Las urnas miden el descontento con Biden y los apoyos de Trump

M¨¢s de 41 millones de estadounidenses han votado por adelantado ¡ªen persona o por correo¡ª en las elecciones legislativas de este martes. La cifra supera ampliamente a la de 2018, las elecciones de medio mandato con mayor participaci¨®n el ¨²ltimo siglo, pero es dif¨ªcil saber cu¨¢nto se debe a la movilizaci¨®n del electorado y cu¨¢nto a un cambio de los h¨¢bitos de l...

M¨¢s de 41 millones de estadounidenses han votado por adelantado ¡ªen persona o por correo¡ª en las elecciones legislativas de este martes. La cifra supera ampliamente a la de 2018, las elecciones de medio mandato con mayor participaci¨®n el ¨²ltimo siglo, pero es dif¨ªcil saber cu¨¢nto se debe a la movilizaci¨®n del electorado y cu¨¢nto a un cambio de los h¨¢bitos de los votantes, especialmente por la pandemia. La participaci¨®n, habitualmente baja en las legislativas que no coinciden con las presidenciales, ser¨¢ una de las claves de una jornada que mide el efecto en las urnas de la baja popularidad del actual presidente, Joe Biden, y la capacidad de arrastre de su predecesor, Donald Trump. El resultado condicionar¨¢ la segunda mitad del mandato del actual presidente y se proyectar¨¢ sobre la carrera de las presidenciales de 2024.

Es posible ver estas elecciones como un refer¨¦ndum sobre la gesti¨®n de Biden. Es lo que suelen ser las elecciones intermedias. La popularidad del presidente es baja, en primer lugar por la inflaci¨®n m¨¢s alta en las ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas, que ha erosionado el poder adquisitivo de los estadounidenses, un fen¨®meno que se hace patente sobre todo en el surtidor de gasolina y en el carrito de la compra. Pesa mucho m¨¢s que los logros legislativos de Biden y que la fuerte creaci¨®n de empleo durante su mandato.

Tambi¨¦n es posible ver la cita con las urnas como un doble refer¨¦ndum: uno sobre Biden y otro sobre Trump. El expresidente ha intervenido en la campa?a republicana m¨¢s de lo que los dirigentes del partido habr¨ªan querido hace unos meses, cuando parec¨ªa que una gran victoria para ellos estaba cantada. En verano, los dem¨®cratas llegaron a apoyar en las primarias del partido rival a algunos de los candidatos m¨¢s extremistas con la esperanza de derrotarlos en noviembre apelando al voto moderado, independiente y centrista.

Si ganan los candidatos m¨¢s destacados con el sello trumpista ¡ªcomo Herschel Walker, Blake Masters, Mehmet Oz o Don Bolduc, aspirantes a senador por Georgia, Arizona, Pensilvania o New Hampshire, respectivamente¡ª, Trump lo tomar¨¢ como un aval para la carrera presidencial de 2024. Puede ocurrir lo contrario: si los m¨¢s trumpistas sacan malos resultados, en el Partido Republicano surgir¨¢ el debate de si es hora de pasar p¨¢gina y encontrar un candidato m¨¢s joven, que genere menos rechazo y que no arrastre la pesada mochila de casos judiciales de Trump. El multimillonario Ken Griffin, due?o de Citadel y uno de los mayores donantes del partido, ya ha reclamado el relevo generacional.

Dos visiones contrapuestas

Es posible interpretar tambi¨¦n la cita como una elecci¨®n entre dos modelos antag¨®nicos de entender el pa¨ªs. Dos visiones diferentes de los hechos y de las soluciones que hacen falta. ¡°Esta votaci¨®n no es un refer¨¦ndum, es una elecci¨®n¡±, repite con insistencia Biden, pues cree que ese escenario le favorece m¨¢s. Es el enfrentamiento entre un modelo que pinta un panorama apocal¨ªptico del pa¨ªs, con precios desbocados, delincuencia rampante e inmigraci¨®n descontrolada, frente a otro que insiste en las medidas de protecci¨®n social, la creaci¨®n de empleo, las medidas de apoyo a la clase media y trabajadora y advierte de la amenaza para la democracia que supone quienes no reconocen los resultados electorales.

Y, por ¨²ltimo, es posible ver la cita con las urnas como lo que es: un conjunto de miles de votaciones diferentes, desde los miembros del Congreso hasta los consejos escolares, pasando por multitud de cargos municipales y estatales, incluidos 36 gobernadores, m¨¢s varios centenares de referendos sobre temas variados como el aborto, la legalizaci¨®n de la marihuana, los derechos de voto, las apuestas deportivas o la sindicaci¨®n obligatoria.

Las elecciones se celebran con las reglas que fija cada Estado. La complejidad de las papeletas, con tantas votaciones a la vez, las diferentes normativas sobre el voto anticipado y por correo, el uso de colegios electorales con demasiados votantes (a veces de forma deliberada, para provocar colas y disuadir de votar en las zonas que las autoridades estatales consideran m¨¢s hostiles) siempre han complicado el escrutinio. A eso se suman ahora las dudas y desconfianza sobre la limpieza del sistema, lanzadas principalmente por los seguidores de Trump, incapaces de digerir su derrota en las presidenciales de 2020. Estas elecciones, las primeras desde el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, son tambi¨¦n una prueba de fuego para el sistema electoral.

Tres Estados clave en la renovaci¨®n parcial del Senado

Entre todas las votaciones, destaca la renovaci¨®n por completo de la C¨¢mara de Representantes (435 miembros) para una legislatura de dos a?os y algo m¨¢s de un tercio de los 100 senadores con un mandato de seis a?os. La C¨¢mara de Representantes distribuye los esca?os entre los Estados en proporci¨®n a su poblaci¨®n, aunque el gerrymandering, la delimitaci¨®n partidista de los distritos (que se traduce en que los pol¨ªticos eligen a sus votantes) hace que solo haya 40 o 50 realmente en juego. Todas las encuestas dan como claros favoritos a los republicanos. En el Senado, cada Estado tiene dos representantes. Ahora toca renovar 35 en diferentes Estados, pero la atenci¨®n est¨¢ puesta en ocho y, principalmente, en los tres m¨¢s igualados (Pensilvania, Georgia y Nevada). Quien gane dos de esos tres tiene grandes posibilidades de controlar la C¨¢mara alta.

Todos los expertos coinciden en que quiz¨¢ haya que esperar d¨ªas ¡ªsi no semanas¡ª hasta tener resultados concluyentes, especialmente en el Senado. Por ejemplo, en Pensilvania y Nevada, los resultados no se conocieron en 2020 hasta cuatro d¨ªas despu¨¦s. En Arizona y Carolina del Norte, que tambi¨¦n son competitivos, tardaron m¨¢s de una semana. Y en Georgia no solo tardaron m¨¢s de dos semanas, sino que, adem¨¢s, en caso de que ning¨²n candidato supere el 50%, se deber¨¢ celebrar una segunda vuelta cuatro semanas despu¨¦s. Si ese senador es decisivo, tal vez no se conozca el control del Senado hasta mediados de diciembre. En la C¨¢mara de Representantes, si la victoria republicana es holgada, no habr¨¢ que aguardar tanto, pero si las cosas est¨¢n igualadas, tambi¨¦n habr¨¢ que esperar d¨ªas o semanas.

Adem¨¢s, tanto la agencia AP como las televisiones, que tienen expertos que calculan cu¨¢ndo se puede dar por bueno un resultado sin esperar al final del escrutinio, van a extremar la prudencia para evitar errores que puedan ser objeto de interpretaci¨®n pol¨ªtica.

Tarden lo que tarden en llegar los resultados, sus consecuencias tendr¨¢n amplio recorrido. Para empezar, basta con que los republicanos controlen una c¨¢mara para que aten de pies y manos a Biden con su agenda legislativa y le sometan a un escrutinio extremo. Los republicanos promover¨¢n comisiones de investigaci¨®n y procesos de destituci¨®n pol¨ªtica (impeachment) sobre diferentes parcelas del Gobierno, con el propio presidente en el punto de mira a la m¨ªnima que encuentren una excusa. Los republicanos tampoco podr¨¢n imponer sus leyes, ni siquiera con mayor¨ªa en las dos c¨¢maras, dado el derecho de veto del presidente. As¨ª que las opciones que quedan son negociaci¨®n o bloqueo, con m¨¢s posibilidades de lo segundo, dada la polarizaci¨®n extrema del pa¨ªs.

El resultado, adem¨¢s, marcar¨¢ el punto de partida para las elecciones presidenciales de 2024 y abrir¨¢ debates internos en los partidos sobre qu¨¦ estrategia y qu¨¦ candidatos les permitir¨¢n lograr la Casa Blanca en dos a?os.

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