Cadena perpetua por el feminicidio de F¨¢tima: el fin de seis a?os de terror, muerte y huida
Un juez condena a prisi¨®n vitalicia a uno de los tres asesinos de la peque?a F¨¢tima Quintana, de 12 a?os, uno de los cr¨ªmenes m¨¢s atroces perpetrados en el lugar con m¨¢s feminicidios del pa¨ªs, el Estado de M¨¦xico
En el escondite donde viv¨ªan escondidos Lorena Guti¨¦rrez y su marido, Jes¨²s Quintana, los padres de F¨¢tima Varinia Quintana, la humedad helaba los huesos. Despu¨¦s del brutal asesinato de su hija en 2015, el resto de la familia tuvo que desaparecer. La lucha por la justicia de F¨¢tima les cost¨® amenazas de muerte y un aviso muy claro: balazos contra los cristales de su casa en una peque?a comunidad del Estado de M¨¦xico, Lupita Casas Viejas. El crimen de F¨¢tima supuso uno de los m¨¢s atroces cometidos en una entidad que ya es la m¨¢s violenta para las mujeres. Y, como la mayor¨ªa, permanec¨ªa impune hasta este martes. Un juez ha sentenciado por feminicidio al ¨²ltimo de los tres j¨®venes que masacraron a la peque?a ese d¨ªa cuando regresaba de la escuela. Cadena perpetua y un caso cerrado que se ha convertido en un s¨ªmbolo del terror de la violencia machista que no cesa en M¨¦xico.
El 5 de febrero de 2015, tres chicos, uno de ellos menor de edad, arrastraron a su hija al bosque cuando su madre la estaba esperando, como cada d¨ªa, haciendo la comida. Estaba solo a unas cuadras de su casa, a escasos 100 metros. ¡°Fue violada bestialmente, la apu?alaron m¨¢s de noventa veces, le abrieron el pecho m¨¢s de 30 cent¨ªmetros, le cercenaron la entrepierna, le rompieron sus tobillos, fracturaron sus manos. Y mi hija fue una guerrera, lucho hasta el final, a¨²n con todo eso no muri¨® hasta que le arrojaron tres piedras de m¨¢s de 30 kilos cada una, que fue lo que termin¨® con su vida¡±, contaba Guti¨¦rrez a este diario en medio de una fuga de ella y de su familia, hacia un destino secreto al norte del pa¨ªs. Sin trabajo, dinero ni identificaci¨®n, para que nadie los pudiera reconocer.
Cuando Lorena se percat¨® de que su hija no hab¨ªa llegado a casa, corri¨® a buscarla. Y la encontr¨®, semienterrada en la parte de atr¨¢s de la casa de estos chicos. Encontr¨® el cuchillo con el que la cortaron, sus ropas ensangrentadas. Y los encontr¨® a ellos. ¡°Todo se lo entregamos a la Polic¨ªa¡±, recuerda. Pero aun as¨ª, uno de ellos, el que ha sido sentenciado este martes, presuntamente ligado al crimen organizado, fue puesto en libertad. Y ah¨ª comenz¨® la segunda parte de la pesadilla.
¡°No nada m¨¢s asesinan a nuestras hijas, asesinaron a una familia completa. A 12 personas, cinco ni?os y siete adultos. Nos mataron a todos. Nos dejaron sin vida, sin libertad, Queremos recuperar nuestra paz. Queremos ser libres, porque aqu¨ª en M¨¦xico nosotros somos los prisioneros¡±, contaba horas antes de la audiencia con el juez. Todos vivieron hasta hace poco desplazados, sin hablar con nadie, cambiaban la ruta cada d¨ªa para regresar a su escondite y a los pocos meses, ya hab¨ªan gastado todos sus ahorros. No consegu¨ªan trabajo porque les ped¨ªan una identificaci¨®n oficial, no la ten¨ªan porque deb¨ªan resguardar a su familia. La l¨®gica esquizofr¨¦nica de la burocracia tambi¨¦n alcanza a las v¨ªctimas. Intentaron pedir asilo en Canad¨¢. Se lo negaron.
En noviembre pasado, otra tragedia sacud¨ªa a la familia Quintana Guti¨¦rrez. El hijo m¨¢s peque?o de Lorena y Jes¨²s, que fue el que encontr¨® junto a su madre a su hermana sepultada, comenz¨® a encontrarse muy mal. Desde que pas¨® lo de F¨¢tima, Daniel padeci¨® graves trastornos psicol¨®gicos que ninguna autoridad atendi¨® como se merec¨ªa. As¨ª como sucedi¨® con el resto de la familia. Pero Daniel el d¨ªa que vio a su hermana muerta ten¨ªa solo 11 a?os. Falleci¨® en los brazos de su madre por una obstrucci¨®n intestinal, despu¨¦s de haber corrido por cinco hospitales para obtener un diagn¨®stico a su malestar que siempre acababa en m¨¢s ansiol¨ªticos y analg¨¦sicos. Tras su muerte, el m¨¦dico no pod¨ªa explicarse c¨®mo alguien hab¨ªa podido soportar tanto dolor.
¡°Es una familia hecha pedazos. Muchas veces te preguntas c¨®mo se sostiene¡±, explica la abogada de la familia, Ximena Ugarte, desde el otro lado del tel¨¦fono. La defensora ha tenido el reto en los ¨²ltimos a?os de desmontar una de las pruebas clave de los abogados de Jos¨¦ Juan N. Un v¨ªdeo de una c¨¢mara de seguridad del adinerado colegio privado Sierra Nevada que mostraba que ¨¦l a esa hora y ese d¨ªa se encontraba trabajando como jardinero en sus instalaciones. Ugarte celebra este martes que despu¨¦s de la intervenci¨®n de peritos expertos en videoseguridad y otros de alta especialidad t¨¦cnica ¡ªllegaron a medir las sombras para confirmar si coincid¨ªan con la posici¨®n del sol ese d¨ªa¡ª un juez haya reconocido que esas im¨¢genes fueron modificadas. Y desmantelada la ¨²nica coartada del acusado, pues tambi¨¦n hubo testigos que lo vieron cerca de la escena del crimen, la sentencia lo ha condenado a la m¨¢xima pena posible.
Este es el primer caso de todos los que lleva la asociaci¨®n, el Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia, que consigue una sentencia. En M¨¦xico, que soporta 10 feminicidios al d¨ªa, el ¨ªndice de impunidad es de casi el 95% de los casos. En el Estado de M¨¦xico, el conjunto de municipios m¨¢s poblados del pa¨ªs que abraza a la capital, la cantidad de delitos sin resolver asciende al 97%. ¡°Aunque nadie les va a devolver a sus hijas, hemos observado en otros casos, muy pocos, que s¨ª les genera cierto alivio saber que al menos el culpable est¨¢ obteniendo una sentencia. Sobre todo porque se han vuelto madres que acompa?an a otras y sufren la violencia institucional y la impunidad que es tan fuerte. Saber que al menos existe este m¨ªnimo de casos que se resuelven¡±, a?ade Ugarte.
Guti¨¦rrez, como muchas madres que buscan justicia para sus hijas, estudiaba por las noches el C¨®digo Penal y se aprendi¨® al dedillo la Ley de V¨ªctimas del Estado de M¨¦xico. No duerme desde hace seis a?os para estar preparada: ¡°La justicia de mi hija es mi misi¨®n en la vida. Pero tambi¨¦n por las mam¨¢s de los feminicidios que no pueden hacerlo, por todos los casos que est¨¢n ocultos, yo quiero ser su voz¡±, se?alaba a este diario.
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