Ernesto Casanova: ¡°Si se declara la III Rep¨²blica en Espa?a igual llevo las cenizas de mi abuelito¡±
El presidente del Ateneo Espa?ol de M¨¦xico cree que la instituci¨®n debe abrirse a otros debates sin perder su raz¨®n de ser: la memoria
Para los m¨¢s j¨®venes: hubo en el siglo pasado una guerra civil en Espa?a, como resultado de la cual alrededor de 20.000 personas entre los vencidos tomaron el camino del exilio y acabaron en M¨¦xico, cuyo Gobierno les abri¨® gentilmente las puertas para que rehicieran su vida. Ernesto Casanova Caloto (Ciudad de M¨¦xico, 60 a?os) dice que las nuevas generaciones ya no saben de esto, una de las razones por las que el Ateneo Espa?ol de M¨¦xico, que ¨¦l preside, languidece en esta nueva era. Pero en la d¨¦cada de los cuarent...
Para los m¨¢s j¨®venes: hubo en el siglo pasado una guerra civil en Espa?a, como resultado de la cual alrededor de 20.000 personas entre los vencidos tomaron el camino del exilio y acabaron en M¨¦xico, cuyo Gobierno les abri¨® gentilmente las puertas para que rehicieran su vida. Ernesto Casanova Caloto (Ciudad de M¨¦xico, 60 a?os) dice que las nuevas generaciones ya no saben de esto, una de las razones por las que el Ateneo Espa?ol de M¨¦xico, que ¨¦l preside, languidece en esta nueva era. Pero en la d¨¦cada de los cuarenta y los cincuenta y m¨¢s all¨¢, a¨²n con la esperanza de que el dictador Franco se muriera de una vez, el centro fue un faro de vida y encuentro, de pol¨ªtica y de cultura, donde espa?oles de todas las raleas api?aban sus anhelos republicanos. El ni?o Ernesto iba entonces de la mano de su abuelo Hilario, el comunista. Las peleas entre comunistas, anarquistas y socialistas se repet¨ªan en aquel Ateneo, al punto de que si presid¨ªan la instituci¨®n los unos, los otros se daban de baja. D¨¦cadas atr¨¢s hab¨ªa cerca de 2.000 socios, hoy apenas 188. Pero su archivo de aquel exilio, bien lo saben los historiadores, siempre guarda un tesoro por descubrir. Casanova Caloto, economista de formaci¨®n, se niega a pensar que un d¨ªa ese barco de memoria se vaya a pique. Reci¨¦n ha viajado a Espa?a en busca de ayudas y promoci¨®n. Hay que seguir recordando al abuelo Hilario Caloto, que espiaba las m¨¢quinas tragaperras en Francia para echar la monedita justo en el momento de escupir el premio, unos francos para sobrevivir en aquel primer exilio, antes de llegar a M¨¦xico y dedicarse a hacer rosarios y objetos religiosos. ?l, comunista irredento, comecuras, ateo. Y tantos otros. El Ateneo conserva sus recuerdos.
Pregunta. En 2015, los apuros econ¨®micos del Ateneo estallaron las alarmas. No se puede decir que la instituci¨®n est¨¦ boyante.
Respuesta. Los descendientes, que estamos obligados a conservar esto, no est¨¢n interesados. Les pasa a mis primos. Acaba de fallecer mi t¨ªa Emiliana, con 97 a?os, que lleg¨® a M¨¦xico en el barco Sinaia, y sus hijos no se interesan. Yo estoy enojado. En 2017 quisimos acercar el Ateneo lo a los j¨®venes, nos equivocamos. A los 20 o 30 a?os, piensan en sus carreras y sus familias. Es a los 40 o 50 cuando echan la mirada atr¨¢s, a sus padres y abuelitos.
P. En Espa?a, sin embargo, el republicanismo goza ahora de un vigor renovado gracias a la caza de elefantes y algunas finanzas oscuras. Algunos acarician la III Rep¨²blica. ?No ha pensado en instalar una sede en Espa?a, aprovechando el tir¨®n republicano entre los j¨®venes?
R. Reci¨¦n he estado all¨ª 20 d¨ªas y he hecho m¨¢s de 2.000 kil¨®metros en coche y otros tantos en tren. Tuve una entrevista con el presidente del Ateneo de Madrid y me dijo que tenemos sus puertas abiertas para montar una oficinita all¨ª, solo necesitamos un escritorio con internet.
P. ?Cree que usted ver¨¢ esa III Rep¨²blica con la que so?aron sus abuelos?
R. Hay ateneos en Europa que se han puesto ese objetivo, pero eso est¨¢ muy lejos de nuestro origen. El Ateneo de M¨¦xico se cre¨® para el conocimiento cultural de Espa?a en todos los ¨¢mbitos y tendencias. Ese tiene que ser el cauce. Si ocurriera esa III Rep¨²blica, para m¨ª, fabuloso. Yo ese d¨ªa a lo mejor llevo las cenizas de mis abuelitos all¨¢. Pero aqu¨ª en M¨¦xico, con tantos kil¨®metros de distancia no me parecer¨ªa ni justo para los fundadores ni factible para los actuales socios. Yo preferir¨ªa lo que se vive en Espa?a, un Estado democr¨¢tico, con un nivel de vida equiparable con Europa.
P. Uy, si su abuelo Caloto levantara la cabeza, dir¨ªa que usted se ha hecho socialista.
R. Yo soy socialista. Se lo dije un d¨ªa: ¡®mira, abuelito, yo no puedo ser tan radical¡¯. Y me di cuenta de ello cuando hac¨ªa la tesis de mi carrera de Econom¨ªa sobre planificaci¨®n cubana. Yo quiero mucho a Cuba, pero me di cuenta de que las empresas estatales tienen muchos vicios, muchos.
P. ?Y qu¨¦ le contest¨®?
R. Se enoj¨®. Pero prefer¨ª ser sincero.
P. Pues ser¨¢ consciente de que su abuelo habr¨ªa dejado de ser asociado ahora que usted preside el Ateneo.
R. Ja ja. Yo antes era de Izquierda Unida. Pero le dije a mi abuelo, ¡®mira, me voy a ir al PSOE¡¯. Creo en una socialdemocracia que implemente una econom¨ªa benefactora, donde el Estado intervenga regulando. Eso es mejor que una compa?¨ªa el¨¦ctrica nacional.
P. En Espa?a, Iberdrola ha vaciado pantanos para ganar m¨¢s con la factura de la luz.
R. El Estado debe ser regulador, pero no es una empresa.
P. ?C¨®mo piensa revitalizar el Ateneo?
R. Hay que implementar cosas nuevas sin perder el pasado. Vincularse a las redes sociales, abrirse a otras maneras de pensar, abordar debates sobre paridad de g¨¦nero, igualdad, racismo, ecolog¨ªa. No solo la memoria y el exilio.
P. Hay quien piensa que se podr¨ªa donar su gran archivo a una universidad y que le dieran una nueva vida acad¨¦mica.
R. Eso supondr¨ªa desprendernos de nuestra raz¨®n de ser: la memoria.
P. ?Hasta d¨®nde es el Ateneo presa de los cambios de gobierno en Espa?a?
R. Cuando entra la izquierda tenemos m¨¢s afectividad y eso ayuda a nuestro desempe?o y funcionamiento. Por desgracia, la derecha se aleja de nosotros. Y es importante aclarar que el Ateneo no se fund¨® como una asociaci¨®n pol¨ªtica, aunque se hable de pol¨ªtica. No se toma posici¨®n. S¨ª son eje fundamental los principios republicanos, pero esos son universales: libertad, democracia, igualdad. Solo queremos preservar la memoria y difundir un acontecimiento que es sano que la gente conozca.
P. ?No ir¨¢ a decir que el Ateneo no era un nido de rojos? Incluso hoy...
R. Hay dos versiones sobre su origen en 1949; la de Fernando Rodr¨ªguez Miaja, que ha fallecido recientemente con 103 a?os, sobrino del general Miaja. Explicaba que se fund¨® por intelectuales mexicanos y refugiados espa?oles con el sentido de darle cauce cultural a la II Rep¨²blica. Mi abuelo Hilario Caloto usaba una tesis m¨¢s ligera, dec¨ªa: ¡°Nos reun¨ªamos en los bares y no par¨¢bamos de discutir, hasta que alguien dijo, por qu¨¦ no montamos un Ateneo y hablamos de otras cosas menos de pol¨ªtica¡±. Pero con el tiempo volvieron a las andadas. El Ateneo tendr¨¢ posibilidad de sobrevivir si no se hace de ello una cuesti¨®n pol¨ªtica.
P. El Ateneo ha tenido fama por d¨¦cadas, y quiz¨¢ tambi¨¦n ahora, de estar muy ligado al PRI. ?Se siente c¨®modo con esa vinculaci¨®n?
R. El PRI gobern¨® muchos a?os y fue cambiando. Si la socialdemocracia se ha mostrado en M¨¦xico fue a trav¨¦s del PRI. Origin¨® un sistema pol¨ªtico ¨²nico en el mundo que tuvo a una masa de campesinos y obreros junto con un cuerpo empresarial.
P. Pero tambi¨¦n hubo la matanza de decenas de estudiantes en 1968, en Tlatelolco, ?qu¨¦ tiene que ver el PRI de L¨¢zaro C¨¢rdenas o ?vila Camacho con el de D¨ªaz Ordaz?
R. O con el de Salinas de Gortari, con el neoliberalismo en M¨¦xico. El neoliberalismo se pens¨® en todo el mundo que iba a funcionar y ya se vio que no. Hay que pensar en otro sistema que genere mejores oportunidades. El PRI ha sido camale¨®nico y tuvo muchos principios republicanos. En 2015, cuando estuvimos a punto de desaparecer, nos salv¨® la Fundaci¨®n Telef¨®nica y el Gobierno de Pe?a Nieto, no el espa?ol. Esa es la verdad, puede incomodar, pero es as¨ª. No ten¨ªamos ni para pagar las n¨®minas ya.
P. ?Tiene nostalgia del PRI?
R. Sentimientos encontrados. Hizo muchas cosas malas, estos s¨ª ten¨ªan que pedir perd¨®n por las fechor¨ªas que hicieron. Pero le estoy agradecido porque siempre fue un aliado del exilio republicano.
P. ?El actual Gobierno tambi¨¦n?
R. No. Queremos hacer un monumento al exilio, que no hay ninguno. Mand¨¦ carta al Gobierno de la ciudad y ni me han contestado. Solo queremos poner una puerta, es el s¨ªmbolo. El historiador Javier Garc¨ªa Diego dijo que M¨¦xico le abri¨® las puertas al exilio republicano espa?ol y el exilio espa?ol le abri¨® las ventanas a M¨¦xico. Todo lo que perdi¨® Espa?a lo gan¨® M¨¦xico. Y no solo vinieron los poetas reconocidos, o el arquitecto o el ingeniero, tambi¨¦n la gente del campo y la f¨¢brica. Y se compenetraron en una sociedad a la que le hac¨ªa falta el empuje.
P. Hay quien piensa que los espa?oles que llegaron, de buenas clases sociales, construyeron en M¨¦xico su utop¨ªa, que se encerraron en su isla y desarrollaron cierto elitismo. Eran muy endog¨¢micos.
R. Elitismo no creo. Endogamia, s¨ª. Ocurre que viv¨ªan cerca unos de otros, casi en la misma calle muchos de ellos. Y ah¨ª pues uno pon¨ªa paella en su bar, hablaban de las mismas preocupaciones¡
P. El exilio espa?ol en M¨¦xico fue contumaz, se negaron a volver si el dictador no estaba muerto y enterrado. Fue diferente al de otros pa¨ªses.
R. En M¨¦xico se hicieron fuertes. Yo creo que se debe a los 500 a?os de relaci¨®n con los espa?oles.
P. Pero eso tambi¨¦n pasaba en Argentina, por ejemplo.
R. Pero el mestizaje que se hace en M¨¦xico no se logra en Am¨¦rica Latina. No sabr¨ªa por qu¨¦, pero hay un algo m¨¢s, una compenetraci¨®n. Y as¨ª como se dio la conquista, la colonia, la independencia... siempre ha habido una hermandad. Mi abuelo nunca pudo explicarse por qu¨¦ el pueblo veracruzano estuvo horas concentrado en el puerto esperando que los exiliados bajaran del barco en el que llegaron. Una multitud.
P. La conquista o a la colonia, esos lazos que invoca se presentan ahora m¨¢s bien como lazos de horca.
R. No estoy de acuerdo, creo que la uni¨®n de dos pueblos, cualesquiera, es la gran evoluci¨®n del ser humano en el planeta. Y cuando se aceptan y se compenetran es cuando un pa¨ªs crece y evoluciona.
P. ?Qu¨¦ tanto le habr¨ªa costado a la monarqu¨ªa espa?ola pedir perd¨®n por los desmanes de la conquista?
R. Son muchos a?os. Hay heridas, s¨ª, que quedan abiertas, pero yo soy m¨¢s pr¨¢ctico. No se puede andar siempre pidiendo perd¨®n. Lo del perd¨®n lo veo muy religioso, como el narcotraficante que ha matado a no s¨¦ cu¨¢ntos y pide perd¨®n para ir al cielo: pues no lo hubieras hecho. El perd¨®n es algo emotivo, y despu¨¦s qu¨¦. ?Pedimos perd¨®n por todas las fechor¨ªas? Pues Estados Unidos de aqu¨ª a 500 a?os tendr¨¢ que pasarse la vida pidiendo perd¨®n a cada sitio que lleguen. No soy mon¨¢rquico, pero s¨ª realista: hay problemas m¨¢s profundos y urgentes que atender.
P. ?Hay todav¨ªa en M¨¦xico transmisi¨®n de padres a hijos de lo que fue la Guerra Civil, el exilio?
R. En mi casa se hablaba poco de la guerra, la verdad. Tampoco en mi familia de Espa?a. Ahora me dijo una prima que conservan un reloj que fue lo ¨²nico que qued¨® en pie en casa de mi bisabuela tras un bombardeo en Madrid. En Espa?a lo pasaron muy mal. Fui por primera vez en 1969 tres meses y conoc¨ª a dos bisabuelas. Tengo mucha familia y espero pasar all¨ª parte de mi vejez. Se puede pasear de noche sin miedo.
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