?Qu¨¦ hay detr¨¢s de las mentiras de los ni?os?
Son un aspecto esencial de la socializaci¨®n de los menores. ?Te gustar¨ªa saber si tu hijo tiene ya adquirida esta capacidad? Te propongo que lleves a cabo un sencillo ejercicio
Recientemente he acabado de leer un magn¨ªfico libro titulado ¡°Ni?os sin etiquetas¡± escrito por los psic¨®logos Alberto Soler y Concepci¨®n Roger. En este libro se abordan una gran cantidad de cuestiones interesantes relacionadas con la crianza de nuestros hijos, pero hubo un cap¨ªtulo en especial que me hizo reflexionar: las mentiras en los ni?os. Es un tema que preocupa (y mucho) a los padres, motivo por el cual decid¨ª escribir sobre la funci¨®n que cumplen las mentiras en nuestros hijos y a...
Recientemente he acabado de leer un magn¨ªfico libro titulado ¡°Ni?os sin etiquetas¡± escrito por los psic¨®logos Alberto Soler y Concepci¨®n Roger. En este libro se abordan una gran cantidad de cuestiones interesantes relacionadas con la crianza de nuestros hijos, pero hubo un cap¨ªtulo en especial que me hizo reflexionar: las mentiras en los ni?os. Es un tema que preocupa (y mucho) a los padres, motivo por el cual decid¨ª escribir sobre la funci¨®n que cumplen las mentiras en nuestros hijos y alumnos. Son muchas las cuestiones que nos planteamos con relaci¨®n a las mentiras de nuestros hijos: ?por qu¨¦ mi hijo me dice que no ha pintado con ceras la pared si tiene las manos del mismo color que la cera? ?por qu¨¦ ocultan algo cuando lo rompen? ?por qu¨¦ hay determinadas cosas que solo se las piden a los abuelos y encima lo hacen a escondidas? Si t¨² tambi¨¦n te haces estas preguntas o algunas similares est¨¢s de enhorabuena. Los estudios llegan a la conclusi¨®n de que mentir es sin¨®nimo de ser inteligente, as¨ª que, lo dicho, felicidades.
A madres, padres y maestros nos preocupa mucho que nuestros hijos nos mientan sobre cosas que han hecho (o no han hecho). Solemos atribuir la mentira a algo intr¨ªnseco del ni?o (¡°es un ni?o mentiroso¡± o ¡°es una ni?a mala¡±) o, por el contrario, a que no les estamos educando por el buen camino (¡°Hugo est¨¢ mintiendo mucho ¨²ltimamente, yo creo que algo estamos haciendo mal para que act¨²e de esta manera¡±). Lo cierto es que la mentira es un aspecto evolutivo, normal y adaptativo. Necesitamos saber mentir y hacerlo suficientemente bien para estar adaptados a nuestro entorno y sociedad. Como explican Alberto Soler y Concepci¨®n Roger en su magn¨ªfico libro, los ni?os pueden mentir por tres motivos diferentes. En primer lugar porque necesitan que sus padres aprueben lo que hacen, dicen y qui¨¦nes son. En segundo lugar porque les cuesta reconocer sus errores y meteduras de pata y en tercer lugar porque quieren evitar a toda costa las consecuencias negativas de sus actos (Ejemplo los castigos). En definitiva, los ni?os mienten por aprobaci¨®n, porque cuesta reconocer el error y para evitar los castigos. ?Vaya! Exactamente los mismos motivos por los que los adultos tambi¨¦n mentimos: para ser aceptados en la familia y en nuestro grupo de amigos, porque nos cuesta mostrarnos imperfectos y porque no queremos ser sancionados ni se?alados por nadie. No nos gusta que nuestros hijos mientan, pero somos los primeros que lo hacemos, entre otros motivos, porque la mentira es un aspecto fundamental de la socializaci¨®n del ser humano.
?En qu¨¦ consiste mentir? Una persona miente cuando dice algo contrario a lo que sabe, siente o piensa. En ocasiones m¨¢s que mentir, lo que hacemos es ocultar algo. Por lo tanto, para poder mentir es necesario que la persona sea consciente de algo, por ejemplo, que ha roto un juguete o que siente mucha rabia, y posteriormente pone en marcha la mentira. Es fundamental que la persona que miente sea consciente que los dem¨¢s piensan o saben cosas diferentes de las que sabemos nosotros. Los ni?os muy peque?os, al pensar que los dem¨¢s tienen las mismas sensaciones, emociones y pensamientos que ellos, no tienen la capacidad de mentir. Esta posibilidad solo entra en escena cuando aparece esta diferenciaci¨®n entre nosotros y los dem¨¢s. Solo puedo mentir si soy capaz de entender y ser consciente de que t¨² no sabes o no has visto lo mismo que yo s¨¦ o he visto. Ah¨ª es donde cabe la mentira, de lo contrario no existe esa posibilidad. Llamamos teor¨ªa de la mente a la capacidad que desarrollamos sobre los cuatro y cinco a?os mediante la cual diferenciamos nuestras emociones, intenciones y creencias de las de los dem¨¢s. Ser¨ªa algo as¨ª como otorgar una mente a los dem¨¢s diferente de la nuestra. Determinados ni?os, como por ejemplo los ni?os con trastorno del espectro autista, tienen verdaderas dificultades para otorgar esa mente a los dem¨¢s, conectar con ellos y ponerse en su lugar. Esto, como pod¨¦is imaginar, implica una gran limitaci¨®n en cuanto a la inteligencia social y emocional.
?Te gustar¨ªa saber si tu hijo tiene ya adquirida la capacidad de mentir? Te propongo que lleves a cabo este sencillo ejercicio que desarroll¨® el psic¨®logo brit¨¢nico Simon Baron-Cohen para comprobar si los ni?os ya tienen desarrollada la teor¨ªa de la mente. Para poner en marcha lo que este profesor de la universidad de Cambridge denomin¨® la ¡°falsa creencia¡± solo necesitas dos mu?ecos, una canica, una cesta y una caja. Debes representar la siguiente situaci¨®n. Ann y Sally son dos amigas que est¨¢n jugando con la canica. Cuando se cansan, deciden guardar la canica en la cesta de Sally. Al cabo de pocos segundos, Sally decide ir a dar un paseo sola, algo que aprovecha su amiga Ann para coger la canica de la cesta y esconderla en su caja. Al cabo de unos minutos regresa Sally. La pregunta que le haremos a nuestro hijo para comprobar si tiene teor¨ªa de la mente es la siguiente: ¡°?en qu¨¦ lugar crees que Sally buscar¨¢ su canica?¡±. Aquellos ni?os que respondan que Sally buscar¨¢ la canica en la caja de Ann no tendr¨¢n a¨²n adquirida la teor¨ªa de la mente y, por lo tanto, o no mentir¨¢n mucho o lo har¨¢n de manera torpe. Estos ni?os, aunque dan la respuesta correcta de d¨®nde est¨¢ la canica, a¨²n no diferencian la informaci¨®n que tienen ellos del lugar en el que est¨¢ la canica (en la caja de Ann) de lo que realmente sabe Sally (cuando ella se fue la canica estaba en su cesta). En cambio, aquellos ni?os que digan que Sally buscar¨¢ la canica en su cesta, a pesar de que sepan que all¨ª no lo va a encontrar, s¨ª que tienen teor¨ªa de la mente, ya que saben diferenciar lo que ellos saben de lo que sabe Sally. Por supuesto que puedes cambiar los nombres de los personajes y hasta incluso los objetos con tal de que la idea quede intacta. Yo me he limitado a describir el entramado original.
Este famoso y divertido estudio de Baron-Cohen lleg¨® a la conclusi¨®n de que un 85% de los ni?os de cuatro a?os y medio lograban separar lo que ellos sab¨ªan de lo que sab¨ªa Sally, por lo que dec¨ªan que Sally buscar¨ªa la canica en su cesta. Por lo tanto, ten¨ªan desarrollada su teor¨ªa de la mente. Adem¨¢s de que los ni?os tengan adquirida la teor¨ªa de la mente, algo que les permitir¨¢ mentir, hay que tener en cuenta que las mentiras en los ni?os son m¨¢s frecuentes si existe un clima de desconfianza en casa, si el ni?o tiene un apego inseguro y si los padres utilizan frecuentemente el castigo. Si, por el contrario, somos capaces de desarrollar una buena relaci¨®n con nuestros hijos, donde reina la confianza, la empat¨ªa y la comunicaci¨®n, entonces la mentira ser¨¢ menos probable, aunque como sostengo a lo largo del art¨ªculo, la mentira es necesaria para una buena y saludable adaptaci¨®n social.
*Rafa Guerrero es psic¨®logo y doctor en Educaci¨®n. Director de Darwin Psic¨®logos. Autor de los libros ¡°Educaci¨®n emocional y apego¡± (2018), ¡°Cuentos para el desarrollo emocional desde la teor¨ªa del apego¡± (2019), ¡°C¨®mo estimular el cerebro del ni?o¡± (2020), ¡°Educar en el v¨ªnculo¡± (2020) y ¡°Vinculaci¨®n y autonom¨ªa a trav¨¦s de los cuentos¡± (2021).
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