Guerreros Unidos y asociados: radiograf¨ªa del grupo criminal detr¨¢s del ¡®caso Ayotzinapa¡¯
El documento de acusaci¨®n de la Fiscal¨ªa contra 83 personas por el ataque contra los normalistas ilustra como nunca antes la estructura y el alcance de los delincuentes
De 2010 a 2020, Guerreros Unidos control¨® el norte del Estado de Guerrero, un enorme rombo criminal que nac¨ªa en Iguala y apuntaba a Michoac¨¢n, Morelos, Acapulco y el Estado de M¨¦xico, conectado directamente con Estados Unidos, donde vend¨ªa hero¨ªna, coca¨ªna, metanfetamina y marihuana. El grupo delincuencial, que coordin¨® el ataque contra los estudiantes normalistas en Iguala, en septiembre de 2014, manten¨ªa en ese municipio el n¨²cleo log¨ªstico y simb¨®lico de su red neuronal. All¨ª concentraba la droga que mandaba al norte. All¨ª viv¨ªan y mandaban sus familias fundadoras, los Vega y los Casarrubias.
Esbozada decenas de veces desde el ataque, la estructura del grupo criminal ¡ªsus dimensiones, capacidades y alcance¡ª aparece clara como nunca en el documento de acusaci¨®n de la Fiscal¨ªa General de la Rep¨²blica (FGR) contra 83 integrantes de su red, al que ha tenido acceso EL PA?S. Entregado al juez en agosto, controvertido por las tiranteces que provoc¨® al interior de la FGR, el documento se?ala los inicios del grupo, con alias El Minic¨²per, un Vega, y su decadencia, con la detenci¨®n de Jos¨¦ ?ngel Casarrubias, alias El Mochomo.
El texto, basado en nueve testimonios de integrantes del grupo y personas de su entorno, adem¨¢s de otras pruebas, arroja luz adem¨¢s sobre el ataque y plantea una teor¨ªa del caso desconocida hasta ahora, como explic¨® este diario en una nota publicada el s¨¢bado. Seg¨²n esta teor¨ªa, Guerreros Unidos atac¨® a los muchachos en medio de una batalla contra un grupo contrario, el Cartel de la Sierra. Se trata de una tesis distinta aunque complementaria a la que ha manejado otro de los equipos de investigaci¨®n, la comisi¨®n presidencial, dependiente del Gobierno. La comisi¨®n plantea que fue un cargamento de droga en peligro lo que deton¨® el ataque.
La interacci¨®n entre el documento, conocido en el medio como pliego de consignaci¨®n, y el ¨²ltimo informe de la comisi¨®n presidencial es constante. As¨ª, dos testigos protegidos, Neto y Carla, parte tambi¨¦n de Guerreros Unidos, hablan de alias El Negro, nombre importante en el controvertido paquete de pruebas que la comisi¨®n present¨® en agosto como parte de su informe. En las pruebas, decenas de mensajes supuestamente intercambiados por Guerreros Unidos durante y despu¨¦s del ataque, se?alados como inverificables por el tercer equipo de investigadores, el grupo de expertos internacionales que la CIDH comision¨® a M¨¦xico, El Negro aparece como un operador omnipresente en la noche de los hechos.
El documento revela tambi¨¦n detalles de c¨®mo los investigadores dieron con restos de dos de los 43, en 2020 y 2021. El testigo protegido Juan, parte de la estructura de Guerreros Unidos y part¨ªcipe del ataque, relata c¨®mo el grupo criminal habr¨ªa movido restos de los muchachos, en horas y d¨ªas posteriores a la embestida. Seg¨²n Juan, Guerreros Unidos arroj¨® restos humanos en ¡°el camino al basurero de Cocula¡±. En 2020 y 2021, las autoridades hallaron en la ladera que baja de ese camino, la barranca de la Carnicer¨ªa, partes de huesos que en vida pertenecieron a dos de los 43 normalistas desaparecidos, Jhosivani Guerrero y Christian Rodr¨ªguez.
En las declaraciones de Juan, Carla, Neto y los dem¨¢s integrantes de Guerreros Unidos acogidos al programa de testigos protegidos, las partes que hablan de los or¨ªgenes y la estructura del grupo criminal parecen m¨¢s cre¨ªbles que las que aluden al ataque. Estos a?os, los familiares de los 43 y sus abogados han escuchado con cierto recelo los testimonios, partiendo de un argumento fundado: todo lo que digan del ataque podr¨ªa ser conveniente para ellos, apuntalando, por ejemplo, teor¨ªas que se aparten de sus pasos aquella noche.
Algo distinto ocurre con los mensajes interceptados por la oficina de la DEA en Chicago en la ¨¦poca del ataque, intercambiados entre integrantes de la red en M¨¦xico e Illinois. El l¨ªder del grupo all¨¢, Pablo Vega, hablaba con su gente aqu¨ª, entre ellos Ad¨¢n Casarrubias, alias Soldado del Amor. Incontrovertibles, estos mensajes muestran una clara cercan¨ªa de Guerreros Unidos con militares en la ¨¦poca.
Despu¨¦s de los Beltr¨¢n
Fueron 10 a?os de equilibrio criminal en Iguala y alrededores. Guerreros Unidos naci¨® y creci¨® tras la implosi¨®n del Cartel de los Beltr¨¢n Leyva, empez¨® a decaer con el caso Ayotzinapa y entr¨® en su ocaso tras la detenci¨®n del Mochomo y las divisiones posteriores. Pero en la d¨¦cada de 2010 a 2020, no hubo otra voz en la regi¨®n. Para ello, el grupo criminal, una nebulosa de c¨¦lulas m¨¢s o menos jerarquizadas en torno a los Casarrubias, principalmente, arm¨® una red de apoyo entre alcaldes, polic¨ªas, militares y funcionarios estatales, que le permiti¨® funcionar sin demasiados problemas hasta el ataque contra los normalistas.
Los integrantes m¨¢s antiguos de la organizaci¨®n, cuyo testimonio figura parcialmente en el documento de acusaci¨®n de la Fiscal¨ªa, explican su origen. Walter Deloya, preso desde hace a?os, cuenta por ejemplo que empez¨® a laborar con el grupo hacia 2010. Trabajador de la Compa?¨ªa Federal de Electricidad (CFE), Deloya acudi¨® al llamado de un viejo compa?ero de escuela, Marco Vega, alias El Minic¨²per. Para entonces, dice Deloya, Vega, hermano de Pablo, ya manejaba una ruta de ¡°coca¨ªna y cristal¡± a ¡°Chicago, Houston y Atlanta¡± en autobuses de pasajeros.
Deloya, uno de los testigos que acusa al capit¨¢n del Ej¨¦rcito Jos¨¦ Mart¨ªnez Crespo de colaborar con el grupo criminal, a?ade que Marco Vega mandaba en esa ¨¦poca un autob¨²s cada dos semanas a EE UU ¡°con 500 kilos, ya sea de coca o de cristal¡±. Ya entonces, El Minic¨²per compart¨ªa liderazgo con los Casarrubias, principalmente con Mario, que muri¨® de covid en prisi¨®n a mediados del a?o pasado. Deloya relata la red de apoyo con que contaba ya entonces el grupo. ¡°Controlaba las polic¨ªas de Apaxtla, Teloloapan, Iguala, Taxco (...) con el apoyo de la [polic¨ªa] estatal, de la ministerial y polic¨ªas federales¡±.
Los testigos protegidos de Guerreros Unidos dan igualmente detalles de los primeros a?os, entre ellos Juan, Carla, Neto o Samuel. Tambi¨¦n hablan de la estructura que fue conform¨¢ndose con el tiempo, la aparici¨®n en escena de la c¨¦lula de Los Tilos, los hermanos Ben¨ªtez Palacios, alrededor de 2013, con presencia en Iguala y Huitzuco, uno de los lugares donde los investigadores creen que los criminales pudieron llevar a una parte de los muchachos desaparecidos.
Para el momento del ataque contra los normalistas, Guerreros Unidos ya era una hidra gigantesca con decenas de sicarios y autoridades coludidas. La fiscal Tania Villa, autora del pliego de consignaci¨®n, relata que los Casarrubias y los Vega, estos ¨²ltimos a cargo de la operaci¨®n en EE UU, se apoyaban en un grupo de gente entre los que destacaban Jes¨²s P¨¦rez Lagunes, su enlace con las autoridades, Juan Salgado Guzm¨¢n, El Indio, asesinado por agentes de la FGR el a?o pasado, seg¨²n la comisi¨®n presidencial, Ra¨²l N¨²?ez, La Camperra, o Ernesto Miranda, El Alem¨¢n. ¡°Esta es la estructura principal¡±, escribe Villa.
Debajo, Villa apunta las c¨¦lulas de Los Tilos y al lado o justo debajo ¡ªa veces no es clara la narraci¨®n¡ª la de Nicol¨¢s N¨¢jera Salgado, que manejaba el cl¨²ster criminal operativo en Iguala. Villa dice en un punto del pliego que N¨¢jera Salgado ten¨ªa alrededor de 60 sicarios bajo su mando. En otro, que son 100. Son p¨¢ginas enteras llenas de nombres de criminales, polic¨ªas y tambi¨¦n militares, conformando una red enorme.
Algunos integrantes de Guerreros Unidos hablan tambi¨¦n del ocaso. Y lo hacen a partir de un v¨ªdeo publicado en redes, en octubre de 2021, que los fiscales les mostraron durante la declaraci¨®n. Es un v¨ªdeo en que el grupo rival del Cartel de la Sierra ¡ªgrupo cuya incursi¨®n, en septiembre de 2014, fue el origen del ataque contra los normalistas, seg¨²n la Fiscal¨ªa¡ª tiene sometidos a dos decenas de hombres, parte de los restos de Guerreros Unidos tras la ca¨ªda de El Mochomo.
El testigo Juan reconoce a algunos, caso del Wicho de las Flores, a quien identifica como un lugarteniente de Los Tilos, Uvaldo L¨®pez Casarrubias, familiar de los antiguos jefes, o el hijo de Ignacio Aceves, comandante de la polic¨ªa de Cocula en el momento del ataque. La testigo Carla habla igualmente del hijo de Ignacio Aceves y otros personajes, diciendo siempre si participaron de alguna forma o no en el ataque de septiembre de 2014. A muchos los relaciona con Chucho Brito, al parecer el l¨ªder de uno de los grupos que surgi¨® de Guerreros Unidos, La Bandera. Brito es uno de los 83 cuya detenci¨®n pidi¨® la FGR en agosto.
Las menciones a El Negro
Una de las grandes pol¨¦micas de los ¨²ltimos meses en torno al caso Ayotzinapa ha sido el contenido del informe de la comisi¨®n presidencial, en particular las 467 capturas de pantalla que recogen supuestos intercambios de mensajes entre integrantes de Guerreros Unidos. En los intercambios se habla del posible destino de los estudiantes y los manejos posteriores de los criminales para evitar que se encontraran los cuerpos de los muchachos.
El GIEI, el grupo de expertos que la CIDH mand¨® a M¨¦xico para ayudar en el caso, ha se?alado que no hay forma de verificar la autenticidad de las comunicaciones. Al fin y al cabo, son solo eso, screenshots de mensajes. Los investigadores no han podido acceder a los mensajes originales o a los dispositivos que los mandaron y/o los recibieron. La comisi¨®n espera poder hacerlo y mientras tanto la duda contin¨²a.
Dicho lo anterior, el contenido de los mensajes extra?¨® a muchos en M¨¦xico, dado el protagonismo de un personaje que no figuraba en los escalones altos del organigrama del grupo criminal, que estos a?os han construido los investigadores. Se trata de alias El Negro, cuyo nombre se desconoce. En los mensajes, El Negro habla continuamente con El Chino, trabajador de Protecci¨®n Civil y parte de Guerreros Unidos, actualmente en prisi¨®n. Este diario explic¨® la semana pasada que la comisi¨®n obtuvo los mensajes de un supuesto antiguo compa?ero de celda de El Chino.
En las capturas de pantalla aparece un mensaje, por ejemplo, en que El Negro le dice a El Chino, en la noche del 26 de septiembre, que por ¨®rdenes de arriba tienen que desaparecer a los estudiantes: ¡°No saben qui¨¦n es qui¨¦n y el Patr¨®n dice que se est¨¢ calentando la plaza demasiado¡±, escribe supuestamente el primero. Horas m¨¢s tarde, a las 3.13, El Negro ordena a El Chino que se encargue de desaparecer a esa ¡°bola de cabrones¡± y que polic¨ªas municipales de Huitzuco y Cocula les ayudan. A las 7.37, El Chino le dice a El Negro supuestamente, que los estudiantes se repartieron entre Huitzuco, Pueblo Viejo y el r¨ªo. Tambi¨¦n le dice que se recuper¨® el material, en presunta referencia a la droga que iba en uno de los camiones que los normalistas quer¨ªan llevarse de Iguala ese d¨ªa.
Las comunicaciones de El Negro son constantes en la noche del ataque y las horas siguiente, seg¨²n la informaci¨®n de la comisi¨®n presidencial. En el documento de acusacion de la FGR, su nombre aparece en las declaraciones de dos integrantes de Guerreros Unidos, siempre ligado al ataque. Es el caso de Neto, un muchacho que empez¨® a vender marihuana en Cocula supuestamente con Patricio Reyes, alias Pato, uno de los primeros detenidos por el caso, en 2014, torturado por la vieja Fiscal¨ªa.
Neto dice que el jefe de El Pato es El Negro. Neto menciona nombres del grupo de El Negro y dice que ten¨ªa en n¨®mina a polic¨ªas y militares para que les dejaran pasar la droga. A?ade que el d¨ªa del ataque, ¨¦l andaba con El Pato vendiendo marihuana en Cocula y que El Negro le escribi¨®, diciendo que ven¨ªa un sapo, un enemigo. Entre las 21.00 y las 23.00, El Negro le dijo a El Pato que comprara cloro, fabuloso, bolsas y otros art¨ªculos de limpieza, en diferentes tiendas, para no llamar la atenci¨®n.
En cuanto a Carla, su menci¨®n a El Negro apunta al 27 de septiembre de 2014, por la ma?ana. Los 43 est¨¢n desaparecidos y el caso empieza a llegar a la prensa nacional. Guerreros Unidos inicia la operaci¨®n limpieza. Carla habla de una reuni¨®n en ¡°el hoyo¡±, una casa de seguridad del grupo en Iguala. Van, seg¨²n el testigo, Gildardo L¨®pez Astudillo, alias El Gil, Sidronio Casarrubias, jefe supremo del grupo en Iguala y El Negro, entre otros. Hablan de conseguir unas camionetas, supuestamente para mover unos cuerpos. El relato es confuso, pero al final, Carla, Negro y otros van a una zona a las afueras de Iguala por dos veh¨ªculos, sin aclarar qu¨¦ ocurre despu¨¦s.
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