M¨¦xico homenajea a Elena Poniatowska: ¡°Elenita solo hay una. Princesa del jitomate, condesa del tepalcate¡±
La escritora, de 90 a?os, ha sido festejada en el Palacio de Bellas Artes. Sus palabras han sido solo de agradecimiento: ¡°Gracias, es una palabra muy bella. Se las digo desde el fondo del coraz¨®n¡±
En El amante polaco, el m¨¢s reciente libro de Elena Poniatowska, la escritora y periodista mexicana narra que se siente ¡°envuelta en un sudario de letritas¡± y se pregunta: ¡°?Me han hecho feliz? ?Hice a alguien feliz con ellas?¡±. As¨ª lo ha recordado este jueves su amiga la antrop¨®loga Martha Lamas. Durante un homenaje en el Palacio de Bellas Artes organizado ahora que Poniatowska ha cumplido 90 a?os, Lamas le ha respondido desde el escenario: ¡°S¨ª, Elena, nos has hecho felices a miles y tambi¨¦n hemos sufrido y llorado con tus letritas¡±. Poniatowska, premio Cervantes y autora de m¨¢s de 30 novelas, ensayos y cuentos, adem¨¢s de cr¨®nicas y entrevistas, ha escrito sobre los estudiantes, las costureras, las campesinas o los ferrocarrileros. ¡°Tu escritura¡±, ha resumido Lamas, ¡°es un grito de amor a nuestro bienamado M¨¦xico¡±.
Poniatowska est¨¢ acompa?ada de su familia, tres hijos y diez nietos. Toda de blanco, el pelo blanco, mira desde la primera fila el homenaje preparado por la Secretar¨ªa de Cultura. All¨ª est¨¢n tambi¨¦n sus amigos. La feminista Mar¨ªa Teresa Priego, que la llama ¡°una gloria nacional¡± ¨C¡±Eres una figura ic¨®nica muy a pesar tuyo¡±¨C; el presidente del Sistema P¨²blico de Radiodifusi¨®n, Jenaro Villamil, que ha acudido en representaci¨®n del presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador ¨C¡±Elena, como la de Troya, es nuestra antorcha¡±¨C o la actriz Jesusa Rodr¨ªguez, que le ha escrito una canci¨®n que dice: ¡°Elenita solo hay una y pertenece a nuestra era. Princesa del jitomate, emperatriz del maguey, condesa del tepalcate¡±.
Cuando le preguntaron hace algunos meses qu¨¦ quer¨ªa para su cumplea?os, Poniatowska pidi¨® que las protagonistas de sus cr¨®nicas y de sus libros estuvieran all¨ª este jueves. Y as¨ª se ha hecho: el bi¨®logo Antonio Lazcano recita los testimonios de las costureras que protagonizan Nada, nadie. Las voces del temblor, sobre el sismo que dej¨® miles de muertos en M¨¦xico en 1985; la escritora Bianche Petrich pronuncia las palabras de la activista Rosario Ibarra en Diario de una huelga de hambre; Ignacia Rodr¨ªguez, exprisionera pol¨ªtica, lee sus propias declaraciones del libro La noche de Tlatelolco, en el que Poniatowska re¨²ne los testimonios sobre la represi¨®n y matanza de estudiantes de 1968.
En el escenario, durante la hora y media que dura el homenaje, una actriz representa a la misma Poniatowska, joven, sentada detr¨¢s de un escritorio, redactando en una m¨¢quina de escribir. ¡°Creo en todo lo que me dicen, me han persuadido de que Dios me ama y me puso sobre la tierra para cumplir sus designios¡±, recita la int¨¦rprete. Es un texto adaptado de El amante polaco, la obra m¨¢s reciente de la autora, donde investiga la historia de su antepasado Stanislaw Poniatowski, el ¨²ltimo rey de Polonia, y reconstruye su propia biograf¨ªa. ¡°Soy joven, rio con facilidad, sonr¨ªo todo el tiempo¡±, sigue la actriz.
Nacida en Par¨ªs en 1932 en una familia que desciende de la aristocracia polaca, Poniatowska lleg¨® a M¨¦xico con su madre y su hermana a los 10 a?os. Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, vino su padre y poco despu¨¦s, en 1947, naci¨® su hermano Jan, que falleci¨® a los 21 a?os. La ni?a aprendi¨® a hablar espa?ol, seg¨²n ha contado muchas veces, en la calle o escuchando a las personas que trabajaban en su casa.
¡°Tal vez lo m¨¢s impresionante de Elena Poniatowska¡±, ha dicho Martha Lamas desde el atril, ¡°es la forma en que ella se ha ido construyendo en contra de lo que le deparaba su destino¡±. ¡°Hija de arist¨®cratas, desech¨® la enga?osa grandeza asociada a este estrato social y la gente la ha coronado de otras formas como la princesa roja¡±, ha asegurado. ¡°En la jerga pol¨ªtica de hoy¡±, ha a?adido, ¡°es una fif¨ª chaira¡±. La antrop¨®loga tambi¨¦n ha reconocido que la literatura de la escritora ¡°destila un feminismo sensible y cr¨ªtico¡± que ¡°no idealiza a la mujer¡±: ¡°Ella misma encarna un ideal feminista, el del trabajo y ser aut¨®noma¡±.
Suena una m¨¢quina de escribir, y la actriz que est¨¢ sobre el escenario vuelve a recitar. ¡°Trabajar en un peri¨®dico pone a cualquiera en estado de alerta. Mis padres est¨¢n suscritos a Exc¨¦lsior. Mam¨¢ lo lee en la tarde. Pap¨¢, durante el desayuno. Yo tengo mucha suerte. Llamo a Alfonso Reyes por tel¨¦fono y le pido una cita. Otra a Dolores del R¨ªo. Y otra a Diego Rivera. Ninguno se niega¡±, dice la int¨¦rprete, y contin¨²a: ¡°Mis padres piensan que en un peri¨®dico el nombre de una mujer solo aparece en unas cuantas l¨ªneas cuando nace, cuando se casa y cuando muere. Gano menos que Victorina, nuestra cocinera, pero mi entusiasmo, mi entusiasmo supera al suyo. Ahora s¨¦ que lo m¨ªo es escribir¡±.
Desde la d¨¦cada de los cincuentas, cuando entr¨® a trabajar por primera vez en un peri¨®dico, no ha dejado de escribir. A¨²n hoy, cada domingo, publica en el peri¨®dico La Jornada. Su cr¨®nica m¨¢s reconocida es La noche de Tlatelolco, un libro publicado en 1971 que la jefa de Gobierno de la Ciudad, Claudia Sheinbaum, ha recordado este jueves. ¡°La noche de Tlatelolco se convirti¨® una herramienta de lucha y de luz, una bofetada en medio de 1971. Un libro que mostr¨® en un momento definitivo en la historia a un r¨¦gimen represivo. Con su publicaci¨®n, Elena se convirti¨® entra?ablemente en un s¨ªmbolo. Ella tom¨® partido del lado de los estudiantes, de forma valiente y decidida¡±.
Desde detr¨¢s del escenario, un grupo de ni?os entra coreando consignas pol¨ªticas. Se est¨¢n manifestando como lo hicieron en 1968 los estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas, en Ciudad de M¨¦xico. Entonces, se escucha un disparo y los ni?os se cubren con una tela marcada con bolitas rojas como la sangre.
Poniatowska tambi¨¦n hab¨ªa pedido que hubiera ni?os y all¨ª estaban. Cuando los j¨®venes vuelven al escenario, lo hacen bailando una conga. Un piecito para un lado y otro para el otro. La Poniatowska joven, la actriz que la personifica en el escenario, tambi¨¦n baila. Los ni?os dejan los girasoles que llevaban en las manos sobre una canasta y entonces es el turno de la escritora de subir al escenario. La Poniatowska real queda chiquita junto al atril, m¨¢s alto que ella, y cuando le acercan un banco para elevarla dice que no, que habla desde un costado.
¡°Es muy bonito verlos a ustedes, sus caras, su cari?o, el cari?o de los m¨²sicos y de todos los que han participado¡±, asegura. Solo pudo agradecer, a los que estaban all¨ª y a los que no, a sus amigos que extra?a: ¡°[Carlos] Monsiv¨¢is, Jos¨¦ Emilio Pacheco. Yo soy mayor que ellos, ellos debieron irse despu¨¦s¡±. Y contin¨²a: ¡°Recuerdo a todos los amigos que me han precedido y a lo mejor nos est¨¢n viendo, espero. Gracias. Es una palabra muy bella, se las digo desde aqu¨ª, desde el fondo del coraz¨®n¡±. Despu¨¦s suenan Las ma?anitas, el p¨²blico canta de pie y ella se balancea con los brazos abiertos. Sonr¨ªe como una ni?a que ha cumplido 90 a?os.
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