La ca¨ªda del abanderado cultural de M¨¦xico: nuevas v¨ªctimas relatan los abusos sexuales de Andr¨¦s Roemer
Tres mujeres, que se suman a las denuncias contra el escritor y fil¨¢ntropo, cuentan a EL PA?S las supuestas agresiones que sufrieron
Una secretaria que organizaba la cita. Un chofer que iba a buscar a la joven a su casa. Un mayordomo que daba la bienvenida y serv¨ªa una copa de vino. Un entorno que miraba para otro lado cuando la puerta de la habitaci¨®n se cerraba. Lo que pasaba all¨ª dentro era un secreto a voces que estall¨® el pasado 15 de febrero con una serie de denuncias por abuso sexual contra el escritor y fil¨¢ntropo mexicano Andr¨¦s Roemer. El comunicador, que construy¨® una carrera sustentada en m¨²ltiples premiaciones y el apoyo de amigos poderosos, enfrenta ahora una investigaci¨®n de la Fiscal¨ªa y una veintena de acusaciones que se remontan hasta tres d¨¦cadas atr¨¢s. Con relatos similares, las v¨ªctimas aseguran haber llegado a la casa enga?adas bajo la promesa de una oferta de trabajo. Tres mujeres m¨¢s se suman ahora a las denuncias y cuentan a este peri¨®dico las agresiones que sufrieron en manos del abanderado cultural de M¨¦xico.
La reputaci¨®n de Andr¨¦s Roemer (Ciudad de M¨¦xico, 57 a?os) anda estos d¨ªas por el suelo. Sus m¨¦ritos laborales lo posicionaban como un embajador natural de su pa¨ªs. Ocup¨® cargos como funcionario en cuatro Gobiernos, asesor¨® presidentes y lleg¨® a formar parte de la Comisi¨®n Nacional de Derechos Humanos. En 2007, fund¨® la Ciudad de las Ideas, el festival de conferencias m¨¢s importante de M¨¦xico. Esa trayectoria era su mayor ostentaci¨®n. Pero mientras se le aplaud¨ªa en p¨²blico, por lo bajo se comentaba: si eres una chica joven, mantente alejada. La cin¨¦fila Marina Magro le conoci¨® en 2007, cuando ten¨ªa 21 a?os. Trabajaba en un evento cultural en la capital mexicana cuando se lo cruz¨®. ¡°Me pregunt¨® a qu¨¦ me dedicaba y me dijo que justo estaba buscando una chava [chica] como yo para la Ciudad de las Ideas¡±, cuenta por tel¨¦fono.
Magro, que ahora tiene 35 a?os, le dio su contacto y esper¨® ¡°con ansias¡± el llamado. Trabajar para el gran festival cultural le hac¨ªa ilusi¨®n. Dos d¨ªas despu¨¦s Roemer le invit¨® a su casa, donde viv¨ªa con su pareja. La imponente vivienda del comunicador en la colonia Roma la dej¨® ¡°apantallada¡±. Al entrar, recuerda, pasaron a la terraza donde le esperaba con una botella de vino y caviar. ¡°Empezamos a platicar, me tom¨¦ una copa y cuando me sirvi¨® m¨¢s me di cuenta de que ¨¦l no tomaba, pero insist¨ªa en que yo lo hiciera¡±, dice Magro. ¡°Era s¨²per adulador, me dec¨ªa: ¡®Me encantas, eres perfecta para este trabajo¡±, cuenta.
Su inter¨¦s por el cine hizo que Roemer la invitara a visitar el s¨®tano, donde ten¨ªa su propia sala cinematogr¨¢fica montada, y a una biblioteca llena de libros sobre el s¨¦ptimo arte. Seg¨²n recuerda Magro, mientras ella registraba la biblioteca, el escritor comenz¨® a hablarle de lo mucho que le gustaba ba?arse en una tina, con vino, un libro y unos masajes. ¡°En eso dej¨® de hablar y yo escuch¨¦ un jaleo. Me di vuelta y estaba detr¨¢s de m¨ª, con el pantal¨®n desabrochado y masturb¨¢ndose¡±. La mujer se defendi¨® grit¨¢ndole, peg¨¢ndole y aventando cosas a la puerta para poder abrirla. ¡°Me puse muy loca, hasta le romp¨ª los lentes¡±, relata, ¡°cre¨ªa que me iba a violar, no encontraba otra explicaci¨®n l¨®gica a lo que ve¨ªa¡±. De la casa sali¨® advirtiendo que ir¨ªa a denunciarlo, lo que desat¨® las amenazas del comunicador. ¡°Me llamaba y me mandaba mensajes diciendo que yo lo hab¨ªa buscado y que no diga nada o mi carrera iba a estar acabada¡±.
A?os despu¨¦s del episodio, Magro charlaba con una amiga cuando se dio cuenta de que ambas hab¨ªan vivido situaciones similares con el mismo hombre. ¡°Era su mecanismo: nos hab¨ªa invitado a su casa por una supuesta entrevista de trabajo y nos hizo lo mismo¡±, relata Jenny -nombre ficticio-. Esta mujer, que prefiere mantener el anonimato por miedo, lo conoci¨® a trav¨¦s de amigos en com¨²n cuando ten¨ªa 26 a?os y estudiaba historia del arte. En su caso, cuenta, Roemer se le ech¨® encima y la manose¨® en el s¨®tano. ¡°Yo estaba sentada en el brazo del sill¨®n y se me empez¨® a insinuar, se me acerc¨® y sent¨ª su pene erecto en mis muslos: me qued¨¦ paralizada¡±, recuerda. ¡°Se me vino encima a los besos hasta que me ca¨ª en el sill¨®n, empec¨¦ como demente a quit¨¢rmelo y me sal¨ª corriendo¡±.
Jenny sali¨® de la casa de la colonia Roma y se lo cont¨® a sus padres, a su novio y a sus conocidos. Fue as¨ª que se enter¨® de que ten¨ªa, adem¨¢s de Magro, otra amiga que hab¨ªa sido acosada por Roemer. ¡°?ramos unas chavitas de la misma edad y ¨¦l sab¨ªa que ten¨ªamos much¨ªsima sed de chamba [trabajo], y se aprovechaba. Sent¨ªa que nada le iba a pasar¡±, dice la mujer, quien lleva 15 a?os trabajando en la industria cultural y los medios de comunicaci¨®n. El miedo a dar su nombre se debe al temor de que las denuncias acaben en la nada. Las terror¨ªficas cifras de la justicia mexicana registran que solo el 1% de los delitos en el pa¨ªs son castigados. ¡°Es M¨¦xico, aqu¨ª crecimos. Cuando te das cuenta de c¨®mo se tejen esos universos macabros de hombres con tanto poder, ni te metes¡±, agrega.
Una historia parecida vivi¨® J.C., una mujer de 39 a?os que solo quiere dar sus iniciales, tambi¨¦n por miedo. A ella el comunicador le sac¨® una cita en 2006 bajo la promesa de mover sus contactos dentro del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnolog¨ªa (Conacyt) para ayudarla a hacer una maestr¨ªa. Por aquel entonces J.C. ten¨ªa 24 a?os y era becaria de TV Azteca, donde Roemer trabaja como conductor de televisi¨®n. Quedaron en verse en un restaurante, pero ¨¦l cancel¨® y le pidi¨® que fuera a la casa. Una vez dentro de la biblioteca, ¨¦l puso un libro sobre el regazo de la joven y por debajo desliz¨® una mano entre sus piernas, cuenta la mujer. Le sac¨® los lentes, le solt¨® el pelo, le quit¨® el saco y se le abalanz¨®. ¡°Se quit¨® los pantalones y se me puso encima. Me dije: ?por qu¨¦ est¨¢ este se?or encima de m¨ª?¡±, recuerda. ¡°Lo avent¨¦ y sal¨ª corriendo¡±.
Diez a?os despu¨¦s, J.C. volvi¨® a la casa de Roemer. Quer¨ªa trabajar en la Ciudad de las Ideas y estaba convencida de que ten¨ªa una parte de culpa sobre lo que hab¨ªa sucedido. ¡°Pensaba que yo no lo hab¨ªa podido controlar porque era muy chica¡±, cuenta. La d¨¦cada entre las dos visitas no hab¨ªa cambiado el modus operandi, solo lo hab¨ªa acelerado. ¡°No hab¨ªa pasado ni un solo minuto y empez¨® much¨ªsimo m¨¢s agresivo que la otra vez. No s¨¦ si fue porque nunca le pas¨® nada, pero su conducta fue mucho peor¡±. Tras intentar levantarle la falda, la mujer le rega?¨® y le pidi¨® que la escuchara. El comunicador le ofreci¨® un trabajo al final del encuentro y ella lo rechaz¨®. ¡°Le dije que prefer¨ªa no tomarlo porque no me hab¨ªa gustado nada c¨®mo se hab¨ªa portado¡±, recuerda, ¡°me respondi¨® que no hab¨ªa hecho nada, que ten¨ªa todo grabado porque hab¨ªa c¨¢maras en su casa y me amenaz¨® con los abogados¡±. Este peri¨®dico intent¨® contactar a Roemer para preguntarle sobre estas acusaciones, pero no hubo respuesta.
Los testimonios de estas mujeres se suman ahora a otros tres que han dado la bailarina Itzel Schnaas, la periodista Monserrat Ortiz y la comunicadora Talia Margolis. Adem¨¢s de una veintena que lo ha hecho de manera an¨®nima por las redes sociales. El nombre de Roemer ya hab¨ªa aparecido en marzo de 2019, en medio del estallido del Me Too en M¨¦xico, en una larga lista de supuestos abusadores. Cuatro denuncias an¨®nimas se publicaron en Twitter entonces con relatos similares a los hechos p¨²blicos este a?o. ¡°El linchamiento medi¨¢tico ha sido exagerado¡±, reproch¨® hace 10 d¨ªas el comunicador en conversaci¨®n con este peri¨®dico. ¡°Ofrezco, en nombre de muchos hombres, nuestra ignorancia en temas que tenemos trabados inconscientemente¡±, dijo.
La sacudida de las nuevas denuncias ha hecho retroceder al fil¨¢ntropo, que ha cerrado su cuenta de Twitter tras desmentir las acusaciones. La Unesco le removi¨® del cargo de embajador de Buena Voluntad y la Universidad de Columbia le quit¨® de la lista de profesores invitados. Solo TV Azteca, del empresario Ricardo Salinas Pliego -uno de los hombres m¨¢s poderosos de M¨¦xico-, ha guardado silencio ante el caso. Pese al pedido de varios empleados Salinas Pliego, cofundador de la Ciudad de las Ideas y due?o del canal ADN 40, ha mantenido en el aire el programa dominical de Roemer. ¡°Es humillante para nosotras que siga trabajando all¨ª¡±, dice Magro, ¡°no s¨¦ qu¨¦ esperan para sacarlo¡±.
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