Del ¡®sharenting¡¯ a la ciberseguridad: por qu¨¦ compartir informaci¨®n de tus hijos en redes sociales supone graves riesgos
La exposici¨®n en internet de aspectos privados de un menor puede tener consecuencias en su vida que trascienda incluso hasta la adultez
Muchos padres y madres hacen sharenting de manera inocente sin pensar en las consecuencias que esta pr¨¢ctica puede acarrear. Este anglicismo, que se suma a otros muchos asociados a las redes sociales como son sexting o grooming, viene de la conjunci¨®n de las palabras share (compartir) y parenting (paternidad) y se refiere al acto de compartir fotograf¨ªas u otra informaci¨®n privada de los ni?os en redes sociales sin el conocimiento ni consentimiento de los menores. Y sin una reflexi¨®n previa sobre las consecuencias de ese acto.
La primera consecuencia inmediata es que se le genera al menor lo que se conoce como huella digital. La infancia actual est¨¢ sometida a la publicidad de sus vidas desde antes de nacer. Muchas veces los padres o madres suben a las redes sociales sus im¨¢genes desde que aparecen en una ecograf¨ªa. La huella digital de la mayor¨ªa de los adultos de hoy en d¨ªa arranc¨® conscientemente con la aparici¨®n de las redes sociales. Pero la huella digital, ese registro que dejamos sobre nuestra persona y nuestra vida en internet, localizable en los buscadores, en el caso de los adolescentes y ni?os actuales, pertenecientes a las generaciones Z y Alfa principalmente, la est¨¢n creando sus padres y madres sin una consciencia real. Es como escribir un curr¨ªculo prematuramente en el que aparecer¨¢ todo tipo de informaci¨®n personal, que podr¨¢ ser usada para bien o para mal.
Tal vez lo m¨¢s grave de todo esto sea que los datos que se comparten sobre los menores pueden arrojar suficiente informaci¨®n supuestamente privada como para que un delincuente pueda llegar a suplantar la identidad de esos ni?os en alg¨²n momento de sus vidas. Aqu¨ª es donde el sharenting entronca con la ciberseguridad. Seg¨²n un estudio realizado por el banco brit¨¢nico Barclays, se estima que, en 2030, el 66% de los fraudes online se basar¨¢ en la recopilaci¨®n de datos que personas imprudentes han compartido libremente sin premeditaci¨®n. Se podr¨ªa decir que practicar el sharenting de manera inconsciente sin pensar en la seguridad es un acto temario. Seguro que record¨¢is esas preguntas de seguridad, a veces tediosas, que os marcan muchos portales, algunos bancarios, como el nombre de vuestro amigo de la infancia, de vuestra primera mascota, o de vuestra abuela paterna. Sirven para asegurar que el que est¨¢ accediendo a la cuenta eres t¨² y solo t¨², porque casi nadie m¨¢s puede conocer esa informaci¨®n. Antes de la existencia de las redes sociales, esos datos efectivamente solo los conoc¨ªan uno mismo y sus allegados, pero ahora cualquiera puede bucear entre lo mucho que existe en internet sobre una persona, sobre todo si es joven y su huella digital es extensa, y averiguarlos por s¨ª mismo. Y si encima le a?ades un algoritmo o una inteligencia artificial que lo haga autom¨¢ticamente todav¨ªa ser¨¢ m¨¢s sencillo para un delincuente perpetrar el delito de manera masiva.
Otro de los riesgos escondidos detr¨¢s del sharenting es el grooming. El grooming, de nuevo un anglicismo derivado del verbo to groom (acicalar), se refiere al enga?o que un adulto malintencionado que se hace pasar por un menor para establecer una relaci¨®n de confianza con otro menor con el claro prop¨®sito de perpetrar un acoso de car¨¢cter sexual. Seg¨²n el informe de la ONG Save The Children sobre violencia viral de 2019, en el que participaron 400 j¨®venes, uno de cada cinco de los encuestados hab¨ªa sufrido este tipo de acoso y el 15% en m¨¢s de una ocasi¨®n, siendo los 15 a?os la edad media en la que esto ocurri¨®. Exponer la vida de los menores en las redes sociales puede acarrear este tipo de problemas, ya sea porque los padres compartan fotograf¨ªas de los hijos o porque lo hagan los propios ni?os, a pesar de que legalmente no deben crearse un perfil en una red social antes de los 14 o 15 a?os para evitar precisamente estos riesgos.
Sin embargo, muchos menores dan de alta cuentas en redes sociales mucho antes de cumplir la edad legal, y sin tener una educaci¨®n previa que los prepare emocionalmente para la exposici¨®n que se sufre en ese entorno. Si los padres han compartido sus vidas en internet desde que estaban en el ¨²tero materno, y en el hogar no se ha abordado el tema con mentalidad cr¨ªtica, pueden caer en los tent¨¢culos de acosadores o ser ellos mismos los que normalicen pr¨¢cticas como la del sexting, consistente en compartir fotograf¨ªas de desnudos u otras de car¨¢cter er¨®tico o sexual.
Aunque Instagram est¨¦ lleno de padres y madres que comparten la vida de sus hijos y la suya propia, eso no los convierte a todos en influencers ni estrellas de la paternidad o maternidad. La exposici¨®n p¨²blica de aspectos privados de la vida de un menor puede tener consecuencias en su vida que trascienda incluso hasta la adultez. Por otra parte, por muy divertido e inocente que pueda parecer publicar una foto de un ni?o un poco rid¨ªcula o una imagen en la ba?era o en la playa, deber¨ªamos pensarlo dos veces antes de darle al bot¨®n de compartir o de Me gusta. La ciberseguridad no es una quimera ni ciencia ficci¨®n. Cada d¨ªa nos afecta m¨¢s a todos, as¨ª que empieza por reflexionar antes de difundir datos e informaci¨®n privada en redes sociales.
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