Cecilia Vicu?a: ¡°Siempre fui catalogada de rid¨ªcula porque sab¨ªa que hab¨ªa que plantar bosques¡±
A los 74 a?os, la poeta, pintora y activista chilena es una de las grandes artistas de Latinoam¨¦rica, aunque su reconocimiento fue tard¨ªo. EL PA?S conversa con ella sobre el exilio, la crisis clim¨¢tica y la mentira como ¡°voluntad pol¨ªtica¡± en la FIL
La artista chilena Cecilia Vicu?a (Santiago de Chile, 74 a?os) cre¨® en los a?os setenta las Palabrarmas, un concepto compuesto por los vocablos palabra, labrar, armas. ¡°Eran para m¨ª una forma de que la conciencia del lenguaje se convirtiera en una fuerza liberadora¡±, explica. Pero las Palabrarmas no entraron en acci¨®n hasta el reciente estallido social en Chile. ¡°Fueron ignoradas hasta 2019, que salieron a la calle convertidas en pancartas, en poemas en la pared o en las camisetas, en los sombreros, en las bolsitas¡±, recuerda Vicu?a. La artista se sorprende de su propia trascendencia: ¡°Es maravilloso el poder misterioso de la poes¨ªa, que a¨²n desaparecida encuentra la forma de volver a la vida. Yo no tuve nada que ver, lo hicieron los j¨®venes. ?C¨®mo encontraron mis libros publicados en ediciones de 50 ejemplares? No tengo la menor idea¡±.
Poeta, pintora y activista, Vicu?a est¨¢ recibiendo ahora el reconocimiento por su obra, que este a?o se expuso en el Guggenheim de Nueva York y se muestra ahora en el Tate de Londres. Por ejemplo, el Quipu menstrual, tiras colgantes de lana sin enhebrar que representan la regla, pero tambi¨¦n el deshielo de los glaciares. Hace 50 a?os ten¨ªa preocupaciones similares. ¡°Lo que sabemos ahora acerca de que el planeta posiblemente va a ser inhabitable para los seres humanos a corto plazo se sab¨ªa cuando yo era adolescente¡±, lamenta la activista en una conversaci¨®n con EL PA?S en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara. All¨ª ha le¨ªdo en voz alta sus poemas. Vicu?a conserva el acento a pesar de que no reside en Chile desde hace medio siglo, cuando viv¨ªa en Londres y el dictador Augusto Pinochet derroc¨® a Salvador Allende: ¡°S¨ª, sigo siendo chilena pese a todo¡±.
Pregunta. ?Qu¨¦ le ha parecido la feria hasta ahora?
Respuesta. Me parece anormal, es gigante. Yo solo he estado en ferias de poes¨ªa peque?as, como en Santa Fe, Argentina, o en Rep¨²blica Dominicana. O ferias en Zoom.
P. Las ferias de la pandemia.
R. Claro. Pero esta experiencia es gigantesca y es internacional. Es la feria, dicen, m¨¢s grande del mundo iberoamericano. Lo que me parece excepcional es que, al parecer, el gobernador [de Jalisco] est¨¦ en contra de la existencia de esta feria. Eso creo que nunca se hab¨ªa visto. Me imagino que es parte de una violencia en contra del arte, de la cultura en todo el mundo, que est¨¢ creciendo.
P. Desde hace algunos meses, ecologistas atacan obras de arte como protesta por la falta de atenci¨®n a la crisis clim¨¢tica. En usted conviven el ecologismo y el arte. ?Es algo sobre lo que piensa?
R. Me parece un gesto desesperado de los j¨®venes buscando que los medios de comunicaci¨®n de masas hablen de la urgencia de la crisis clim¨¢tica. Sin embargo, no ha servido para eso en lo m¨¢s m¨ªnimo. El foco se ha puesto de inmediato en otra cosa, que es el valor y la sacralidad del museo. Yo creo que los j¨®venes que est¨¢n haciendo eso quiz¨¢ no piensan en que los museos mismos est¨¢n siendo atacados en casi todo el mundo. Los gobiernos y las instituciones les est¨¢n quitando el apoyo. Todas las instituciones culturales est¨¢n fragilizadas por la situaci¨®n econ¨®mica y por el ambiente pol¨ªtico cada vez m¨¢s conservador. Es una forma de acci¨®n que no est¨¢ tan sintonizada con una tragedia profunda, que es la falta de apoyo a la cultura. En este momento, en que los medios de comunicaci¨®n de masas est¨¢n al servicio de las corporaciones y del dinero, los pocos espacios que quedan de disensi¨®n son los de la cultura.
P. Hoy estuvo visitando un museo en Guadalajara. ?D¨®nde estuvo, qu¨¦ le pareci¨®?
R. Fui a ver una de las obras de arte m¨¢s famosa del mundo, creada aqu¨ª por Jos¨¦ Clemente Orozco y que est¨¢ en el Hospicio Caba?as. Es una obra que entiendo fue terminada en el a?o 39, justo antes de la Segunda Guerra Mundial. Representa la violencia de la conquista europea, el comienzo del exterminio de la cultura de la Am¨¦rica ind¨ªgena y su civilizaci¨®n, y a la misma vez, la posible redenci¨®n humana a trav¨¦s de la fuerza interior.
Es un mural sobrecogedor, no ¨²nicamente poderoso. Lo m¨¢s hermoso es que fue creado para los ni?os hu¨¦rfanos porque en ese comienzo del siglo XX hab¨ªa habido tantas guerras civiles ac¨¢, en M¨¦xico, que hab¨ªa miles de hu¨¦rfanos. Todo eso resuena mucho conmigo porque ese tipo de asesinato, de desaparici¨®n de los padres, es algo que ha ocurrido en toda Latinoam¨¦rica y que desafortunadamente seguimos viviendo ahora en la nueva forma que es el asesinato de los ecologistas. Es una historia continua de masacres y de b¨²squeda de la redenci¨®n humana.
P. Este ha sido un a?o de reconocimiento para usted, pero que llega despu¨¦s de 50 a?os de defender las mismas ideas. ?Por qu¨¦ cree que se le presta atenci¨®n ahora?
R. Mi primera publicaci¨®n de poes¨ªa sucedi¨® en Ciudad de M¨¦xico, en una revista que se llamaba El corno emplumado y que era una revista vanguardista y experimental. En los a?os sesenta, hab¨ªa una apertura hacia la poes¨ªa. Yo, que era una ni?a de 18 a?os, pod¨ªa publicar al lado de las grandes letras de Am¨¦rica: Ernesto Cardenal, Octavio Paz, Allen Ginsberg¡ Si t¨² eres mujer, ese momento brillante que vivimos en los a?os sesenta, se acab¨® con los golpes militare de los setenta, en Chile y en casi toda Latinoam¨¦rica. Mi obra ha sido muy marginada, censurada y desaparecida durante estos a?os. Y ahora yo me imagino que la raz¨®n por la que est¨¢ empezando a tener sentido para m¨¢s gente es simplemente porque la cat¨¢strofe ha llegado a un nivel tan grave. Porque, ?c¨®mo un ser humano pensante puede no darse cuenta de que est¨¢n destruy¨¦ndolo todo?
P. ?Qu¨¦ le dec¨ªan en aquella ¨¦poca sobre su trabajo?
R. Recuerdo que en la primera entrevista que me hicieron, en El Mercurio chileno, el periodista se burlaba del hecho de que yo plantaba bosques. Y recuerdo que mis amigos de la izquierda me encontraban tan rid¨ªcula como mis enemigos de la derecha. Porque la gente de izquierda pensaba que la ecolog¨ªa y plantar ¨¢rboles era una distracci¨®n de la lucha de clases y que por lo tanto era un acto rid¨ªculo. Yo siempre fui catalogada de rid¨ªcula, porque sab¨ªa que hab¨ªa que plantar bosques. Y no solamente lo escrib¨ªa, sino que lo hac¨ªa, los plantaba. Le propuse a Salvador Allende que hici¨¦ramos un d¨ªa nacional de la semilla y luego convertir todo Chile ¨Cciudades, pueblos, plazas¨C en un vergel. Imag¨ªnate, el a?o 1971, si eso se hubiera escuchado¡ Pero no se escuch¨® hace 50 a?os, y no se escucha ahora.
P. ?Y cu¨¢ndo cambiaron de opini¨®n sus amigos de la izquierda?
R. No estoy convencida de que hayan cambiado de opini¨®n. En Chile se acaba de hacer una de las cosas m¨¢s extraordinarias que han pasado en el planeta en el ¨²ltimo tiempo, que es que el 80% del pueblo vot¨® por crear una nueva Constituci¨®n que le daba derechos a la naturaleza. Eso quiere decir que todas esas personas que fueron escogidas por el pueblo democr¨¢ticamente para escribir la Constituci¨®n estaban de acuerdo con que los derechos de la naturaleza eran fundamentales para que hubiera un futuro para la humanidad. Sin embargo, luego vino el ataque de la ultraderecha transformado en una campa?a con millones de d¨®lares para trastocar la Constituci¨®n y hacer que un pueblo votara en contra.
Yo soy una mujer de palabra. La mentira fue lo que se us¨® para destruir el Gobierno democr¨¢tico de Salvador Allende en 1973 y ahora se est¨¢ ocupando para destruir las chances de un nuevo presidente joven, libre, estudiantil, elegido por el pueblo [Gabriel Boric]. Entonces, ?d¨®nde est¨¢ la inteligencia colectiva?
P. ?Cree que la palabra ha perdido potencia?
R. No, la palabra no ha perdido ni perder¨¢ nunca potencia, porque la palabra es una creaci¨®n de otro orden, de un orden tan poderoso como la respiraci¨®n, tan poderoso como el imaginar y el so?ar. Pero lo que s¨ª ha perdido absoluto espacio es la capacidad humana de diferenciar la verdad de la mentira. Es una voluntad cultural y pol¨ªtica oscurecer la diferencia entre lo verdadero y lo falso. La calidad misma del ser humano es lo que est¨¢ en cuesti¨®n. Nosotros somos humanos. ?Por qu¨¦ y para qu¨¦? ?Para explotar y destruir? ?O para evolucionar? Evolucionar en nuestro entendimiento, en nuestro sentir, en nuestra relaci¨®n. En la calidad de las relaciones: m¨ªa contigo y m¨ªa con la Tierra. Esa es la raz¨®n por la que a m¨ª me interesa el pensamiento ind¨ªgena, porque est¨¢ enfocado en la calidad de las relaciones. La palabra es una forma de relaci¨®n, y la calidad de las relaciones humanas est¨¢ deteriorada.
P. Era algo que a usted ya le preocupaba en los a?os setenta, la mentira.
R. Claro. Por ejemplo, cuando fue el golpe militar en Chile yo creo que fue una de las primeras instancias de fake news en la era moderna, en la cual se utiliz¨® la mentira para justificar el asesinato y la tortura de miles de personas, y la suspensi¨®n total de los derechos civiles, de los derechos humanos. Pero precisamente fue el lenguaje y la palabra lo que transformaron esa situaci¨®n e hizo que Chile pudiera volver a la democracia.
P. Cuando fue el golpe, usted dej¨® de pintar. ?Por qu¨¦?
R. Yo ten¨ªa 24 a?os y estaba estudiando en Inglaterra. De un minuto para otro, todo el universo que yo conoc¨ªa se hab¨ªa derrumbado. Yo me aboqu¨¦ a ser, como se dice en ingl¨¦s, una speaker, una persona que habla. Pintar es un acto maravilloso, pero hab¨ªa que suspenderlo. La primordial necesidad en ese momento eran los derechos humanos, era colaborar con la recuperaci¨®n del sentido y de la verdad de lo que hab¨ªa sido el Gobierno democr¨¢tico de Allende. Porque se distorcion¨® eso. Hasta el d¨ªa de hoy, en Chile, contin¨²a la distorsi¨®n.
P. El a?o que viene vuelve a Chile con la primera muestra en el pa¨ªs en 50 a?os.
R. En realidad yo he estado siempre viniendo a Chile y he hecho muchas obras, pero casi siempre las hago en las monta?as, en r¨ªos, en las calles, y siempre son desapercibidas. Entonces esta va a ser mi primera exposici¨®n individual en un museo chileno. No es mi primer exposici¨®n en Chile en 50 a?os, como se ha dicho, sino que es la primera muestra individual en los museos chilenos desde el 1971, cuando tuve dos muestras individuales en el Museo Nacional de Bellas Artes. Es a ese museo donde vuelvo. El hiato de 50 a?os es que yo no ten¨ªa acceso a los museos chilenos como artista.
P. ?C¨®mo ha cambiado su vida o su arte con el reconocimiento?
R. El arte no se hace para un reconocimiento. El arte funciona de forma completamente aut¨®noma de lo que est¨¢ pasando. El hecho de que una obra no fuera valorada no hac¨ªa que la obra dejara de existir y dejara de evolucionar. Porque el camino de la obra no era buscar el reconocimiento, sino buscar el conocimiento, que es una cosa muy distinta. El conocimiento interior y el conocimiento de las realidades.
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