Cr¨®nicas de un continente ¡°unido por el espanto¡±
El libro de cr¨®nicas ¡®Rabia¡¯ narra los movimientos sociales que abrieron grietas en las sociedades latinoamericanas ante el hartazgo por la violencia y la dejadez institucional
El hartazgo se ha manifestado en las calles de Am¨¦rica Latina con la fuerza de un terremoto. De Buenos Aires a Bogot¨¢, de Managua a Ciudad de M¨¦xico: decenas de miles de personas han roto sus miedos, en muchos casos su indiferencia, para gritar un basta que ha abierto grietas en un continente marcado por la violencia, que es un infierno para las mujeres, donde todav¨ªa sobreviven reg¨ªmenes de ¨ªndole dictatorial y la miseria carcome a miles mientras sus gobiernos se mueven como un enorme elefante indiferente. Son esos movimientos tect¨®nicos de una sociedad hastiada en los que se sumerge Rabia (Anagrama, 2022), un libro de ocho cr¨®nicas que son una radiograf¨ªa de un territorio que en los ¨²ltimos a?os se ha enfrentado a profundos cambios pol¨ªticos.
¡°Estamos unidos por el espanto¡±, advierte Eliezer Budasoff, uno de los editores de la obra, durante la presentaci¨®n organizada en el marco del Festival Internacional del Libro de Guadalajara. Budasoff hace hincapi¨¦ en la cr¨®nica sobre M¨¦xico, que firma la periodista Elena Reina, un pa¨ªs sumido en una violencia aterradora y donde las mujeres se llevan la peor parte: son diez de ellas asesinadas al d¨ªa, cr¨ªmenes con un 90% de impunidad. ¡°Bianca Edith Barr¨®n ten¨ªa catorce a?os el d¨ªa que la encontraron muerta en la cuneta de una carretera a la salida de Ecatepec. Su cad¨¢ver lo recogieron la noche despu¨¦s de su asesinato y lo llevaron a la morgue. Pero la esquizofrenia burocr¨¢tica de la muerte, por lo cotidiano, hizo que su cad¨¢ver se pudriera 339 d¨ªas en una fosa com¨²n mientras la familia empapelaba la ciudad con su cara¡±, escribe Reina. Una muestra del horror que sufren las mujeres y de la angustia de unos familiares emocionalmente destrozados por la desidia oficial. No es de extra?ar que sean miles de mujeres mexicanas, madres, hermanas, primas, hijas, amigas, quienes hayan salido llenas de rabia a las calles, dispuestas a destrozarlo todo, para hacer que las autoridades respondan frente a este maremoto violento.
En Argentina las mujeres tambi¨¦n se han tomado las calles para poner contra las cuerdas a un sistema legislativo que en una gran parte se mostraba ciego, sordo y mudo frente a una de sus principales demandas: el aborto. La marea verde de las argentinas se convirti¨® en uno de los mayores movimientos sociales del continente, que muy pronto se extendi¨® al resto de pa¨ªses con una fuerza arrolladora. El triunfo de las argentinas fue aplaudido con entusiasmo y alent¨® nuevas transformaciones. ¡°En tres a?os y medios se han producido en Am¨¦rica Latina temblores sociales, movimientos que est¨¢n vivos¡±, dice Javier Lafuente, tambi¨¦n editor de Rabia. ¡°Este libro es una radiograf¨ªa de un continente, refleja un momento vigente de Am¨¦rica Latina¡±, agrega Lafuente, quien tambi¨¦n es subdirector de EL PA?S.
Un momento que incluye el estallido de los nicarag¨¹enses, hartos de los desmanes de Daniel Ortega en Nicaragua, que qued¨® reflejado en una imagen hist¨®rica: un joven desgarbado espet¨¢ndole al comandante, exigiendo su renuncia. Ese joven, Lesther Alem¨¢n, ahora est¨¢ preso y el periodista Wilfredo Miranda cuenta en su texto la valent¨ªa de un ¡°chavalo¡± ¨Ccomo se les llama en Nicaragua¨C en un pa¨ªs al borde del colapso. O de los j¨®venes peruanos que con su hartazgo lograron botar a un presidente. En ambos casos la violencia del Estado dej¨® muchos muertos, m¨¢s de 350 durante la represi¨®n de Ortega. ¡°Muchos j¨®venes han pagado su estreno en la pol¨ªtica con la vida¡±, dice Budasoff.
Los editores de Rabia tem¨ªan que durante la edici¨®n del libro se produjeran cambios que envejecieran muy r¨¢pido las historias en las que trabajaban, pero para su alivio (o decepci¨®n) se dieron cuenta que aquellos estallidos sociales crearon grietas que a¨²n siguen abiertas. ¡°La represi¨®n en Nicaragua sigue, es brutal; los feminicidios no cesan; Cuba sigue sin libertades; Chile le dio la espalda a una constituyente¡ Pensamos que todo iba a cambiar, pero en muchos casos las cosas est¨¢n peores. Esas grietas que la gente abri¨® muestran sociedades descarnadas¡±, advierte Javier Lafuente.
El libro, agrega Budasoff, editor de este peri¨®dico, refleja dramas locales que iluminan una realidad mayor, la de la desigualdad, el machismo, la educaci¨®n precaria, ¡°problemas que se encuentran en todas partes dentro de nuestras sociedades¡±. El editor afirma que esos movimientos que tanta esperanza generaron ¡°han puesto en marcha transformaciones cuyo final est¨¢ abierto, es imprevisible¡±.
Rabia re¨²ne las cr¨®nicas de Elena Reina sobre los feminicidios en M¨¦xico; de Wilfredo Miranda sobre protestas sociales contra Ortega en Nicaragua. La historia del cubano Carlos Manuel ?lvarez y los j¨®venes educados de Cuba que exigen cuentas a la Revoluci¨®n. El estallido social que tir¨® a un presidente en Per¨², contado por Joseph Z¨¢rate. El impacto de los huracanes en Puerto Rico, que desmotaron la idea de la ¡°colonia feliz¡±, una historia firmada por Ana Teresa Toro. O la violencia que sigue ahogando a Colombia, de la pluma de Juan C¨¢rdenas y las esperanzas que significaron las grandes manifestaciones de Argentina (Un fuego que se enciende en un momento preciso, se titula el texto de Estefan¨ªa Pozzo) y Chile, ese Octubre que no ha terminado, como bien lo resume el t¨ªtulo de la cr¨®nica de Yasna Mussa.
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