Nueve claves para acompa?ar a tu hijo durante su adolescencia
No es nada f¨¢cil aceptar que tu reto?o haya crecido tan r¨¢pidamente, que prefiera pasar su tiempo libre junto a sus amigos y no contigo, que te quiera y te necesite de manera diferente
Silencios que incomodan, distancias que se alargan y separan, v¨ªnculos que desaparecen. Portazos que rompen el alma, castigos sin sentido, exigencias que ahogan o asfixian. Conversaciones llenas de reproches, amenazas y peros que pesan en el alma.
Que dif¨ªcil es acompa?ar a alguien que se muestra rebelde, insolente y desafiante. Que manifiesta poco inter¨¦s por compartir con nosotros todo aquello lo que le sucede que, para hacer frente a su frustraci¨®n,...
Silencios que incomodan, distancias que se alargan y separan, v¨ªnculos que desaparecen. Portazos que rompen el alma, castigos sin sentido, exigencias que ahogan o asfixian. Conversaciones llenas de reproches, amenazas y peros que pesan en el alma.
Que dif¨ªcil es acompa?ar a alguien que se muestra rebelde, insolente y desafiante. Que manifiesta poco inter¨¦s por compartir con nosotros todo aquello lo que le sucede que, para hacer frente a su frustraci¨®n, para modular la monta?a rusa de emociones por la que transita.
Que complicado es conectar con un hijo que, en ocasiones, nos falta al respeto, nos alza la voz o se muestra desagradecido. Que no reconoce sus errores, le cuesta escuchar nuestros consejos y se siente inseguro y perdido. Una persona en proceso de descubrimiento, de cambio, con altas dosis de ego e impulsividad, donde solo existe el todo o la nada. Lleno de contradicciones, inapetencia, y poca capacidad para la reflexi¨®n.
Que frustrante es sentir que en muchas situaciones no sabemos dar respuesta a sus necesidades, que parece que hablamos idiomas diferentes y no logramos encontrar el adecuado equilibrio entre la exigencia y la libertad. Que no somos capaces de entender cuando reaccionan de forma desajustada, impulsiva e impredecible.
No es nada f¨¢cil aceptar que tu hijo haya crecido tan r¨¢pidamente, que prefiera pasar su tiempo libre junto a sus amigos y no contigo, que te quiera y necesite de manera diferente. Que reclame su espacio y libertad, en ocasiones con mucha insolencia.
La adolescencia es la etapa educativa m¨¢s dif¨ªcil de acompa?ar y en la que nuestros hijos m¨¢s necesitan de nuestra comprensi¨®n, serenidad y empat¨ªa. Que les ayudemos a descifrar el mundo cambiante al que se enfrentan, que les digamos a diario que estamos a su lado sin condici¨®n aunque parezca que no nos escuchan. Potenciando un lenguaje positivo y utilizando una mirada llena de reconocimiento y cari?o.
Una etapa muy convulsa que a menudo nos desconcierta y nos exige nuestra mejor versi¨®n. Que nos hace perder la paciencia, contagiarnos del mal humor que muestran habitualmente y nos llena de numerosos interrogantes. Que nos hace sentir culpa e impotencia cuando no logramos sintonizar con lo que viven y sienten.
Que sea una etapa tan agitada no significa que tambi¨¦n pueda ser maravillosa. Es un momento para nuestros hijos lleno de oportunidades, de primeras veces, de descubrimientos estimulantes y emociones muy intensas que podemos vivir a su lado. De empezar a conocer el mundo adulto desde la ilusi¨®n y la inocencia.
Han crecido mucho, pero siguen siendo nuestros peque?os a los que les gustaba que les achuch¨¢semos y les protegi¨¦semos. Nuestros adolescentes necesitan sentir que les entendemos, respetamos y nos les juzgamos ni les llenamos de etiquetas. Que conectamos con ellos emocionalmente y les acompa?amos sin dramatismos y con grandes dosis de sentido com¨²n y sentido del humor.
Que entendemos el torbellino de cambios a los que deben hacer frente y lo dif¨ªcil que es para ellos hacerse mayor. Que les dejamos ser tal y como ellos desean y les ayudemos a construir un buen autoconcepto y una apropiada autoestima. Que les ayudemos a despertar el inter¨¦s y la curiosidad.
?C¨®mo podemos conseguir conectar con nuestros hijos adolescentes?
- Estando presentes y disponibles, ofreci¨¦ndoles el tiempo y la atenci¨®n que necesitan. Haci¨¦ndoles sentir queridos, valorados y apoyados. Estrechando v¨ªnculos nuevos adaptados a su edad para demostrarles nuestra confianza y amor incondicional.
- Entendiendo que la adolescencia es una etapa necesaria y temporal para llegar a la adultez, un periodo repleto de cambios y fluctuaciones. Hacer el ejercicio de recordar qu¨¦ tipo de adolescente fuimos, qu¨¦ problemas ocasionamos a nuestros padres y qu¨¦ errores cometimos nos permitir¨¢ ser mucho m¨¢s emp¨¢ticos con nuestros hijos.
- Siendo firmes y flexibles cuando lo creemos oportuno estableciendo normas y l¨ªmites consensuados. Cuidando mucho la manera en la que les decimos las cosas, acompa?¨¢ndoles en la toma de sus decisiones y en la detecci¨®n y el desarrollo de sus talentos.
- Convirti¨¦ndonos en los mejores referentes que puedan tener convirti¨¦ndonos en el mejor de los ejemplos. Sin miedo a dejarles volar y brind¨¢ndoles la posibilidad de equivocarse sin sentir culpa.
- Permiti¨¦ndoles que descubran el mundo a su manera, respetando sus gustos, ritmos de aprendizaje, deseos e intimidad. D¨¢ndoles el espacio que necesitan para ir creando su propia identidad.
- Ofreci¨¦ndoles seguridad y confianza para que puedan probar y arriesgarse sin que el error pueda interpretarse como un fracaso. Estableciendo sobre ellos expectativas acertadas para evitar que se sientan presionados o cuestionados, valor¨¢ndoles todo aquello que hacen bien.
- Apoy¨¢ndoles con nuestras palabras de aliento, nuestras miradas c¨®mplices y regal¨¢ndoles a diario nuestros abrazos y besos que tanto siguen necesitando.
- Validando emocionalmente lo que sienten, haci¨¦ndonos cargo de nuestras emociones y acompa?ando las suyas desde el respeto y la paciencia. Ayud¨¢ndoles a identificar y gestionar todo aquello que les recorre por dentro.
- Teniendo muy en cuenta sus opiniones, gustos, necesidades y proyectos. Contagi¨¢ndoles nuestro amor por la vida, nuestras ganas de mejorar a diario. Haci¨¦ndoles sentir importantes dentro de la familia y creando espacios y momentos compartidos con ellos.
Nuestros hijos adolescentes necesitan de nuestra calma y confianza para que les ayudemos a capear el temporal por el que transitan. Convirt¨¢monos en el mejor refugio que puedan tener, ayud¨¦mosles a buscar su lugar en el mundo, a superar sus dudas y sus miedos con grandes dosis de amor y paciencia. Seamos modelos, gu¨ªas y acompa?antes para ellos.
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