Daniel Gim¨¦nez Cacho: ¡°Somos la tensi¨®n entre bondad y crueldad¡±
Protagonista de ¡®Bardo¡¯, la ¨²ltima pel¨ªcula de I?¨¢rritu, de estreno inminente, el actor comparte detalles sobre su nueva espiritualidad, el desconcierto con el r¨¦gimen gobernante y las ense?anzas del ¨²ltimo D¨ªa de muertos
Atacado por la neurosis, el actor Daniel Gim¨¦nez Cacho aprendi¨® a meditar en plena pandemia. Lo estaba pasando mal. Descubri¨® con horror cu¨¢nto necesitaba lo de afuera, el contacto con la gente. Se hund¨ªa¡ ¡°Empec¨¦ a leer¡±, cuenta, ¡°di con una frase en el pr¨®logo de un libro que dec¨ªa, ¡®el infierno es la identificaci¨®n con lo de afuera. El cielo es la identificaci¨®n con lo de adentro¡¯ y dije, ¡®vamos a buscar el cielo¡±.
Tiene poco de santurr¨®n, Gim¨¦nez Cacho. Aparece una ma?ana de marzo en un caf¨¦ de Coyoac¨¢n evocando al farero Willem Defoe, con una gorrita azul rebosando chinos y tormentas de mar. Defoe-Cacho se l¨ªa un cigarrillo: pellizca un manojo de tabaco, chupa la pegatina del papel, todo con la ligereza del veterano. Parece evidente que cuando la mesera pregunte por el desayuno, ¨¦l contestar¨¢ que quiere dos gaviotas. Pero no, son alucinaciones. Se conforma con un enorme plato de chilaquiles rojos, que engullir¨¢ con deleite.
¡°El infierno es eso¡±, dice, ¡°cuando toda tu felicidad, expectativa, objetivos, los colocas afuera¡±. Que lo diga alguien como ¨¦l, una vida de cara al p¨²blico, tiene m¨¦rito y sentido. ?l, actor de culto, activista irrenunciable, gal¨¢n de telenovela, pat¨¦tico estelar. Pero una cosa es el hallazgo y otra sus aplicaciones pr¨¢cticas, as¨ª que el fin de la pandemia le viene como anillo al dedo. Cielo e infierno pierden frontera, se mezclan, y Gim¨¦nez Cacho asume el exterior con felicidad.
A punto de estrenar Bardo, la ¨²ltima pel¨ªcula de Alejandro Gonz¨¢lez I?¨¢rritu, el actor, nacido en Madrid, parece satisfecho. En mayo cumple 61 a?os y en noviembre pasado vio a su padre llorar por primera vez. Fue en el D¨ªa de muertos. El viejo volvi¨® del m¨¢s all¨¢ y Gim¨¦nez Cacho sinti¨® su energ¨ªa en forma de l¨¢grima. Solo una, que ya es. ¡°Fue la primera comunicaci¨®n que hemos tenido¡±, reconoce el actor. ¡°Aunque no fluye la conversaci¨®n, el avance fue muy bonito¡±.
Pregunta. ?Cu¨¢ndo se estrena Bardo?
Respuesta. Andan corriendo para ver si pueden llegar a Cannes, en mayo.
P. Su primera vez con I?¨¢rritu.
R. S¨ª.
P. ?Qu¨¦ tal?
R. Incre¨ªble, fabuloso. Una fantas¨ªa, un sue?o. Ensayamos un mes con todo, escenarios, fot¨®grafo, todo. Como si tuvieras cuatro semanas m¨¢s de rodaje. Un privilegio. Te vas acercando al personaje suavemente. Porque en la mayor¨ªa de los rodajes encuentras al personaje como al octavo d¨ªa, ya filmando. No, pues fue un sue?o. Despu¨¦s de eso ya volvimos a la realidad, ja, ja.
P. ?Cu¨¢l es la realidad?
R. Bueno, hice la segunda temporada de Un Extra?o Enemigo. Rodamos un cap¨ªtulo en siete u ocho d¨ªas, no hay tiempo para nada. Poco dinero en sueldos y en producci¨®n.
P. En Bardo interpreta a un periodista. El a?o pasado narr¨® el documental de Manuel Buend¨ªa y antes interpret¨® a otro reportero, con Sergio Cabrera.
R. ?Ah! Perder es cuesti¨®n de m¨¦todo. Ya hace mucho.
P. ?Tiene fijaci¨®n con los periodistas?
R. No, yo creo que lo que m¨¢s he hecho son pol¨ªticos corruptos y malos.
P. ?Qu¨¦ hay del periodista en Bardo?
R. Bardo es una pel¨ªcula muy familiar. Es un periodista que¡ Me van a rega?ar, no nos dejan contar nada. Pero bueno, es un periodista que est¨¢ cansado del periodismo convencional. De esta idea de la objetividad, ser neutro y¡ ?l piensa que ya¡ O sea, ya se volvi¨® m¨¢s documentalista. Ya se cans¨® de esta supuesta objetividad.
P. ?Qu¨¦ piensa de la profesi¨®n, de su relaci¨®n con el poder, la violencia?
R. La situaci¨®n es grave, la cantidad de periodistas asesinados. No veo una actitud clara por parte del Gobierno de protecci¨®n, ni con los periodistas ni con la poblaci¨®n en general. Es raro lo que le pasa al presidente con las v¨ªctimas. Siempre he sentido que no lo sabe manejar. En vez de que haya una cosa emp¨¢tica, se siente como retado por las v¨ªctimas, como si fuera el ¨²nico poseedor de legitimidad moral.
P. Hablemos de sus personajes malos. ?Es f¨¢cil ser malo?
R. Me haces recordar la primera vez que me ofrecieron uno. Y dije, ¡®no, no puedo hacer eso, yo soy buena persona¡¯.
P. ?Qu¨¦ parte del personaje le conflictuaba?
R. Ser malo, cruel. Como que torturaba, mataba. Y luego me di cuenta de que flu¨ªa naturalmente. Y dije, ¡®ay¡¯... ?Qu¨¦ idea tiene uno de uno mismo! De que uno es bueno y tal¡ Todos tenemos estas pulsiones, todo el mundo. Las controlamos, por educaci¨®n o por norma social. Pero como pulsi¨®n, creo que est¨¢ en todos, la crueldad. El esp¨ªritu humano es cruel. No creo en la idea de la bondad natural. Somos las dos cosas. Somos la tensi¨®n entre la bondad y la crueldad. Pero esa idea de ser buenos por naturaleza, no. Estamos batallando. Luego haciendo los malos, s¨ª, son personajes fascinantes, los que la gente recuerda, los villanos. El demonio es el gran villanazo.
P. ?Con cu¨¢l de sus malos se queda? ?Con cu¨¢l se relaciona todav¨ªa?
R. Mmm¡ Me pasa que todo lo que hago tiendo a olvidarlo.
P. ?A ninguno de sus malos lo usa para nada?
R. No, no, no. Muy conscientemente trazo una l¨ªnea, me olvido. Trato de no llevarme los personajes.
P. ?Por qu¨¦, eh?
R. Porque no, te quieres volver loco.
P. Entonces lo dice por experiencia.
R. S¨ª, un poco. Pero te das cuenta y no lo cultivas.
P. A ver, deme alg¨²n ejemplo.
R. Estaba este personaje¡ Era Arr¨¢ncame la vida, inspirada en la vida de Maximino ?vila Camacho, hermano del presidente Manuel. Un egoman¨ªaco brutal, sin l¨ªmite. Llegaba a mi casa despu¨¦s y llegaba un poco como as¨ª, ?me entiendes? Y mi esposa me dec¨ªa, ¡®eh, eh, eh, tranquilo mi amor, l¨¢vate estos platos, estos cacharros, vas al s¨²per y luego hablamos¡¯.
?Es que sabes qu¨¦? Ese personaje fue muy seductor: la impunidad total y el poder total es muy sexi. Tiene mucho atractivo, poder hacer lo que quieras. ¡®Qu¨¦ bonita casa¡¯, ah, ma?ana es tuya. ¡®Qu¨¦ bonita mujer¡¯, ma?ana es tuya. No hay l¨ªmite, puedes tenerlo todo. Entonces de pronto es as¨ª como muy seductor.
P. Es gracioso. Le¨ª el otro d¨ªa que una de sus obsesiones es interpretar a Emilio Azc¨¢rraga.
R. Eso es m¨¢s que villano, ?no? Es un superh¨¦roe, ja, ja, ja.
P. ?Un superh¨¦roe?
R. Bueno, es que todo lo que hizo¡ Es la historia de la radio y la tele en M¨¦xico. Claro, un ser omnipotente, pero no tanto como Maximino. Pero es una historia fascinante, su asociaci¨®n con el poder, cuando se declar¨® un soldado del PRI. Una mancuerna con el poder pol¨ªtico bestial, muy poderosa. Estaban involucrados en la decisi¨®n de qui¨¦n ser¨ªa el siguiente presidente. Y luego, la creaci¨®n de Pe?a Nieto.
P. Estaba leyendo el otro d¨ªa la biograf¨ªa de Azc¨¢rraga, de Claudia Fern¨¢ndez y Andrew Paxman. Me vino a la cabeza, no s¨¦ por qu¨¦, el papel que hizo en Los Adioses.
R. Ah, s¨ª. Ricardo Guerra, un fil¨®sofo.
P. Un machista. Me gustar¨ªa saber c¨®mo se acerca a personajes as¨ª, tan machistas.
R. Bueno, no es dif¨ªcil. Lo conozco, lo he vivido.
P. ?Por qu¨¦?
R. Porque tengo 60 a?os y es la generaci¨®n que a m¨ª me toc¨®. Y bueno, todav¨ªa lo vemos.
P. Para prepararlo, ?qu¨¦ hizo?
R. Sobre todo fui a hablar con gente que lo conoci¨®. Pude hablar con una que fue su amante durante mucho tiempo, gente que trabaj¨® con ¨¦l. S¨ª. Pero lo chistoso es que al final dije, ¡®es imposible¡¯. Cada quien da una versi¨®n y no puedes armar un personaje con eso, porque son versiones contrastantes.
P. ?Tan diferentes?
R. S¨ª. Como de ¡®era el mejor fil¨®sofo de M¨¦xico¡¯ a ¡®era un blof total¡¯.
P. Y, ?siempre pasa eso o es algo de este personaje?
R. Con este me pas¨® m¨¢s. Al final, pues es mucho mejor dar un punto de vista, para eso usamos la ficci¨®n tambi¨¦n. Si no, pues est¨¢ el documental o la investigaci¨®n hist¨®rica. En la ficci¨®n est¨¢s m¨¢s libre y das un punto de vista arbitrario.
P. ?De cu¨¢nto machismo se alimenta la violencia que vivimos?
R. De mucho. Incluso creo que pretender resolver esto metiendo al Ej¨¦rcito es otro gesto del patriarcado. Pensar que el Ej¨¦rcito, hombres rudos, lo van a resolver, es otro gesto machista. Mientras eso no se modifique¡ Es complejo. No es solo echarle la culpa a los hombres, es parte de un sistema donde los hombres tambi¨¦n son v¨ªctimas, donde las mujeres juegan un rol importante para sostenerlo¡ Pero s¨ª, s¨ª creo que un componente de la violencia es el machismo, la actitud machista, autoritaria de, ¡®te callas¡¯.
P. ?C¨®mo se relaciona con los reclamos por una nueva masculinidad, una nueva forma de entender lo masculino, de ser hombre?
R. Me interesan mucho. Se deben explorar para modificarlo, dejar de ver la masculinidad como un asunto de potencia sexual, de autoridad, de proveedor ¨²nico¡ Todos estos lugares comunes, clich¨¦s, de ser hombre.
P. ?Usted explora?
R. S¨ª, en mi casa no tenemos un culto de la imagen masculina. Yo soy ama de casa. Ese es mi rol. Mi referente es mi padre, no repetir ese rol de mi padre. ?l era muy autoritario, ten¨ªa su lugar en la mesa. En nuestra casa la cabecera se la damos a un invitado, a quien quiera contar algo que le pas¨® en el d¨ªa. Discutimos mucho en la casa. Luego a mis hijos les preguntamos, ¡®oigan, ?ustedes creen que en esta casa hay un patriarcado?¡¯ Y ellos, mmmaaa¡
P. ?De verdad ha existido esa conversaci¨®n?
R. S¨ª, claro. Con el Metoo se destap¨® mucho. El movimiento de las mujeres s¨ª es algo formidable que hay que atender. Es diverso, variado, ca¨®tico, espont¨¢neo. No hay una sensibilidad en el Gobierno para canalizarlo, escucharlo, incluso aprovecharlo. En fin¡
P. Una vez, cuando le preguntaron por sus inicios, cuando dej¨® de estudiar f¨ªsica y empez¨® a estudiar teatro, declar¨®: ¡°Empec¨¦ a tener una idea global de lo que era y no una cosa tan fragmentada¡±. ?C¨®mo se percibe ahora, a los 60?
R. ?Y a qu¨¦ me refer¨ªa con lo global?
P. No s¨¦. Supongo que por primera vez se percib¨ªa como un ser concreto.
R. Fue una sensaci¨®n f¨ªsica, supongo. Como que mi cuerpo estaba abandonado, adormecido y con el teatro reviv¨ªa. Y dije, ¡®esa es la se?al clara de que debo de estar aqu¨ª¡¯. Creo que estuvo bien hacerle caso al cuerpo. Me siento bien. Cada trabajo es una investigaci¨®n sobre ti mismo, ?no? Es un camino inagotable, qui¨¦nes somos, ahora soy esto, pero ahora ya no, ahora estoy en transici¨®n a otra cosa. A lo largo de la vida tienes momentos m¨¢s de crisis. De joven so?abas una cantidad de cosas y luego llegas a una edad en la que a lo mejor ves que no llegaron esas cosas, pero sobre todo piensas, ¡®?y por que deseaba esto?¡¯. Haces crisis y llegas a lo que realmente quieres. Y en eso sigo, tratando de saber qu¨¦ es lo que realmente quiero.
P. ?Qu¨¦ quiere ahora a los 60?
R. Lo que me interesa es quiz¨¢ lo mismo que buscaba al principio, profundizar en el contacto conmigo. Ahora quiz¨¢s m¨¢s a trav¨¦s de la meditaci¨®n.
P. En el libro de memorias de su pap¨¢, Dos Vidas, ¨¦l cuenta que en los 60 tuvo una crisis espiritual que le llev¨® a la religi¨®n.
R. ?Tambi¨¦n lo le¨ªste? Ja, ja, ya eran religiosos pero se metieron en una corriente m¨¢s progresista digamos, de catolicismo renovador, luego en la teolog¨ªa de la liberaci¨®n.
P. ?A usted no le ha pasado?
R. S¨ª, siento que con la edad me estoy volviendo m¨¢s m¨ªstico.
P. Pero no catolic¨®n.
R. No, no, para mi la Iglesia simboliza la destrucci¨®n del misticismo. Es un instrumento para el control de masas: t¨² arrod¨ªllate, pide perd¨®n y c¨¢llate. Es control de masas. No es nada m¨ªstico, ni crecimiento espiritual, ni nada. ?Son unos criminales en El Vaticano! Eso s¨ª lo puedes decir.
P. ?Ten¨ªa conversaciones sobre eso con su padre?
R. Bueno, ¨¦l ya muri¨®, ?no? Pero s¨ª, ellos tampoco estaban¡ Siendo republicanos, la Iglesia en Espa?a se asoci¨® al franquismo.
P. Antes hablaba de su pap¨¢ como una persona autoritaria.
R. Y violenta. Yo le ten¨ªa miedo. Pegaba, golpeaba y gritaba.
P. ?C¨®mo se relaciona ahora con su recuerdo?
R. Uy, eso ha sido un proceso¡ Yo constru¨ª mi identidad contra mi padre. Iba a ser todo lo que no fuera ¨¦l. As¨ª la constru¨ª, como en rebeld¨ªa. Luego, con el paso del tiempo, empec¨¦ a reconciliarme, a aceptar, perdonar. En su proceso de muerte tuve la oportunidad de reconciliarme. De repente lo vi tan jodido que fue muy sanador. ?D¨®nde qued¨® toda esa arrogancia, esa violencia, ese poder para someter? Y a partir de ah¨ª, a recuperar las cosas buenas, muchas cosas buenas.
P. ?Cu¨¢les?
R. Rigor, disciplina para trabajar, energ¨ªa. Fe, esperanza en que las cosas salen. El ejercicio de la voluntad, la capacidad de trabajo, no conformarte, la exigencia. Claro, cuando yo era joven lo viv¨ª como una incapacidad, la sensaci¨®n de no poder hacerlo bien. Luego lo puedes transformar en autoexigencia, aceptando el lugar donde est¨¢s. Es muy interesante c¨®mo¡ Sent¨ª que nunca me conoci¨®. ?l quiso que fuera de una manera, pero realmente no me conoci¨® como era. Y luego he pensado que yo tampoco lo conoc¨ª realmente. Qui¨¦n era, qu¨¦ ten¨ªa, qu¨¦ ven¨ªa cargando de la guerra.
P. ?Qu¨¦ tal con esa sensaci¨®n?
R. Ya se muri¨® y ahora tenemos encuentros y no me dice mucho.
P. ?En esta construcci¨®n de su identidad contra su padre entra la poes¨ªa? Le¨ª que siempre le ha gustado.
R. No, eso s¨ª es parte de ¨¦l. ?l siempre fue muy amante de la poes¨ªa, ten¨ªa muchos libros, me le¨ªa cosas. Por ¨¦l conoc¨ª a muchos poetas espa?oles.
P. En un perfil que le¨ª sobre usted, la autora dec¨ªa que hubo un tiempo en que era muy habitual verle con un libro rojo bajo el brazo, Fin de un Amor, de Manuel Altolaguirre.
R. Ah s¨ª. Altolaguirre, s¨ª.
P. Hab¨ªa en ese libro un poema que me gust¨®: ¡°Solo s¨¦ que estoy en mi / y nunca sabr¨¦ qui¨¦n soy / tampoco s¨¦ a d¨®nde voy / ni hasta cu¨¢ndo estar¨¦ aqu¨ª¡±.
R. Solo s¨¦ que estoy en mi... Tiene que ver con lo que habl¨¢bamos. Por eso digo, acabar de saber qui¨¦n eres, a d¨®nde vas, son preguntas que no se terminan de responder. Es lo que nos hace caminar, seguir preguntando.
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