El arte de conversar con un adolescente
Once pasos para conseguir una comunicaci¨®n eficaz con nuestros hijos
Cierra la puerta de su habitaci¨®n con rabia y sin medir la fuerza de su portazo. Se oye un golpe seco en la mesa de su escritorio y silencio sepulcral. Sin entenderlo muy bien t¨² te quedas al otro lado de la puerta intentando serenarte, con la sensaci¨®n de acabar siempre igual.
Acompa?ar a un adolescente es una tarea ardua, repleta de retos diarios, de estrategias por aprender. No es f¨¢cil entender por qu¨¦ nuestros hijos adolescentes en ocasiones se muestran tan irreverentes, irascibles y...
Cierra la puerta de su habitaci¨®n con rabia y sin medir la fuerza de su portazo. Se oye un golpe seco en la mesa de su escritorio y silencio sepulcral. Sin entenderlo muy bien t¨² te quedas al otro lado de la puerta intentando serenarte, con la sensaci¨®n de acabar siempre igual.
Acompa?ar a un adolescente es una tarea ardua, repleta de retos diarios, de estrategias por aprender. No es f¨¢cil entender por qu¨¦ nuestros hijos adolescentes en ocasiones se muestran tan irreverentes, irascibles y les cuesta tanto escuchar nuestras opiniones. No es f¨¢cil aceptar que hayan crecido tan r¨¢pidamente y necesiten volar fuera del nido.
Un adolescente es un volc¨¢n en erupci¨®n que estalla a menudo sin poder entender muy bien el motivo, un c¨®ctel de emociones desbocado que intenta comprender un mundo que va a toda velocidad. Una persona que experimenta una metamorfosis de cambios y va tejiendo su propia identidad. Con sentimientos poco modulados, confusos y llenos de contradicciones.
Una persona que piensa que en ocasiones el mundo gira en contra de ¨¦l, con poca capacidad para la autocr¨ªtica y para gestionar la frustraci¨®n.
La adolescencia es la etapa en la que nuestros hijos necesitan de nuestro cari?o, comprensi¨®n y empat¨ªa aunque en ocasiones no parezca as¨ª. Que les acompa?emos con calma y respeto, que entendamos sus cambios de humor y les ayudemos a poner freno a su impulsividad.
Nuestros hijos necesitan que expresemos nuestro amor de forma incondicional a diario, que consensuemos normas, que flexibilicemos l¨ªmites. Que no les ahoguemos con nuestras expectativas o juicios de valor. Precisan toneladas de miradas que acojan, palabras que entiendan, abrazos que protejan.
Pero no es nada f¨¢cil conseguir acompa?arlos con tranquilidad cuando se pasan muchas horas encerrados en su habitaci¨®n, enganchados a su m¨®vil o a la consola, cuando te sientes herido con sus constantes cuestionamientos, cuando deciden esconderse detr¨¢s de su silencio.
Uno de los principales motivos de preocupaci¨®n de las familias con hijos adolescentes es la falta de comunicaci¨®n. A menudo las conversaciones con ellos quedan relegadas a monos¨ªlabos como ¡°s¨ª¡± o ¡°no¡±, a la sensaci¨®n que los j¨®venes construyen un muro para que no sepamos nada de su vida.
Nuestros hijos adolescentes muchas veces se muestran reticentes a hablar con nosotros, a compartir qu¨¦ les inquieta, a expresar todo aquello que les recorre por dentro. En ocasiones por miedo a sentirse juzgados, a que puedan tener repercusiones negativas seg¨²n lo que nos expliquen o podamos compartirlo con terceras personas y violemos su intimidad.
Tambi¨¦n les asusta que podamos reaccionar de forma desproporcionada ante sus confidencias o que les etiquetemos por los errores que cometen.
La comunicaci¨®n debe continuar siendo uno de los pilares m¨¢s importantes en nuestro acompa?amiento durante esta etapa y por esta raz¨®n debemos encontrar estrategias que nos permitan crear nuevos canales de comunicaci¨®n.
Es esencial que nuestros hijos se sientan escuchados, reconocidos y respetados. El problema no reside en lo que decimos sino en la forma en la que lo hacemos.
?C¨®mo podemos conseguir una comunicaci¨®n eficaz con nuestros hijos?
1. Seamos conscientes de nuestras propias emociones y estados de ¨¢nimos. Si nosotros no estamos bien, ellos tampoco lo estar¨¢n.
2. Hablemos con ganas de entendernos, sin interrogaciones, iron¨ªas, tonos acusativos o comparaciones. Con un lenguaje lleno de respeto y grandes dosis de afectividad. Tengamos siempre muy presentes las caracter¨ªsticas propias de la etapa que est¨¢n viviendo.
3. Busquemos espacios diarios para poder hablar sin prisas, donde podamos compartir aquello que nos preocupa o nos ilusiona de forma distendida. Respetemos la intimidad que necesitan, sus ritmos vitales, dej¨¦mosles que experimenten sin sentirse vigilados. Aceptemos que no siempre querr¨¢n hablar cuando nosotros lo propongamos.
3. La escucha atenta y activa debe ser la base de nuestra comunicaci¨®n. Abramos conversaciones bidireccionales, eliminemos los gritos que distancian, ayudemos a nuestros hijos a reconocer sus emociones y a gestionarlas correctamente. Pidamos disculpas cuando nos equivoquemos.
4. Cuando veamos que la conversaci¨®n con ellos se vaya complicando y estemos a punto de perder el control, dejemos tiempo para serenarnos evitando as¨ª decir improperios. Retomemos la conversaci¨®n cuando hayamos recuperado la calma hablando de las emociones que hemos sentido y reflexionando acerca de lo ocurrido.
5. Mostremos inter¨¦s por todo aquello que les gusta y demos importancia a todo lo que nos cuentan. Mostrarnos cercanos y disponibles nos ayudar¨¢ a abrir nuevos canales de comunicaci¨®n. Utilizar interjecciones como ¡°ya veo¡± en o ¡°vaya¡± nos permitir¨¢ demostrarles que les prestamos atenci¨®n.
6. Seamos el mejor de los ejemplos a la hora de gestionar los conflictos, de controlar nuestra ira, pactemos f¨®rmulas asertivas que satisfagan a ambos lados. Controlemos nuestros impulsos escuchando sus quejas con cari?o, valorando sus propuestas, mostr¨¢ndonos emp¨¢ticos con sus preocupaciones. Convirt¨¢monos en un modelo de respeto, amor y comprensi¨®n.
7. Aceptemos a nuestros hijos tal y como son, apreciando todo lo bueno que tienen fortaleciendo as¨ª su autoestima. Un adolescente con una sana autoestima se respeta, valora y toma decisiones de forma aut¨®noma. Valoremos todos los esfuerzos que realizan con palabras que empoderen.
8. Dej¨¦mosles que tomen sus propias decisiones para que vayan dise?ando su propio camino. Asumamos que a menudo se equivocar¨¢n, ense?¨¦mosles que el error es imprescindible para aprender. Mostr¨¦mosles que confiamos en ellos, eliminemos de nuestras conversaciones los reproches o los juicios de valor sobre sus conductas.
9. Compartamos con ellos todo aquello que sentimos, nos gusta o nos preocupa. Expliqu¨¦mosles nuestros retos o dificultades, compartamos con ellos nuestro d¨ªa a d¨ªa, hag¨¢mosles part¨ªcipes nuestra forma de ver la vida. Ofrezc¨¢mosles realizar actividades juntos que fortalezcan nuestra relaci¨®n.
10. Repit¨¢mosles a diario que estamos a su lado de forma incondicional, pase lo que pase, hagan lo que hagan sin juicios. Creando v¨ªnculos de confianza, estableciendo lazos ¨ªntimos y aut¨¦nticos que creen el ambiente id¨®neo para expresarse libremente.
11. Mostr¨¦monos cari?osos y con mucho sentido del humor. Nuestros hijos han crecido mucho pero a¨²n necesitan sentirse protegidos con nuestros abrazos y besos. Utilicemos el WhatsApp para enviarles mensajes que creen complicidad.
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