De poco sirve un padre corresponsable si el resto de la sociedad no lo es
Expertos y progenitores denuncian que no existen leyes para una conciliaci¨®n digna y sin estr¨¦s y abogan por cambios estructurales del sistema y di¨¢logo dentro de la familia
La crianza sigue siendo territorio de las madres y de las abuelas. Aunque en cuesti¨®n de corresponsabilidad cada vez se dan pasos m¨¢s largos y firmes, las mujeres siguen siendo las que mayoritariamente soportan la carga de los cuidados. La antrop¨®loga Julia Ca?ero Ruiz, miembro de la asociaci¨®n PETRA Maternidades Feministas, asegura que vivimos en una sociedad patriarcal en la que los cuidados est¨¢n infravalorados, invisibles, no se remuneran y no se consideran trabajo: ¡°Por lo tanto, son la actividad asociada a la mujer, como todas aquellas actividades invisibles o definidas como menores¡±.
Ca?ero Ruiz afirma que no existe una predisposici¨®n gen¨¦tica para el cuidado, ni las mujeres est¨¢n destinadas por ¡°naturaleza¡± a la crianza: ¡°Cuidar forma parte de nuestra cultura y de todas las culturas, pero en el capitalismo se educa en valores no compatibles y contrarios a los cuidados. Estos son la competencia, la individualidad, el ego¨ªsmo y la acumulaci¨®n¡±. Esta educaci¨®n hasta hace poco se ha transmitido mayoritariamente a los hombres, ¡°pero ahora cada vez m¨¢s a las mujeres. He ah¨ª el sentimiento de culpa de algunas madres cuando sienten que no llegan a todo por las dobles y triples jornadas laborales¡±, a?ade.
Para la antrop¨®loga el modelo del padre ausente proveedor sigue vivo, pero va desplaz¨¢ndose por uno nuevo modelo: padre ausente proveedor m¨¢s madre ausente proveedora: ¡°En muchas ocasiones es as¨ª porque no hay otra forma de subsistir¡±, matiza. El cuidado de los ni?os y ni?as se externaliza durante la mayor parte del d¨ªa y, el resto del tiempo, prosigue Ca?ero, se cr¨ªan con pantallas: ¡°El problema es que no se pone el foco donde debe ponerse: en el sistema. Al final, en vez de comenzar una rebeli¨®n, se genera culpa, sobre todo en las madres¡±.
Existen familias con padres corresponsables, pero la antrop¨®loga asegura que se encuentran en la misma tesitura que las madres, ya que ¡°no existen leyes que permitan criar dignamente y sin estr¨¦s porque el trabajo no es compatible con la infancia ni con sus horarios¡±. As¨ª que, para Ca?ero Ruiz, no sirve de nada un padre corresponsable si el resto de la sociedad no lo es. Para la experta, la crianza no deber¨ªa ser un asunto de dos personas, menos a¨²n de una sola, sino de toda la sociedad: ¡°Poner la vida en el centro pasa por tener tiempo y recursos para que padres y madres cr¨ªen y cuiden sin que la salud mental se resquebraje¡±.
La balanza de la crianza se decanta indiscutiblemente por el peso de las madres. Seg¨²n la psic¨®loga Ester L¨®pez Trujillo las mujeres viven ahogadas y la t¨ªpica frase ¡°no me da la vida¡± se considera como un signo de ¨¦xito: ¡°Se premia la hiperproductividad, pero lo cierto es que enferma¡±. Tambi¨¦n cuenta que por su consulta pasan cantidad de progenitoras con ansiedad, agotamiento y desesperanza: ¡°La falta de paciencia, la sensaci¨®n de vivir en autom¨¢tico, la incapacidad de conectar con las criaturas y, por tanto, de disfrutar de la relaci¨®n son s¨ªntomas de cuerpos y mentes exhaustos¡±.
Para L¨®pez Trujillo esto no solo se debe a un sistema que precariza a quien cuida, tambi¨¦n responde a la falta de responsabilidad compartida con los padres: ¡°Desde el acompa?amiento que realizo en los embarazos observo que hay un inter¨¦s much¨ªsimo menor por parte de los padres. Mientras que ellas se informan, leen y se preparan, ellos lo hacen en mucha menor medida y cuando lo hacen es porque las madres se lo sirven en bandeja¡±.
Criar implica acompa?ar al ni?o en el proceso de crecimiento para aprender a vivir. Cada menor necesita la presencia de sus progenitores para alimentar la necesidad de crecer. Para Pablo Ruiz Boj, maestro y padre de tres hijos, ¡°la familia es una silla que necesita que las patas est¨¦n equilibradas para que no se caiga: las patas de los hijos y las patas de cada progenitor sostienen un hogar. Cuando una de estas se consume, las otras se resienten¡±. Como padre corresponsable de los cuidados afirma que cada hogar encuentra sus equilibrios. Este es el suyo: ¡°Sobre acuerdos con mi pareja se sostiene el sistema. Despu¨¦s de detectar nuestros d¨¦ficits, cada uno llev¨® a cabo un proceso personal y pudimos acordar nuestros equilibrios entre necesidades de cada uno, necesidades de cada criatura y disponibilidad de cada adulto¡±. A partir de ah¨ª, establecieron un plan que se va regulando y ajustando seg¨²n pasa el tiempo.
Para que los padres hagan la mitad del trabajo, Ester L¨®pez Trujillo recomienda ¡°conversar mucho¡±. Sostiene que hay que dialogar para poner sobre la mesa sentimientos, vivencias y necesidades: ¡°Se deben poner en com¨²n las tareas, divididas en subtareas y en grados de dificultad y tiempo empleado para poder repartir mejor¡±. Esto implica una negociaci¨®n libre de rencor y en pro del bien com¨²n. La psic¨®loga, que tambi¨¦n atiende a grupos de futuras madres, as¨ª como a grupos de cuidados, observa que ser¨ªa interesante que surjan grupos de padres donde haya nuevos modelos de paternidad: ¡°Donde verbalicen y den visibilidad a aquello que les atraviesa como padres¡±. Esto ser¨ªa una herramienta ¨²til, asegura, para ir agrietando la piedra de hielo que puede llegar a ser un padre ausente.
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