El fracaso de Harris complica el camino de otras mujeres a la Casa Blanca
La candidata dem¨®crata, al igual que Clinton en 2016, choca con el techo de cristal para lograr el cargo politico m¨¢s importante del mundo
¡°Estados Unidos ha preferido tener su primer presidente delincuente que su primera mujer presidenta. ?Qu¨¦ diablos pasa, Am¨¦rica? Hemos tenido dos mujeres cualificadas, llenas de logros, candidatas para la presidencia, y las dos veces han sido derrotadas por el peor var¨®n de todo el pa¨ªs¡±. La humorista Desi Lydic resum¨ªa as¨ª esta semana, en un mon¨®logo del programa sat¨ªrico The Daily Show, el sentir de muchas mujeres (y algunos hombres) votantes de la dem¨®crata Kamala Harris tras la contundente victoria de Donald Trump en las elecciones del martes. ¡°Parece que vamos a tener cualquier tipo de presidente primero antes que una mujer. Un presidente amish¡ ?Hasta un presidente perro, con tal de que sea macho!¡±
Una vez que se confirmaban los resultados, comentarios como estos, y con el mismo tono de incredulidad, se multiplicaron en las redes sociales, en los corrillos del trabajo, en las conversaciones entre familiares y entre amigas. ¡°Me duele que m¨¢s de la mitad del pa¨ªs haya dejado claro que prefiere a un hombre, aunque sea tan problem¨¢tico como Donald Trump, antes que una mujer bien cualificada. Menudo mensaje le mandamos a nuestras hijas¡±, se lamentaba Anne, residente en las afueras de Washington, al d¨ªa siguiente de la votaci¨®n. Aisha, afroamericana de 18 a?os que votaba por primera vez, no pod¨ªa evitar las l¨¢grimas: ¡°La mayor¨ªa en este pa¨ªs no quiere que le mande alguien como yo¡±.
El techo de cristal que ha bloqueado que una mujer pudiera ocupar el m¨¢ximo puesto en el pa¨ªs durante 248 a?os va a continuar durante cuatro m¨¢s. Por lo menos.
La derrota de Harris lleg¨® despu¨¦s de la de Hillary Clinton en 2016. Las dos, a manos del mismo hombre, Donald Trump. Dos tropiezos que pueden tener consecuencias a corto o medio plazo en las perspectivas de que otra mujer vaya a encabezar la lista electoral de alguno de los dos grandes partidos estadounidenses. ¡°Si la narrativa se transforma en que las mujeres no pueden ganar, hay un riesgo¡±, admite Debbie Walsh, directora del Centro para las Mujeres Estadounidenses en Pol¨ªtica (CAWP, por sus siglas en ingl¨¦s) de la Universidad Rutgers.
¡°Es dif¨ªcil que vaya a haber otra mujer candidata a la presidencia en un futuro cercano¡±, considera de modo m¨¢s tajante Martha Johnson, profesora de Ciencias Pol¨ªticas en la Universidad Northeastern en Oakland. ¡°No es que el Partido Dem¨®crata fuera a ser en general hostil a la idea. Probablemente, estar¨ªa bastante abierto¡±. Esta formaci¨®n cuenta con casi tres veces m¨¢s legisladoras en el Congreso estadounidense que los republicanos, y ocho gobernadoras por cinco de sus rivales. ¡°Pero la cuesti¨®n puede estar en los votantes en las primarias. Es m¨¢s probable que no elijan a una mujer candidata, aunque les guste m¨¢s, porque piensen que una mujer no va a poder ganar en la carrera por la Casa Blanca. Creo que eso va a ser un problema en los pr¨®ximos ciclos electorales¡±.
Es una situaci¨®n que ya se vivi¨® dentro del partido en 2020, las siguientes elecciones tras la derrota de Clinton. A las primarias se presentaron media docena de mujeres candidatas: la propia Harris, pero tambi¨¦n senadoras del calibre de Elizabeth Warren o Amy Klobuchar, o la congresista Tulsi Gabbard, ahora del lado republicano. Pero los votantes acabaron prefiriendo la opci¨®n ¡°segura¡±. Los finalistas fueron dos varones blancos entrados en a?os: el senador por Vermont, Bernie Sanders y el antiguo vicepresidente de Barack Obama, Joe Biden, el vencedor final.
El consuelo de Clinton
Hace ocho a?os, Clinton pudo recibir el consuelo de que gan¨® el voto popular: recibi¨® casi tres millones de votos m¨¢s que su contrincante en todo el pa¨ªs, aunque repartidos de modo que no le permitieron obtener los 270 votos electorales necesarios para hacerse con la Casa Blanca. Ahora, la vicepresidenta ha recibido un varapalo m¨¢s duro: con el 93% del voto escrutado, ha recibido 3,9 millones de votos menos que el republicano.
El problema no es que una mujer no pueda resultar elegida. Clinton gan¨® el voto popular, recuerda Walsh ¡°Sabemos, por tanto, que las mujeres y los votantes est¨¢n dispuestos a emitir ese voto para la presidencia de EE UU. Sabemos que las mujeres han sido elegidas para cualquier otro puesto de la jerarqu¨ªa: presidenta de la C¨¢mara de Representantes, gobernadoras, senadoras¡¡±.
El principal factor para la derrota de Harris, recuerda esta experta, fue el descontento generalizado con la marcha de la econom¨ªa, despu¨¦s de tres a?os de inflaci¨®n, que solo qued¨® bajo control este a?o, demasiado tarde para muchos trabajadores con problemas para llegar a fin de mes. Algo que condenaba a la actual Administraci¨®n encabezada por Joe Biden, y a una Kamala Harris directamente vinculada, como su vicepresidenta, a un m¨¢s que impopular jefe de Estado. La falta de tiempo para tratar de dibujar otra percepci¨®n en los electores, dado que Harris se convirti¨® en la candidata dem¨®crata con poco m¨¢s de 100 d¨ªas antes de la votaci¨®n, se convirti¨® en otro factor en su contra.
¡°Pero no podemos dejar de reconocer el papel que su g¨¦nero, y su origen ¨¦tnico, ha desempe?ado. En parte porque su oponente jug¨® con eso en cada oportunidad que tuvo. Que si ella no estaba cualificada, que si tendr¨ªa ataques de nervios, que si no se sabr¨ªa imponer a otros jefes de Estado como Vlad¨ªmir Putin o Kim Jong-un, que no ser¨ªa lo suficientemente fuerte porque es una mujer. Es su gu¨ªa para las mujeres, y lo utiliz¨® por tierra, mar y aire¡±, matiza Walsh, en charla telef¨®nica. Esta experta tambi¨¦n recuerda que Estados Unidos no es ¨²nico en su reticencia en poner una mujer al frente del pa¨ªs: solo un tercio de todas las naciones del mundo han estado dirigidos por una mujer. En la actualidad gobiernan 13 mujeres en un total de 193 pa¨ªses.
Harris nunca quiso aludir a la naturaleza hist¨®rica de su candidatura como la primera mujer negra aspirante a la presidencia de EE UU. Cuando le preguntaron, respondi¨®: ¡°Claramente, soy una mujer¡±. Pero enfatiz¨® que su propuesta era ¡°gobernar para todos los estadounidenses¡±, con independencia de ideolog¨ªa, g¨¦nero o procedencia ¨¦tnica. ¡°El g¨¦nero jug¨® un papel mayor en el triunfo de Trump que en la derrota de Harris¡±, sostiene la profesora Johnson.
Tras la votaci¨®n, quedaba claro que Harris hab¨ªa perdido terreno entre todos los grupos posibles de votantes, incluidas las mujeres blancas, donde su campa?a hab¨ªa depositado sus esperanzas de triunfo. ?nicamente logr¨® avances entre las mujeres afroamericanas, convertidas en la espina dorsal del Partido Dem¨®crata.
¡°Cualquier mujer habr¨ªa tenido el desaf¨ªo a?adido, contra cualquier oponente, de demostrar que puede liderar al nivel m¨¢s alto, porque esta presidencia se percibe como el mayor puesto para un var¨®n del mundo. Porque siempre han sido hombres, y blancos, con la excepci¨®n de Barack Obama. Y ella ten¨ªa que deshacer esta idea de qui¨¦n puede ocupar ese cargo, y convencer a los votantes. Porque es un hecho que las mujeres candidatas tienen que demostrar su val¨ªa y sus cualificaciones mucho m¨¢s de lo que necesita hacerlo un hombre candidato¡±, apunta Walsh.
Menos opciones republicanas
Del lado republicano, opina tambi¨¦n Johnson, el problema es el peque?o n¨²mero de mujeres en altos cargos federales, el Congreso o gobernadoras de alg¨²n Estado. Ese partido tambi¨¦n reh¨²ye las pol¨ªticas identitarias, ¡°especialmente ahora¡±, y, por tanto, no cuenta con mecanismos internos para promover las candidaturas de mujeres, recuerda esta experta.
¡°Adem¨¢s, ahora tenemos a Trump, que enfatiza de manera muy abierta un cierto tipo de masculinidad, dir¨ªa que incluso la misoginia. No hay raz¨®n para pensar que un partido dominado por Trump y sus aliados dar¨ªa prioridad a que las mujeres se presenten candidatas¡±, agrega.
Pero incluso en un a?o en el que Harris perdi¨® la carrera por la Casa Blanca, muchas otras mujeres han logrado hacer historia. El a?o pr¨®ximo habr¨¢ 13 mujeres gobernadoras, la mayor cifra hasta ahora. En el Senado habr¨¢ dos mujeres afroamericanas al mismo tiempo por primera vez: Angela Alsobrooks, como representante de Maryland, y Lisa Blunt Rochester, por Delaware. Sarah McBride, de Delaware, ser¨¢ la primera diputada transexual. Al menos 145 mujeres, 106 de ellas dem¨®cratas, ocupar¨¢n esca?os en alguna de las dos C¨¢maras, y podr¨ªan ser m¨¢s: a¨²n faltan esca?os por adjudicar.
¡°Las mujeres siempre han salido al paso para responder en tiempos inciertos y de desaf¨ªo. Esta vez no es diferente¡±, sostiene Erin Loos Cutraro, fundadora de She Should Run, una organizaci¨®n independiente enfocada en promover candidaturas femeninas a cargos p¨²blicos. ¡°Tras las elecciones hemos visto crecer las voces de las mujeres que expresan su decepci¨®n porque esta vez tampoco haya sido elegida presidenta una mujer. Pero este momento va m¨¢s all¨¢ de un resultado electoral. Va de preparar los caminos que empiezan en las urnas, crecen dentro de las comunidades en todo el pa¨ªs y, al final, inspiran a las mujeres a liderar¡±.
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