La teor¨ªa de la Fiscal¨ªa del ¡®caso Ayotzinapa¡¯, al descubierto
EL PA?S accede al documento de acusaci¨®n contra 83 personas que elabor¨® en agosto la unidad especial de la dependencia que investiga el caso. El texto recoge parte del relato de los fiscales sobre el ataque contra los estudiantes normalistas en Iguala en 2014
El grupo criminal Guerreros Unidos organiz¨® una cacer¨ªa el 26 de septiembre de 2014, en Iguala, tratando de evitar que delincuentes rivales se escaparan del municipio. Para ello, el grupo se vali¨® de sus redes de apoyo, conformadas principalmente por polic¨ªas de Iguala, Huitzuco, militares y polic¨ªas federales. Entre todos armaron un cerco alrededor de Iguala, acabando con la vida de al menos 26 personas, tres estudiantes normalistas, un futbolista, un taxista y su pasajera. Apoyada en polic¨ªas de otros municipios y autoridades de diferentes niveles de Gobierno, la red criminal desapareci¨® adem¨¢s a 43 estudiantes.
Es parte de la tesis actual de la Fiscal¨ªa General de la Rep¨²blica (FGR) sobre el caso Ayotzinapa, relato que aparece en el documento de acusaci¨®n contra 83 personas, presentado al juez en agosto. En el texto, al que EL PA?S ha tenido acceso, la Unidad Especial de Investigaci¨®n y Litigio del caso Ayotzinapa (UEILCA) ped¨ªa la detenci¨®n, por diferentes delitos, de 20 militares, entre ellos los comandantes de los dos batallones de Iguala en la ¨¦poca, 25 polic¨ªas de Huitzuco, una docena de polic¨ªas estatales y de la Fiscal¨ªa de Guerrero, el fiscal del Estado entonces, el jefe de polic¨ªa de Guerrero e integrantes de Guerreros Unidos, entre otros.
El documento se basa principalmente en las declaraciones de nueve testigos protegidos, entre ellos cuatro antiguos integrantes de Guerreros Unidos, y mensajes de Blackberry intercambiados por miembros del grupo criminal, interceptados por la DEA en Estados Unidos en la ¨¦poca del ataque. Estos mensajes forman parte del tercer paquete de informaci¨®n sobre el caso Ayotzinapa, que el Departamento de Justicia de EE UU manda al sur del r¨ªo Bravo y que prueba, a juicio de los investigadores, la colaboraci¨®n de militares con la red delincuencial.
En el documento de acusaci¨®n, la UEILCA acusa a la mayor¨ªa de los 83 de delincuencia organizada o desaparici¨®n forzada, a muchos de ambos delitos. Hay dos casos adicionales. En uno, la unidad se?ala a dos expolic¨ªas de Iguala, Guerrero de tortura y homicidio, por el caso del estudiante normalista Julio C¨¦sar Mondrag¨®n, uno de los tres asesinados durante el ataque, la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014. En otro, la dependencia se?ala a la expresidenta del Tribunal Superior de Justicia de Guerrero y a dos inform¨¢ticos del poder judicial del Estado, por obstrucci¨®n a la justicia. Ellos tres est¨¢n acusados tambi¨¦n de desaparici¨®n forzada.
La FGR inform¨® de las ¨®rdenes de detenci¨®n el 19 de agosto, horas despu¨¦s de la captura del exprocurador Jes¨²s Murillo Karam. Primer investigador del caso Ayotzinapa durante el Gobierno de Enrique Pe?a Nieto (2012-2018), su aprehensi¨®n abr¨ªa un periodo de incertidumbre al interior de la FGR. Un choque entre el titular de la UEILCA, Omar G¨®mez Trejo, y el fiscal general, Alejandro Gertz, a ra¨ªz de los tiempos de la detenci¨®n de Murillo, acab¨® afectando el trabajo de la unidad. Gertz orden¨® acelerar el caso Murillo, G¨®mez Trejo pidi¨® un mes, pero Gertz se neg¨® y lo apart¨® del caso. Luego, el fiscal general apoy¨® la cancelaci¨®n de 21 de las 83 ¨®rdenes de detenci¨®n, 16 de ellas contra militares. G¨®mez Trejo renunci¨® poco despu¨¦s.
Pese a la cancelaci¨®n de parte de las ¨®rdenes de detenci¨®n, el documento de acusaci¨®n resulta valioso por la informaci¨®n que contiene, tanto del grupo criminal Guerreros Unidos y sus redes de apoyo, como del relato que poco a poco han construido los fiscales sobre la noche del ataque. La fiscal Tania Villa, parte de uno de los dos equipos de la UEILCA, el que investigaba la embestida de Guerreros Unidos y su red, firma el documento. Igual que G¨®mez Trejo, tanto Villa como su inmediato superior, Miguel Rivera, salieron de la UEILCA el mes pasado.
La sierra, la droga
En el pliego, Villa pinta una imagen de la que cada vez se conocen m¨¢s detalles: la extensi¨®n de los tent¨¢culos de Guerreros Unidos, largos y pegajosos, capaces de desplegar un operativo de decenas de personas en la zona en cuesti¨®n de minutos. Seg¨²n el documento, la presunta irrupci¨®n en Iguala aquel d¨ªa de presuntos criminales del Cartel de la Sierra, comandado entonces por On¨¦simo Marquina, alias Necho, e Isaac Navarrete, alias El se?or de la I, alert¨® a Guerreros Unidos, que en pocas horas organiz¨® bloqueos y retenes en varias carreteras alrededor de Iguala.
Siempre seg¨²n el pliego, esta presunta irrupci¨®n del Cartel de la Sierra provoc¨® otra reacci¨®n en Guerreros Unidos, esta ya de confrontaci¨®n abierta, que dej¨® al menos 20 personas muertas. Victor Hugo Ben¨ªtez Palacios, el l¨ªder de Los Tilos, una de las c¨¦lulas de Guerreros Unidos activa esa noche, se comunic¨® con sus socios para informar de que los supervivientes estaban tratando de huir de Iguala, a pie y en taxi, y de que se hab¨ªan mezclado con los estudiantes, presentes en el municipio desde ¨²ltima hora de la tarde.
A diferencia de lo que ha planteado otro de los equipos que investiga el caso Ayotzinapa, la comisi¨®n presidencial, dependiente del Gobierno, la Fiscal¨ªa no menciona la tesis del cargamento de droga en peligro, variante narrativa defendida estos a?os tambi¨¦n por el tercer equipo de investigadores, el grupo de expertos internacionales (GIEI), comisionado a M¨¦xico por la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos.
La hip¨®tesis del cargamento en peligro se?ala que el ataque virulento de Guerreros Unidos responde a la percepci¨®n del grupo criminal sobre las pretensiones de los estudiantes de Ayotzinapa. Los criminales, que enviaban droga a EE UU en autobuses de pasajeros, vieron que decenas de muchachos trataban de salir de Iguala en ese tipo de veh¨ªculos, cinco en total, en la noche de los hechos. La idea era llev¨¢rselos a la Escuela y usarlos, d¨ªas m¨¢s tarde, para viajar a Ciudad de M¨¦xico y participar en una manifestaci¨®n. Pero Guerreros Unidos ignoraban el objetivo de los normalistas, o simplemente no quiso escuchar. Seg¨²n esta tesis, el ataque fue un operativo para recuperar un cargamento, escondido en uno de los camiones que usaron los j¨®venes.
La omisi¨®n de la UEILCA no implica que los fiscales desechen esta teor¨ªa. De hecho, son hip¨®tesis complementarias. Por un lado, es posible que el Cartel de la Sierra irrumpiera en Iguala el 26 de septiembre, y que, tras la refriega, los supervivientes trataran de huir, provocando la movilizaci¨®n de Guerreros Unidos. Y por otro, lo es tambi¨¦n que el grupo de Iguala tuviera previsto mandar ese d¨ªa un cargamento de droga a Estados Unidos en autob¨²s. Entre medias habr¨ªan quedado los estudiantes, trufados de criminales del grupo de la sierra, seg¨²n la fiscal¨ªa, abordando un autob¨²s capital para la log¨ªstica criminal de los narcotraficantes, seg¨²n la comisi¨®n.
La cebolla
Fuera por lo que fuera, Guerreros Unidos y su red de apoyo se desplegaron por capas, seg¨²n el pliego. Militares, polic¨ªas, agentes de la Fiscal¨ªa estatal¡ La consigna era clara. Los criminales pensaban que los ¡°contras¡± se les escapaban, as¨ª que los l¨ªderes del grupo, los hermanos Casarrubias, principalmente Sidronio, preso desde hace a?os, dieron una orden muy sencilla, comunicada por uno de sus lugartenientes, Jes¨²s P¨¦rez, alias El G¨¹ero Mugres, a los dem¨¢s: ¡°P¨¢rtanles su madre¡±.
Iniciaron entonces los bloques. Organizaron uno en Mezcala, un poblado camino a Chilpancingo, la capital del Estado. Armaron otro en Santa Teresa, m¨¢s cerca de Iguala, sobre la misma carretera. Polic¨ªas de Huitzuco apoyaron a los criminales en Santa Teresa y en uno de los escenarios del ataque en Iguala, el puente junto al Palacio de Justicia. Agentes de la Fiscal¨ªa estatal apoyaron a los criminales all¨ª tambi¨¦n.
De los cinco camiones que los estudiantes se hab¨ªan llevado de la terminal de autobuses de Iguala, dos acabaron en el Palacio de Justicia. Del primero, polic¨ªas de iguala y Huitzuco desaparecieron al menos a 14 j¨®venes. Del otro, el que habr¨ªa llevado la droga, seg¨²n el GIEI y la comisi¨®n, los muchachos lograron escapar. Polic¨ªas federales se quedaron custodiando ese ¨²ltimo. Agentes de esa corporaci¨®n accedieron a que polic¨ªas de Iguala y Huitzuco se llevaran a los muchachos del primero, incluso despu¨¦s de escuchar que ¡°el patr¨®n¡± ver¨ªa ¡°que hacer con ellos¡±. Militares pasaron por all¨ª igualmente sin intervenir.
No se sabe qu¨¦ pas¨® con este grupo de j¨®venes despu¨¦s de la intervenci¨®n de polic¨ªas de Iguala y Huitzuco. La fiscal Villa omite aportar m¨¢s informaci¨®n a sus conclusiones, pero uno de los testigos protegidos, alias Carla, antiguo integrante de Guerreros Unidos, dice que tres agentes de la polic¨ªa de Iguala, a quien la UEILCA acusa de asesinar y torturar al normalista Mondrag¨®n, acudieron despu¨¦s con ¨¦l al Palacio de Justicia y se llevaron de all¨ª a siete u ocho estudiantes. Seg¨²n este relato, obviado por la fiscal, los polic¨ªas los condujeron a un paraje cerca de Huitzuco y los mataron.
Villa dedica su siguiente argumento a los militares y dice que salieron esa noche ¡°a detener personas seg¨²n la instrucci¨®n del grupo delictivo¡±. La fiscal escribe c¨®mo el comandante del 27 Batall¨®n, Jos¨¦ Rodr¨ªguez, actualmente en prisi¨®n, ¡°permite con su omisi¨®n, derivado del acuerdo previo con el grupo delictivo (...) la privaci¨®n de la libertad de los 43 estudiantes¡±. Luego menciona a varios de los militares acusados, a muchos de los cuales se les cancel¨® la orden de detenci¨®n durante el caos de agosto y septiembre en la FGR, 16 de los 20.
La fiscal menciona a cada uno, sugiriendo que su salida a las calles de Iguala aquella noche y no la de otros respond¨ªa a su colaboraci¨®n con Guerreros Unidos. As¨ª, por ejemplo, explica que uno de ellos sali¨® a patrullar, aunque estuviera asignado a la ¡°guardia de la puerta principal¡± del cuartel; que otro hab¨ªa concluido su guardia en tareas de limpieza, pero sali¨® igualmente; o que otro, oficinista, agarr¨® sus b¨¢rtulos y sali¨® con el oficial al mando aquella noche, el capit¨¢n Jos¨¦ Mart¨ªnez Crespo, preso por delincuencia organizada y desaparici¨®n forzada.
Hay algo extra?o en esta parte del pliego, porque Villa incorpora el nombre del comandante del otro batall¨®n de Iguala, el 41, Rafael Hern¨¢ndez Nieto, a una lista de los militares que anduvieron por Iguala aquella noche, concretamente los que acudieron a la cl¨ªnica Cristina, lugar donde se refugiaron parte de los normalistas cerca del otro escenario del ataque, la esquina de Perif¨¦rico con la calle Juan N. ?lvarez. Puede ser un error. En todo caso, una de las 16 ¨®rdenes canceladas contra militares fue la de Hern¨¢ndez Nieto.
Juan N. ?lvarez
El documento aporta informaci¨®n tambi¨¦n sobre el escenario de Juan N. ?lvarez y Perif¨¦rico. Los normalistas salieron de la terminal de Iguala por dos calles, una hacia el norte y otra hacia el sur, hacia el Palacio de Justicia. Tres autobuses llegaron a Juan N. ?lvarez y Perif¨¦rico. Polic¨ªas de Iguala los encapsularon y atacaron. Obligaron a bajar a los normalistas del ¨²ltimo autob¨²s del convoy y se los llevaron. Eran alrededor de 20.
Seg¨²n el pliego, todas las acciones de Guerreros Unidos en Iguala en ese momento de la tarde estaban coordinadas por Nicolas Najera Salgado, alias El May, en comunicaci¨®n con el G¨¹ero Mugres, que ten¨ªa l¨ªnea directa con los Casarrubias. El pliego no lo menciona, pero un personaje importante en ese momento en Iguala para los otros equipos de investigaci¨®n, principalmente la comisi¨®n, es Juan Salgado, alias El Caderas, figura que ocupaba, al parecer, una posici¨®n similar a la de Mugres.
El caso de El Caderas es uno de los m¨¢s controvertidos del actual periodo de investigaciones del caso Ayotzinapa. Personaje cercano a los Casarrubias, las autoridades nunca dieron con ¨¦l hasta el a?o pasado. La comisi¨®n lo ubic¨® en Metepec, en el Estado de M¨¦xico, y arregl¨® su entrega a agentes de la FGR en septiembre. El d¨ªa de la detenci¨®n, sin embargo, los agentes, seg¨²n la comisi¨®n, lo ejecutaron. Aunque el nombre de El Caderas no aparece en las conclusiones de Villa, si figura en las declaraciones de los testigos protegidos.
En cualquier caso, el pliego se?ala que los polic¨ªas de Iguala sometieron a los muchachos y luego los separaron en varios grupos. Villa no lo deja claro, pero en la p¨¢gina 573 escribe que un grupo de esas personas fue entregado a N¨¢jera Salgado y que este los llevo a la colonia Lomas de la Cumbre, a las afueras de Iguala, rumbo a Pueblo Viejo. All¨ª, ¨¦l y otros los asesinaron. Luego quemaron sus restos en ¡°la funeraria El ?ngel¡±. La fiscal a?ade que otro grupo de personas fue entregado a los hermanos Ben¨ªtez Palacios, Los Tilos, que tambi¨¦n los mataron y deshicieron sus restos.
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