Miguel Calder¨®n: ¡°Muchas cuestiones del mundo del arte me generan n¨¢useas¡±
El artista mexicano, rebelde e inconforme, explora en su obra territorios sociales y personales con una mirada ir¨®nica. Una exposici¨®n en el Museo Tamayo revisa su trayectoria de 30 a?os
Es 1997 y el artista Miguel Calder¨®n ha convencido a un taxista en Ciudad de M¨¦xico para que lo lleve a Tijuana, 4.000 kil¨®metros al norte, m¨¢s de 30 horas en coche si se conduce sin parar hasta la frontera con Estados Unidos. Llevan rato en el veh¨ªculo y hacen una parada que Calder¨®n registra con su lente: el taxista est¨¢ girado hacia las monta?as ¨¢ridas y forma con su orina un arco perfecto. Detr¨¢s del conductor, el Volkswagen verde en el que se mueven. El tax¨ªmetro no ha dejado de correr. Retoman la carretera. Calder¨®n est¨¢ intentando convencer al hombre de que el arte contempor¨¢neo sirve de algo.
¡°Expl¨ªcame, ?cu¨¢l es tu intenci¨®n?¡±, le dijo el taxista a Calder¨®n, que ten¨ªa entonces 26 a?os. Era un viaje largo y el artista le cont¨® que desde chico tuvo inter¨¦s por ¡°ir m¨¢s all¨¢ del dibujo¡±, que ¡°el arte es m¨¢s que eso¡±. ¡°Estuve cont¨¢ndole argumentos, pero no lo consegu¨ª y dijo que era una mamada¡±, reconoce Calder¨®n. ¡°Pero empatizamos. Al final me dio el tax¨ªmetro, que fue mi parte preferida. Me interes¨® mostrar un destello de lo que pas¨®, esta foto de ¨¦l haciendo pip¨ª en una en una carretera muy peligrosa que se llama La Rumorosa¡±, dice. La foto cuelga en una de las paredes del Museo Tamayo y junto a la foto est¨¢ el tax¨ªmetro, que a¨²n corre.
Calder¨®n naci¨® en Ciudad de M¨¦xico hace 51 a?os. Durante el divorcio ¡°muy complicado¡± de sus padres, encontr¨® en el dibujo ¡°un refugio¡±. Obtuvo despu¨¦s una beca para estudiar Artes Pl¨¢sticas en el San Francisco Art Institute y se instal¨® en California. ¡°Cada vez que ven¨ªa a M¨¦xico me topaba con que [para exponer] ten¨ªas que conocer a esta o aquella persona. El amiguismo y el compadrazgo... Cosas que detestaba y sigo detestando¡±, asegura Calder¨®n.
Entonces cofund¨® La Panader¨ªa junto a Yoshua Ok¨®n, que se acabar¨ªa convirtiendo tambi¨¦n en otro de los nombres del arte contempor¨¢neo mexicano con m¨¢s proyecci¨®n internacional. Aquella incubadora de talento tuvo su primera sede en un cuarto prestado en la colonia Narvarte y se traslad¨® despu¨¦s a la Condesa. ?l y sus amigos le¨ªan poes¨ªa, expon¨ªan, organizaban conciertos: ¡°Cosas que no ten¨ªan tanta cabida en esta cosa de la pintura y la escultura, que era lo predominante. Fue una iniciativa fuerte que gener¨® opiniones encontradas, mucha gente nos criticaba¡±.
Su curriculum vitae completo puede verse impreso gigante en una alfombra pisoteada y sucia en una de las salas del Museo Tamayo, que alberga la muestra Materia est¨¦tica disponible. La exposici¨®n, una revisi¨®n de su obra curada por Mariana Ma?¨®n y Taiyana Pimentel, se mostr¨® antes en el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Monterrey y se exhibir¨¢ en Ciudad de M¨¦xico hasta el 5 de marzo. ¡°Para m¨ª sigue siendo extra?a la profesi¨®n del artista como tal. Yo s¨¦ claramente que tengo un oficio: s¨¦ pintar, s¨¦ tomar fotos, s¨¦ hacer una pel¨ªcula, s¨¦ editar, creo en el oficio y no lo niego. Tengo que vivir de ¨¦l porque a eso me dedico. Pero el arte en mi vida ha tenido la funci¨®n de exorcizar demonios¡±.
La inconformidad con ese mundo que habita, el del arte, se repite en obras como Walk the walk, una peque?a heladera de puerta transparente que si estuviera abierta apestar¨ªa. En el interior, el artista coloc¨® en 1998 tenis viejas y trozos de queso que se han podrido. ¡°Una referencia¡±, dice, ¡°a las ferias de arte¡±. Calder¨®n localiz¨® recientemente esta obra en casa de un coleccionista que la ten¨ªa abandonada, lista para ser desechada. En otro muro, cuelga V¨®mito posmoderno, el autorretrato que firm¨® Calder¨®n en 2001. Es de noche en la fotograf¨ªa y Calder¨®n est¨¢ arqueado hacia adelante mientras escupe un l¨ªquido trasl¨²cido que sale incontenible. ¡°Muchas cuestiones relacionadas al mundo del arte me generan n¨¢useas, me generan incomodidad¡±, acepta.
Sobre otra pared est¨¢ pintada la obra Moribundo, que ocupa casi todo el muro. El artista imit¨® el logotipo de la tienda de colchones Dormimundo y reemplaz¨® el nombre de la marca por la palabra moribundo, una alusi¨®n a la muerte de los museos como instituciones. Calder¨®n estamp¨® esta obra por primera vez en 1999. Fue, justamente, en el Museo Tamayo, que lo invit¨® a participar en la muestra Joven entusiasta. ¡°Tener la oportunidad de exponer aqu¨ª me llev¨® a adaptarme en vez de rechazar, entender las circunstancias y hacer una obra que al final dijo lo que quer¨ªa decir. Es una obra muy subversiva que infiltr¨¦ de una forma sutil¡±, asegura.
Calder¨®n usa diversos medios en su obra, como el video, la fotograf¨ªa, la escultura y la pintura, para seguir explorando territorios sociales y personales con una mirada cr¨ªtica y siempre ir¨®nica. En su producci¨®n aparecen la violencia, la corrupci¨®n, la sexualidad, la ciudad y sus habitantes. En las salas del Tamayo, se exhibe, por ejemplo, Empleado del mes, una serie de fotograf¨ªas que Calder¨®n hizo a los trabajadores del Museo Nacional de Arte mientras posaban como pinturas cl¨¢sicas de la colecci¨®n. O Mutante, un rect¨¢ngulo de vidrio donde nadan peces del bosque de Chapultepec, ¡°una met¨¢fora que se refiere a los habitantes de la ciudad y a las condiciones en las que viven¡±. ¡°Mi trabajo es muy fiel a la interacci¨®n que que llev¨® a cabo en mi vida cotidiana, tengo la necesidad de hacerlo¡±, asegura.
Tambi¨¦n se muestran pel¨ªculas breves como Camale¨®n, que se proyecta en una sala oscura donde el artista ha colocado las perchas met¨¢licas que utilizan los cetreros para entrenar halcones. De peque?o, Calder¨®n tuvo una de esas aves rapaces en su casa durante un a?o. Estaba obsesionado y se la gan¨® en una apuesta a un veterinario. El animal y las bicicletas le hac¨ªan sentir libertad dentro del ¡°entorno muy sofocante¡± de su familia y de la Ciudad de M¨¦xico. Su obsesi¨®n, ahora, ha pasado del animal a las personas que los entrenan: ¡°Es una relaci¨®n adictiva, literalmente¡±. Est¨¢ preparando un largometraje en el que lleva trabajando m¨¢s de 15 a?os y despu¨¦s espera ¡°empezar algo m¨¢s fresco¡±. ¡°Esta revisi¨®n ha sido muy importante, sobre todo porque la gente creo que no entend¨ªa mi obra¡±, se?ala Calder¨®n: ¡°Ya se hizo y ahora quiero otra cosa¡±.
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