?Teta o biber¨®n? ?Hacer o no colecho?: 9 de cada 10 mujeres se sienten juzgadas como madres
El nuevo estudio ¡®No eres menos madre¡¯, del Club de Malasmadres, pone de relieve que ellas siguen llevando la carga de los ni?os. Laura Baena, su fundadora, lamenta que las cr¨ªticas vengan sobre todo de la familia y que siga imperante una maternidad que anteponga a los hijos a la identidad propia
El juicio continuo. La culpa. Ser una madre perfecta. Todas estas sensaciones y sentimientos siguen cargando de estr¨¦s y sufrimiento a las mujeres. Y es algo que no comienza con el parto, sino que muchas empiezan a padecer las cr¨ªticas sobre su forma de criar desde el embarazo, porque es justo durante la gestaci¨®n cuando se destapan las expectativas, las creencias y la presi¨®n externa. As¨ª lo concluye el estudio ...
El juicio continuo. La culpa. Ser una madre perfecta. Todas estas sensaciones y sentimientos siguen cargando de estr¨¦s y sufrimiento a las mujeres. Y es algo que no comienza con el parto, sino que muchas empiezan a padecer las cr¨ªticas sobre su forma de criar desde el embarazo, porque es justo durante la gestaci¨®n cuando se destapan las expectativas, las creencias y la presi¨®n externa. As¨ª lo concluye el estudio No eres menos madre, que present¨® este mi¨¦rcoles 5 de julio el Club de Malasmadres, y en el que han participado 14.000 personas. Exactamente, ¡°9 de cada 10 mujeres se sienten juzgadas como madres con frecuencia. Y si ahondamos en d¨®nde reciben m¨¢s presi¨®n, el entorno es determinante: 8 de cada 10 se sienten criticadas por la propia familia¡±, se?ala el informe.
¡°Donde m¨¢s apoyadas nos deber¨ªamos sentir, nos juzgan sin compasi¨®n. En ese lugar, la familia, que deber¨ªa ser refugio, es donde m¨¢s nos critican. ?En qu¨¦ momento hemos permitido algo as¨ª? Y esto nos lleva a vivir la crianza en soledad¡±, explica la fundadora del Club de Malasmadres, Laura Baena, a EL PA?S. ¡°Si a esto le unes la falta de corresponsabilidad de nuestras parejas hombres y la ausencia de pol¨ªticas p¨²blicas efectivas para evitar la gran renuncia de las madres, tenemos el contexto social perfecto para que no haya futuro y la tasa de natalidad est¨¦ en m¨ªnimos hist¨®ricos. As¨ª que s¨ª, urge que haya m¨¢s apoyos y que nos tomen en serio, pero para eso tenemos que movilizarnos nosotras y dejar de aceptar unas reglas del juego que solo nos penaliza a nosotras¡±.
Adem¨¢s, las participantes en el estudio opinan que la informaci¨®n sobre la crianza ¡°hace que esta se profesionalice y la exigencia a la hora de tener hijos es cada vez mayor¡±. ¡°A golpe de clic tenemos informaci¨®n infinita de cada tema que nos preocupa. Esto es peligroso si no sabemos filtrar o si no nos acercamos con pensamiento cr¨ªtico¡±, subraya Baena. Para ella, hay que poner en duda lo que leemos y confiar en profesionales de cada ¨¢rea: ¡°Es maravilloso saber que al otro lado de la pantalla tenemos recomendaciones, v¨ªdeos de ejercicios o pautas de alimentaci¨®n para cada etapa de la crianza, pero no podemos creer que todo vale para todas y todos porque la red no nos personaliza, no conoce nuestros casos, no tienen en cuenta c¨®mo nos sentimos o c¨®mo son nuestros hijos. Por eso, hay que alejarse de la pantalla y pedir ayuda cuando la necesitamos¡±. Su consejo es acudir a profesionales que den informaci¨®n contrastada, con rigor y con respeto.
El mito de la madre perfecta
Las encuestadas tambi¨¦n aseguran que el mito de la madre perfecta sigue muy presente. Para que esto acabe, seg¨²n Baena, es necesario la educaci¨®n de toda la sociedad: ¡°Sigue imperante un modelo de maternidad que antepone a los hijos por encima de la identidad, y por esto transitamos todas las madres, hasta que nos declaramos malas madres y nos liberamos, como podemos, de esta presi¨®n social que tanto limita¡±. Eso s¨ª, esta madre de tres ni?as incide en que todo esto las mujeres lo hacen con culpa constante, sinti¨¦ndose insuficientes siempre, dentro y fuera de casa, hagan lo que hagan. Exactamente, y seg¨²n los resultados del estudio, ¡°7 de cada 10 de ellas se sienten culpables por no ser lo que se espera de ellas: la perfecci¨®n¡±. ¡°Hay como una voz interior que tiene que recordarte a cada paso: ¡®Tranquila, no eres menos madre¡¯. Y esto tiene que acabar¡±. Para Baena se ha pasado de la imagen de una mujer abnegada, sacrificada, que renunciaba a su vida, a su placer, a su tiempo propio tras tener hijos ¡°a ser una superwoman, que todo lo puede y si no puede, no lo reconoce¡±.
¡°Ahora, adem¨¢s de tener una maternidad perfecta¡±, prosigue, ¡°tambi¨¦n la mujer debe tener una trayectoria profesional perfecta, cuidarse, hacer deporte, tener vida p¨²blica y ser feliz¡±. Y en este combo imposible para Baena lo que se resiente es la salud mental porque no se puede, no se llega y las madres est¨¢n agotadas: ¡°Yo me pregunto: ?qui¨¦n cuida a las madres? La ruptura del modelo tiene que venir de un cambio social, que mueva las estructuras sociales y culturales, que entienda que el cuidado de los hijos es social y que el actual modelo laboral penaliza a las madres y las empuja a renunciar¡±.
Y no hay que esperar a dar a luz para que las madres se sientan juzgadas. ¡°Las recomendaciones m¨¦dicas o los mitos sociales act¨²an ejerciendo m¨¢s presi¨®n sobre la mujer que est¨¢ embarazada, provocando as¨ª el sentimiento de culpa por no estar haciendo lo correcto, por sentirse menos madre¡±, seg¨²n concluye el estudio. ¡°Por ejemplo¡±, seg¨²n los datos, ¡°dos de cada cinco mujeres se han sentido juzgadas al verse presionadas por el control de peso recomendado¡±. ?Y qu¨¦ ocurre en el posparto? Seis de cada diez declaran haber sentido malestar tras la llegada de su hijo. Exactamente, el 54% de las participantes afirma haberse sentido desbordada tras parir. ¡°En este momento, se destapa una realidad que nunca te hab¨ªan contado, y en el que el juicio social se hace m¨¢s patente¡±, se?ala Baena. Elecciones como dar el pecho o biber¨®n se convierten en un debate del entorno pr¨®ximo con derecho a juzgar si se es m¨¢s o menos madre por elegir una manera u otra de criar. El dato es claro: ¡°La mitad de las mujeres (51%) se ha sentido cuestionada por elegir lactancia materna o de f¨®rmula¡±.
¡°Cada cuerpo es distinto y cada mujer reacciona de manera diferente al embarazo y al posparto¡±, contin¨²a Baena. En su opini¨®n, aqu¨ª desempe?a un papel complicado la imagen que dan las redes sociales que siguen idealizando la maternidad. ¡°En este estudio, hemos recibido testimonios que emocionan, de c¨®mo se vive ser madre en soledad y tristeza, muchas veces, porque no alcanzamos a ser como la imagen que nos proyecta la vida irreal en internet. Una distop¨ªa de lo que somos y lo que deber¨ªamos ser, que afecta mucho a las mujeres¡±. Para ella este estudio pretende abrazarlas y decirles: ¡°No est¨¢s sola¡± y ¡°lo est¨¢s haciendo muy bien, decidas lo que decidas¡±.
Adem¨¢s, la falta de tiempo para dedicarle a los hijos y la carga mental derivada de las tareas del hogar y el cuidado son los dos factores que m¨¢s impactan a las mujeres en la ¨¦poca de crianza. M¨¢s de la mitad de las mujeres (el 54%) encuestadas se siente mal durante los primeros a?os de vida de sus peque?os por no estar todo el tiempo que desear¨ªan con ellos por las exigencias del mercado laboral. Por otro lado, el 65% asegura sentir esa sobrecarga por ser quien gestiona el peso mental de asumir las tareas en casa, ¡°lo que pone de manifiesto la necesidad de una corresponsabilidad real¡±, como apunta el estudio.
¡°Ojal¨¢ hubiera una f¨®rmula m¨¢gica, pero creo que hay dos claves fundamentales para conseguir interiorizar nuestro lema de No eres menos madre. Por un lado, bajar la autoexigencia y no compararnos con otras mujeres, muchos menos si las vemos por Instagram¡±, a?ade Baena. ¡°Hay que romper con ello y no solo para ser madres m¨¢s libres y vivir con calma la maternidad, sino porque si reducimos esas exigencias que nos autoimponemos seguramente consigamos dedicar algo de tiempo para lo m¨¢s importante: nosotras mismas¡±, incide. Para la fundadora del Club de Malasmadres la segunda clave es que las mujeres se cuiden, que se dediquen unos minutos: ¡°Para no perder nuestra identidad como mujer. Tenemos que priorizarnos y mandar a la culpa bien lejos, mientras la sociedad se compromete y los hombres se implican de verdad¡±.
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