Dos semanas de terror junto a Palacio Nacional
Los asesinatos brutales y la desaparici¨®n de varios menores en el centro de Ciudad de M¨¦xico en los ¨²ltimos d¨ªas resaltan la desprotecci¨®n de la infancia frente al crimen
Nadie habla en voz alta en el patio de la vecindad. Nadie dice su nombre, ni da m¨¢s detalles de los necesarios. No se escuchan cumbias, salsas, ni reguetones: manda el silencio de la Virgen de Guadalupe, que domina la decadencia mugrosa de este trocito de Ciudad de M¨¦xico, desde su pedestal de piedra.
A pocos pasos de Palacio Nacional, sede del poder federal, las puertas de Cuba, 86 lucen abiertas de par en par, desentendidas de lo que ocurre adentro. Un pu?ado de comerciantes entra y sale, metiendo y sacando carretas, cajas y jaulas de la bodega, que ocupa la planta baja. Alguno dice hola sin demasiado convencimiento, como quien sopla desganado las velas de un pastel de cumplea?os.
El se?or Alfonso, que ha vivido aqu¨ª 30 de sus 67 a?os, es de los pocos que se detiene a hablar, el ¨²nico que da su nombre. Con una lima en la mano, el hombre intenta deshacer una cadena de acero que amarra su carro a una barra de metal al final del patio: ha perdido la llave del candado. ¡°Lo que hicieron con esos muchachos es una crueldad, algo inhumano. Que los maten a¨²n, pero ?que los deshagan! No creo que haya castigo para esa gente¡±, dice.
Alfonso se refiere a los dos ni?os asesinados y descuartizados hace menos de dos semanas en el centro de la capital. Se llamaban Alan y H¨¦ctor y contaban 12 y 14 a?os. La polic¨ªa encontr¨® sus restos a cuadra y media de aqu¨ª, en el cruce de las calles Belisario Dom¨ªnguez y Rep¨²blica de Chile, en la milla de la gasa y la perla, el par de cuadras que abastecen a media ciudad de vestidos para fiestas de 15 a?os.
No est¨¢ muy claro c¨®mo ocurri¨®, pero parece que un hombre, identificado como Baltasar ¡°N¡± por la Fiscal¨ªa local, sac¨® los restos de los muchachos de Cuba, 86 en la noche del 31 de octubre. Lo hizo en una caja de pl¨¢stico y un tambo, bultos que coloc¨® en un carro de carga, un diablito. Baltasar gir¨® la calle y parece que la caja y el bid¨®n se cayeron. ?l entr¨® en p¨¢nico y se fue corriendo. Luego lleg¨® otro hombre, identificado como Edgar ¡°N¡±, recogi¨® el carro y sigui¨® el camino. En alg¨²n momento la polic¨ªa intervino y se dio cuenta de que dentro de la caja y el bid¨®n hab¨ªa restos humanos. D¨ªas m¨¢s tarde, la Fiscal¨ªa confirm¨® que eran de Alan y H¨¦ctor y detuvo a estas dos personas.
Parece que los mataron en la azotea de Cuba, 86. Parece, porque la Fiscal¨ªa no ha informado de manera oficial de los detalles, solo a trav¨¦s de filtraciones a algunos reporteros de nota roja. En la azotea, un polic¨ªa vigilaba el jueves que nadie se acercara al jacal del horror, un cuarto de dos por dos con techo de l¨¢mina. All¨ª supuestamente y de ese horror apenas queda un adhesivo policial. Varios vecinos que andaban por la vecindad el jueves dijeron que no escucharon nada el 31 de octubre, ni gritos ni ruidos extra?os. El se?or Alfonso dice igualmente que no escuch¨® nada esa noche. ¡°Y aunque hubiera escuchado no te lo dir¨ªa¡±, apunta.
Alan y H¨¦ctor desaparecieron el 27 de octubre. Viv¨ªan en una vecindad muy cerca del museo Franz Mayer, a menos de un kil¨®metro de Cuba, 86. Eran parte de una comunidad de ind¨ªgenas mazahua, originaria de San Jos¨¦ del Rinc¨®n, un pueblo en el l¨ªmite del Estado de M¨¦xico y Michoac¨¢n. No hay informaci¨®n oficial de c¨®mo o qui¨¦n se los llev¨®, aunque la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, dijo la semana pasada que parec¨ªa un tema relacionado con el narco.
Esta semana, dos crespones brillantes, uno negro y otro blanco, ondeaban sobre la puerta de la vecindad de los muchachos. La madre de Alan, Karina, atiende una cocina popular en el patio. La mujer no quiso hablar de su hijo, ni atajar los rumores sobre el motivo que condujo a los asesinos de Alan y H¨¦ctor. Hasta ahora, la mujer solo ha dicho a la prensa que los ni?os no ten¨ªan que ver con La Uni¨®n.
Desde el hallazgo de los cuerpos de los menores, la cantidad de rumores sobre su pasado ha eclipsado la magnitud del dolor de sus familias. El rumor m¨¢s constante ha sido la presunta cercan¨ªa de los muchachos con un grupo delictivo que opera en el centro de la capital, La Uni¨®n. Su asesinato tendr¨ªa que ver as¨ª con una venganza entre La Uni¨®n y otro grupo. Tambi¨¦n hay reporteros que han apuntado que su asesinato tuvo que ver con que los ni?os ¡°hicieron algo mal¡±.
Hip¨®tesis como la anterior dominan el relato en los medios de comunicaci¨®n, como si la confirmaci¨®n de que los ni?os ten¨ªan que ver con La Uni¨®n zanjara el asunto. La actitud de las autoridades, prestas a encasillar el tema en la nebulosa del narco, no ayuda a que esto cambie.
El hecho, sin embargo, es que los ni?os se han convertido en carnaza para los grupos criminales en partes de Ciudad de M¨¦xico. En las ¨²ltimas dos semanas, adem¨¢s de Alan y H¨¦ctor, otro muchacho de 14 a?os apareci¨® asesinado, su cad¨¢ver dentro de una maleta, a menos de un kil¨®metro de Cuba, 86, en la colonia Guerrero. Otro menor de 15 a?os, vecino del centro, desapareci¨® igualmente a principios de noviembre en la colonia Guerrero. Este martes, la polic¨ªa encontr¨® el cad¨¢ver torturado de un joven de 17 a?os en una vecindad de la colonia Morelos.
Seg¨²n Juan Mart¨ªn P¨¦rez, de la Red por los Derechos de la Infancia, Ciudad de M¨¦xico cuenta 516 menores desaparecidos desde 2006. La red toma los datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas. La mitad de los 516 desaparecieron entre 2019 y 2020.
¡°Nosotros no o¨ªmos nada¡±
En el n¨²mero 108 de la calle Magnolia, en la colonia Guerrero, una cinta amarilla de pl¨¢stico colgada de dos hierros al fondo del patio recuerda a los vecinos el horror de los ¨²ltimos d¨ªas. Polic¨ªas colocaron la cinta esta semana, para que peritos de la Fiscal¨ªa analizaran el ¨²ltimo tramo del patio, ¡°un espacio que es un vac¨ªo¡±, como dice la vecina del 101-A, que prefiere no dar su nombre. En ese vac¨ªo, los fiscales piensan que alguien mat¨® a Alessandro, el muchacho de 14 a?os cuyo cad¨¢ver acab¨® en una maleta en la calle, a cuadra y media de aqu¨ª.
La Fiscal¨ªa ha detenido a dos j¨®venes de 15 a?os por el caso de Alessandro. De acuerdo a filtraciones de la dependencia a varios medios, Alessandro fue secuestrado el martes por la noche en la alcald¨ªa Venustiano Carranza. Alguien se lo llev¨® en moto a la colonia Guerrero, a unos cuatro kil¨®metros. De nuevo, filtraciones de la Fiscal¨ªa a varios medios apuntan a que los captores de Alessandro pidieron dinero a la familia por su rescate. Algo ocurri¨® en ese proceso, pero Alessandro acab¨® asesinado y su cad¨¢ver en una maleta.
La vecina del 101-A cuenta que ella no escuch¨® nada el martes por la noche. ¡°Es que los cuartos no dan a ese espacio vac¨ªo¡±, explica. La se?ora ha visto en televisi¨®n las im¨¢genes de los muchachos detenidos y dice que no le suenan de nada. Aunque parece que ellos solo se encargaron de sacar la maleta de Magnolia, 108, con la intenci¨®n de transportarla a un basurero a cambio de un pago.
Alessandro era portero y jugaba en el club de f¨²tbol Tlatelolco. No hace tanto, los restos desmembrados de dos hombres aparecieron en un puente junto al viejo barrio. Fue en junio de 2018. Uno de ellos era apenas un muchacho, se llamaba Jos¨¦ Francisco y ten¨ªa 18 a?os. Las autoridades, la prensa, explicaron entonces que lo ocurrido ten¨ªa que ver con una pugna entre grupos de narcomenudistas, La Uni¨®n y la Fuerza Antiuni¨®n. Ahora el relato es distinto al de entonces, cuando se negaba la presencia del crimen organizado en la ciudad. Ahora no se niega, pero los j¨®venes caen igual que entonces.
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