Donald Trump vota con la promesa de que ¡°no habr¨¢ violencia¡± de sus simpatizantes en las elecciones en Estados Unidos
El candidato republicano pone fin a una campa?a marcada en su ¨²ltimo tramo por un tono cada vez m¨¢s violento, mis¨®gino y xen¨®fobo
The New York Post, buque insignia del conglomerado medi¨¢tico conservador de Rupert Murdoch, public¨® el 16 de noviembre de 2022 en una media columna en p¨¢gina par un suelto rebosante de iron¨ªa. Empezaba: ¡°A tan solo 720 d¨ªas de las pr¨®ximas elecciones, un hombre jubilado de Florida anunci¨® el martes por la noche que se presenta a presidente¡±.
Ese Florida Man era, claro, Donald Trump, y este (otro) martes rellen¨® una papeleta con su nombre en un colegio electoral de Palm Beach, el n¨²cleo urbano m¨¢s cercano a Mar-a-Lago, la mezcla de club social, campo de golf y hotel en la que tiene fijada su residencia. Tras votar, habl¨® con los reporteros. Les dijo que se sent¨ªa ¡°muy confiado en la victoria¡±. Tambi¨¦n respondi¨® a la pregunta de si pedir¨¢ a sus seguidores que no ejerzan la violencia si no quedan contentos con el resultado. ¡°No hace falta que se lo diga. Desde luego que no habr¨¢ violencia. Ciertamente, yo no la deseo¡±, respondi¨® el expresidente. ¡°Esa gente cree en la no violencia¡±, a?adi¨®, pasando por alto que una turba de sus simpatizantes atac¨® el Capitolio en Washington tras un mitin en el que el entonces a¨²n mandatario les areng¨® para que lo hicieran. Unos 140 polic¨ªas resultaron heridos. Un agente y tres atacantes murieron durante la algarada. Centenares de insurrectos est¨¢n cumpliendo penas de prisi¨®n. Y Trump ha prometido que los indultar¨¢ si recupera la presidencia.
Los periodistas le preguntaron por la posibilidad de que ni ¨¦l ni Harris alcanzaran al final del d¨ªa los 270 votos necesarios para asegurarse el triunfo en el colegio electoral. ¡°Algo as¨ª nunca deber¨ªa suceder¡±, respondi¨®. Trump tambi¨¦n afirm¨® que est¨¢ en su ¨¢nimo ser ¡°muy inclusivo¡± si gana. Y esas palabras tampoco casaron bien con la realidad: el candidato ha pasado los ¨²ltimos d¨ªas de su campa?a elevando el tono violento, mis¨®gino y xen¨®fobo de su discurso.
Fue precisamente all¨ª, en Mar-a-Lago, donde Trump anunci¨®, tras el fiasco republicano de las elecciones legislativas de mitad de mandato, que se presentaba por tercera vez a las presidenciales, tras ganarlas por sorpresa en 2016 y perderlas en 2020 contra Joe Biden, una derrota que se neg¨® (y a¨²n se niega a aceptar). Y fue all¨ª tambi¨¦n donde en verano de aquel 2022 el FBI entr¨® en busca de las decenas de cajas con papeles confidenciales que se hab¨ªa llevado sin permiso de la Casa Blanca cuando la dej¨® a rega?adientes tras incitar el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021
El texto del Post, que se?alaba tanto la prisa de Murdoch por que el movimiento conservador estadounidense y el Partido Republicano pasaran p¨¢gina de una vez de la figura que los puso patas arriba hace casi una d¨¦cada como el momento m¨¢s bajo de la carrera pol¨ªtica de Trump, hac¨ªa notar que si el candidato resultaba elegido en estas elecciones tendr¨ªa 78 a?os al jurar el cargo. Ser¨ªa, por tanto, el presidente de m¨¢s edad a la hora de hacerlo.
Casi nadie, no solo la persona que escribi¨® esos pocos p¨¢rrafos llenos de mala idea, pod¨ªa imaginar que ese Florida Man encarar¨ªa 720 d¨ªas despu¨¦s un empate virtualmente perfecto con su contrincante, la vicepresidenta Kamala Harris (tampoco muchos habr¨ªan apostado entonces por la candidatura dem¨®crata de Harris este martes). Por el camino, Trump ha sido encausado en cuatro juicios por delitos graves (es el primer inquilino de la Casa Blanca en pasar por un trago as¨ª), ha visto c¨®mo su contrincante hac¨ªa tambi¨¦n historia al convertirse en el primer presidente en renunciar a la reelecci¨®n en medio siglo, y ha sobrevivido a dos intentos de asesinato durante la campa?a m¨¢s igualada y sobresaltada que se recuerda.
En uno de esos juicios, un jurado lo hall¨® en Nueva York culpable de 34 delitos graves relacionados con el pago en negro a la actriz Stormy Daniels para que acallara una relaci¨®n extramatrimonial que ¨¦l niega. La ley de Florida no permite a los reos votar, pero tambi¨¦n dice que rige la normativa del Estado en el que el delincuente fue condenado. Mientras espera a conocer su condena, cuya lectura est¨¢ prevista para el 26 de noviembre, Trump se ha beneficiado as¨ª de la ley progresista de Nueva York, que permite a los reos votar siempre que no est¨¦n en la c¨¢rcel.
Y as¨ª pudo Trump presentarse a depositar su papeleta poco antes de mediod¨ªa en un colegio electoral de Palm Beach, vestido con uno de sus caracter¨ªsticos trajes azules, pero sin corbata, acompa?ado de su esposa, Melania, pero no del hijo de ambos, Barron, que cumpli¨® 18 a?os en marzo y, por tanto, est¨¢ en condiciones de estrenarse como votante. Trump tambi¨¦n vest¨ªa una gorra roja con el lema, su lema, Make America Great Again (Devolvamos la grandeza a Estados Unidos), pese a que la ley estadounidense proh¨ªbe acudir a las urnas exhibiendo mensajes pol¨ªticos.
10 mitines en tres d¨ªas
Han sido jornadas intensas: Trump ha dado 10 m¨ªtines en solo tres d¨ªas. El m¨¢s intenso fue el lunes, cuando pis¨® cuatro ciudades en tres Estados decisivos: Carolina del Norte, un territorio que ha visitado con una intensidad un tanto desconcertante, Pensilvania ¨Dcon sus 19 votos electorales y su importante masa de votantes hispanos, es donde ambos candidatos se juegan media presidencia¨D y M¨ªchigan. All¨ª, en la ciudad de Grand Rapids fue donde el candidato republicano despidi¨® en la madrugada del lunes su campa?a y, por extensi¨®n, un ¡°movimiento pol¨ªtico¡± que, con esa tendencia suya a la megaloman¨ªa, le gusta definir como ¡°el m¨¢s importante de la historia de la humanidad¡±.
Las ¨²ltimas palabras del Trump candidato (si gana, la ley no le permite volver a presentarse; si pierde, y admite esa derrota, ha dicho que no volver¨¢ a hacerlo) fueron una repetici¨®n de algunas de sus promesas estrella: el cierre de la frontera y una deportaci¨®n masiva ¨Dde nuevo, ¡°la m¨¢s grande de la historia¡±¨D, el final de la inflaci¨®n, la consecuci¨®n, sin la ayuda de nadie, de la paz mundial, y la soluci¨®n de todos los problemas del sistema electoral estadounidense. Volvi¨® a agitar el bulo del fraude en las urnas y puntualiz¨® que no se enfrenta a Harris, sino ¡°al sistema corrupto de Washington¡± y a la ¡°malvada maquinaria dem¨®crata¡±.
Su campa?a convoc¨® una fiesta para seguir los resultados electorales en un centro de convenciones de West Palm Beach a cuyas puertas hab¨ªa simpatizantes esperando a entrar desde la noche anterior. Una de las inc¨®gnitas de la jornada era saber si Trump saldr¨ªa a celebrar su triunfo antes de tiempo, como hace cuatro a?os, cuando a¨²n quedaban millones de votos por contar. Tres d¨ªas despu¨¦s, se supo que hab¨ªa perdido.
Entonces, el candidato se apoy¨® en lo que se conoce como el ¡°espejismo rojo¡±, al que suele seguir, como entonces sigui¨®, el ¡°cambio azul¡±. El rojo es tanto el color republicano en Estados Unidos como el que ti?e los primeros mapas electorales cada cuatro a?os cuando comienza el recuento y se conocen los resultados de las zonas rurales, m¨¢s conservadoras, f¨¢ciles y r¨¢pidas de tabular que los de las ciudades azules (dem¨®cratas). En ese cambio de color tambi¨¦n suele influir la tendencia de los votantes progresistas a hacerlo por correo, porque esas papeletas se cuentan las ¨²ltimas.
El Partido Republicano lleva semanas abonando el terreno para denunciar un fraude electoral en un plan que recuerda al que desplegaron Trump y los suyos en 2020. No fue una sorpresa, por tanto, que las denuncias de ¨²ltima hora y las amenazas a los empleados electorales marcaron este martes una jornada en la que un hombre jubilado de Florida podr¨ªa convertirse de nuevo en presidente de Estados Unidos.
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