Los m¨¦dicos de barrio y consultas privadas: h¨¦roes olvidados de la pandemia
La OMS coloca a M¨¦xico como el pa¨ªs m¨¢s mortal de Am¨¦rica para el personal sanitario, mientras el plan federal de vacunaci¨®n excluye a la mayor¨ªa de los doctores de consultorios privados. Estas son cuatro historias de doctores que estuvieron y siguen en primera l¨ªnea de batalla
Blanca Guadalupe Vel¨¢zquez, de 57 a?os, todav¨ªa usa un tanque de ox¨ªgeno para dormir al menos dos veces a la semana. La saturaci¨®n no ha subido de 91 desde que se infect¨® hace casi un a?o de coronavirus. Y tiene fibrosis en los dos pulmones. Tampoco duerme bien: ¡°No dejo de pensar que si me duermo, igual no despierto¡±. Un pensamiento que la atraviesa por las noches, desde que estuvo ingresada nueve d¨ªas esperando lo peor. Esta ma?ana pasa consulta en uno de los dos trabajos que tiene para poder vivir, un modesto consultorio junto a una farmacia en la colonia Narvarte, en la Ciudad de M¨¦xico. 50 pesos por paciente, unos dos d¨®lares y medio, dos euros. Lo que cuesta una Coca-Cola en una terraza en Madrid.
La doctora Vel¨¢zquez es una de los 71.286 m¨¦dicos de consultorios privados ¡ªseg¨²n cifras del Instituto Nacional de Estad¨ªstica¡ª que no han sido contemplados por el plan federal de vacunaci¨®n. El Gobierno de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador inici¨® la inmunizaci¨®n del pa¨ªs en febrero con el personal sanitario, el sector m¨¢s golpeado por la pandemia. La Organizaci¨®n Panamericana de la Salud (dependiente de la OMS) ha situado esta semana al pa¨ªs como el m¨¢s mortal de Am¨¦rica para ellos. Pero muchos de los que no trabajan en centros p¨²blicos han quedado fuera. Y deben esperar a que su turno les llegue seg¨²n la edad, como cualquier otro ciudadano.
Desde enero de 2020 hasta el 13 de abril de este a?o han fallecido por coronavirus 3.534 sanitarios, m¨¢s de 7 trabajadores de la salud al d¨ªa. Casi el triple de los que han fallecido en Estados Unidos, el pa¨ªs con m¨¢s muertes por coronavirus del mundo. Y cinco veces m¨¢s que Brasil, el segundo con m¨¢s defunciones y con 84 millones de habitantes m¨¢s. En total en M¨¦xico hasta el momento han fallecido m¨¢s de 214.000 personas, el tercer pa¨ªs en el mundo con mayor n¨²mero de v¨ªctimas.
La justificaci¨®n del Gobierno ha sido ambigua. No los ha considerado doctores de ¡°primera l¨ªnea¡± de batalla contra la pandemia. Adem¨¢s, la falta de un censo oficial de m¨¦dicos privados en el pa¨ªs ha derivado en una estrategia deficiente de vacunaci¨®n para ellos. Algunos, como los doctores de los consultorios de grandes cadenas de farmacias, como Farmacias del Ahorro, s¨ª han sido vacunados y muchos otros no. Mientras, el presidente celebraba el inicio de la vacunaci¨®n de maestros de escuelas p¨²blicas y privadas esta semana.
A las puertas del consultorio de la doctora Aide Salinas, de 35 a?os, se acumulan m¨¢s de 20 pacientes alrededor de las 11.30 de la ma?ana de este mi¨¦rcoles. Es una de las tres m¨¦dicos generales de la colonia Santa Mar¨ªa Chiconautla, en Ecatepec (Estado de M¨¦xico). Ha llegado a atender a m¨¢s de 15 pacientes con prueba positiva de covid en la mano al d¨ªa. Se le han muerto familias completas, la m¨¢s dolorosa: un ni?o de 14 a?os, diab¨¦tico y sus dos padres. Llora cuando se acuerda del ingreso de su madre: ¡°Mi mayor miedo era contagiarla. Supe que no fui yo, porque ella me contagi¨® a m¨ª. Y de alguna forma eso me consolaba¡±. Equip¨® por su cuenta la consulta con trajes especiales, l¨ªquidos desinfectantes, guantes y mascarillas N95 cuando en ese momento (hace un a?o) el precio de estos materiales estaba por las nubes. Atiende un consultorio peque?o en uno de los municipios del pa¨ªs que lleg¨® a alcanzar las mayores cifras de contagios. Su sueldo ronda los 20.000 pesos al mes, unos 1.000 d¨®lares.
La realidad es que en un pa¨ªs donde casi el 60% de su poblaci¨®n trabaja en la econom¨ªa informal, y por tanto, no cuenta con seguridad social, este tipo de consultorios han desahogado las urgencias y las salas de espera del sector p¨²blico, que se abri¨® para todos los casos graves en los peores momentos de la pandemia. La Encuesta Nacional de Salud y Nutrici¨®n (Ensanut) de 2018 y 2019 estimaba que al menos el 43% de las consultas m¨¦dicas se brindaban en consultorios privados. De ellos, los doctores de las farmacias hab¨ªan atendido a un 17% de los pacientes.
No considerarlos como primera l¨ªnea de batalla ha indignado a un sector que es por definici¨®n la primera opci¨®n de gran parte de la poblaci¨®n mexicana. As¨ª fueron dise?ados. Incluso para los pacientes que cuentan con seguros p¨²blicos de salud y hasta privados. El precio de las consultas (desde 40 pesos, unos dos d¨®lares), la ubicaci¨®n estrat¨¦gica en las colonias y el acceso r¨¢pido a una revisi¨®n y diagn¨®stico los ha convertido en un agente fundamental en el complejo entramado sanitario del pa¨ªs. Durante la pandemia, el temor a contagiarse en un hospital, convirti¨® a muchos en imprescindibles.
La doctora general Alba Isabel C¨¢ceres, de 32 a?os, ha visto c¨®mo en este a?o se han muerto familias completas en solo una cuadra. Es la doctora particular de un barrio de la colonia Moctezuma, en la delegaci¨®n Venustiano Carranza, en la capital, una de las zonas m¨¢s sacudidas por la pandemia. Con su mano derecha se?ala a la esquina: ¡°Solo aqu¨ª se me han muerto cuatro pacientes¡±. Desde una consulta min¨²scula, dispuesta de una camilla sin s¨¢banas, una b¨¢scula, una mesa y dos sillas, cuenta uno de los momentos m¨¢s dolorosos de su trabajo este a?o. La muerte de un paciente que ya era amigo suyo, hipertenso y diab¨¦tico, sus s¨ªntomas se presentaron como hipo y dolor de pecho. ¡°Pensamos que era una cardiopat¨ªa. Nos equivocamos... En el hospital tambi¨¦n lo atendieron como infarto. A su familia le entregaron un ata¨²d sellado. Era covid¡±, cuenta. C¨¢ceres cobra unos 6.000 pesos al mes, 300 d¨®lares. 40 pesos la consulta.
La mayor¨ªa de ellos son los doctores de confianza de las familias del barrio. Los conocen y tratan desde antes de la pandemia. Por lo general, atienden a los m¨¢s pobres y han contenido desde sus trincheras la muerte que acechaba en las salas de urgencias de los hospitales p¨²blicos especializados en combatir la pandemia. Revisaban sus s¨ªntomas, monitoreaban su ox¨ªgeno y los derivaban a un hospital cercano en los casos m¨¢s graves en los peores momentos de la crisis. Un triage que le ha ahorrado al Estado gran cantidad de consultas y camas de hospital, aseguran.
¡°Si tuvi¨¦ramos un sistema p¨²blico de salud como el de Dinamarca, entender¨ªa que ir a un m¨¦dico privado fuera un lujo. Pero no es la realidad de nuestro pa¨ªs. Estamos ayudando a no saturar m¨¢s todav¨ªa los hospitales de Gobierno¡±, apunta el pediatra y especialista en inmunolog¨ªa c¨ªnica y alergias, Armando Maga?a, de 44 a?os, de Torre¨®n (Coahuila, al norte del pa¨ªs). El doctor cuenta indignado desde el otro lado del tel¨¦fono que cuando empez¨® la inmunizaci¨®n de los m¨¦dicos destinados a las ¨¢reas covid lo entendi¨®, ¡°pero pens¨¢bamos que ser¨ªamos los siguientes¡±.
Maga?a ha tenido que rentar un consultorio fuera del hospital privado ?ngeles en Torre¨®n porque sus pacientes no quer¨ªan ni acercarse a la sombra del centro por si se contagiaban. La mayor¨ªa padece alergias, rinitis e infecciones respiratorias que provocaban toses y secreciones en su consulta. Un riesgo elevado que enfrenta todav¨ªa con miedo a contagiar a su familia. Maga?a cobra 800 pesos por consulta (40 d¨®lares) y le molestan los ¡°mensajes de odio¡± que ha escuchado del presidente: ¡°Hablan de nosotros como los fif¨ªs, como si fu¨¦ramos ricos y atendi¨¦ramos a una minor¨ªa, eso no es as¨ª¡±. Le irrita saber que si viviera no tan lejos de ah¨ª, en Estados Unidos, estar¨ªa vacunado.
Vel¨¢zquez se r¨ªe cuando la llaman fif¨ª por ser m¨¦dica privada, el calificativo usado por L¨®pez Obrador para desacreditar a quienes, seg¨²n ¨¦l, no comulgan con la doctrina de la Cuarta Transformaci¨®n. Vive en un departamento de 50 metros cuadrados con sus padres y su hijo. ¡°Me da mucho coraje. Imag¨ªnese aislarse en esas condiciones¡±, se?ala. Estuvo cuatro meses de baja por enfermedad, pero sin cobrar un peso. Algunos pacientes de toda la vida iban a su casa con comida y le hac¨ªan dep¨®sitos para comprar medicamentos. Sabe que se contagi¨® en mayo en la misma consulta desde la que atiende hoy, su ¨²nica arma era su fonendoscopio y un cubrebocas de tela. En la humilde sala de espera de cuatro sillas de pl¨¢stico, una se?ora de unos 60 a?os espera con algo de tos su turno. Antes de recibirla, se?ala: ¡°Hay que seguir. Solo espero que nos toque pronto¡±.
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