Un homicidio, cuatro abogadas y falta de peritajes: la familia de Roxana Ruiz critica ¡°vicios¡± en el proceso
La defensa de la mujer de 21 a?os que mat¨® a su presunto agresor en Nezahualc¨®yotl critica que la Polic¨ªa no tomara fotograf¨ªas de los golpes que ten¨ªa en el cuerpo ni le hiciera estudios m¨¦dicos
Ana Ruiz mide 1,50 y tiene el pelo largo, negro, atado en una media cola. Los ojos, la ¨²nica parte de su rostro que no tapa el cubrebocas, apuntan al otro lado de la calle, donde hay una iglesia, pero miran m¨¢s lejos. Suena su celular y ella atiende. Quiz¨¢s es su hija, que en los ¨²ltimos meses la llama cuando puede, ¡°r¨¢pido dos minutos¡± para saber c¨®mo est¨¢. Roxana Ruiz, de 21 a?os, confes¨® en mayo haber matado a su presunto agresor despu¨¦s de que ¨¦l la violara y amenazara con matarla en Nezahualc¨®yotl, uno de los municipios del Estado de M¨¦xico m¨¢s peligrosos para las mujeres. Desde hace tres meses est¨¢ en prisi¨®n preventiva por el homicidio. No es Roxana quien llama esta vez. Su madre habla suave, sin aire: ¡°Si no se defend¨ªa, ella iba a ser la muerta¡±.
A unos kil¨®metros de all¨ª, en el centro penitenciario Bordo de Xochiaca, est¨¢ encerrada la joven desde que la polic¨ªa la detuvo. Roxana trabajaba vendiendo papas fritas en un puesto a 20 minutos en cami¨®n desde su casa y ya estaba pensando en abrir su propio local. La mam¨¢ de su exmarido cuidaba del hijo de ambos, de cuatro a?os, durante el d¨ªa y cuando la joven terminaba su turno iba a buscarlo. Si se hac¨ªa muy tarde, su suegra y su cu?ada los acompa?aban caminando hasta el cuarto que ella rentaba por 800 pesos a la semana. Era por seguridad: el municipio est¨¢ en alerta por feminicidios desde 2015.
A su cu?ada, Sarah¨ª Mej¨ªa, le pareci¨® raro que Roxana no llegara ese viernes y la angustia aument¨® cuando pasada la medianoche lleg¨® un fiscal para avisarles que la joven hab¨ªa sido detenida. Dos mujeres que trabajaban en una distribuidora de alimentos a metros de ella la hab¨ªan invitado a tomar una cerveza. Roxana acept¨® una y cuando se estaba yendo un empleado de la distribuidora se ofreci¨® a acompa?arla hasta la casa. Al llegar, ¨¦l insisti¨® tanto en entrar que ella cedi¨® por miedo y le prepar¨® una colchoneta para que se acostara en el piso, seg¨²n cuenta en una carta que escribi¨® desde el penal. En el medio de la noche, el hombre supuestamente subi¨® a su cama y la viol¨®.
En el forcejeo los dos cayeron al piso y ¨¦l ya no se levant¨®, seg¨²n Mej¨ªa. Roxana confes¨® que lo hab¨ªa matado por asfixia, porque es lo que hab¨ªa intentado. ¡°Pero puede que ella ni lo haya matado, que haya sido el golpe¡±, apunta Ana Ruiz. Lo que reclama la familia, en cualquier caso, es un proceso justo. La madre critica que el d¨ªa de la detenci¨®n, despu¨¦s de que Roxana dejara el cuerpo de su presunto agresor en una bolsa a metros de su casa, la polic¨ªa no tuvo en cuenta su declaraci¨®n, ni tom¨® fotograf¨ªas de los golpes que ten¨ªa en el cuerpo, ni le hizo estudios m¨¦dicos.
El proceso, dice Abigail Escalante, abogada de Roxana, estuvo ¡°viciado¡± desde el principio, y enumera: ¡°Las medidas necesarias para la determinaci¨®n de los hechos no existieron, no se actu¨® con perspectiva de g¨¦nero, se desacredit¨® de manera prejuiciosa el testimonio de la detenida y no se llevaron a cabo las actuaciones necesarias para determinar si hab¨ªa sido violada¡±. Fuentes de la Fiscal¨ªa del Estado de M¨¦xico han asegurado a este peri¨®dico que el ministerio fiscal est¨¢ ¡°en la mejor disposici¨®n¡± de hacer los peritajes, pero que es la defensa de Roxana quien ¡°tiene que aceptar que se lleven a cabo¡±. Escalante responde que a tres meses de la supuesta agresi¨®n ¡°la ¨²nica prueba pertinente es un examen psicol¨®gico¡±, que la defensa autorizar¨¢, pero que ya se ha perdido ¡°tiempo y pruebas valiosas¡±.
Desde su arresto, Roxana ha tenido cuatro abogadas: la primera de oficio, que aconsej¨® a la familia pagar 20.000 pesos de fianza que no sirvieron para sacarla de la c¨¢rcel; una letrada particular que abandon¨® el caso cuando se enferm¨® de covid; otra de oficio, que se ausent¨® de la segunda audiencia, que tendr¨ªa que haber sido este lunes, porque estaba de vacaciones, y Escalante, que se involucr¨® en el caso esta semana a trav¨¦s de los colectivos feministas.
¡°Si no fuera por ellas, Roxana se queda adentro¡±, dice Ana Ruiz. Ella conf¨ªa en que su hija quedar¨¢ en libertad. Desde que lleg¨® de Pinotepa, el municipio en el que vive en Oaxaca, la mam¨¢ de Roxana, de 43 a?os, ha tenido el apoyo y la asesor¨ªa de los grupos feministas, de sus vecinos y de su familia, pero se ha sentido abandonada por el Estado. Viaja al Estado de M¨¦xico cada 15 d¨ªas porque tiene que seguir trabajando y cuidando de su hijo m¨¢s peque?o. Solo puede ver a su hija tres horas cada s¨¢bado, y dice que la ve bien aunque llora porque extra?a a su ni?o. ¡°No es justo, no es una asesina¡±, lamenta, ¡°hay muchas mujeres inocentes ah¨ª dentro¡±.
El caso de Roxana no es excepcional en M¨¦xico. En 2015, la justicia absolvi¨® a Yakiri Rub¨ª Rubio cuando llevaba 18 meses en prisi¨®n por haber asesinado a un hombre que la estaba violando. Un tribunal decidi¨® entonces que la mujer hab¨ªa lesionado a su agresor en leg¨ªtima defensa. El caso de Reyna G¨®mez, de 60 a?os, fue diferente. Ella mat¨® al hombre que la maltrataba desde que se hab¨ªan ido a vivir juntos y fue condenada a 25 de prisi¨®n por el homicidio porque el juez consider¨® que su vida no corr¨ªa peligro.
La historiadora Martha Santill¨¢n analiza en su libro Mujeres criminales (Editorial Cr¨ªtica, 2021) los casos de mujeres que asesinaron a sus agresores en las d¨¦cadas de los 30 y 40. ¡°Las tendencias homicidas de las mujeres est¨¢n vinculadas a contextos sociales en los cuales ellas son v¨ªctimas de recurrentes maltratos y agresiones f¨ªsicas o verbales recurrentes¡±, explica la autora. La investigadora a?ade que a lo largo de los a?os, y seg¨²n los datos que ella y otros investigadores han podido recopilar, ¡°la conducta homicida en la mujer es muy baja¡±, y precisa: ¡°Para la cantidad de violencia f¨ªsica que hay, para la cantidad de violaciones, son pocas las mujeres que reaccionan matando al agresor¡±.
¡°Defender mi vida no es delito¡±
La pintura fresca todav¨ªa brilla sobre de las paredes de los juzgados de Nezahualc¨®yotl. ¡°Defender mi vida no es delito¡±, dice en may¨²sculas. Y en morado se lee: ¡°Roxana eres valiente, no una delincuente¡±. Las consignas est¨¢n all¨ª desde el lunes, cuando se suspendi¨® la segunda audiencia del caso. Elsa Arista, activista del colectivo Nos queremos vivas de Nezahualc¨®yotl, reclama que el caso se investigue con perspectiva de g¨¦nero. ¡°Nos preocupa que quienes est¨¢n juzgando no tomen en cuenta el contexto en el que estamos viviendo las mujeres en el Estado de M¨¦xico¡±, indica.
A metros de ah¨ª est¨¢ el centro penitenciario donde est¨¢ encarcelada Roxana. La joven ha empezado talleres de psicolog¨ªa y manualidades mientras permanece encerrada. El olor agrio de uno de los basurales m¨¢s grandes del Estado de M¨¦xico llega hasta ah¨ª. Los puestos que prometen ¡°asesor¨ªa gratuita 24 horas¡± est¨¢n vac¨ªos antes de las cinco de la tarde y la lluvia amenaza, como pasa casi todos los d¨ªas de esta mitad del a?o en M¨¦xico. Las nuevas pintadas contrastan con los colores gastados que dibujan en el piso el rostro de Diana Vel¨¢zquez Florencio, v¨ªctima de un feminicidio que ocurri¨® cuatro a?os antes. Las paredes reci¨¦n coloreadas hacen la pregunta que tambi¨¦n inquieta a la mam¨¢ de Roxana: ¡°?Ser¨¢ que los jueces nos prefieren muertas?¡±.
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