Universidades Benito Ju¨¢rez: un ambicioso proyecto educativo que se resquebraja
Los estudios superiores dise?ados para los m¨¢s pobres se enfrentan al despido de profesores y los alumnos acusan el deterioro del plan acad¨¦mico
Los profesores de las Universidades para el Bienestar Benito Ju¨¢rez, uno de los planes estrella en el ¨¢mbito educativo del presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, siguen en pie de guerra. Este mes han llevado la protesta por haber sido apartados de sus funciones hasta el Congreso, pero ninguno de los diputados de la comisi¨®n de Educaci¨®n les ha respondido a¨²n. En la informaci¨®n que les hacen llegar se dice que han sido ¡°despedidos¡± sin ¡°decir agua va¡±, comentan las dificultades de trasladarse al lugar donde se ubican las sedes universitarias cuando estuvieron los siete meses iniciales sin cobrar, el cambio de planes de estudio que les oblig¨® a trabajar m¨¢s de 35 horas semanales con el mismo sueldo, incluso recortado. Las pr¨¢cticas de campo que no se interrumpieron ni en pandemia. Y c¨®mo los alumnos se han quejado del cambio de reglas en sus ciclos acad¨¦micos, as¨ª como la falta de reconocimiento oficial en sus documentos de estudiantes. Este peri¨®dico ha tratado de recabar, sin ¨¦xito, la versi¨®n de la Secretar¨ªa de Educaci¨®n P¨²blica al respecto. Apenas unas semanas despu¨¦s de conocerse el fin del presupuesto para las escuelas a tiempo completo en las zonas marginadas, las universidades de los pobres se enfrentan al naufragio.
Las Universidades Benito Ju¨¢rez son un proyecto de la llamada Cuarta Transformaci¨®n para acercar los estudios superiores a aquellas zonas distantes donde se carece de ¡°medios econ¨®micos¡± para cursarlos, ¡°a quienes no est¨¢n en condiciones de abandonar a sus familias¡± para seguir su actividad acad¨¦mica y ¡°a quienes debieron abandonar el sue?o de tener una carrera¡±. Es decir, para aquellos alumnos que soportan ¡°la terrible indiferencia respecto a las condiciones de pobreza, marginaci¨®n y aislamiento¡±, se lee en la p¨¢gina web oficial. El objetivo era crear hasta 100 sedes por todo el pa¨ªs, algo que se ha cumplido, seg¨²n la misma p¨¢gina del gobierno, donde se informa de todo esto. Dicen contar con m¨¢s de 15.000 estudiantes y 815 docentes para impartir hasta 36 carreras universitarias siguiendo un modelo ¡°gratuito, presencial y solidario¡± as¨ª como anclado en las comunidades y la identidad de los pueblos. Pero antes de que hayan salido los primeros estudiantes egresados de este sistema, en plena pandemia, se empez¨® a prescindir de los profesores para ¡°menoscabo del programa acad¨¦mico¡±, seg¨²n dicen algunos de los afectados.
Silvia Ar¨¦valo es una de las ¡°despedidas¡±, un t¨¦rmino que no le gusta a la responsable de estas universidades, Raquel Sosa, que prefiere hablar, como dicta el contrato, de un ¡°convenio¡± entre las partes que puede ser rescindido llegado el caso. Ar¨¦valo lleg¨® desde Guadalajara con su hija para afincarse en la Ciudad de M¨¦xico y comenzar sus clases en la sede de Xochimilco cuando empez¨® el proyecto, en 2019. En 2021 ya hab¨ªa afrontado un cambio de plan de estudios, ¡°cuando el primero apenas acababa de arrancar¡±. Ya no daban asignaturas, sino ¡°temas¡± y el horario se complicaba hasta solaparse e impedir atender todas las clases fijadas¡±, seg¨²n cuenta. Muchos protestaron y perdieron su trabajo. Han puesto demandas por despidos injustificados. Ar¨¦valo calcula que entre julio y octubre del a?o pasado salieron del sistema unos 150 profesores y que ¡°el goteo sigue¡±. ¡°El problema es que el n¨²mero de docentes sigue siendo un misterio¡±, afirma. ¡°La opacidad es total¡±. Ahora sigue viviendo en Ciudad de M¨¦xico para no desarraigar los estudios de su hija y gracias a que su pareja actual les financia los gastos. ¡°?l nos da de comer, si no...¡±.
En Xochimilco, los alumnos estudian para llegar a ser maestros. Otras sedes imparten distintas titulaciones. Tienen clases presenciales, virtuales y pr¨¢cticas. El a?o pasado eran 11 docentes y el incremento de la matr¨ªcula les hac¨ªa pensar que necesitar¨ªan otros tres m¨¢s, pero perdieron cuatro maestros que no fueron sustituidos. Jeremy, uno de los alumnos que se oculta bajo este apodo por miedo a represalias, se llev¨® un gran disgusto. ¡°El primer y segundo ciclo fueron buenos, pero en tercero quitaron a los mejores profesores, los m¨¢s exigentes; las clases comenzaron tarde y no ten¨ªamos todas las materias, las iban incorporando por semanas. Algunos, como yo, que vivo en la Gustavo Madero, en una de las zonas rojas de alta peligrosidad, tardamos hasta dos horas en llegar, no nos daba tiempo a volver a casa y luego ir a la escuela para asistir a las presenciales y a las virtuales¡±, afirma.
Las pr¨¢cticas se complicaron. ¡°Si ¨ªbamos a los colegios a buscar las pr¨¢cticas con alumnos ten¨ªamos que hacer nosotros los papeles para que nos aceptaran, no sab¨ªamos y algunos como yo acabamos teniendo que montar nuestro propio grupo de alumnos en casa, juntando amigos, vecinos y conocidos. Agarr¨¢bamos a los ni?os en la calle para hacer las pr¨¢cticas y montar nuestra escuela en casa. Nadie nos ha explicado por qu¨¦¡±. Jeremy se siente en una universidad de segunda, pero su sue?o de ser maestro sigue intacto. ¡°Quiero ayudar en el futuro a ni?os que llegan a secundaria sin apenas saber leer ni escribir y acaban abandonando y cas¨¢ndose muy pronto, teniendo hijos muy j¨®venes¡±, dice. ¡°Ya arrastro materias del ciclo pasado porque no las impartieron ni las han evaluado?¡±, lamenta.
Los matriculados en las Universidades Benito Ju¨¢rez son alumnos mayores, entre 28 y 40 a?os, seg¨²n c¨¢lculos imprecisos. A pesar de la edad, que en otras universidades les impedir¨ªa recibir la beca, aqu¨ª, por las condiciones de marginalidad de d¨®nde proceden los estudiantes, tienen una ayuda de 9.400 pesos cada cuatro meses. Eso le hace pensar a Jeremy que mucho siguen ah¨ª porque precisan el dinero, sin pensar en la calidad acad¨¦mica. ¡°Pero esto ya no se puede llamar universidad, est¨¢ muy carente, no se hace investigaci¨®n, que es lo que dice la Constituci¨®n. Me siento en una universidad de segunda¡±. El dinero de la beca no ha bastado para que Almudena, tambi¨¦n nombre ficticio, tire la toalla y abandone. Se va a matricular en otro sitio ahora que su marido ya tiene trabajo y la apoya. ¡°Vivo en Aztapozalto, a dos horas de Xochimilco, y ya no quiero sacrificar m¨¢s tiempo y econom¨ªa. Yo creo que no nos est¨¢n dando los conocimientos adecuados, a mis compa?eros los est¨¢n aventando a la experiencia propia y de ah¨ª van aprendiendo como pueden. Este sistema es autodidacta y eso no es del todo malo, pero estamos aqu¨ª para que nos ense?en¡±, critica. Almudena, de 36 a?os, planea seguir estudiando en l¨ªnea.
En una oportunidad, los maestros afectados tuvieron ocasi¨®n de acercarse a hablar con Raquel Sosa, le grabaron la conversaci¨®n, ella lo sab¨ªa, aunque manifiesta su disgusto por ello. ¡°No voy a aceptar que est¨¢n despedidos¡±, les dice. ¡°No se renueva el convenio si no se cumplen las condiciones b¨¢sicas¡±, a?ade, pero no menciona cu¨¢les son estas. ¡°No me averg¨¹enza decir que este es un programa ¨ªntegramente de subsidios¡±. ¡°Esto es como una beca, un subsidio, un apoyo. En otros lugares hay otras condiciones, aqu¨ª no van a ser trabajadores, exploren otras posibilidades. B¨²squenle por otro lado, los convenios duran seis meses¡±, les sugiere a los docentes. Su descripci¨®n de universidad est¨¢ lejos de ser similar a otras para estudiantes con m¨¢s posibilidades.
Pero Silvia Ar¨¦valo no cambi¨® su residencia de Guadalajara a Ciudad de M¨¦xico con todo y su hija, por seis meses. ¡°Yo toda mi vida he sido docente, luch¨¦ contra la reforma de Pe?a Nieto y ten¨ªa mi plaza en Guadalajara. Ahora estoy ante un proyecto precario que no admite cr¨ªticas. No se les est¨¢ ofreciendo a los alumnos un proyecto educativo de calidad con el que puedan competir con otros egresados. Nos ha molestado el enga?o, pero tambi¨¦n el que les est¨¢n haciendo a los alumnos¡±, afirma. ¡°?Que no reunimos las condiciones? Yo y otros dos despedidos fuimos calificados entre los cinco id¨®neos¡±, reclama. ¡°Solo pedimos justicia laboral¡±.
A su lado, otro docente apartado de las Universidades Benito Ju¨¢rez, Jos¨¦ Carlos Flores Buenaventura, afirma que muchos de los que en ellas trabajan o han trabajado tienen un curr¨ªculo mejor que el que se les pide: ¡°El 74% tenemos maestr¨ªa y un 22% doctorado¡±. Lo saben, dicen, porque tras los despidos se pusieron en contacto entre ellos. ¡°Yo creo que se est¨¢ usando un criterio mal entendido de la austeridad que proclama el gobierno¡±, explica. ¡°Las universidades son necesarias, hay 30 millones en edad de cursar estudios superiores y solo cuatro millones lo hacen¡±, afirma Flores Buenaventura.
En la misma p¨¢gina web gubernamental donde se informa de las Benito Ju¨¢rez, el ¨²ltimo p¨¢rrafo de la presentaci¨®n, en negrita, se dice que ya cuentan con ¡°poco menos de 4.000 trabajadores¡± y que est¨¢n ¡°por llegar a 30.000 estudiantes, el doble de los que se menciona unos p¨¢rrafos m¨¢s arriba. ?Cu¨¢ntos alumnos hay en realidad? ?Cu¨¢ntos docentes y cu¨¢ntos de ellos han sido apartados ya? ?Por qu¨¦ razones? ?Qu¨¦ presupuesto se dispone para ello? ?Cu¨¢ntas sedes hay ya por todo el pa¨ªs? En la Secretar¨ªa de Educaci¨®n P¨²blica, una semana despu¨¦s de la petici¨®n de este peri¨®dico, no han hecho comentarios al respecto.
Jeremy, de 28 a?os, vive con su madre -¡±mi padre nos dej¨®¡±- y varios hermanos y sobrinos en una casa. ¡°Somos ocho o diez¡±, dice. A ¨¦l le ha tocado lo mejor, porque es el peque?o y ya cuenta con el apoyo de hermanos que abandonaron la secundaria para ponerse a trabajar. ¡°Yo llegu¨¦ m¨¢s en blandito¡±, afirma. Eso no ha impedido que haya trabajado intermitentemente desde los 18 a?os. Quiere ser maestro porque a¨²n recuerda a aquellos que ¨¦l tuvo: ¡°Desde la primaria recuerdo a maestros que me ayudaron, que me apoyaron. Yo quiero hacer lo mismo en el futuro¡±.
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