el prestigio internacional por los suelos. Por si todo ello fuera poco, asume el mando en plena resaca de una ins¨®lita revuelta popular destinada a impedir que sea presidente. Una aparatosa insurrecci¨®n, cuya amenaza sigue latente, protagonizada por hordas de fan¨¢ticos que creen que las ¨¦lites progresistas son adoradores de Sat¨¢n, can¨ªbales y ped¨®filos, y que la campa?a de vacunaci¨®n contra la covid-19, la ¨²nica que puede empezar a sacar al pa¨ªs del agujero en que se encuentra metido, es algo as¨ª como una estrategia de Bill Gates para introducir chips en los ciudadanos. ¡°Son tiempos oscuros¡±, dijo Biden a sus seguidores en su despedida de Delaware, entre l¨¢grimas, poco antes de volar hacia Washington. ¡°Pero siempre hay luz¡±.
Para hallar esa luz, el plan del 46? presidente estadounidense es empezar lo antes posible y a lo grande. De entrada, acelerar la distribuci¨®n de la vacuna, para alcanzar el objetivo de administrar la primera dosis a 100 millones de estadounidenses en sus primeros cien d¨ªas de mandato. Al mismo tiempo, llevar al Congreso el paquete de rescate econ¨®mico por valor de 1,9 billones de d¨®lares que su equipo ha preparado. Dicho paquete, dividido en dos iniciativas legislativas, incluye una nueva remesa de pagos directos a los ciudadanos y un aumento del salario m¨ªnimo hasta los 15 d¨®lares la hora (unos 12,40 euros). No contento con eso, este mi¨¦rcoles ha dado a conocer los detalles de su proyecto de ley migratoria, que proporcionar¨¢ una v¨ªa r¨¢pida a la ciudadan¨ªa a cerca de 11 millones de personas que viven en Estados Unidos sin permiso legal de residencia.
Con esas bombas legislativas, y el precedente del monumental atasco que han producido en el Capitolio los rescates econ¨®micos aprobados desde que golpe¨® la pandemia en primavera, el presidente se dispone a testar de inmediato la disposici¨®n de los legisladores republicanos a trabajar con su Administraci¨®n. Sus esperanzas de sacar adelante toda esta legislaci¨®n se encontrar¨¢n con la dura realidad de que los dem¨®cratas cuentan con mayor¨ªas extremadamente fr¨¢giles en un Congreso cuya C¨¢mara alta (Senado) deber¨¢ ocuparse del juicio pol¨ªtico a Trump tras su impeachment en la C¨¢mara de Representantes.
La misma realidad se encontrar¨¢ Biden para las preceptivas confirmaciones en el Senado de los miembros de su Gobierno, cinco de los cuales comparecieron ya el martes ante los comit¨¦s de la C¨¢mara alta para iniciar el proceso. La confirmaci¨®n en el Senado puede ser apenas un tr¨¢mite para ese Gabinete de pol¨ªticos experimentados, diverso en etnia y g¨¦nero, pero con el estigma de la Administraci¨®n Obama y vac¨ªo de prominentes voces del sector progresista que viene dominando el Partido Dem¨®crata. Con la decepci¨®n de ese ala izquierdista de su formaci¨®n, deber¨¢ lidiar tambi¨¦n el nuevo presidente en cuanto expire la tregua impuesta por la gravedad de los ¨²ltimos acontecimientos.
Con 44 a?os como senador a sus espaldas, Biden ser¨¢ la primera verdadera criatura del Capitolio en ocupar la Casa Blanca desde Gerald Ford (presidente entre 1974 y 1977). En esa experiencia basa sus credenciales de pol¨ªtico capaz de tender puentes entre los dos partidos. No ser¨¢ f¨¢cil. Aunque en privado muchos legisladores republicanos respirar¨¢n aliviados por dejar atr¨¢s la tormenta trumpista, no deja de ser cierto que las ambiciosas propuestas que trae Biden tocan de lleno en las tradicionales divisiones ideol¨®gicas del pa¨ªs: el gasto p¨²blico, los impuestos, la sanidad, la inmigraci¨®n, el tama?o del Estado.
Esto no es la Gran Depresi¨®n, pero a nadie se le escapan los gui?os a Franklin Delano Roosevelt. Igual que aquel con el New Deal, el proyecto de Biden es el de salir de una grave crisis con una fuerte inversi¨®n p¨²blica que, de paso, transforme la econom¨ªa y aborde los grandes problemas end¨¦micos del pa¨ªs.
Por eso, mientras su equipo toma las medidas a su campo de maniobra en el Capitolio, el presidente Biden se dispone a tirar tambi¨¦n de poder ejecutivo, al menos en sus primeros d¨ªas, para revertir algunas de las pol¨ªticas m¨¢s controvertidas de su predecesor republicano. Consciente de que le conviene marcar diferencias cuanto antes con la era Trump, el nuevo presidente se resiste a esperar avances al otro lado de la avenida Pensilvania y, sin moverse de la Casa Blanca, planea firmar una bater¨ªa de docenas de ¨®rdenes ejecutivas en los primeros 100 d¨ªas de presidencia, a riesgo de caer en el abuso del poder ejecutivo del que precisamente acusaban los dem¨®cratas a Trump.
Hasta una quincena de decretos ha firmado este mismo mi¨¦rcoles. Entre ellos, la rescisi¨®n de la prohibici¨®n de los viajes de pa¨ªses musulmanes, la adhesi¨®n al Acuerdo del Clima de Par¨ªs del que se sali¨® Trump, el uso obligatorio de m¨¢scaras protectoras en dependencias federales o el mandato de encontrar la manera de reunir con sus padres a los migrantes menores de edad separados de sus familias en la frontera. El segundo d¨ªa, ¨®rdenes ejecutivas para aumentar la capacidad de realizar pruebas diagn¨®sticas de covid, y ayudas para la reapertura de escuelas y negocios. El tercero, ¡°acci¨®n inmediata para proporcionar alivio econ¨®mico a las familias trabajadoras¡±.
En sus 50 a?os de vida pol¨ªtica, en sus 21 meses de carrera presidencial y, de manera a¨²n m¨¢s clara, en los 78 d¨ªas desde que gan¨® las elecciones, Joe Biden ha ofrecido suficientes pistas acerca del tipo de presidente que desea ser. Centrado en los grandes temas, sobre los que cabe trabajar un consenso. Suave en las formas, cercano en el trato. Alejado del ruido, tanto del procedente del t¨®xico debate tuitero como el proferido por las voces m¨¢s altas de su propio partido. Pero los mismos problemas que le han arrebatado este mi¨¦rcoles su ceremonia le har¨¢n renunciar a una luna de miel. El presidente, ajeno a las estridencias, los alardes y los golpes de efecto, sabe sin embargo que solo un arranque energ¨¦tico puede ayudarle a dejar atr¨¢s los dramas y las heridas.
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