Redes sociales y crianza: la fina l¨ªnea entre el orgullo de ser padre y la explotaci¨®n de un beb¨¦ esponsorizado
Mamis glamurosas, m¨¦dicos que aconsejan o progenitores coraje, hacen de estas plataformas una selva digital de contenido sobre la maternidad y la paternidad, d¨®nde obviamente hay expertos que dan consejos fiables, pero tambi¨¦n una legi¨®n de imitadores que pueden ser muy da?inos
Todos los que tenemos cr¨ªos tendemos a convertirlos en uno de nuestros temas de conversaci¨®n m¨¢s importantes y recurrentes, presuponiendo que a todos los dem¨¢s les importar¨¢ tanto como a nosotros. (Eso tambi¨¦n pasa con la gente apasionada por el f¨²tbol, que no dudan en monopolizar conversaciones). Pero antes, esta tem¨¢tica de crianza la limit¨¢bamos a nuestro ¨¢mbito m¨¢s cercano y ahora la queremos compartir con todo el universo gracias a las redes sociales. El capitalismo ha visto que los ni?os dan pasta y clics, y por eso los algoritmos buscan acercarnos a esa tribu digital con la que nos sentiremos hermanados en las alegr¨ªas y agotamientos de la crianza cotidiana.
Igual que los realities han convertido en famosos a gente sin oficio ni beneficio, las redes han generado peque?as celebridades de la crianza. Padres y madres que por el simple hecho de tener una criatura se convierten ahora en faros de la humanidad y te aparecen cada dos por tres, aunque t¨² no los sigas, y acabas viendo sus patrocinios tan cucos o sus consejos de paternidad que suenan paternalistas. El primer grupo, que acostumbra a ser el m¨¢s lucrativo a nivel de ingresos y seguidores, tambi¨¦n el m¨¢s moralmente dudoso, es el de las mamis glamurosas que ense?an el d¨ªa a d¨ªa de sus reto?os en ambientes id¨ªlicos. Si ellas antes hac¨ªan yoga, twerking o after work en terrazas con vistas panor¨¢micas, ahora pasean elegantes con sus hijos equipados a la ¨²ltima gracias a sus patrocinadores. Algunas fans las siguen porque son sus modelos aspiracionales, y otras por puro cotilleo. Para m¨ª es meter a tus hijos en la peli de Jim Carrey, El Show de Truman. Las famosas de nuestra infancia lo hac¨ªan a golpe de exclusiva y portada del ?Hola!, se las ve¨ªa m¨¢s glamurosas y deb¨ªan ganar m¨¢s pasta. Aunque claro, no todo el mundo puede ser la Preysler, y si te regalan un cochecito por sacarlo en dos videos, pues bienvenido sea¡
Otro perfil bastante prol¨ªfico en la creaci¨®n de contenido son las pediatras generosas y los expertos en crianza que aconsejan y responden consultas. Esta labor evangelizadora y difusora casa muy bien con el juramento hipocr¨¢tico¡ y tambi¨¦n con una estrategia de promoci¨®n l¨ªcita y legal de sus libros, cursos y talleres. Lo malo es que esto produce una legi¨®n de imitadores sin formaci¨®n pero con ansias del mismo reconocimiento, que quieren convertirse en gur¨²s de la crianza usando a sus hijos como artistas secundarios, y te saturan Instagram.
En esta selva digital del contenido sobre crianza, tambi¨¦n destacan los padres coraje, progenitores que se han convertido en estandartes de una lucha contra la enfermedad o injusticia que padece su hijo y acaban convertidos en divulgadores, cr¨ªticos del poder, promotores de campa?as para concienciar y referentes para familias que est¨¢n pasando por lo mismo. En su caso, muchas veces ense?an a sus hijos porque es la mejor manera de conseguir ponerle cara a un problema que los responsables pol¨ªticos y sanitarios intentan ignorar o tapar.
Y como es feo tirar la piedra y esconder la mano, no olvidar¨¦ que tambi¨¦n estamos los que hacemos una cr¨®nica de la crianza con humor y cierta utilidad, desde columnas, podcasts y redes, como quien antes hac¨ªa un libro de viajes para los que quer¨ªan viajar al mismo lugar. Queremos compartir con los dem¨¢s que educar y cuidar a una criatura es a veces mucho m¨¢s delirante de lo que nos parec¨ªa a priori. En general, lo hacemos respetando anonimatos y con un cierto sentido del pudor y de la privacidad.
Siempre ha habido ni?os actores, ni?os cantantes y ni?os deportistas que destacaban muy r¨¢pido y que han generado ingresos profesionales desde la m¨¢s tierna infancia y sus caras han sido conocidas por infinidad de personas. Y siempre ha habido padres que les han acompa?ado para potenciar su sue?o y cuidar de que su infancia no se rompiera, y tambi¨¦n ha habido padres que han querido obtener fama y fortuna a trav¨¦s del esfuerzo y sacrificio de sus hijos.
No todo el mundo es el padre de Britney Spears, pero con las redes sociales y su facilidad de monetizaci¨®n, los candidatos han aumentado exponencialmente en todo el planeta. Por eso, en el contenido de redes sobre crianza, es muy fina y peligrosa la l¨ªnea entre el orgullo de compartir la paternidad y sus alegr¨ªas y la explotaci¨®n de un beb¨¦ esponsorizado como si fueras su agente y ¨¦l tu representado o tu producto.
Seg¨²n mi opini¨®n (y es lo que yo hago en mis columnas y libros sobre crianza), si no podemos ver la cara de los ni?os ni detalles concretos de su vida (sobre todo los que son humillantes), podr¨ªamos inclinar la balanza hacia las ganas de compartir con otra gente lo m¨¢s bonito que te pasa en la vida (y de paso hacerles ver que todos estamos en el mismo mar de la crianza, que nuestros barcos se parecen y que en todos nos mareamos y vomitamos a ratos o chocamos contra icebergs m¨¢s o menos contundentes).
Pero, en cambio, veo l¨ªneas rojas con los progenitores que directamente ¡°amortizan¡± al cr¨ªo como si fuera un piso que han comprado y reformado y ahora lo usan para alquiler tur¨ªstico. De hecho, en algunos casos es su ¨²nica profesi¨®n y fuente de ingresos. Y bajo la excusa de la sinceridad y de la transparencia, te retransmiten casi en directo la existencia del cr¨ªo, incluso cuando est¨¢ enfermo o no le apetece, mientras ganan seguidores y dinero de marcas y eventos¡
Todos conocemos a demasiados casos de ni?os prodigio del deporte y del audiovisual (o hijos de famosas que se convirtieron por herencia gen¨¦tica en famosos desde la cuna) de las ¨²ltimas d¨¦cadas para saber que esto no acaba bien.
?Qu¨¦ opinas t¨²?
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