?Puede ganar Morena sin la clase media?
L¨®pez Obrador cree que puede prescindir de las clases medias y altas para la victoria en 2024. Los datos muestran un panorama mucho m¨¢s complejo
Las constantes descalificaciones que L¨®pez Obrador profiere contra las clases medias hacen suponer que ¨¦l estima que Morena puede gobernar y ganar el 2024 sin ellos. O que antagonizar con la burgues¨ªa solidifica su victoria al posicionarlo como defensor de las clases trabajadoras.
La pregunta es qu¨¦ tan cierto es esto. Los datos muestran que la respuesta es mucho m¨¢s complicada y menos favorable que lo que L¨®pez Obrador asume.
En sentido estricto, la evidencia emp¨ªrica muestra que Morena s¨ª puede ganar sin la clase media. En un pa¨ªs tan desigual como el nuestro, donde la clase media representa apenas el 12,3% de la poblaci¨®n y la clase alta el 4%, ganar sin el apoyo de ese sector es enteramente posible.
Consideremos 2018. De acuerdo con las encuestas de salida del Proyecto de Elecciones Nacionales Comparadas, el 45% de las clases medias y altas apoy¨® a L¨®pez Obrador. Esto represent¨® el 13% de su voto total (Aguilar 2019), 3,9 millones de votos. Si esos votos se hubieran ido al PAN, el resultado no habr¨ªa cambiado mucho. Es decir, las clases medias y altas son tan peque?as que la ventaja de L¨®pez Obrador sin ellas a¨²n habr¨ªa sido del 17% con respecto al PAN.
Un buen ejemplo en favor de la insignificancia electoral de las clases medias y altas es la Ciudad de M¨¦xico en la elecci¨®n del Congreso local de 2021. En la capital, Morena perdi¨® el voto de las clases medias y altas de manera estrepitosa. Tanto es as¨ª que una de las formas m¨¢s f¨¢ciles de saber d¨®nde hab¨ªa perdido Morena era ver el porcentaje de familias que ten¨ªan un seguro m¨¦dico privado. En general, en donde el poder adquisitivo era suficiente para pagar m¨¦dicos privados, Morena perdi¨®. Sin embargo, dada la escasa clase media, Morena de todas maneras gan¨® con un margen del 11% contra el PAN.
El problema es que asumir que las clases medias y altas son insignificantes es incorrecto. Sobre todo porque las clases medias influyen en otros grupos. L¨®pez Obrador ha perdido en todas las elecciones presidenciales en las que no gan¨® la mayor¨ªa del voto de personas con nivel educativo de licenciatura o m¨¢s. Su victoria de 2018 coincide con un acercamiento de Morena al votante de ese nivel educativo. As¨ª, mientras que en 2012 L¨®pez Obrador perdi¨® con el 31% del voto de las personas con escolaridad de licenciatura o m¨¢s, en 2018 gan¨® cuando obtuvo el voto del 51% de este estrato educativo.
Las clases medias y altas no solo influyen en otros electores, sino que tienen capacidad de participar mucho. Por ejemplo, en la Ciudad de M¨¦xico en 2021 las clases medias descontentas aumentaron vigorosamente su participaci¨®n, logrando que el total de votos emitidos aumentara en un 32%. Esto es notable.
Imaginemos un escenario en el que, en 2024, la clase media y alta participan m¨¢s y votan por la oposici¨®n. Esto significar¨ªa 5,2 millones de votos m¨¢s para el PAN. Recordemos que, en 2012, la oposici¨®n derrot¨® a Obrador con 3,3 millones de votos y en el 2006 con 240.000.
Una participaci¨®n nutrida y opositora de las clases medias y altas no es descabellada. En M¨¦xico hay 17,4 millones de adultos de clase media y alta. Con una participaci¨®n de tan solo el 30% se lograr¨ªan juntar los 5,2 millones.
Por todo lo anterior, es muy poco estrat¨¦gico que cualquier partido pol¨ªtico confronte con ¡°la clase media¡± por el simple hecho de que el 74% de los mexicanos que votan creen que son clase media. De hecho, existen al menos 43 millones de mexicanos que viven en condici¨®n de vulnerabilidad econ¨®mica, pero creen que son clase media. Las diatribas de L¨®pez Obrador contra la clase media pueden estarle quitando muchos m¨¢s votos que los que estimamos con estad¨ªsticas objetivas de nivel socioecon¨®mico. Si el votante subjetivamente clasemediero se siente insultado, los efectos pueden ser catastr¨®ficos para Morena.
Morena debe hacer las paces con la realidad y recordar c¨®mo fue que lleg¨® al poder en 2018. Guste o no, L¨®pez Obrador triunf¨® como un candidato moderado que atrajo a votantes de todo el espectro de ingresos y no solo con la clase trabajadora, la izquierda o su movimiento. Antagonizar innecesariamente con sectores que lo apoyaron es pavimentar el camino a su derrota.
L¨®pez Obrador gan¨® en 2018 con una agenda que, si bien llamaba a una mayor justicia social, lo hac¨ªa desde un punto de vista m¨¢s bien moderado. No ped¨ªa un aumento de impuestos, sino un gasto social m¨¢s eficiente. No llamaba a un cambio del modelo productivo, sino a mejorar el existente con un salario m¨ªnimo m¨¢s alto, programas de aprendices y apoyos al campo. No buscaba la persecuci¨®n de los corruptos, sino el borr¨®n y cuenta nueva. No se rode¨® de sus aliados, sino de un equipo t¨¦cnicamente plural.
El Morena que gan¨® no era antag¨®nico, ni radical. M¨¢s a¨²n, la apuesta por antagonizar a las clases medias y altas es una apuesta perdedora porque el ideal de un partido que promueve la justicia social es lograr que m¨¢s personas sean clase media, no satanizarla.
Cualquier estratega electoral debe saber que, a pesar de nuestras colosales desigualdades, M¨¦xico no es un pa¨ªs de izquierda, sino de centro. El 40% de los electores se identifican como centristas y esto no ha cambiado significativamente desde 1997. Por eso, M¨¦xico se democratiz¨® con un objetivo electoral, pero nunca con uno econ¨®mico o de lucha de clase. As¨ª, la primera mayor¨ªa democr¨¢tica en el congreso fue el PAN de 1997, un partido empresarial y econ¨®micamente conservador. Nuestro primer ejecutivo democr¨¢ticamente electo fue un terrateniente y directivo de empresa, Vicente Fox, cuya primera acci¨®n fue promover una reforma fiscal que beneficiaba a los m¨¢s ricos.
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