Alerta mafiosa en el centro de Guerrero
La desaparici¨®n de dos polic¨ªas comunitarios muestra el reacomodo del mapa criminal en el Estado tras las pol¨¦micas elecciones de julio
Cuenta Jes¨²s Pl¨¢cido que nunca antes hab¨ªan tenido un problema con el pueblo vecino de Atlixtac. Hasta el cambio de Gobierno, a finales del a?o pasado, la gente de su comunidad, en el centro del Estado de Guerrero, hab¨ªa transitado libremente por la zona. Pero llegaron las elecciones, un grupo distinto gan¨® en Atlixtac y los acuerdos t¨¢citos de buena vecindad quedaron en el aire. Luego ocurrieron las desapariciones. Y m¨¢s tarde los ataques a balazos. Ahora, la sensaci¨®n de que su espacio se achica resulta cada vez m¨¢s agobiante. ¡°Las comunidades siguen en alerta¡±, explica.
No est¨¢ muy claro qu¨¦ pas¨® en Atlixtac. Pl¨¢cido cuenta que dos compa?eros de la CIPOG-EZ, la polic¨ªa comunitaria de su regi¨®n, fueron all¨ª a hacer compras el 25 de enero. Los tres viven en comunidades de Chilapa, pueblo aleda?o a Atlixtac, los viajes a una cabecera municipal u otra son comunes. Ya iban de salida, cuando un polic¨ªa local los detuvo. Pl¨¢cido, l¨ªder en su comunidad del CIPOG-EZ, uno de los varios cuerpos de autodefensas que hay en Guerrero, explica que sus compa?eros le llamaron durante la retenci¨®n. Ser¨ªan poco m¨¢s de las 17.30 de la tarde. ¡°Parece que ese polic¨ªa que les par¨® llam¨® a su grupo de all¨ª de Atlixtac¡±, dice. Sus compa?eros no han vuelto a aparecer.
La extra?a desaparici¨®n de los dos comunitarios es uno de tantos eventos violentos que trufan la actualidad en Guerrero, caso de los ataques a transportistas en Acapulco, las amenazas del crimen a la nueva administraci¨®n local de Iguala, el toque de queda oficioso que delincuentes impusieron en Huitzuco, las eternas crisis de desplazados en las sierras amapoleras¡ Es verdad que desde 2018, los asesinatos van claramente a la baja en la regi¨®n, igual que los secuestros y, en menor medida, la extorsi¨®n, seg¨²n datos de la Fiscal¨ªa local. Pero situaciones como la de los comunitarios desaparecidos revelan movimientos preocupantes en el mundo criminal. Tambi¨¦n en el pol¨ªtico.
Como otros tantos estados en el pa¨ªs, Guerrero estren¨® gobernadora, diputados y alcaldes a finales del a?o pasado. El PRI dej¨® la administraci¨®n estatal en manos de Morena, tras un pol¨¦mico proceso por las acusaciones de violaci¨®n contra su candidato, F¨¦lix Salgado. Al final, Salgado cedi¨® el lugar a su hija, Evelyn, que se alz¨® con la victoria. La gobernadora inici¨® su mandato con una promesa de cambio similar a la del presidente, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador. Pero de momento, esa promesa no cuaja. Este mismo viernes, organizaciones y colectivos de todo el Estado cancelaron una reuni¨®n con ella por la ¡°criminalizaci¨®n¡± de los estudiantes de Ayotzinapa, el ¨²ltimo desencuentro entre la mandataria y parte de la base que la apoy¨®.
La reuni¨®n deb¨ªa servir para tratar la variada gama de preocupaciones de los pueblos de un Estado hist¨®ricamente castigado por la pobreza y el caciquismo. La principal, la violencia y sus consecuencias: desapariciones, desplazamientos forzados, asesinatos de defensores y luchadores sociales¡ El choque entre estudiantes de Ayotzinapa con autoridades hace unos d¨ªas, que acab¨® con los primeros lanzando un tr¨¢iler sobre agentes de la Guardia Nacional, arruin¨® cualquier acercamiento. M¨¢s a¨²n despu¨¦s de que L¨®pez Obrador se?alara la posible infiltraci¨®n del crimen en la escuela.
As¨ª, los primeros meses de la familia Salgado en el poder se han caracterizado por la incapacidad de dar respuestas. Los estudiantes normalistas reclaman transparencia a las autoridades estatales en la investigaci¨®n del caso Ayotzinapa, el ataque contra sus compa?eros en Iguala hace ya m¨¢s de siete a?os, que dej¨® 43 desaparecidos. Luchadores sociales de la costa piden insistir en la b¨²squeda de Vicente Su¨¢stegui, desaparecido a finales del a?o pasado en circunstancias igualmente extra?as. Y comuneros de todo el Estado exigen apoyo frente a los grupos criminales, caso de Pl¨¢cido y la CIPOG-EZ.
¡°Hab¨ªa muchas expectativas en t¨¦rminos de poder iniciar una etapa nueva en la reconstrucci¨®n de instituciones relacionadas con justicia y seguridad¡±, explica Abel Barrera, dirigente del Centro de Derechos Humanos de la Monta?a. ¡°Se buscaba romper con el antiguo aparato, sacar a los viejos grupos de poder, a?ade. Pero las expectativas quedan, a su juicio, en mera intenci¨®n. Al menos de momento. ¡°Se ha hecho un manejo de los puestos a la usanza priista, como si fuera su patrimonio. Es decir, que la lealtad y la militancia es lo que manda¡±, zanja.
Siempre Los Ardillos
Si a nivel estatal las sensaciones no son buenas, a nivel local la situaci¨®n no mejora. Modelo parecido al vecino estado de Morelos, el crimen organizado en Guerrero busca cobijo en administraciones, industria y comercio locales. El caso Ayotzinapa mostr¨® al pa¨ªs la colusi¨®n entre delincuentes y autoridades municipales en Iguala, Cocula y otros pueblos de la zona norte del Estado. La ecuaci¨®n se repite en el resto del territorio.
¡°A nivel regional hay un reacomodo de los grupos del crimen¡±, explica Barrera, que lleva d¨¦cadas monitoreando diferentes conflictos en el Estado. ¡°Su injerencia en las elecciones se dio en la zona norte, en Tierra Caliente, en la zona centro, tambi¨¦n en la Costa Chica. Casi ninguna regi¨®n se escapa. No es que sea en los 81 municipios del Estado, pero en buena parte si hay influencia del crimen organizado en los poderes municipales¡±, a?ade.
Quiz¨¢ una de las situaciones m¨¢s alarmantes es la que afecta a la zona centro, con su capital, Chilpancingo, y la ruta a la monta?a, con Chilapa, Atlixtac y las zonas serranas camino a la costa. El CIPOG-EZ y otros grupos autodefensas han sufrido ataques en las ¨²ltimas semanas presuntamente por parte del grupo criminal Los Ardillos, una de las marcas criminales m¨¢s longevas de la zona.
Cercanos a un grupo hist¨®rico del partido izquierdista PRD, Los Ardillos han participado de algunos de los episodios m¨¢s violentos en la zona en la ¨²ltima d¨¦cada, desde desapariciones masivas a masacres. Hasta hace un tiempo, sus acciones se explicaban como parte de una guerra con otro grupo criminal, Los Rojos, con influencia en Guerrero y Morelos hasta hace unos a?os, cuando sus l¨ªderes fueron detenidos en ambos estados. Cobijados en la mara?a pol¨ªtica, Los Ardillos siguen ahora en la brega.
¡°En 2015 empezamos a sacar a rojos, ardillos¡±, cuenta Pl¨¢cido. ¡°El crimen organizado lleva haciendo lo que quiere desde hace a?os. Han sometido a todos los pol¨ªticos y el costo lo hemos pagado¡±, a?ade. Desde entonces, la CIPOG-EZ cuenta decenas de ataques, para un total de 38 personas asesinadas y 18 desaparecidas. Y eso solo en su zona, porque Los Ardillos parecen haber ampliado su esfera de influencia. Un d¨ªa despu¨¦s de la desaparici¨®n de los compa?eros de Pl¨¢cido, presuntos integrantes de este grupo atacaron a integrantes de polic¨ªa comunitaria en una comunidad de Chilpancingo. Al menos cuatro murieron por los balazos.
¡°Yo entiendo que ahora se busque el abrazo no balazo, pero es que estos grupos lo que buscan es matar comunidades¡±, critica el polic¨ªa comunitario. El 30 de enero, cuenta, Los Ardillos atacaron Tula, Zacapexco, Zicotlan¡ Las comunidades donde vive. ¡°Dos horas estuvieron tirando. Y nosotros defendi¨¦ndonos¡±, recuerda. ¡°Nosotros denunciamos esto, pero ellos no llegaron¡±, dice, en referencia a cualquier autoridad. ¡°Es cierto que hay filtros de la Guardia Nacional, de la polic¨ªa, pero no sirven¡±, zanja.
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