La sustituci¨®n de la estatua de Col¨®n divide a los expertos: decisi¨®n inteligente, desatino o golpe a la memoria
EL PA?S re¨²ne a representantes de la cultura y la academia para conocer su postura acerca de la reemplazo en Ciudad de M¨¦xico de la escultura del navegante por un monumento a la mujer ind¨ªgena
Todas las estatuas son s¨ªmbolos y todos los s¨ªmbolos, con mayor o menor intensidad, plantean preguntas, debates en torno a la identidad o disputas pol¨ªticas. La estatua de Crist¨®bal Col¨®n lleg¨® a M¨¦xico hace casi 150 a?os procedente de Par¨ªs y desde 1877 presidi¨® una de las glorietas del Paseo de la Reforma, la avenida m¨¢s emblem¨¢tica de la capital del pa¨ªs. El pasado domingo la jefa de Gobierno de Ciudad de M¨¦xico, Claudia Sheinbaum, una de las dirigentes m¨¢s cercanas al presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, anunci¨® la sustituci¨®n de la escultura por un monumento a la mujer ind¨ªgena realizado por el artista pl¨¢stico mexicano Pedro Reyes.
La decisi¨®n, que divide a los historiadores y a la opini¨®n p¨²blica, se da en un contexto de batalla cultural, impulsada desde el Gobierno, por la reivindicaci¨®n de la civilizaci¨®n mexica frente a la llamada conquista. La estatua del almirante, sobre quien pesa toda la carga simb¨®lica de las consecuencias hist¨®ricas de su llegada al Caribe en 1492, fue retirada el a?o pasado en v¨ªsperas del 12 de octubre. Las autoridades alegaron entonces la necesidad de una restauraci¨®n. Pero ahora, justo antes de las celebraciones de los 200 a?os de independencia el pr¨®ximo 27 de septiembre, ha quedado escrito su destino. El conjunto, obra del escultor franc¨¦s Charles Cordier, ser¨¢ reubicado en un parque de la ciudad.
El propio L¨®pez Obrador se refiri¨® el mi¨¦rcoles a esta medida asegurando que el monumento ¡°ha sido atendido por personal especializado en materias de conservaci¨®n y restauraci¨®n¡±. ¡°La jefa de Gobierno inform¨® de que en el lugar donde se encontraba el monumento de Col¨®n se colocar¨¢ la figura que representa a una mujer ind¨ªgena, esto es lo que indigna¡±, agreg¨® el mandatario en referencia a los ataques de un diputado del opositor Partido Acci¨®n Nacional (PAN), a quien acus¨® de incitar al odio.
El debate, sin embargo, es m¨¢s complejo que un simple cruce de acusaciones pol¨ªticas. Estas son las opiniones de los expertos.
Federico Navarrete, historiador y profesor de la UNAM, antrop¨®logo y divulgador.
La salida de Col¨®n de Reforma era inevitable. De una manera una otra lo que iba a suceder es que iba a ser destruida. Cuando la sacaron hace un a?o fue d¨ªas antes de una marcha de protesta y ya se vio que no iba a durar mucho. No es un capricho ni es intolerancia. Forma parte de una campa?a de toda Am¨¦rica y no es en vano. Marca un claro distanciamiento con esa narrativa que privilegiaba la colonizaci¨®n. La estatua se coloc¨® en una ¨¦poca en que se hablaba en esos t¨¦rminos. Sobre la obra que la va a sustituir, creo que nadie podr¨¢ poner en cuestionamiento que las mujeres ind¨ªgenas han sido un sost¨¦n de ese pa¨ªs. As¨ª que me parece positivo. Adem¨¢s, su elecci¨®n puede tener que ver con el movimiento feminista. Creo que el gesto tiene su fuerza, aunque se hizo de forma apresurada y quiz¨¢ hubiera estado bien tener un debate p¨²blico.
Y¨¢snaya Elena Aguilar Gil, ling¨¹ista y escritora.
La propuesta de colocar la estatua de una mujer ind¨ªgena en el lugar en la que estaba la estatua de Col¨®n en Paseo de la Reforma evidencia por un lado, la falta de imaginaci¨®n que lleve a considerar otro tipo de memoriales que puedan desplegar nuevas posibilidades de relacionarse con el pasado. Por otro lado, evidencia que una buena parte de la opini¨®n p¨²blica a¨²n cree que estas estatuas como la de Col¨®n no deben retirarse aunque hayan sido erigidas para conmemorar personajes que sirven de recordatorio constante de las violencias que erigieron. Se abre adem¨¢s otra pregunta: ?c¨®mo se representa a una mujer ind¨ªgena?
Mart¨ªn R¨ªos, profesor de Historia de Europa en la Edad Media en la UNAM.
Me parece una decisi¨®n inteligente, porque por un lado va a permitir proteger al monumento, que forma parte de la historia de la ciudad, M¨¢s de un siglo despu¨¦s, el contexto ha cambiado y ahora tenemos otro, ya no es la idea de que Col¨®n trajera la civilizaci¨®n a M¨¦xico y que M¨¦xico sea deudor. Adem¨¢s, se han puesto en valor las ra¨ªces de la cultura ind¨ªgena a lo largo de todo el continente americano, por eso es importante darle al espacio p¨²blico el reconocimiento a estas matrices. Eso, por supuesto, no significa dejar de reconocer la importancia de la historia compartida que tenemos desde 1492. Al mismo tiempo permite reconocer este monumento y dar espacio a otras voces. En el contexto en le que estamos, el hecho de que sea una mujer es muy importante. Es un acto p¨²blico, pol¨ªtico que se reconozca la importancia de las mujeres de la historia.
Cuauht¨¦moc Medina, comisario de arte, curador jefe del Museo Universitario Arte Contempor¨¢neo (MUAC).
Es el ¡°arte mexicano¡± en su m¨¢xima expresi¨®n: un encargo decidido por una gobernante sin concurso o consulta alguna, favoreciendo a un artista afiliado al r¨¦gimen. El escultor propone reeditar las ideolog¨ªas indigenistas de mediados del siglo XX: la representaci¨®n de una ind¨ªgena imaginaria, que celebrar¨¢ la eterna suplantaci¨®n de las sociedades originarias por un Estado que es fiel a su identidad corporativa. Este es el feliz parto de una nueva idea de identidad mexicana, que celebra treinta siglos de tradici¨®n neol¨ªtica de la talla en piedra, como s¨ªmbolo del placer de explotar la mano de obra barata. La imagen de una feliz patria que derrota las ideas ex¨®ticas que nos privan de nuestros bonitos monumentos colonialistas, para estrenar m¨¢s bonitas esculturas neocoloniales que har¨¢n felices a funcionarios, ide¨®logos y turistas.
Rodrigo Reyes, cineasta y director de la pel¨ªcula '499'.
Como chilango, como alguien que ha conocido este Paseo de la Reforma, por supuesto que Col¨®n no un personaje para celebrar, es parte del expolio y uno de los que sembr¨® la idea del capitalismo moderno. Pero desde mi punto de vista, como experto que soy cinematogr¨¢fico, lo que me llama la atenci¨®n de esto es que hay muy poco trasfondo en la decisi¨®n. Hay mucha gente que est¨¢ sufriendo una colonizaci¨®n actual. Es una abstracci¨®n y cambiarla por otra abstracci¨®n me parece muy desatinado y me preocupa porque no se profundiza. Yo le pondr¨ªa los micr¨®fonos a las personas que est¨¢n sufriendo las fracturas del M¨¦xico actual. Nadie mira a Col¨®n, no tiene nada que ver con la sociedad mexicana de hoy. Se cambia un poco el imaginario, pero deber¨ªa haber un trasfondo. El problema de M¨¦xico es que la historia se maneja dese arriba y se interviene desde el poder. En el d¨ªa de los desaparecidos no se ha atendido a las v¨ªctimas. Este cambio lo comparar¨ªa con la maqueta del Templo Mayor del Z¨®calo, mientras al lado tenemos el templo de verdad sin reparaci¨®n. Un montaje de la historia donde se nota que no tenemos la voluntad de entenderla deveras.
Luna Mar¨¢n (cineasta) y Gabriela Jauregui (escritora).
Debajo de los monumentos y a la sombra de las estatuas a las mujeres ahora llamadas ind¨ªgenas se les corre a golpes de las aceras, se les niegan papeles y pasaportes, se les hace menos, se les violenta obst¨¦tricamente, se les silencia en redes, se les desaparece o asesina por defender su territorio. Las mujeres ahora llamadas ind¨ªgenas no nos interesa ser aretes del poder, y los aretes del poder en un pa¨ªs donde la austeridad es la moral p¨²blica deber¨ªan dejar de existir. ?Que se siembre vida y se fundan las estatuas!
Ernesto Betancourt Arriaga, arquitecto y urbanista.
Retirar a Col¨®n es un error, es una afectaci¨®n a la memoria de la ciudad. Es cierto que tiene claroscuros como todos los personajes hist¨®ricos, pi¨¦nsese en Villa o en Hidalgo o los mexicas. Representan una ¨¦poca, la biograf¨ªa de los personajes es solo un aspecto. Adem¨¢s se trata de una obra de gran calidad art¨ªstica de Charles Cordier, como el caso de la figura de Tols¨¢ de Carlos IV -que tampoco era un personaje muy estimable. No quiere decir que no pueda hacerse, pero no como una ocurrencia m¨¢s y sustituirla por otra; con otro estereotipo como el que se pretende. No deber¨ªa hacerse a la ligera, quitar monumentos y censurar la historia casi nunca es buena idea, recuerda a los Taliban que destruyeron las esculturas budistas del siglo VI por no coincidir con el dogma del nuevo r¨¦gimen.
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