Tenemos que hablar de dise?adoras y de editores de Vogue. Wet
En Per¨², la dise?adora An¨ªs Samanez y el editor de la revista ¡®Vogue¡¯ Latinoam¨¦rica, Jos¨¦ Forteza, protagonizaron una intervenci¨®n vergonzosa en un evento llamado Or¨ªgenes 2024
Hace unas semanas volvi¨® a suceder, como en eterno retorno siempre vuelve a suceder, como si no escucharan las voces de los pueblos que han declarado y compartido su postura sobre este tema cada vez que esto sucede. Ahora fue en Per¨², la dise?adora An¨ªs Samanez y el editor de la revista Vogue Latinoamerica, Jos¨¦ Forteza, protagonizaron una intervenci¨®n vergonzosa en un evento llamado Or¨ªgenes 2024 el cual reuni¨® a diversas figuras del mundo de la moda para intercambiar ideas. En la mesa en la que participaron ambos personajes se trat¨® sobre la relaci¨®n entre dise?adores de la industria de la moda y creadores de pueblos ind¨ªgenas, en particular se habl¨® del pueblo amaz¨®nico shipibo-konibo. Entre las declaraciones que m¨¢s despertaron indignaci¨®n, Forteza dijo que, si no fuera por dise?adores como An¨ªs Samanez que se acercan a trabajar con creadores de pueblos originarios, las comunidades ind¨ªgenas ¡°seguir¨ªan muri¨¦ndose de hambre¡±.
La dise?adora tambi¨¦n hizo declaraciones bastante problem¨¢ticas, se quej¨® de que, al acercarse a una comunidad shipibo-konibo para aprender de sus creaciones textiles a cambio de que ella les ense?ara dise?o, la comunidad se haya negado y haya pedido, en todo caso, una retribuci¨®n a cambio. Las reacciones no se hicieron esperar, integrantes y representantes del pueblo shipibo-konibo han dado sus opiniones y fijado sus posturas sobre este caso, han denunciado m¨¢s violencia y han dado su palabra. En las redes gener¨® una gran discusi¨®n e incluso el Ministerio de Cultura de Per¨² fij¨® postura. En diversas plataformas y desde distintas vocer¨ªas se ha analizado por qu¨¦ estas declaraciones son problem¨¢ticas e implican actitudes racistas. Al parecer la industria de la moda no se da cuenta de que no se da cuenta.
Entre todo estas declaraciones, quisiera centrarme en una idea muy espec¨ªfica que fue importante en la argumentaci¨®n tanto de Forteza como de Samanez, ambos dec¨ªan no entender por qu¨¦ es problem¨¢tico utilizar o inspirarse en creaciones de pueblos ind¨ªgenas si, siendo estas patrimonio de la humanidad (como dijo el editor) o de Per¨² (como dijo Samanez), tienen derecho a ello. Por un lado, Forteza argumenta que el hecho de que todas las personas procedamos de ancestros en com¨²n significa que todas las manifestaciones culturales forman parte de una gran canasta del que todas las personas pueden tomar elementos; por otro lado, Samanez sostiene que la nacionalidad compartida le permite imaginar una canasta cultural peruana del que puede tomar las creaciones que le interesen.
Indignada, la dise?adora se pregunta sobre las creaciones de los pueblos ind¨ªgenas de Per¨²: ¡°?Por qu¨¦ de ellos y no m¨ªo? Si yo tambi¨¦n soy peruana. El hecho de que haya nacido en la costa no significa que sea menos peruana que ellos¡±. Esta misma idea late incluso detr¨¢s de la declaraci¨®n del Ministerio de Cultura que, aunque rechaza los comentarios de Forteza y Samanez, declara que el arte ken¨¦ del pueblo shipibo-konibo es Patrimonio Cultural de la Naci¨®n desde el 2008 y que se abroga el deber de salvaguardar esos conocimientos tradicionales. Cuando dice que es un patrimonio de la naci¨®n, se refiere a Per¨² y no a la naci¨®n shipibo-konibo por supuesto. Me interesa mucho esta idea porque se repite una y otra vez en las discusiones sobre la apropiaci¨®n cultural indebida. ¡°Si las manifestaciones culturales son de mi pa¨ªs, tambi¨¦n son m¨ªas por consecuencia, entonces ?por qu¨¦ se me impide utilizarlas?¡±, parecen preguntarse constantemente integrantes de la industria de la moda.
La respuesta se revela si planteamos la pregunta desde la otra orilla. Si An¨ªs Samanez es peruana y pertenece a la especie humana, entonces cualquier persona podr¨ªa tomar sus dise?os, utilizarlos, modificarlos e, incluso, comercializarlos libremente. El punto es que esto no funciona as¨ª, las creaciones de An¨ªs Samanez no circulan como conocimiento libre, funcionan como mercanc¨ªas dentro de un mercado que est¨¢ protegido por derechos de explotaci¨®n comercial y derechos de autor, si no se respetan estos derechos ella puede acusar de plagio como ya antes ha sucedido entre marcas de la industria de la moda.
No solo se trata de dos mundos creativos, se trata del choque de dos sistemas y visiones de mundo, la red de significados en los que se crean los dise?os de la industria textil se rigen por el mercado capitalista, el sistema en el que los pueblos ind¨ªgenas han desarrollado sus dise?os obedecen hist¨®ricamente a otras din¨¢micas culturales. Cuando Samanez toma elementos culturales de pueblos ind¨ªgenas, quedan bajo el registro de su marca y pasan al mercado capitalista, un bien colectivo de una naci¨®n originaria quedan transformados en una mercanc¨ªa de propiedad privada, como la polit¨®loga del pueblo mixe Taj??w Diaz Robles ha explicado.
Por otro lado, el efecto de los discursos nacionalistas es fundamental en esta discusi¨®n. La creaci¨®n de una gran parte de los Estados-Naci¨®n en Latinoam¨¦rica fueron conducidos por una minor¨ªa criolla que en muchos casos ha ejercido un colonialismo interno sobre los pueblos que quedaron dentro de sus l¨ªmites estatales. Estos pueblos han sufrido despojos de tierra, racismo, violencia sist¨¦mica para que abandonen su cultura; al mismo tiempo, como una extensi¨®n de esta violencia, se toman elementos culturales de los pueblos ind¨ªgenas para crear una identidad nacional.
En estos casos, el estado es el primer y principal apropiador cultural indebido que genera una especie de ¡°gran canasta¡± con elementos culturales de pueblos ind¨ªgenas que al mismo tiempo oprime. A esa canasta le llama ¡°patrimonio cultural de la naci¨®n¡± aunque al mismo tiempo someta a racismo estructural a las comunidades que lo crean. Una vez que la canasta cultural, sea mexicana o sea peruana, se ha llenado de elementos de los pueblos ind¨ªgenas que al Estado y al nacionalismo le parece digno de ser apropiado (habr¨¢ otras pr¨¢cticas culturales que desprecie), entonces personas como An¨ªs Samanez o Jos¨¦ Forteza pueden tomar libremente estos elementos que han sido reconvertidos en ¡°peruanos¡±. La dise?adora argumenta que tiene derecho a tomar elementos del pueblo shipibo-konibo porque ya antes el nacionalismo del Estado ha hecho apropiaci¨®n cultural indebida sobre ellos, porque se los presenta como su patrimonio.
La apropiaci¨®n cultural indebida en todas sus vertientes es una extensi¨®n de la violencia que han sufrido los pueblos ind¨ªgenas, por un lado, se les ha aplicado violencia etnocida y, mientras se les condena a la desaparici¨®n, se les roba elementos que pueden ser aprovechados en el mercado capitalista. No hay justificaci¨®n nacionalista que excuse esta violencia.
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