Ni dinero ni poder, el verdadero dilema de Ram¨ªrez de la O es pol¨ªtico
El reto del nuevo secretario de Hacienda es superar el ¡®modus operandi¡¯ presidencial, que decreta lo que ha de hacerse y no pocas veces pasando por encima de los expertos
Dicen por ah¨ª que toda persona solo busca una de tres cosas: fama, poder o dinero. La f¨®rmula es groseramente reduccionista, pero acaso sirva para hacer a¨²n m¨¢s profunda la duda de por qu¨¦ Rogelio Ram¨ªrez de la O acept¨® el cargo de secretario de Hacienda justo ahora, a la mitad del emproblemado sexenio de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador.
Ram¨ªrez de la O es respetado. Y se sabe que, gracias a su talento y trabajo, desde hace tiempo goza de una situaci¨®n econ¨®mica que podr¨ªa calificarse como desahogada. Siempre se puede querer m¨¢s fama o m¨¢s dinero, pero no parece ser el caso de quien desde esta semana ocupa el despacho de Hacienda en Palacio Nacional.
El salario de ministro en tiempos de AMLO es menor al costo de una asesor¨ªa que le contrataran por fuera a Ram¨ªrez de la O. Eso subraya que a alguien como ¨¦l no le mueve la idea de una paga de secretario de Estado. Y encima es considerado de conducta proba. As¨ª que dinero no ser¨ªa la respuesta.
Tambi¨¦n dicen por ah¨ª que no hay economista que resista la tentaci¨®n de ser titular de Hacienda en un pa¨ªs como M¨¦xico, donde los ha habido de todos colores pero, eso s¨ª, muy poderosos la mayor¨ªa de ellos, incluso aquellos a los que tocaron vacas flacas o pagar las deudas por borracheras crediticias.
?Ser¨¢ que el coraz¨®n de Ram¨ªrez de la O quer¨ªa llenar ese vac¨ªo en su curr¨ªculum? ?Fama entonces ser¨ªa lo que le impuls¨® a aceptar este cargo? De ser esa la motivaci¨®n habr¨ªa tomado el puesto en 2018 cuando, las versiones coinciden, el hoy titular del Poder Ejecutivo lo invit¨® al Gabinete, como lo hab¨ªa hecho antes, en 2006 cuando parec¨ªa que ganar¨ªan.
Y en esa misma l¨ªnea, m¨¢s all¨¢ de que ahora su nombre ser¨¢ conocido por m¨¢s personas a nivel popular, es muy dudoso el tipo de ganancia a nivel de reconocimiento que pueda alcanzar dado que el mandatario tabasque?o es famoso, ¨¦l s¨ª, por ningunear a sus secretarios. A eso se expone Rogelio. Si fama es lo que busca, quiz¨¢ no estar¨ªa sumando bien este economista.
Queda la variable poder. Ram¨ªrez de la O no ten¨ªa antes de esta semana antecedente en la funci¨®n p¨²blica y su cercan¨ªa de d¨¦cadas con Andr¨¦s Manuel no cuentan en el rengl¨®n de experiencia en la pol¨ªtica.
Esos a?os como asesor y consejero del hoy presidente no son algo que ayuden mucho al novel bur¨®crata a dimensionar el purgatorio eterno de que toda decisi¨®n gubernamental se entrampe por los vericuetos de la administraci¨®n p¨²blica, pero sobre todo por las grillas de los colaboradores de ¡°N¨²mero 1¡±.
Eso sin mencionar que pocos Gabinetes como el de AMLO, donde el poder de injerencia no lo establece ¡°el cargo sino el encargo¡±, es decir, el t¨ªtulo no dice mucho y Rogelio lo sabr¨¢ pronto, cuando por ejemplo en reuniones en las que participen secretarios de Estado, subsecretarios y titulares de organismos descubra que el presidente es capaz, sin inmutarse, de armar equipos espec¨ªficos y darle la titularidad de tal esfuerzo de colaboraci¨®n no a ¨¦l sino a un subsecretario.
Nadie est¨¢ sosteniendo que el secretario de Hacienda del actual Gobierno carezca de poder, para nada. Pero este es muy relativo con un presidente como Andr¨¦s Manuel que se asume como jefe de las finanzas al punto de que el Plan Nacional de Desarrollo lo redact¨® con sus asesores pol¨ªticos, no econ¨®micos.
Entonces, ?qu¨¦ quiere Ram¨ªrez de la O y por qu¨¦ acept¨® ser el tercer secretario de Hacienda de L¨®pez Obrador?
Desde que se dio a conocer que Arturo Herrera ir¨ªa a presidir el Banco de M¨¦xico y en su lugar llegar¨ªa Ram¨ªrez de la O se han publicado toda clase de radiograf¨ªas que ponderan la capacidad t¨¦cnica del nuevo funcionario, su adherencia a la escuela keynesiana ¨Cde ¨¦nfasis en intervenci¨®n gubernamental, de preferencia de ¨ªndole fiscal¨C; y lo mismo columnas y reportajes sobre las diferencias conceptuales que tiene con L¨®pez Obrador, o sobre las coincidencias entre ambos, etc¨¦tera.
El com¨²n denominador de esas publicaciones apunta a la capacidad y solvencia del nuevo integrante del Gobierno. Pero casi id¨¦ntico consenso constituyen las dudas expresadas en torno a otro hecho: ni con Carlos Urz¨²a, el primer secretario de SCHP de L¨®pez Obrador ni con Herrera hubo problemas sustanciales entre los especialistas o los mercados con respecto a la capacidad t¨¦cnica o profesional de esos economistas.
Es m¨¢s, quiz¨¢ hasta se pueda decir que hoy los mexicanos no est¨¢n en capacidad de saber qu¨¦ tan buenos o malos fueron esos dos personajes como secretarios de Hacienda porque es dif¨ªcil dimensionar, a ciencia cierta, cu¨¢nto del cargo lo ejercieron ellos de manera proactiva y cu¨¢nto de su d¨ªa a d¨ªa se fue en resistir o contener ideas en materia hacendaria del presidente, iniciativas que en stricto sensu deber¨ªan haber correspondido a quien est¨¢ llamado a ser el jefe del gabinete econ¨®mico.
En pocas palabras, la duda con la llegada del tercer secretario de Hacienda de este Gobierno es si lo dejar¨¢n aplicar sus conocimientos o pronto ser¨¢ de nuevo ¨Ccuando mucho¡ª el portero del Gabinete, m¨¢s preocupado porque el partido no termine en una goliza en contra antes que por llevar al equipo a imponerse en la cancha econ¨®mica.
?Por la oportunidad hist¨®rica? A pesar de todos los estropicios que han provocado decisiones precipitadas y declaraciones atrabiliarias de su parte ¨Ccomo la cancelaci¨®n del aeropuerto de Texcoco o los ataques a los inversionistas¨C, se puede afirmar que a L¨®pez Obrador le preocupa mucho no pasar a la historia como un presidente de la crisis, como otro L¨®pez Portillo.
?l sabe la profundidad de los traumas que los socavones econ¨®micos dejaron en las familias mexicanas y procura, al menos narrativamente, asentar en la opini¨®n p¨²blica el discurso de que la econom¨ªa va bien porque el d¨®lar no se ha disparado, porque la inflaci¨®n est¨¢ bajo control e incluso presume que los precios de los energ¨¦ticos se han mantenido en su mismo nivel, as¨ª sea con ajustes en t¨¦rminos inflacionarios. Y para atajar lo que se sale de control es que hizo el pol¨¦mico anuncio de que ahora su Gobierno vender¨¢ gas LP a los hogares.
Pero m¨¢s all¨¢ de los discursos, sumar al Gabinete a Ram¨ªrez de la O habla de que el mandatario es consciente de que ten¨ªa que renovar la credibilidad de su Gobierno frente a los inversionistas, agregar ideas nuevas a desaf¨ªos como el de Petr¨®leos Mexicanos y la baja inversi¨®n p¨²blica y privada, as¨ª como mostrar que est¨¢ preparado para dominar la segunda parte de su sexenio agregando al equipo un perfil t¨¦cnico.
Sin embargo, el nuevo secretario debe tener en cuenta que ¨¦l sabe muy bien como es AMLO. Tan lo sabe que, queri¨¦ndolo o no, contribuy¨® a socavar a sus predecesores. Ram¨ªrez de la O siempre tuvo el o¨ªdo presidencial y por tanto se convirti¨® en una sombra para quienes desde Hacienda resist¨ªan el ¨ªmpetu de un presidente que cree que se las sabe de todas todas en las finanzas del pa¨ªs.
Ram¨ªrez de la O fue lo que fue, un asesor que con su acceso directo al presidente se prest¨® a incomodar a los secretarios en turno; la duda es si ser¨¢ el primer secretario de Hacienda de este Gobierno que no padezca a otro ¡°s¨²per asesor¡± de Andr¨¦s Manuel.
Ojal¨¢ as¨ª sea y el presidente lo deje trabajar. Porque los retos que enfrentar¨¢ Ram¨ªrez de la O son cada uno como para coronarse. De sacarlos a flote tendr¨¢ reconocimiento adem¨¢s de fama. Aunque no los hubiera buscado. Pero falta la aduana de la realidad.
En primer lugar, Ram¨ªrez de la O tendr¨¢ que lidiar con la situaci¨®n financiera de Pemex, que perdi¨® m¨¢s de 37.000 millones de pesos durante los primeros meses del a?o (1,9 mil millones de d¨®lares). Para cualquier otra empresa esos n¨²meros hubieran sido una se?al de alarma, para Pemex fue un alivio frente a p¨¦rdidas previas. Es la empresa petrolera m¨¢s endeudada del mundo: debe casi 114.000 millones de d¨®lares sin considerar los adeudos a contratistas. Durante la presente Administraci¨®n se ha pretendido ayudarle baj¨¢ndole la carga fiscal -con el respectivo impacto en las finanzas p¨²blicas- y haci¨¦ndole transferencias de recursos. Sin embargo, esas ayudas no han pintado.
A lo anterior hay que sumar que por estar t¨¦cnicamente quebrada, Pemex necesita reingenier¨ªa financiera mayor: deshacerse de los negocios que no son rentables e invertir en los que s¨ª lo son. Las transferencias o la disminuci¨®n de impuestos no servir¨¢n de nada si no van acompa?adas de un plan de negocios viable para la empresa, para las finanzas p¨²blicas y, desde luego, para el pa¨ªs.
Y ah¨ª es donde a Rogelio se le puede atorar la carreta: ?de d¨®nde vendr¨¢ la mayor resistencia a un saneamiento ortodoxo de Pemex, del presidente L¨®pez Obrador o de la secretaria de Energ¨ªa Roc¨ªo Nahle, representante del ala dura del lopezobradorismo, esa que ciegamente repite que Dos Bocas va porque va? Otra vez lo pol¨ªtico ser¨¢ tan o m¨¢s relevante que lo t¨¦cnico.
En un segundo frente, el nuevo secretario deber¨¢ procurar la inversi¨®n p¨²blica, que en un pa¨ªs como M¨¦xico y a juicio de una especialista consultada deber¨ªa de representar alrededor de 5% del PIB. Ese porcentaje est¨¢ en alrededor de 2,4%. Sin inversi¨®n p¨²blica de calidad el pa¨ªs ir¨¢ perdiendo competitividad y se cerrar¨¢n ventanas de oportunidad. ?Ram¨ªrez de la O convencer¨¢ al presidente de cambiar el discurso antiinversionistas, de mandar la se?al correcta y respetar contratos anteriores a su Gobierno en los que no se haya demostrado corrupci¨®n o mala fe de parte de los empresarios? Lo que pas¨® con la reciente decisi¨®n de Energ¨ªa de dar a Pemex en exclusiva la explotaci¨®n de un yacimiento que hab¨ªa sido descubierto por una empresa estadounidense que trabajaba en alianza con la paraestatal mexicana no augura nada bueno en ese terreno. Y ocurri¨® cuando Ram¨ªrez de la O ya hab¨ªa sido anunciado.
Para el nuevo secretario los retos econ¨®micos ser¨¢n la constante. Tendr¨¢ que lidiar con la presi¨®n de las finanzas p¨²blicas ante el incremento del monto que se tiene que asignar al pago de pensiones o al servicio de la deuda. Y en el panorama est¨¢ descartada, ha asegurado AMLO, una reforma fiscal.
?De qu¨¦ echar¨¢ mano Ram¨ªrez de la O para resolver tan complicadas ecuaciones? Encima, la austeridad, que era una buena idea ante abusos del pasado, ha dejado sin embargo descapitalizado al Gobierno en cuanto a cuadros que le ayuden a ejecutar iniciativas para revitalizar la econom¨ªa.
Y a pesar de todo lo anterior, el verdadero reto del nuevo secretario no es econ¨®mico, sino pol¨ªtico. Como buen presidente pri¨ªsta, L¨®pez Obrador compartimentaliz¨® el poder y hace que diferentes, pero importantes, funcionarios le reporten solo a ¨¦l. Ha sido as¨ª en el caso del Sistema de Administraci¨®n Tributaria y en el de la Banca de desarrollo, que en tres a?os solo han seguido la pauta impuesta por los deseos del presidente, no necesariamente articulados con los respectivos secretarios de Hacienda. Y no son los ¨²nicos ejemplos. Si Ram¨ªrez de la O no tiene influencia en esos sectores relativos a las finanzas p¨²blicas, o capacidad de incidir en el sector energ¨¦tico, qu¨¦ tipo de resultados podr¨¢ entregar.
Se dice que a L¨®pez Obrador no le interesa si tal cosa o la otra no es viable, si le han de reventar en los juzgados sus decisiones o si el legislativo fracasa en el intento de aprobar una reforma que ¨¦l pretende. Se dice que dado el caso, lo que de verdad le interesa a Andr¨¦s Manuel es que quede asentado que ¨¦l quiso hacer una transformaci¨®n de la pol¨ªtica para que hubiera menos corrupci¨®n y m¨¢s dinero y oportunidades para los pobres.
Dando lo anterior por bueno, el modus operandi presidencial es decretar lo que ha de hacerse sin tomar en cuenta las complejidades de cada iniciativa, y no pocas veces pasando por encima de la voz de los expertos de adentro y de afuera de su Gobierno. Esa poca sustentada manera de proceder es la que le gusta a L¨®pez Obrador ¨Cesa del fin justifica los medios, esa de que los buenos prop¨®sitos deber¨ªan bastar--; y a quienes le han llevado las contras argumentando escollos legales, pr¨¢cticos o eventuales resultados contrarios a los pretendidos, AMLO les receta m¨¢s pronto que tarde una descalificaci¨®n acus¨¢ndolos de neoliberales.
Eso se sabe porque van tres a?os de una manera de operar donde el presidente parece su peor enemigo: un mandatario que anula a no pocos de sus colaboradores.
Si Ram¨ªrez de la O acept¨® el cargo, habr¨ªa que concluir casi por descarte, se deber¨ªa a que a pesar de todo lo que se ha visto desde el 1 de julio de 2018, el nuevo secretario de Hacienda cree que a¨²n es posible cumplir el mandato de las urnas de ese d¨ªa, cuando la ciudadan¨ªa vot¨® por un cambio, por una pol¨ªtica que distribuyera de manera m¨¢s justa la riqueza, que ampliara sustancialmente las oportunidades, que castigara la corrupci¨®n y no premiara la frivolidad.
Acaso crea que todav¨ªa puede ayudar a su amigo el presidente a no naufragar y cumplirle a los electores, a no desperdiciar una oportunidad que M¨¦xico quiso que fuera hist¨®rica pero para bien, no para mal.
Viene una prueba de la verdad para Ram¨ªrez de la O: se sabr¨¢ si en el Gobierno resultar¨¢ un buen t¨¦cnico y adem¨¢s un buen pol¨ªtico, que es el campo donde se podr¨ªan extraviar sus prop¨®sitos. El c¨¢lculo de que as¨ª ocurra es reservado. Ser¨ªa buen¨ªsimo que ¨¦l estuviera en lo correcto y los esc¨¦pticos fueran derrotados. M¨¦xico ganar¨ªa, sin duda.
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