Desmontando el mito de la maternidad como destino a trav¨¦s de la literatura
No querer tener hijos es algo que todav¨ªa no entiende mucha gente debido al planteamiento sobre la descendencia que se inculca desde la infancia. Varias escritoras han dado voz a una situaci¨®n que cada vez es m¨¢s com¨²n entre las mujeres
¡°Se te va a pasar el arroz¡±, ¡°Te vas a arrepentir¡± o ¡°Te vas a perder lo mejor de la vida¡± son algunas de las frases que como una flecha perdida atraviesan en alg¨²n momento a las mujeres que deciden no tener hijos. Si bien se ha producido un aumento significativo de los tratamientos de reproducci¨®n asistida y de mujeres que optan por ser madres solas, muchas otras deciden no serlo. Pero esa es una opci¨®n que a¨²n es sometida a un escrutinio social y familiar que no siempre es f¨¢cil transitar.
¡°A palabras necias, o¨ªdos sordos¡±, cuenta Irene Hernanz, autora del blog No Mo, en el que reflexiona en torno a la no maternidad desde su experiencia personal. ¡°Cada vez menos gente te dice a la cara que no le parece bien que no quieras hijos, pero la cr¨ªtica se hace a las espaldas¡±, a?ade. Aunque ella siempre tuvo claro que no quer¨ªa tener hijos, menciona que ha sentido siempre una enorme presi¨®n hacia la expectativa de tenerlos. Hernanz sostiene que lo inusual es contar la historia de la vida sin hijos: en la mayor¨ªa de los casos que conoce ha ganado el s¨ª a la maternidad, algo que, como se?ala, se ve a nivel social como lo l¨®gico: ¡°Nadie imagina la vida de las personas sin descendencia porque no es com¨²n. En mi opini¨®n, la gente que ha cedido seguramente tampoco ten¨ªa referentes y sent¨ªa la presi¨®n social y familiar¡±.
Mujeres como Virginia Woolf lo dejaron escrito: ¡°Uno no puede traer hijos a un mundo como este¡±. La escritora Sheila Heti en Maternidad (Lumen, 2019) o la profesora y escritora Donna Freitas en Las nueve vidas de Rose Napolitano (Grijalbo, 2021) tambi¨¦n transitaron la ausencia del deseo de ser madre. La escritora espa?ola Marta Sanz lo narra desde lo biogr¨¢fico en La lecci¨®n de anatom¨ªa (Anagrama, 2014): ¡°Las narraciones de otros partos que no fueron el de mi madre, tambi¨¦n fomentaron mi resistencia a perpetuarme en la carne de mi carne¡±, subraya en su libro.
La escritora y traductora Pilar Ad¨®n reflej¨® su deseo de no ser madre en algunos de sus poemas, ¡°Siempre he querido y quiero mucho a mi madre, pero siempre tuve claro que no quer¨ªa vivir como ella¡±, explica Ad¨®n en conversaci¨®n con este peri¨®dico. Fue precisamente su progenitora, que tuvo dos hijos y fue ama de casa, quien al principio ejerci¨® una mayor presi¨®n para que tuviera ni?os y cumpliera su sue?o de ser abuela, pero en su d¨¦cada de los treinta tambi¨¦n sus amigos insistieron en el asunto: ¡°Me dec¨ªan que me iba a perder lo mejor que le puede pasar en la vida a una mujer, y la presi¨®n bienintencionada fue brutal¡±. Cuenta que incluso algunas personas la llegaron a llamar ego¨ªsta y la condenaron a la soledad argumentando que si no ten¨ªa descendencia iba a estar sola en la vejez.
Tambi¨¦n la fil¨®loga y escritora Jenn D¨ªaz utiliz¨® la literatura para mostrar en Mujer sin hijo (JotDown, 2013) el deseo de maternidad o su ausencia encarnado en tres personajes que habitan un mundo dist¨®pico en el que es obligatorio tener descendencia. ¡°En la realidad vivimos otro tipo de antiutop¨ªa sofisticada: no es obligatorio tener descendencia, pero la estructura social y cultural sigue promocionando la familia nuclear como unidad v¨¢lida y reconocible por la instituci¨®n¡±, explica. Como situaci¨®n, advierte, decidir no ser madre es m¨¢s complejo, pero cree que sigue siendo una calle sin salida: ¡°La maternidad sigue siendo el destino preferido de la instituci¨®n para las mujeres, pero, al mismo tiempo, nos plantean unas condiciones materiales incompatibles con la maternidad elegida¡±.
Ante la pregunta de si somos realmente libres para decidir cu¨¢ndo, c¨®mo y con qui¨¦n tener hijos, D¨ªaz responde que no cree que haya nada que se pueda decidir individualmente de manera puramente libre. Alude, en primer lugar, a c¨®mo el contexto social moldea estos planteamientos desde la infancia. Tambi¨¦n se?ala que cuando se toma la decisi¨®n no suelen acompa?ar otras cuestiones, como la econom¨ªa o los v¨ªnculos. Pero incluso, a?ade, cuando las mujeres deciden tener hijos las condiciones siguen condicionando la experiencia. Para D¨ªaz, la literatura y otras formas de expresi¨®n art¨ªstica funcionan como generadoras de realidad: ¡°La narrativa oficial de la madre abnegada fue durante mucho tiempo un pozo de frustraci¨®n para muchas¡±. Seg¨²n cuenta, a ella el libro Maternidad y creaci¨®n (Alba, 2001), de la fot¨®grafa y artista visual Moyra Davey, le cambi¨® la perspectiva, porque las autoras y creadoras madres que lo protagonizan decidieron hablar de la ambivalencia de la crianza desde el punto de vista de mujeres que trabajan con el arte y la cultura. ¡°Los libros autorizan, abren camino, reducen el espacio, provocan frustraci¨®n, liberan¡ pueden hacerlo todo¡±, sostiene. Tanto para D¨ªaz como para Ad¨®n, el problema se da cuando la literatura tiene un mensaje ¨²nico, que es lo que ha pasado hist¨®ricamente, y celebran que, por primera vez, el relato oficial sobre la maternidad se est¨¢ construyendo con la voz de las madres.
¡°Me asombr¨® la acogida que tuvo por parte de lectoras que se sintieron muy identificadas con los poemas¡±, recuerda Ad¨®n sobre su poemario Las ¨®rdenes (Anagrama, 2018). Cuando decidi¨® publicar el libro pens¨® que estaba exponiendo algo demasiado ¨ªntimo, un tema del que no se habla: ¡°En un universo en el que la maternidad sigue estando glorificada, parece que las mujeres que no queremos ser madres llegamos como seres dotados de p¨²as y espinas que desean perforar esa burbuja de felicidad. Y nada m¨¢s lejos de la realidad¡±. Lo importante, para ella, es que las mujeres puedan tomar decisiones sin tener que dar explicaciones ni soportar una lluvia de cr¨ªticas, advertencias y chantajes emocionales: ¡°Por eso es crucial que a trav¨¦s de la literatura y el arte se exponga y se normalice algo tan esencial como la capacidad de la mujer a hacer con su vida lo que quiera¡±.
La encuesta de fecundidad del INE de 2018, los ¨²ltimos datos publicados, refleja un porcentaje significativo de mujeres que no quieren ser madres: el 6,9% de las mujeres menores de 30 a?os; el 18,3% de 30 a 34 a?os; el 22,8% de 35 a 39 a?os; el 26,4% de 40 a 44 a?os; y el 16,9 % de m¨¢s de 45 a?os. Sara Lafuente Funes, soci¨®loga y autora de Mercados reproductivos (Katakrak, 2021), cree que en estas cifras influyen mucho los cambios en los roles sociales y las expectativas de g¨¦nero: ¡°Es un porcentaje importante que crece y es muy interesante¡±. Para la experta, seg¨²n se va reduciendo el mandato social, y aunque siga existiendo mucha presi¨®n social y se siga vinculando mucho la identidad de mujer con la identidad de madre, cada vez hay m¨¢s margen de libertad: ¡°No ser madre es una opci¨®n deseada y decidida por muchas mujeres, y las im¨¢genes de las no-madres han cambiado mucho en pocas d¨¦cadas, y es interesante lo r¨¢pido que ha cambiado en el contexto espa?ol¡±.
Cuando no hay elecci¨®n
Para Míriam Aguilar, autora de ¿Y ahora qué? (Koan, 2024), en el que narra la no maternidad por circunstancias (físicas, psicológicas, materiales…), el deseo de ser madre estuvo presente durante años. Lo intentó, pero tuvo cuatro pérdidas gestacionales y aunque intentó varios tratamientos de reproducción asistida a lo largo de ocho años, finalmente no se quedó embarazada. Para entonces cuenta que ya estaba elaborando su duelo y cuando llegó el momento de dejar de intentarlo sintió alivio. “Cuando quieres ser madre y no puedes, puede ser muy doloroso ver a otras mujeres embarazadas y en muchos casos te acabas aislando”. Sobre esto, Aguilar cree que cuando la decisión de no tener hijos se toma por iniciativa personal puede ser más o menos “molesto” estar en círculos donde las personas son madres y padres, pero no es doloroso. “Se sostiene de otra forma”, apunta. Eso sí, lamenta que a todas se las juzgue por igual: “A las mujeres sin hijos, ya sea por circunstancias o por elección, nos juzgan por no tenerlos. A todas”.