La plaza caliente de Guadalajara
El ¨²ltimo golpe del Cartel Jalisco con el brutal asesinato de un l¨ªder de la banda rival consolida el poder del crimen en el Estado y cuestiona la capacidad de las autoridades para combatirlo
Ten¨ªa la mitad del cr¨¢neo desfigurado, le hab¨ªan arrancado dos dedos del pie y un cuchillo clavado en el pecho ya sin vida que serv¨ªa de estaca para sujetar el cartel con un mensaje: ¡°El traicionero. Carlos Enrique S¨¢nchez Mart¨ªnez, alias El Cholo¡±. Las im¨¢genes del cad¨¢ver en la mesa de la morgue de uno de los pocos hombres que se hab¨ªa atrevido a enfrentar al capo de la droga m¨¢s poderoso de M¨¦xico mandaban esta semana un mensaje al Gobierno del Estado de Jalisco: los que mandan aqu¨ª son ellos. El ¨²ltimo golpe del Cartel Jalisco Nueva Generaci¨®n en una zona tur¨ªstica del ¨¢rea metropolitana de Guadalajara consolida el crimen en un Estado incapaz de ponerle coto a la violencia y al terror.
Este grupo criminal, liderado por el narco m¨¢s buscado por la DEA, Nemesio Oseguera Cervantes, alias El Mencho, tortur¨®, humill¨® p¨²blicamente a trav¨¦s de un v¨ªdeo y asesin¨® al l¨ªder de la banda rival que manten¨ªa sitiados a los municipios que rodean a la capital del Estado, Guadalajara, en una guerra abierta por el control de la plaza. Y para culminar el ritual del horror, coloc¨® su cuerpo momificado con una bolsa de basura en una de las zonas m¨¢s tur¨ªsticas del ¨¢rea metropolitana de la ciudad. A un lado de la plaza emblem¨¢tica del mariachi y el tequila, sentado el cad¨¢ver en el banco de un coqueto parque de Tlaquepaque, ante el espanto de cientos de vecinos que hab¨ªan visto escenas como esta en las noticias.
El crimen contra El Cholo, l¨ªder del cartel rival, Nueva Plaza, supuso una afrenta a las autoridades estatales y al Gobierno federal, presidido por Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador. Que un grupo criminal demuestre p¨²blicamente la capacidad de pasearse con un cad¨¢ver por las calles de la tercera ciudad m¨¢s importante del pa¨ªs, sede cultural y tur¨ªstica de M¨¦xico, y perpetrar una escena como esta, pone en evidencia la fragilidad del Estado. Como sucede en la mayor¨ªa de casos como este, no hay ning¨²n detenido.
La guerra que ha provocado que los homicidios en municipios que rodean Guadalajara, como Tonal¨¢, Zapopan, Tlaquepaque y propia la capital se hayan duplicado en los ¨²ltimos meses ¡ªseg¨²n las cifras de la consultora especializada Lantia¡ª y amanezcan cada d¨ªa con cuerpos embolsados y arrojados a una cuneta, asesinatos m¨²ltiples, descuartizados y miles de desaparecidos, tomaba un nuevo impulso con el crimen del enemigo principal de El Mencho. Algunos expertos vaticinan que la cifra de sangre no har¨¢ m¨¢s que empeorar.
¡°Probablemente lo que veamos en las siguientes semanas sean represalias por el asesinato de su l¨ªder¡±, advierte el experto en seguridad Eduardo Guerrero. El cartel Nueva Plaza tiene presencia en la zona metropolitana de Guadalajara, pero tambi¨¦n en Colima y Guanajuato, donde seg¨²n la consultora Lantia, recibe financiaci¨®n de la principal coalici¨®n enemiga del Cartel Jalisco, el Cartel de Sinaloa. ¡°Con esto queda claro que Jalisco [el Cartel Jalisco] est¨¢ m¨¢s fuerte que nunca y est¨¢ tratando de debilitar lo m¨¢ximo que pueda a sus enemigos en todas las partes del pa¨ªs. Siendo Sinaloa realmente su enemigo importante a nivel nacional¡±, resume Guerrero. El analista de seguridad explica que en M¨¦xico conviven a nivel local facciones de las dos grandes coaliciones que tienen el control del narco a nivel nacional y la guerra en Guadalajara responde a la batalla que enfrentan tambi¨¦n a escala municipal en otros puntos del pa¨ªs.
La batalla entre Nueva Plaza y Cartel Jalisco empez¨® en 2018. Una fuente experta en seguridad de la zona, que prefiere mantener su anonimato por miedo a estos grupos, explica que aunque siempre ha habido crisis en el Estado, pues es una zona clave para los narcotraficantes desde el extinto Cartel de Guadalajara (que despu¨¦s deriv¨® en el Cartel de Sinaloa), desde hace tres a?os la situaci¨®n se ha vuelto cr¨ªtica. Fue en 2018 cuando El Cholo se rebel¨® contra su jefe, El Mencho, y fund¨® una escisi¨®n, Nueva Plaza, para pelearle el control de Guadalajara y zonas aleda?as. Su carta de presentaci¨®n fue el asesinato de uno de los operadores financieros del Cartel Jalisco en Puerto Vallarta y continu¨® regando de sangre, muertos y desaparecidos, la capital.
En el v¨ªdeo que se hizo viral el viernes pasado, donde aparece El Cholo flanqueado por seis hombres armados con arsenal militar, el criminal reconoc¨ªa ante la c¨¢mara haber sido el que orden¨® la ejecuci¨®n de 11 alba?iles en Tonal¨¢ (en el ¨¢rea metropolitana de Guadalajara) hace unas semanas. El Cartel Jalisco buscaba con estas im¨¢genes que se hicieron virales en las redes sociales justificar el crimen que cometer¨ªan unas horas m¨¢s tarde. El cartel Nueva Plaza y El Cholo eran los responsables, seg¨²n ellos, de lo que cruelmente denominan como ¡°calentar la plaza¡±, esto es, asesinar a discreci¨®n a civiles, desaparecer, torturar y exhibir cad¨¢veres de presuntos rivales, con el objetivo de desestabilizar la zona y que el Gobierno Estatal recurriera a las fuerzas federales y al Ej¨¦rcito para combatir al grande: el de Jalisco Nueva Generaci¨®n.
¡°Es sorprendente la visi¨®n y agresividad de Cartel Jalisco¡±, contin¨²a Guerrero. ¡°No tiene un mecanismo de autocontenci¨®n como lo tiene Sinaloa, estos, con tal de llevar una buena relaci¨®n con el Gobierno federal no se involucran en el combate abierto, sino que lo hacen a trav¨¦s de organizaciones locales. Pero a Jalisco no le importa cruzar esa l¨ªnea, tiene una estrategia muy ofensiva y le perdi¨® miedo al Estado¡±, explica el analista. Como ejemplos: el atentado contra el jefe de la polic¨ªa de Ciudad de M¨¦xico, Omar Garc¨ªa Harfuch, en una de las avenidas emblem¨¢ticas de la capital en junio; el asesinato del juez federal Uriel Villegas y su esposa en Colima tambi¨¦n en junio y el homicidio contra el exgobernador de Jalisco, Arist¨®teles Sandoval, en un bar de Puerto Vallarta en diciembre. ¡°Son capaces de lanzarse contra quien sea, incluso miembros del Gabinete¡±, se?ala Guerrero.
En su tierra se sienten fuertes. En los ¨²ltimos meses, la pelea contra Nueva Plaza en Guadalajara ha provocado escenas m¨¢s propias de la ¨¦poca de la guerra contra el narco (de 2006 a 2012) que de la etapa pacificadora que presume L¨®pez Obrador con su Gobierno. Tiroteos callejeros en el coraz¨®n comercial de la capital de Jalisco, enfrentamientos abiertos entre los criminales y el Ej¨¦rcito en los barrios m¨¢s pobres y decenas de restos humanos arrojados en bolsas frente al estadio de f¨²tbol de Las Chivas.
Las autoridades estatales asisten cada d¨ªa como espectadoras de una violencia impune y cruel. Por ninguno de estos sucesos hay informaci¨®n p¨²blica alguna de posibles sospechosos, tampoco de detenidos. Los cuerpos policiacos, algunos de ellos como el de Zapopan, reconocidos como los mejores del pa¨ªs, se han llegado a paralizar ante una capacidad de fuerza que los supera, como sucedi¨® tras el caso de la balacera en el restaurante Los Otates en febrero. Y mientras el pa¨ªs se prepara para unas elecciones estatales, locales y legistativas en junio y desde las tarimas electorales se dibuja un pa¨ªs en transformaci¨®n, en una de las capitales m¨¢s importantes de M¨¦xico el poder del narco se muestra m¨¢s implacable que nunca.
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