Un b¨²nker, un grupo de WhatsApp y cuatro semanas sin dormir: as¨ª fue posible el escape de decenas de mexicanos de la guerra en Ucrania
La embajadora Olga Garc¨ªa Guill¨¦n narra la historia detr¨¢s de la huida de la comunidad mexicana y c¨®mo ha impactado en su vida la invasi¨®n rusa
Olga Garc¨ªa Guill¨¦n no ha dormido de corrido en cuatro semanas. No tiene tiempo para que los sentimientos la desborden. Ni puede hacer caso a los instintos y las reacciones involuntarias de su cuerpo cuando escucha una sirena o cuando pasa un avi¨®n a lo lejos. F¨ªsicamente, la embajadora de M¨¦xico en Ucrania est¨¢ sentada en el Hotel Ramada de Bucarest, la capital de Rumania. Pero su cabeza est¨¢ en una oficina en Kiev que tuvo que abandonar a pocas horas de que estallara el conflicto, en c¨®mo lograr que una beb¨¦ que no tiene pasaporte pueda llegar a casa, en casi una decena de mexicanos que siguen atrapados en la guerra. En mil cosas. Todas urgentes. ¡°La verdad, no he dejado Ucrania¡±, confiesa. Durante poco m¨¢s de media hora, sin embargo, se da una tregua y lo revive todo en exclusiva: los primeros bombardeos, el autob¨²s que abord¨® con otras 20 personas para cruzar la frontera y detalles que por primera vez salen a la luz de operativos de evacuaci¨®n que se fraguaron en un b¨²nker y se abrieron paso desafiando los retenes y los toques de queda.
¡°Cuando uno se da cuenta de que puede perder la vida en cualquier momento, eso te hace pensar muchas cosas; en primer lugar, como persona y en segundo, como servidor p¨²blico¡±, afirma. Garc¨ªa Guill¨¦n escuch¨® las primeras detonaciones en la madrugada del pasado 24 de febrero mientras dorm¨ªa. ¡°A las 4.45 de la ma?ana son¨® la primera bomba¡±, recuerda. Los sonidos todav¨ªa se escuchaban a lo lejos y la embajadora trat¨® de acostarse otra vez. ¡°A los 10 minutos volvi¨® a sonar una nueva bomba y ah¨ª fue cuando me levant¨¦¡±, comenta.
En ese momento, se asom¨® por la ventana para ver qu¨¦ estaba pasando. ¡°No ve¨ªa r¨¢fagas, no ve¨ªa incendios, no ve¨ªa nada, pero s¨ª alcanzaba a o¨ªr las detonaciones¡±, dice la diplom¨¢tica, ¡°supuse que eran fuera de la ciudad, cosa que despu¨¦s supimos que as¨ª fue¡±. ¡°?Lo escuchaste?¡±, le pregunt¨® a Miguel ?ngel Uribe, un miembro del servicio exterior mexicano que recibi¨® su primer nombramiento en la Embajada en Ucrania y que desde el estallido de la guerra ha sido una pieza clave en la protecci¨®n consular de la comunidad mexicana. ¡°Para las cinco o seis de la ma?ana, habl¨¦ con varios embajadores y todos lo hab¨ªan escuchado¡±, relata. ¡°Ah¨ª fue cuando dije: ¡®tenemos que prepararnos¡±.
Uribe y Garc¨ªa Guill¨¦n buscaron desplazarse hacia la Embajada, pero un agente de seguridad les advirti¨® de que los restos de un avi¨®n derribado por el Ej¨¦rcito ucranio cayeron e impactaron un edificio cercano y que el acceso estaba prohibido. Fue la ¨²ltima vez que pudieron acercarse a la sede oficial, en el coraz¨®n de Kiev. La embajadora en Ucrania ven¨ªa de ser directora Servicios Consulares durante nueve a?os en la Secretar¨ªa de Relaciones Exteriores, pero nunca se imagin¨® que iba a vivir una guerra hasta que qued¨® atrapada en una.
¡°Tuvimos que empezar a trabajar desde la residencia¡±, cuenta la embajadora. ¡°Bajamos unos colchones al s¨®tano y ah¨ª pusimos nuestro propio b¨²nker¡±, afirma. Su mano derecha explica por separado que, en realidad, es un cuarto de unos 20 metros cuadrados, a lo mucho. Incluso con la falta de espacio y los problemas para que la se?al de internet llegara al subsuelo, ambos encontraron un refugio. ¡°Abajo los bombardeos se o¨ªan menos y eso nos ayud¨® mucho a estar menos nerviosos¡±, comenta Garc¨ªa Guill¨¦n. ¡°Aun as¨ª, se escuchaban cada vez m¨¢s las bombas y las sirenas sonaban cada vez m¨¢s seguido¡±, agrega.
Su rutina se convirti¨® en un permanente bajar y subir de la planta baja al s¨®tano. Con cada sirena. Con cada bombazo. Con cada mensaje de alerta. Eso, durante el d¨ªa. De noche, lo esencial era quedarse en la parte m¨¢s baja del edificio, con el riesgo de no tener una conexi¨®n estable a internet: la forma m¨¢s efectiva de saber lo que pasaba afuera y la ¨²nica manera de atender llamadas de auxilio que se multiplicaban. En esas primeras horas, se empezaron a escuchar misiles y disparos: las tropas rusas hab¨ªan entrado en la capital. ¡°Cuando no est¨¢s acostumbrado a la guerra, te inquietas much¨ªsimo, Miguel y yo nos volte¨¢bamos a ver y pens¨¢bamos: ¡®?Y ahora qu¨¦ sigue?¡±, admite, ¡°y ese es el problema, que no sabes qu¨¦ va a pasar¡±.
El equipo de la Embajada en Kiev ten¨ªa solo cuatro funcionarios mexicanos, que eran apoyados por personal local. Uno de ellos, el administrador Roberto Rodr¨ªguez, ya se hab¨ªa ido con el primer contingente de una veintena de integrantes de la comunidad mexicana que hab¨ªa sido evacuado a la ciudad de Ivano-Frankivsk, en el oeste del pa¨ªs, desde el 16 de febrero. El jefe de la secci¨®n consular, sin embargo, estaba trat¨¢ndose una enfermedad grave. Solo quedaban en la capital Garc¨ªa Guill¨¦n y Uribe. ¡°Le dije, sabes qu¨¦ necesitamos estar juntos porque si algo pasaba tenemos que salir cuanto antes¡±, recuerda la embajadora. ¡°Miguel lleg¨® a la residencia con una backpack, pr¨¢cticamente solo con sus documentos, ya no pudo regresar a su casa¡±. Cuatro personas para dar certidumbre y apoyo permanente a una colonia de 220 mexicanos en Ucrania.
La evacuaci¨®n no implic¨® convoyes diplom¨¢ticos ni enormes cantidades de dinero. Para responder ?cu¨¢l fue la herramienta clave?, Garc¨ªa Guill¨¦n levanta su tel¨¦fono: ¡°Creamos un chat con todos los mexicanos que ten¨ªamos registrados y tenemos una base de datos a partir de ese grupo que nos permite comunicarnos mucho m¨¢s r¨¢pido, las aplicaciones de mensajer¨ªa instant¨¢nea nos han ayudado much¨ªsimo¡±.
Originalmente, todo estaba listo y pagado para que saliera un segundo autob¨²s de la residencia de la embajadora en Kiev hacia la frontera con Rumania el 25 de febrero, menos de 48 horas despu¨¦s de que empezara la guerra. Pero la compa?¨ªa cancel¨® de un momento a otro. ¡°Lo ten¨ªamos pagado desde 10 d¨ªas antes, nos pidieron esperar, lleg¨® el toque de queda y despu¨¦s nos dijeron que no lo iban a hacer, que los conductores ten¨ªan mucho miedo de manejar hasta la frontera¡±, narra Garc¨ªa Guill¨¦n. Pas¨® todo el fin de semana y fue hasta el lunes que se logr¨® conseguir otro veh¨ªculo. ¡°Obvio, los precios se dispararon cinco veces m¨¢s¡±, lamenta. La buena noticia es que se logr¨® que saliera lo m¨¢s pronto posible: el martes 2 de marzo por la ma?ana.
¡°Ten¨ªa anotadas alrededor de 70 personas que se quer¨ªan subir¡±, revela. Pero hab¨ªa pocas horas para atravesar la ciudad: sin taxis ni transporte p¨²blico y con el metro convertido en un refugio. ¡°A la hora de la hora llegaron solo 25¡å. A quienes s¨ª pudieron moverse, se les ofreci¨® que pudieran quedarse en la residencia: unas 15 personas cenaron el 1 de marzo en el peque?o b¨²nker del s¨®tano. Todo mundo llev¨® lo que pudo para que alcanzara la comida: sopas instant¨¢neas, galletas, pan, frijoles y botana. ¡°A pesar de todas las adversidades, fue uno de los momentos m¨¢s bonitos que pasamos, se sent¨ªa una solidaridad enorme y una necesidad de disfrutar estar juntos, en medio de todo los peligros que hab¨ªa all¨ª afuera¡±, cuenta Uribe. A la ma?ana siguiente desayunaron huevos con salchichas, negociaron con el cuerpo militar ucranio que estaba apostado frente a la residencia y partieron en el bus a las nueve de la ma?ana.
¡°Nos dejaron salir sin problema, pero est¨¢bamos siempre con el temor de que desde arriba nos pasara algo, porque yo pensaba que si nos ve¨ªan como un grupo de personas formadas iban a pensar que era un mot¨ªn o algo¡±, asegura la embajadora. ¡°Afortunadamente no pas¨® nada¡±, agrega. En los casi 600 kil¨®metros de camino de Kiev a Siret, en la frontera con Rumania, pasaron m¨²ltiples retenes del Ej¨¦rcito de Ucrania, que buscaban evitar que alg¨²n hombre ucranio en edad de reclutamiento dejara el pa¨ªs. Ninguno pas¨® a mayores. Pero cuando empez¨® a caer la noche y se acercaba el toque de queda, la delegaci¨®n mexicana se top¨® ante una nueva encrucijada: ¡°El chofer me pregunt¨®: paramos o seguimos¡±, cuenta Garc¨ªa Guill¨¦n. ¡°No lo pensamos demasiado y decidimos seguir, la verdad nos arriesgamos mucho con el toque de queda¡±, admite. Pasaron pueblos desiertos y puestos policiales durante nueve horas. Finalmente, llegaron a las cuatro de la ma?ana a Rumania.
Atravesar Ucrania durante el toque de queda signific¨® una ventaja al final del trayecto: no hab¨ªa nadie en la aduana y lograron pasar la frontera en pr¨¢cticamente 10 minutos. ¡°Sent¨ª mucho alivio¡±, afirma Garc¨ªa Guill¨¦n. Las idas y venidas de Bucarest a Siret han sido constantes: el embajador en Rumania, Guillermo Ordorica, platica en el lobby que el contador de su coche registra m¨¢s de 3.000 kil¨®metros recorridos en la ¨²ltima semana.
Los integrantes de la comunidad mexicana, sin embargo, no han parado de salir por sus propios medios. Ismael Torrentera, un inform¨¢tico de Tlaxcala, organiz¨® una ruta de escape en una camioneta que pudo contratar de un d¨ªa para otro despu¨¦s de buscar y buscar en Google. ¡°Cuando el agua te llega al cuello dices ¡®m¨¢s vale aqu¨ª corri¨® que aqu¨ª qued¨®¡± y sent¨ªamos que nos com¨ªa el tiempo¡±, cuenta Torrentera, que agarr¨® camino tras ponerse de acuerdo con Garc¨ªa Guill¨¦n y este domingo est¨¢ por cumplir una semana en Rumania. En tres d¨ªas, hubiese cumplido ocho a?os en Kiev. ?l, su esposa Anyela y otras cuatro personas lograron huir. Otra camioneta lleg¨® hace dos d¨ªas con una familia.
Llegan seis compatriotas m¨¢s a Siret, Rumania, provenientes de Kiev en operativo apoyado por nuestra embajadora Olga Garc¨ªa Guill¨¦n y encabezado por Ismael Torrent¨ªas. Abrazo desde Los Angeles. Pronto estar¨¢n en M¨¦xico. pic.twitter.com/e9WigFUdzN
— Marcelo Ebrard C. (@m_ebrard) March 7, 2022
¡°Cada uno de nosotros tiene una pieza de rompecabezas para contar esta historia¡±, afirma Torrentera, afuera de su albergue. Es un rompecabezas inmenso. Alrededor de 150 mexicanos y sus familiares de otras nacionalidades han escapado de la guerra: con coches de alquiler que no pudieron devolverse y con veh¨ªculos prestados por quienes no pod¨ªan irse, gracias a personas que no hab¨ªan visto nunca en su vida o en momentos en que todo parec¨ªa una sentencia, todo parec¨ªa perdido y sin saber c¨®mo, pero lo lograron. ¡°Vemos c¨®mo la gente tiene que dejar a miembros de su familia, dejar su casa, dejar su mundo¡±, comenta Garc¨ªa Guill¨¦n. ¡°Es muy dif¨ªcil, realmente es una tragedia, una experiencia dolorosa¡±, reconoce.
Y entonces vuelve a blindarse otra vez para seguir adelante. ¡°Yo siempre digo que hay que tener la cabeza fr¨ªa y los pies sobre la tierra para poder sacar este trabajo, aunque podr¨ªa contar mil historias¡±, afirma antes de terminar la entrevista. El segundo avi¨®n que ha mandado M¨¦xico a Rumania est¨¢ por salir en menos de 48 horas.
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