El ajolote arroyero, una especie en peligro por anonimato
El singular anfibio de monta?a, end¨¦mico del Valle de M¨¦xico, es mucho menos conocido y protegido que el que nada por las aguas de Xochimilco
El mapa del Valle de M¨¦xico levanta al lado este los volcanes Iztacc¨ªhuatl y Popocat¨¦petl y al oeste, la cadena de monta?as leves que conforman la Sierra de las Cruces, desde el Estado de M¨¦xico hasta la reserva de Zempoala en Morelos. A lo largo del territorio natural que se despliega entre el Valle de Toluca y la cuenca de la capital, un paisaje de bosques templados esbozados por pinos, oyameles y encinas, se distribuye el h¨¢bitat de una curiosa criatura apenas de unos 12 cent¨ªmetros, tan pac¨ªfico y discreto como singular, el ajolote arroyero, primo hermano del famoso anfibio de Xochimilco, ...
El mapa del Valle de M¨¦xico levanta al lado este los volcanes Iztacc¨ªhuatl y Popocat¨¦petl y al oeste, la cadena de monta?as leves que conforman la Sierra de las Cruces, desde el Estado de M¨¦xico hasta la reserva de Zempoala en Morelos. A lo largo del territorio natural que se despliega entre el Valle de Toluca y la cuenca de la capital, un paisaje de bosques templados esbozados por pinos, oyameles y encinas, se distribuye el h¨¢bitat de una curiosa criatura apenas de unos 12 cent¨ªmetros, tan pac¨ªfico y discreto como singular, el ajolote arroyero, primo hermano del famoso anfibio de Xochimilco, pero mucho menos conocido. Para su desgracia.
Ambystoma altamirani, com¨²nmente llamado ajolote arroyero, de monta?a o de Zempoala, es end¨¦mico de la Ciudad de M¨¦xico, distribuy¨¦ndose en algunas zonas limitadas de sus dos Estados colindantes. ¡°Como la gran mayor¨ªa de anfibios de este tipo se trata de una especie completamente desconocida¡±, se?ala el bi¨®logo y escritor Andr¨¦s Cota. En M¨¦xico, habitan hasta 17 especies de ajolotes, ¡°pero a excepci¨®n de la t¨ªpica Salamandra del lago de P¨¢tzcuaro, la salamandra tigre y el popular ajolote de Xochimilco, en peligro de extinci¨®n, el resto no se conoce¡±, puntualiza.
Como destaca Alejandro Calzada, especialista en la conservaci¨®n de anfibios, ¡°si lo comparamos con Ambystoma mexicanum, el m¨¢s famoso de todos y que est¨¢ en nuestros billetes, el ajolote de monta?a es m¨¢s peque?o y se transforma¡±. La especie xochimilca, en cambio, es neot¨¦mica, mantiene de adulto su aspecto larvario, conservando su aleta dorsal de renacuajo y sus branquias externas, que sobresalen de su cabeza en forma de plumas brind¨¢ndole esa apariencia de dios mitol¨®gico. La que vive en las monta?as, a alturas de 2.700 a 3.400 metros, atraviesa un proceso de metamorfosis. ¡°Pierde las branquias y las agallas, tomando el aspecto de salamandra color sepia oscuro con la regi¨®n ventral amarilla tendiendo a verdosa o viol¨¢cea¡±, detalla Calzada.
La diversa coloraci¨®n que presenta el ajolote arroyero, algunos con peque?as manchas amarillas y otros completamente oscuros, es una variaci¨®n natural determinada por el azar gen¨¦tico. ¡°Cuando son adultos pueden permanecer en los arroyos o buscar refugio en los bosques. Pero este comportamiento resulta muy enigm¨¢tico, a diferencia de los de Xochimilco, apenas se conoce lo que hacen¡±, apunta el bi¨®logo.
El flujo de visitantes que recibe la red de canales m¨¢s emblem¨¢tica de Ciudad de M¨¦xico convirti¨® a este anfibio en un reclamo tur¨ªstico. ¡°Su existencia es parte del atractivo del lugar, lo que incentiv¨® que se pusieran en marcha iniciativas para su conservaci¨®n. El boom del ajolote de Xochimilco permiti¨® visibilizar a este animal, pero hay otras dos especies, tambi¨¦n end¨¦micas, que se mantienen completamente desconocidas¡±, aclara el experto.
Contaminaci¨®n de los h¨¢bitats y el impacto de la urbanizaci¨®n
Que una especie alcance la popularidad puede incentivar su conservaci¨®n, mientras que el anonimato resulte en una condena de muerte. El ajolote arroyero se enfrenta a su extinci¨®n, con una doble vulnerabilidad determinada por su ciclo de vida, dependiente tanto de espacios acu¨¢ticos como terrestres.
Su principal amenaza ¡ªla de cualquier anfibio¡ª es la p¨¦rdida y fragmentaci¨®n del h¨¢bitat, que requiere de agua fresca, limpia y transparente, como la que desciende del pico m¨¢s alto de la cuenca de la presa de Guadalupe, al norte de Ciudad de M¨¦xico, un embalse refugio de biodiversidad a no tantos kil¨®metros de la gran metr¨®polis, a la que abastece con su caudal. En las alturas que nutren a este manantial todav¨ªa se puede beber directamente el l¨ªquido potable al que la contaminaci¨®n no alcanz¨®. Ya m¨¢s abajo del caudal hay que beberla embotellada.
Seg¨²n descienden las riberas de las Sierras de Toluca y el Valle de M¨¦xico sus aguas pierden calidad al ritmo del crecimiento urbano. ¡°Es una zona donde se utilizan los cuerpos de agua como fuente de recursos¡±, explica Calzada. De los frondosos bosques que lo rodean se han extra¨ªdo hist¨®ricamente madera y plantas medicinales, ¡°pero los asentamientos humanos se disponen cada vez m¨¢s y m¨¢s alto en las monta?as, alcanzando 2.700 metros, incluso los 3.000. Se est¨¢ construyendo directamente alrededor de los ecosistemas de los ajolotes, y muchos de estos asentamientos irregulares no tienen un correcto manejo de desechos, que acaban en los arroyos, donde los contaminantes, desde aceites hasta detergentes, impactan en la fauna y flora¡±, expone el especialista.
La biodiversidad de este paisaje tambi¨¦n se ve afectada por metales pesados como el cadmio, que recorren las tuber¨ªas de los desag¨¹es para desembocar en los r¨ªos. ¡°Las aguas mexicanas tienen niveles alt¨ªsimos de este qu¨ªmico, que no mata directamente a los ajolotes, pero irrumpe en su ciclo circadiano, alterando su reproducci¨®n¡±, puntualiza Cota.
A diferencia de otros vertebrados, los anfibios no desarrollan pelo, ni escamas ni plumas, se muestran desnudos ante las condiciones del ambiente. Su respiraci¨®n es cut¨¢nea, mecanismo que determina una piel fin¨ªsima y permeable a los gases, ¡°facilitando que los contaminantes en su h¨¢bitat circulen libremente por su organismo¡±, detalla Calzada.
Esta cualidad que los hace tan susceptibles los cataloga a su vez como excelentes bioindicadores de agua. ¡°Si el arroyo est¨¢ en buen estado habitar¨¢n en ¨¦l poblaciones sanas de anfibios. En los acu¨ªferos donde hay contaminantes, en cambio, ya no se los puede encontrar¡±, asegura el bi¨®logo.
Algunas extensiones del h¨¢bitat del ajolote de monta?a ya se han convertido en lugares de recreo durante el fin de semana, como la Marquesa en el Valle de Toluca o el parque los D¨ªnamos en la Ciudad de M¨¦xico, ¡°en contin¨²o desarrollo inmobiliario¡±, se?ala Cota. Y la creciente oferta de actividades de aventura, ya un cl¨¢sico para los urbanitas, ¡°atrae a mucha gente que arroja basura al agua¡±, lamenta el escritor.
La tala de ¨¢rboles en la regi¨®n, tanto legal como ilegal, es otro ultim¨¢tum que encara esta especie. ¡°No solo se deforesta para el aprovechamiento de madera sino por cambios de uso de suelo, para ganado o construcci¨®n de viviendas¡±, destaca Cota. Cuando los ejemplares adultos pierden las branquias y agallas ¡°suelen ocultarse en madrigueras abandonadas por otros animales, como los roedores. Y van pasando de un r¨ªo a otro para reproducirse con otros ajolotes y mantener el flujo gen¨¦tico¡±, explica Calzada. Si se interrumpen los pasos de este animal de un arroyo a otro, ?qu¨¦ les har¨¢ mantener su diversidad gen¨¦tica y, por lo tanto, asegurar su linaje?
Las tantas amenazas que enfrenta esta especie
La mano humana es tambi¨¦n la responsable de otra de las amenazas que enfrenta este bichito: la existencia de una especie ex¨®tica, comercial y letal, la trucha arco¨ªris. Causa el mismo efecto demoledor que las carpas y las tilapias en los canales de Xochimilco: arrasan con las poblaciones. ¡°En algunos estudios que comparan dos arroyos con las mismas caracter¨ªsticas, la variable que determina que en uno encontremos Ambystoma altamirani y en el otro no es claramente la presencia de este pez¡±, afirma Calzada.
La trucha, una de las especies m¨¢s ampliamente introducidas en todo el mundo, es un gran depredador que requiere de agua fr¨ªa y mucho ox¨ªgeno, caracter¨ªsticas de estos arroyos que proveen a las instalaciones donde se cr¨ªan. ¡°Es casi imposible que los huevos no se filtren r¨ªo abajo¡±, explica Cota. ¡°Y las granjas de esta zona no tienen medidas adecuadas, las truchas se escapan y empiezan a invadir los arroyos. Son unos nadadores tremendos que se pueden desplazar r¨ªo arriba y abajo, invadiendo el ecosistema de las especies end¨¦micas¡±, destaca a su vez Calzada.
El ajolote del arroyo, de costumbres sosegadas, no se desplaza lejos en el medio acu¨¢tico. Gracias a cuatro dedos en las patas delanteras y cinco en las traseras se aferra a las rocas para evitar que le arrastre la corriente y se desliza sobre los escollos de los r¨ªos en un ¨¢rea acotada. ¡°Se pueden ver pl¨¢cidamente en los arroyos, tan tranquilos y sin espantarse, porque apenas tienen depredadores. No hay pez en esos lugares que se lo coma¡±, cuentan estos expertos en anfibios.
Seg¨²n los describe Cota, ¡°los ajolotes del arroyo son depredadores cumbres¡±, es decir, se sit¨²an en lo m¨¢s alto de la cadena tr¨®fica del ecosistema al que pertenecen. Pueden ser presa de alg¨²n felino, ave o culebra. ¡°Pero la trucha es el ¨²nico depredador activo que enfrentan ahora mismo, lo que las convierte en una gran amenaza¡±, matiza Calzada.
Adem¨¢s de arrasar con las huevas y las larvas, quienes los estudian intuyen que los peces invasores tambi¨¦n atacan a los ejemplares adultos. ¡°Y si fuera poco, compiten por el mismo alimento, peque?os insectos que surten la dieta de los ajolotes. Las truchas est¨¢n dejando tras su paso muchos arroyos est¨¦riles¡±, se?ala el bi¨®logo.
A las amenazas locales que enfrenta esta especie, se suma el hongo triquidio, que lleva a?os poniendo en declive a tantos anfibios alrededor del mundo, paralizando su coraz¨®n. ¡°Desde los ochenta, el Batrachochytrium dendrobatidis est¨¢ afectando a nuestras poblaciones de ajolotes. Y a su efecto se a?ade ahora la preocupaci¨®n de que en cualquier momento llegue a M¨¦xico Batrachochytrium salamandrivorans, el cual est¨¢ causando un desastre en las salamandras de Europa, sobre todo en Espa?a y Reino Unido¡±, explica.
El pat¨®geno todav¨ªa no ha llegado al continente americano, ¡°pero las enfermedades emergentes por el tr¨¢fico de especies est¨¢n a la vuelta de la esquina, y este hongo en particular podr¨ªa potencialmente afectar a los ajolotes del arroyo, y a todas nuestras salamandras de climas fr¨ªos¡±, advierte Calzada que participa en uno de los programas del Gobierno para proteger la especie.
Entre las acciones que destacan para la conservaci¨®n del ajolote de arroyo de monta?a se encuentra el programa Alt¨¦petl Bienestar de la Sedema, que incluye acciones de monitoreo de poblaciones silvestres en el suelo de conservaci¨®n de la ciudad, as¨ª como de las condiciones ecol¨®gicas de su h¨¢bitat, e iniciativas de vigilancia, saneamiento forestal y de cuerpos de agua, revegetaci¨®n, prevenci¨®n y control de incendios.
Aunque solo el ajolote de Xochimilco se encuentra en peligro de extinci¨®n, de las 17 especies mexicanas, 15 est¨¢n en alguna categor¨ªa de riesgo dentro de la NOM-059-Semarnat-2010, tres amenazadas y 11 sujetas a protecci¨®n especial, como el arroyero.
Una preocupaci¨®n con la que trabajan expertos como Calzada, quien todav¨ªa ¡°sigue fascinado por ¡°la interacci¨®n tan especial que mantienen algunas comunidades rurales con ellos¡±, tan alejada de la atenci¨®n que tienen en la urbe. ¡°Los ajolotes simbolizan un valor cultural desde tiempos prehisp¨¢nicos, representan buena parte de la historia e identidad de M¨¦xico, pero tambi¨¦n de los ecosistemas sanos. Otra de las tantas razones para protegerlos¡±.
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