Rosa Martha Fern¨¢ndez: ¡°Soy la primera piedra del cine feminista mexicano¡±
La pionera directora y guionista presenta sus pel¨ªculas reci¨¦n digitalizadas sobre el aborto y las violaciones rodadas en los setenta. ¡°En la lucha feminista, un L¨®pez Obrador no entiende ni madre¡±, sostiene
Rosa Martha Fern¨¢ndez (M¨¦xico, 74 a?os) era una veintea?era cuando fue a prisi¨®n a entrevistar violadores para construir al protagonista de su pel¨ªcula Rompiendo el Silencio (1979). Convenci¨® a 18 de ellos para que hablaran. Para despertar el inter¨¦s de los reos, proyect¨® en la c¨¢rcel su ¨®pera prima Cosas de Mujeres (1978), un crud¨ªsimo y gr¨¢fico trabajo sobre el aborto clandestino. Eran comienzos de los setenta y los j¨®venes abogados mexicanos aparec¨ªan a c¨¢mara explicando que en las aulas les ense?aban que era f¨ªsicamente imposible que una mujer fuese violada contra su voluntad. Para conseguir la visi¨®n de la Iglesia, la joven cineasta entr¨® con un micr¨®fono escondido a un confesionario y le dijo al sacerdote que hab¨ªa sido violada. Fue el primer gran proyecto de Fern¨¢ndez del colectivo feminista Cine Mujer, que cofund¨® a mediados de los setenta.
Medio siglo despu¨¦s, las joyas del colectivo, que fueron parte de circuitos alternativos y cuya calidad se fue degradando con el tiempo, han vuelto a proyectarse en pantalla grande gracias a la gesti¨®n del Festival Internacional de Cine de Valdivia, que digitaliz¨® las obras. Las veteranas feministas detr¨¢s de las obras fueron ovacionadas esta semana en la fiesta cinematogr¨¢fica celebrada a 850 kil¨®metros al sur de Santiago. En una entrevista a orillas del r¨ªo Callecalle, Fern¨¢ndez repas¨® su trayectoria, su descubrimiento del movimiento feminista en Jap¨®n y la profunda rabia que le produce lo que est¨¢ haciendo en Nicaragua, quien fue su vecino durante la revoluci¨®n sandinista, Daniel Ortega.
Pregunta. ?Era dif¨ªcil conseguir que los protagonistas de sus documentales, sobre tem¨¢ticas tan sensibles, hablaran frente a la c¨¢mara en los setenta?
Respuesta. Desde luego a las mujeres violadas les costaba por lo que hab¨ªan vivido, pero tengo el negro pasado de ser sic¨®loga, entonces aprend¨ª muy bien a entrevistar, a ganar la confianza de la gente. Tambi¨¦n se trat¨® de entrevistar a violadores, era indispensable. Y dif¨ªcil. No entend¨ªamos c¨®mo eran, c¨®mo era posible que hicieran algo as¨ª. Pens¨¢bamos que era un monstruo social. Lo que dijimos fue: no vamos a entenderlo, por m¨¢s teor¨ªas que leamos, si no hablamos con ellos.
P. Despu¨¦s de hablar con una veintena de ellos, ?cu¨¢l fue su conclusi¨®n sobre por qu¨¦ violaban?
R. Nunca les pregunt¨¦ por qu¨¦ lo hac¨ªan. M¨¢s bien sobre sus vidas, su manera de pensar y c¨®mo hab¨ªan llegado a eso. Empec¨¦ a quitarme la idea de que eran monstruos. Una cosa que aprend¨ª, entre otras, es que el violador de extracci¨®n humilde tambi¨¦n era violado por las autoridades y las leyes. Fue un proceso de aprendizaje a partir de la humanizaci¨®n. Al final de la pel¨ªcula, el violador dice: ¡°y usted que ha hablado con las mujeres, ?ellas qu¨¦ sienten?¡±. Eso fue textual, para m¨ª fue incre¨ªble. Ya hab¨ªa valido la pena hacer la pel¨ªcula por esa lucecita que le entr¨® a este cuate que hab¨ªa sido violador multitudinario. Por primera vez pens¨® en la mujer como un sujeto y no como un objeto.
Compa?eras feministas me han criticado porque la pel¨ªcula humaniza al violador. Que se genera una cierta empat¨ªa. Yo les digo: qu¨¦ bien, de eso se trata. Porque solo as¨ª podemos pensar que cualquiera puede llegar a ser violador. Generalmente es el padre, el t¨ªo, el amigo. No por eso hay que justificarlo, pero hay que entender el fen¨®meno para cambiarlo.
P. ?Por qu¨¦ cree que M¨¦xico registra ¨ªndices tan altos de femicidios dentro de la regi¨®n?
R. En los setenta habl¨¢bamos como un fen¨®meno social la violaci¨®n y ahora se habla de los asesinatos. Es todav¨ªa una violencia m¨¢s exacerbada, que mata. Creo que la mujer va tomando el espacio que le corresponde, abri¨¦ndose el camino en la administraci¨®n, pol¨ªtica, arte, y eso crea reacciones tremendas. Adem¨¢s, en M¨¦xico est¨¢ todo el problema de los carteles de la droga que propiciaron Calder¨®n, Pe?a Nieto y ahora L¨®pez Obrador est¨¢ peleando contra ese fen¨®meno enorme. El comercio de mujeres y de ni?as se volvi¨® una parte esencial del negocio. Este c¨®ctel es realmente terrible. Tambi¨¦n mucha gente del r¨¦gimen anterior sigue infiltrada, tenemos un aparato judicial muy problem¨¢tico.
P. ?Cu¨¢nto ayuda un Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador en la lucha feminista?
R. En la lucha feminista, un L¨®pez Obrador no entiende ni madre. No entiende la trascendencia, las causas del fen¨®meno, la situaci¨®n de las mujeres. Como no somos escuchadas, hay acciones de violencia en la calle. Eso es una verg¨¹enza para nuestro Gobierno. Yo conf¨ªo en que se va a imponer la realidad y lo va a acabar entendiendo y actuando. Es muy terco. En parte por eso ha llegado a donde est¨¢, pero es parte de su cualidad y de su gran defecto.
P. El movimiento feminista ha tenido un fuerte impulso en Am¨¦rica Latina. ?Qu¨¦ le pasa cuando ve que son los mismos reclamos de hace medio siglo?
R. De las 13 gatitas que ¨¦ramos en los setenta es fant¨¢stico ver a los miles y miles en todas partes¡voy a las marchas y lloro de la emoci¨®n porque me siento abuela de todas estas chamacas. He puesto mi granito de arena. A nosotras nos toc¨® ser educadas en la mayor disciplina y represi¨®n sobre nuestra sexualidad, cuerpo, libertad y nos toc¨® ser puente. Tuvimos que educar a nuestras hijas en lo contrario. Eso fue todo un proceso. La primera vez que vi a mi hijita toc¨¢ndose la colita mi tentaci¨®n fue decirle ¡®qu¨ªtese la mano de ah¨ª, ni?a cochina¡¯. Me detuve y dije: esp¨¦rate, eres feminista, maestra de educaci¨®n sexual. Ah¨ª estaban los reflejos que ten¨ªamos que controlar. Sobre el aborto, por ejemplo, es preocupante que algunos pa¨ªses est¨¦n discutiendo retroceder en lo avanzado. Tenemos que seguir defendiendo e impulsando este derecho porque hay peligro. La derecha se monta sobre lo que le conviene.
P. ?Se identifica con la etiqueta de pionera del cine feminista mexicano?
R. S¨ª. Soy la primera piedra. Me identifico, c¨®mo no. Pero no soy la ¨²nica. Antes, Matilde Landeta tambi¨¦n hizo cosas, quiz¨¢ no con una conciencia tan clara de este feminismo. Marcela Fern¨¢ndez tambi¨¦n. Como siempre, no somos generaci¨®n espont¨¢nea, siempre somos resultado del trabajo que han hecho antes, pero s¨ª de esta nueva ola. Me da mucho gusto y mucho orgullo.
P. ?Qui¨¦n le present¨® el feminismo?
R. A finales de los sesenta, cuando decid¨ª abandonar la sicolog¨ªa y hacer cine, me puse a trabajar en una cooperativa donde hac¨ªamos cine obrero, marginal. Entonces, en 1972, con 26 a?os, consegu¨ª una beca en Jap¨®n para hacer televisi¨®n. En el camino conoc¨ª a Mar¨ªa Acebedo, quien me habl¨® del rollo feminista, pero yo le dec¨ªa que primero era la lucha de clases. Me sigui¨® hablando y empec¨¦ a ver todas luces, entender otras cosas y cuando llegamos a Jap¨®n me conect¨® con las feministas de ah¨ª que son lo m¨¢ximo de disciplina, solidaridad y amor. Ah¨ª tambi¨¦n descubr¨ª el cine documental pol¨ªtico. Todo lo que s¨¦ sobre eso lo aprend¨ª ah¨ª. A la vuelta me incorpor¨¦ al movimiento feminista en M¨¦xico, estudi¨¦ cine y creamos el Colectivo Mujer.
P. ?De d¨®nde nace lo de mezclar ficci¨®n con documental?
R. La mezcla de g¨¦neros era pecado, no se pod¨ªa. Los que eran de ficci¨®n te miraban mal si hac¨ªas documental y viceversa. Pero para m¨ª el cine es solo un medio para comunicar, para tratar de transformar la realidad. A m¨ª me encanta la ficci¨®n, pero no me daba para provocar en el espectador un v¨ªnculo con las mujeres que abortaban, con lo que sufr¨ªan por su condici¨®n econ¨®mica, con su sicolog¨ªa. Por otro lado, como el documental me iba a dar esa situaci¨®n tan fuerte como la de la relaci¨®n m¨¦dico-paciente, que es tan denigrante, y lo solitario y desesperado del aborto, como lo ten¨ªamos muchas mujeres. Para eso estaba la ficci¨®n. Hice dos pel¨ªculas as¨ª y despu¨¦s otra en la revoluci¨®n de Nicaragua, que fue un documental ficcionado.
P. ?C¨®mo fue ese trabajo durante la revoluci¨®n sandinista?
R. Las dos experiencias m¨¢s importantes de mi vida han sido la maternidad y la revoluci¨®n. Me dieron la oportunidad de ir por seis meses y me qued¨¦ tres a?os y medio. Trabaj¨¦ en el sistema sandinista de televisi¨®n, di clases de guion y realizaci¨®n en la universidad e hice la pel¨ªcula Nicaragua semilla de soles (1985). No quer¨ªa hacer nada panfletario, ni hablar con los comandantes, sino con los obreros, las campesinas... entender c¨®mo hab¨ªan llegado a eso, a estar dispuestos a arriesgar su vida, a sentirse orgullosos de que un hijo muriera por esa revoluci¨®n. El ¨²nico personaje que me habl¨® de c¨®mo se estaba creando el hombre nuevo y la mujer nueva fue una prostituta, que era el esclavo del esclavo. Lo dijo en una escuela que antes era un burdel.
P. ?Qu¨¦ le pasa ahora cuando ve la situaci¨®n en Nicaragua?
R. Me da una gran y profunda tristeza. Fui hace poco a llevarles de nuevo la pel¨ªcula porque destruyeron lo que hab¨ªa de cine. Todo fue llanto, terrible. Yo viv¨ªa muy cerca de Ortega y me ca¨ªa muy bien. Era el ¨²nico que no se hab¨ªa quedado con los coches de los burgueses, como los dem¨¢s, que tambi¨¦n se casaban con las hijas de los burgueses, no con la que hab¨ªa estado en la trinchera. Ortega no. Yo creo que ¨¦l y Rosario se deschavetaron. Ha sido una alta traici¨®n. Cuando ves la cantidad de gente y sus luchas, expectativas, esperanzas, y todo destruido por la ambici¨®n de estos tipejos...me da una rabia enorme.
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