Ni?os dictadores: c¨®mo atajar el s¨ªndrome del emperador
La recomendaci¨®n para los padres y madres que siempre acceden a las peticiones de sus hijos es que los eduquen desde el respeto y el afecto, y que establezcan l¨ªmites claros en su crianza
Los padres de Rub¨¦n Garc¨ªa [nombre ficticio] acuden a una tutor¨ªa que ha solicitado de manera urgente su profesora. Rub¨¦n tiene cinco a?os y est¨¢ cursando el ¨²ltimo a?o de Educaci¨®n Infantil. Es sociable y tranquilo... salvo cuando las cosas no son como ¨¦l quiere. Los progenitores acuden muy extra?ados a la tutor¨ªa, puesto que ¨¦l es un ni?o mod¨¦lico en casa. Es poco frecuente que surjan conflictos. La tutora se muestra preocupada por su comportamiento, ya que es incapaz de cumplir las normas y tampoco acepta un no por respuesta. ...
Los padres de Rub¨¦n Garc¨ªa [nombre ficticio] acuden a una tutor¨ªa que ha solicitado de manera urgente su profesora. Rub¨¦n tiene cinco a?os y est¨¢ cursando el ¨²ltimo a?o de Educaci¨®n Infantil. Es sociable y tranquilo... salvo cuando las cosas no son como ¨¦l quiere. Los progenitores acuden muy extra?ados a la tutor¨ªa, puesto que ¨¦l es un ni?o mod¨¦lico en casa. Es poco frecuente que surjan conflictos. La tutora se muestra preocupada por su comportamiento, ya que es incapaz de cumplir las normas y tampoco acepta un no por respuesta. Si el adulto hace lo que ¨¦l quiere o desea, todo va bien, pero como se encuentre con un l¨ªmite o algo que no encaje con lo que quiere, puede llegar a comportarse de manera desafiante y agresiva. Los padres reconocen en la tutor¨ªa que no les gusta que su hijo sufra y lo pase mal. Es por ello por lo que no le ponen l¨ªmites en casa y que, si lo que tienen de cena no le gusta, ellos siempre piensan: ¡°Qu¨¦ me cuesta hacerle otra cosa con tal de que cene...¡±.
Rub¨¦n solo tiene problemas en aquellos lugares donde se le ponen l¨ªmites, se le exige que cumpla con unas obligaciones y donde recibe alguna que otra vez un no por respuesta. Por este motivo, su profesora ve en ¨¦l un ni?o problem¨¢tico y sus padres no. En clase se le trata como a uno m¨¢s y en casa sus padres acceden a todo lo que les pide. Es muy probable que Rub¨¦n sea etiquetado en la escuela como ni?o caprichoso. De una manera t¨¦cnica tambi¨¦n podr¨ªa ser diagnosticado del s¨ªndrome del emperador. Como su propio nombre indica, esta manifestaci¨®n implica tener unos cuidadores principales que acceden a todas las peticiones que hace su hijo. Los padres suelen tener mucho miedo y se angustian cada vez que el menor llora o lo pasa mal.
Son muchos los que se suben al carro de la crianza respetuosa; cada vez m¨¢s padres y madres son conscientes de las repercusiones que tienen los buenos tratos en la infancia sobre la salud mental y emocional de los hijos. En ocasiones, desgraciadamente, a los que creen y luchan por la crianza respetuosa, se les tacha de malcriar a los menores. Estos aducen que el d¨ªa de ma?ana estos ni?os ser¨¢n personas d¨¦biles, malcriadas, caprichosas, dependientes y sin recursos para enfrentarse a los obst¨¢culos que les pone la vida. Al comprender y validar las emociones de los hijos no se les est¨¢ haciendo m¨¢s d¨¦biles, sino m¨¢s bien todo lo contrario. Lo que el ser humano necesita, a todas las edades, es cari?o, respeto y comprensi¨®n.
Los seres humanos funcionan mejor con la cooperaci¨®n que con la competici¨®n. Los ni?os necesitan que les se pongan l¨ªmites, normas, y que se les diga que no cuando corresponde. Atenderles y comprenderles no es malcriarlos. No es que sea recomendable establecer l¨ªmites, sino que es una necesidad. En el ejemplo de Rub¨¦n, necesita de manera urgente que sus padres se los pongan en casa. Debe aprender a respetarlos y a experimentar el sufrimiento que implica no poder hacer algo que quiere, aunque siempre ante la presencia de un adulto que le ayude a digerir todo esto.
Tratar bien a los hijos no implica atender todas sus peticiones. Los ni?os piden much¨ªsimas cosas: piden cosas necesarias, pero tambi¨¦n expresan lo que les gustar¨ªa comprar. Esto ¨²ltimo, por ejemplo, no es una necesidad, sino un deseo. En ocasiones necesitan sentirse pertenecientes, protegidos o ser vistos, pero no son conscientes de lo que necesitan y no lo dicen.
Es m¨¢s, muchas de las conductas que se etiquetan como desafiantes o disruptivas tienen que ver con una necesidad no cubierta. La ¨²nica manera que tienen los ni?os de hacer saber que tienen una necesidad sin cubrir es port¨¢ndose mal y llamando la atenci¨®n. En conclusi¨®n, no siempre que piden algo es porque lo necesitan, y no siempre que necesitan algo lo van a pedir de manera expl¨ªcita.
El problema de lo que se conoce como el s¨ªndrome del emperador o los ni?os dictadores, donde los padres sirven todas las peticiones de sus hijos, no est¨¢ en el menor sino m¨¢s bien en sus progenitores. Una vez m¨¢s, reitero que todos los padres lo hacen todo lo bien que saben, pero no siempre lo hacen bien. Un porcentaje importante de progenitores que atienden los caprichos de sus hijos de manera constante son sobreprotectores. Son padres y madres a los que les cuesta mucho conectar con las necesidades reales del menor y se centran en sus propios miedos y angustias, motivo por el que acceden a todo lo que sus hijos piden.
Suelo comentar que los progenitores y maestros deben estar al servicio de las necesidades de sus hijos y alumnos; el problema est¨¢ en que, si se deja de estar al servicio de lo que necesitan para cubrir todo lo que piden (necesidades y deseos), se les estar¨¢ haciendo un flaco favor a ni?os y adolescentes. Por este motivo es fundamental que los adultos sean capaces de dejar sus expectativas, deseos y conflictos a un lado para poder conectar con el menor. Una vez que se sintoniza con el hijo es importante saber diferenciar entre lo que necesita y lo que desea. Las necesidades deben cubrirse y atenderse siempre, mientras que los deseos y caprichos son espor¨¢dicos.
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