El s¨ªndrome de ¡®superwoman¡¯ y otras exigencias que nos autoimponemos las madres
Muchas mujeres ponen el list¨®n tan alto, algunas veces autoimpuesto, otras presionadas por el exterior o el entorno que no se permiten equivocarse
Hac¨ªa mucho fr¨ªo y llevaba a mi hijo de un a?o en brazos y la correa del perro en la mano. Tambi¨¦n cargaba con la mochila de la escuela infantil y mi bolso para ir a trabajar. Abr¨ª el coche, met¨ª al ni?o y al perro y los b¨¢rtulos. Cerr¨¦ la puerta y cuando fui al asiento del piloto e intent¨¦ abrir no encontr¨¦ las llaves. Me puse nerviosa, muy nerviosa. Mir¨¦ a mi hijo y vi que ten¨ªa las llaves del coche en sus manos y las utilizaba como de espada. Le dej¨¦ encerrado dentro, no pude sacarlo hasta que mi chico encontr¨® otras llaves de repuesto. Tierra tr¨¢game. Yo me cre¨ªa superwoman y soy supermalamadre. Y me preguntaba: ?El resto de madres cometen tantos errores como yo? ?Son normales mis descuidos? ?Necesitar¨¦ algo de tiempo libre para airear mi cabeza?
La psic¨®loga Marta Segrelles cuenta que hay una imagen de lo que ¡°deber¨ªa ser¡± una madre y que es necesario actualizar ese imaginario colectivo, porque es bastante exigente para con la mujer. Nos equivocamos, es un hecho y hay que aceptarlo. Tenemos en mente la madre con 30 brazos que, mientras atiende al tel¨¦fono, hace un biber¨®n, menea la cuna y ordena la habitaci¨®n. Unas exigencias tan altas, tan imposibles que, seg¨²n Segrelles, ¡°es normal sentirse perdida, dichosa, asustada, agradecida de m¨¢s, no saber y equivocarse en la crianza¡±. Cuenta que hay bastantes madres que acuden a terapia desbordadas y ella les calma diciendo que a todas nos pasan cosas parecidas, ¡°pero al no compartirlas pensamos que solo nos ocurre a nosotras¡±. ¡°Lo importante es ser una madre suficientemente buena, como dec¨ªa el psicoanalista Winnicott, porque madre perfecta no existe¡±, considera. Hacer tribu y contarles a las amigas que nos hemos dejado al ni?o en el coche ayuda a pasar el mal trago y domesticar la culpa.
¡°Pasa parecido con los problemas de salud mental, que se espera que se act¨²e como si no se tuvieran. A las madres se nos exige lo mismo: parecer lo menos imperfectas posible¡±. Una exigencia externa, que est¨¢ en el ideario social de madre-¨¢ngel-perfecta siempre, que va calando y acaba por dejarnos chorreando. Es por eso, dice la psic¨®loga, que acabamos sinti¨¦ndonos insuficientes y muy culpables cuando no llegamos a todo y no cumplimos con lo que se espera de nosotras. ¡°Lo normal es errar¡± y si lo es, ?por qu¨¦ en ocasiones nos ahogamos cuando metemos la pata? Ella considera que el contexto cercano es importante, y adem¨¢s no depende de nosotras. Dice Marta Segrelles que, para una madre, sentirse tranquila frente a la normalidad de cometer algunos errores, depende de si tengo a la gente de mi alrededor d¨¢ndome consejos, que no pedimos de c¨®mo hacerlo bien, o al contrario, tengo alrededor personas comprensivas que m¨¢s bien preguntan qu¨¦ necesito.
La psic¨®loga cuenta que lo que m¨¢s observa en las sesiones tiene que ver con la frustraci¨®n de querer aplicar un modelo de crianza supuestamente m¨¢s respetuoso del que hemos recibido en la infancia. Un modelo respetuoso que en ocasiones tendr¨ªamos que preguntarnos: ?Respetuoso con qui¨¦n?, porque, ?tiene sentido intentar cumplir con las exigencias de ese modelo si la madre acaba ahogada? Ponemos el list¨®n tan alto con nosotras mismas, algunas veces autoimpuesto presionadas por el exterior o el entorno, que ¡°poco o nada nos permitimos equivocarnos¡±. Y afirma Marta Segrelles: ¡°El error forma parte de la exploraci¨®n, una caracter¨ªstica de seguridad en los v¨ªnculos¡±, as¨ª que equivocarse es sano o corriente, y quien lo hace d¨ªa a d¨ªa es porque sale de la zona de confort.
Frente a los errores, hay madres y padres que prefieren ¡°no airearlos, no hablarlos, no dar explicaciones¡±. Y donde algunos pueden ver un conflicto, Marta Segrelles ve una bonita oportunidad para explicarle a los ni?os y ni?as que errare humanum est y que tenemos que gestionar la frustraci¨®n, dado que no siempre salen las cosas como esperamos y, viviendo en sociedad, tarde o temprano encontramos otras formas de hacer o pensar que confrontan la nuestra. Lo que s¨ª es importante es gestionar ¡°la culpa¡±, y cambiarla y transformarla en ¡°reparaci¨®n¡±. ?C¨®mo puedo arreglar lo que he hecho mal? ?Qu¨¦ tengo que tener en cuenta para que no se repita?
Las madres necesitamos espacios propios como agua de mayo. En ocasiones vivimos al l¨ªmite y acabamos ¡°petando o errando¡± por un cansancio acumulado y una falta de aire fresco. La psic¨®loga Laura Cerd¨¢n afirma que ¡°igual que no es sano estar siempre trabajando y no tener tiempo para desconectar, tampoco lo es estar d¨ªa y noche criando¡±. Considera que ¡°necesitar tiempo para una misma no significa no querer a los hijos, ni tampoco quererse m¨¢s a ti misma que a ellos, significa que para cuidar bien, es necesario cuidarse bien a una misma primero¡±.
Para Cerd¨¢n los espacios propios para reencontrarse con una misma son necesidad como el caf¨¦ ma?anero para las mujeres cafeteras. ¡°Cuando te conviertes en mam¨¢, dejas de ser Laura para ser la mam¨¢ de X. Esos espacios propios son esenciales para recordarte qui¨¦n eres, porque no solo eres mam¨¢, sigues siendo la mujer que eras antes, solo que distinta¡±. Distinta y con 30 brazos que hacen cosas. La sobrecarga de tareas que supone la maternidad, el no tener tiempo para una misma, genera estr¨¦s y ansiedad. ¡°Y eso puede acabar afectando a nuestro estado de ¨¢nimo¡±, afirma Cerd¨¢n. ¡°Una madre estresada est¨¢ de peor humor, se siente irritada y, con el tiempo, desmotivada, ap¨¢tica e incluso triste, esto repercute en todo nuestro entorno, tambi¨¦n en nuestros hijos, as¨ª que encontrar espacios y tiempo para nosotras nos ayudar¨¢ a mantener la ansiedad a raya¡±, asegura.
Ambas psic¨®logas est¨¢n seguras de que las mujeres que se dedican tiempo a s¨ª mismas est¨¢n de mejor humor. ¡°Generalmente, est¨¢n m¨¢s alegres, m¨¢s seguras y m¨¢s optimistas¡±. Pero para que esto sea realmente as¨ª, hay que eliminar el sentimiento de culpa del que habl¨¢bamos antes. Culpa por equivocarse y culpa por tener ratos propios.
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