Anatom¨ªa de una enfermedad sin precedentes: as¨ª comenz¨® el brote de meningitis de Durango
EL PA?S reconstruye la evoluci¨®n de la infecci¨®n desde la primera paciente con un extra?o dolor de cabeza a las 26 muertes que ya se ha cobrado el hongo
Era un caso aislado. Una rara avis de la probabilidad. Una de esas pocas pacientes desafortunadas que pueblan los libros de texto de la carrera de medicina como ejemplos a pie de p¨¢gina de que las anomal¨ªas estad¨ªsticas tambi¨¦n son posibles en un quir¨®fano. Eso cre¨ªan, al menos, cuando todo comenz¨®.
La primera mujer lleg¨® al Hospital Materno-Infantil de Durango el 14 de octubre. Tra¨ªa unos dolores de cabeza terribles. Un mes antes, el 15 de septiembre, se hab¨ªa sometido a una ces¨¢rea en el Hospital del Parque. El anestesi¨®logo que realiz¨® la operaci¨®n trabajaba tambi¨¦n en el Mate...
Era un caso aislado. Una rara avis de la probabilidad. Una de esas pocas pacientes desafortunadas que pueblan los libros de texto de la carrera de medicina como ejemplos a pie de p¨¢gina de que las anomal¨ªas estad¨ªsticas tambi¨¦n son posibles en un quir¨®fano. Eso cre¨ªan, al menos, cuando todo comenz¨®.
La primera mujer lleg¨® al Hospital Materno-Infantil de Durango el 14 de octubre. Tra¨ªa unos dolores de cabeza terribles. Un mes antes, el 15 de septiembre, se hab¨ªa sometido a una ces¨¢rea en el Hospital del Parque. El anestesi¨®logo que realiz¨® la operaci¨®n trabajaba tambi¨¦n en el Materno-Infantil ¡ªtener empleos en varias cl¨ªnicas es una pr¨¢ctica habitual entre los m¨¦dicos en M¨¦xico para completar los huecos del salario¡ª y decidi¨® atenderla all¨ª. Nadie pod¨ªa sospecharlo, pero acababa de caer la primera ficha de un domin¨® que descubrir¨ªa un brote de meningitis causado por un hongo que ya ha matado a 25 mujeres, un hombre y ha contagiado a m¨¢s de 70 personas.
Aunque, entonces, la palabra meningitis era solo un rumor.
Christian Herrera (33 a?os) llega un d¨ªa de principios de diciembre a una cafeter¨ªa con vistas a la catedral de Durango. Acaba de terminar un turno de ocho a ocho en el Materno-Infantil y todav¨ªa lleva la ropa de trabajo bajo una chaqueta negra. Tiene la cara grande, el pelo rapado, unas gafas cuadradas y patillas que se convierten en una perilla rala y delimitan sus facciones como el marco de una fotograf¨ªa. ?l, ginec¨®logo, fue uno de los primeros m¨¦dicos en atender a aquella primera paciente.
La mujer se someti¨® a varias pruebas pero nada cuadraba. No eran capaces de encontrar un diagn¨®stico que justificara las n¨¢useas y mareos, esos aguijones que se le clavaban en el cr¨¢neo sin motivo aparente. El examen neurol¨®gico no dio inicios ¡°francos¡± de meningitis, explica Herrera, ¡°pero algo estaba pasando, el dolor no se quitaba¡±. La primera pista vino de la mano de una punci¨®n lumbar: extraer una muestra de l¨ªquido cefalorraqu¨ªdeo y analizarla qu¨ªmicamente. Encontraron un d¨¦ficit de glucosa: hipoglucorraquia, en lenguaje m¨¦dico.
¡ªEs un dato indirecto que indica que hay un proceso infeccioso: dej¨¦ tres platos y alguien se comi¨® dos.
La duda hab¨ªa llegado para instalarse. ¡°Cre¨ªamos que hab¨ªa algo, pero no sab¨ªamos qu¨¦¡±. Aplicaron un ¡°tratamiento de sospecha¡±: antibi¨®tico y esteroides para ¡°pegarle a lo que sea que estaba ah¨ª y ayudarla a desinflamar¡±. El 20 de octubre ingres¨® la segunda paciente con los mismos s¨ªntomas. El 21 la tercera. El 23 la cuarta. Los an¨¢lisis de las cuatro presentaban hipoglucorraquia. Todas hab¨ªan recibido cirug¨ªas en el Hospital del Parque, todas con el mismo anestesi¨®logo. El rumor empezaba a tomar forma.
¡ªEmpezamos a pensar que no era una casualidad.
¡°Me vi otra vez en la pandemia¡±
El anestesi¨®logo, que est¨¢ siendo investigado y ha declinado hablar con este peri¨®dico, estaba preocupado. No entend¨ªa por qu¨¦ cuatro de sus pacientes estaban sufriendo esos s¨ªntomas, cuenta Herrera. Los niveles de dolor de las mujeres se encontraban por las nubes y les administraron Dexametasona. ¡°Cl¨ªnicamente, mejoraban much¨ªsimo¡±, narra el ginec¨®logo, ¡°despu¨¦s de ese medicamento algunas dejaron de tener s¨ªntomas¡±. ¡°En ese momento, el principal sospechosos era el mismo anestesi¨®logo. Pero empezaron a reportarse otros casos con otros especialistas¡±, contin¨²a.
¡ªAh¨ª dije: ¡®Algo est¨¢ pasando¡¯. Sent¨ª miedo, me vi otra vez en la pandemia.
Lleg¨® el viernes. Para el lunes siguiente, la primera paciente ten¨ªa programada una punci¨®n lumbar para controlar su evoluci¨®n. Pero durante el fin de semana se quebr¨® la calma. La mujer empez¨® a convulsionar. Sufri¨® un aneurisma que acab¨® en hemorragia. Entr¨® en muerte cerebral. ¡°Aqu¨ª no se hacen eutanasias, se deja que las constantes vitales vayan desapareciendo. Fue la primera muerte cerebral, pero no fue la primera fallecida oficial¡±, explica Herrera. Era 24 de octubre y todo acababa de empezar.
Las dudas poco a poco comenzaban a disiparse. Aplicaron el tratamiento est¨¢ndar para una meningitis causada por una bacteria, la forma m¨¢s com¨²n en que se presenta la enfermedad. Un neur¨®logo aventur¨® la hip¨®tesis de que el origen pod¨ªa ser un hongo. ¡°En el mundo de la meningitis las que son por hongo son muy extra?as. Casi todas son pacientes inmunodeprimidas o que han sufrido un traumatismo grave o una cirug¨ªa a nivel neurol¨®gico¡±, apunta Herrera.
¡°En cuanto a estad¨ªstica, est¨¢bamos entrando a lo m¨¢s raro de lo raro. El problema fue cuando empezamos a verlo en otros pacientes. Hasta ah¨ª segu¨ªamos aferrados a la teor¨ªa de que era un caso aislado¡±. Un familiar acept¨® que realizaran una necropsia al cuerpo de la primera v¨ªctima. Y la sospecha se confirm¨®: se trataba de Fusarium solani, un hongo. El rumor se hab¨ªa convertido en certeza.
¡ªAh¨ª fue cuando empez¨® el verdadero terror.
Las otras tres pacientes siguieron el camino de la primera. Despu¨¦s de unos diez d¨ªas de aparente mejor¨ªa, todas sufrieron hemorragias que las llevaron a la muerte cerebral. Los casos empezaron a multiplicarse en otros hospitales. Las autoridades sanitarias decidieron trasladar a todas las infectadas al Hospital General 450 y a otros dos centros p¨²blicos donde el d¨ªa a d¨ªa se volvi¨® un infierno. Maribel Nava, madre de Nancy, una de las contagiadas, lo describ¨ªa como una pesadilla: ¡°Muchas chicas convulsionaron y los doctores corr¨ªan de un lado a otro. Mi hija me dec¨ªa: ¡®?Por qu¨¦ gritan auxilio?¡¯ Yo la ment¨ªa porque sab¨ªa lo que estaba pasando. No me he despegado de mi hija, no quiero quitarle los ojos de encima¡±.
El miedo a la impunidad
Las muertes cerebrales desencadenaron una investigaci¨®n que identific¨® cuatro cl¨ªnicas privadas como el origen del brote: el hospital del Parque, el San Carlos, el Dikcava (que ni siquiera ten¨ªa licencia) y el Sant¨¦. El hongo apareci¨® en cuatro lotes de un anest¨¦sico local, bupivaca¨ªna, utilizado para operaciones cortas, principalmente c¨¦sareas. De ah¨ª que la inmensa mayor¨ªa de afectadas sean mujeres j¨®venes. Despu¨¦s de analizar muestras del f¨¢rmaco, la Comisi¨®n Federal para la Protecci¨®n contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) estableci¨® que no exist¨ªa una contaminaci¨®n de origen en los medicamentos, pero s¨ª identific¨® la presencia de ¡°hongos y bacterias¡± en los cuatro centros de salud.
Un sanitario que trabaj¨® en tres de ellos y prefiere no dar su nombre los describe como lugares ¡°turbios¡±: ¡°Uno era m¨¢s o menos bueno, pero el m¨¢s peque?o era pr¨¢cticamente una casa adaptada para ver pacientes. Nunca estaba claro qui¨¦n era el due?o, creo que ni los propios empleados lo sab¨ªan¡±. Los due?os de las cl¨ªnicas est¨¢n en el punto de mira de la Fiscal¨ªa, que emiti¨® el d¨ªa 5 siete ¨®rdenes de aprehensi¨®n contra ellos, pero fue demasiado tarde y los sospechosos ya hab¨ªan escapado. Contin¨²an en paradero desconocido.
¡°En cuesti¨®n de dos semanas ya hab¨ªa m¨¢s de 40 casos¡±, relata un doctor del 450, encargado de atender a las pacientes de meningitis, que prefiere no dar su nombre. ¡°A ciencia cierta no sab¨ªamos cu¨¢nta gente se hab¨ªa sometido a intervenciones. Dec¨ªan que pod¨ªan ser unas 500. Yo hac¨ªa la matem¨¢tica y pensaba: ¡®?D¨®nde vamos a meter a 500 personas?¡¯¡±. Las estimaciones del sanitario se quedaron cortas. Aunque la enfermedad no es contagiosa, la Secretar¨ªa de Salud de Durango (SSD) identific¨® a m¨¢s de 1.800 personas en riesgo al haberse sometido a cirug¨ªas desde mayo en los centros implicados. Fue una tarea clave: seg¨²n un estudio, la mortalidad de la enfermedad puede descender de un 50% a menos de un 10% si los infectados reciben tratamiento antes de que aparezcan s¨ªntomas.
El tratamiento parece funcionar en algunos casos. La SSD ha confirmado doce altas m¨¦dicas, aunque en entrevista con este diario, Irasema Kondo, la titular del organismo, reconoci¨® que ¡°una vez [que los pacientes] presentan hemorragia intracraneal es muy dif¨ªcil que puedan sobrevivir¡±. Todav¨ªa hay m¨¢s dudas que certezas, todos los expertos consultados coinciden en valorar el brote como ¡°hist¨®rico¡±: no hay apenas referentes en la literatura cient¨ªfica ni experiencias anteriores que marquen el camino a seguir. El precedente se est¨¢ sentando en Durango.
Dos meses despu¨¦s, el final todav¨ªa est¨¢ lejos. Por el camino se han perdido 26 vidas; m¨¢s de 40 ni?os han quedado hu¨¦rfanos y la alta mortalidad de la enfermedad indica que habr¨¢ m¨¢s fallecimientos. No hay culpables, solo siete pr¨®fugos y nadie que haya asumido responsabilidad pol¨ªtica. Despu¨¦s de la muerte, para las familias empieza la batalla contra la impunidad.
Frustraci¨®n entre la comunidad m¨¦dica
El doctor del 450 parece cansado, ha alcanzado su l¨ªmite. Cuando por fin pas¨® lo peor de la pandemia, irrumpi¨® la meningitis. Que la mayor¨ªa de v¨ªctimas sean mujeres j¨®venes y sanas no ayuda. ¡°Los familiares est¨¢n frustrados. El Gobierno no les da respuestas. Los pol¨ªticos no dan la cara, nosotros s¨ª. Nos ponemos delante y les decimos que su familiar va a fallecer. Uno tiene que entender que est¨¢n pasando por algo espantoso. Y nunca hay buenas noticias, piensan que es nuestra culpa. En todo M¨¦xico, el gremio m¨¦dico tiene una fama horripilante que tal vez nos hayamos ganado y con esto se ha acrecentado¡±. El agotamiento le ha hecho renunciar a su puesto en el 450: ¡°Es mucha carga laboral y psicol¨®gica. Me tocaba trabajar el 24 y 25 de diciembre. No quiero estar ah¨ª, no quiero tener que ver c¨®mo van a estar en Navidad. Con el coronavirus ya me met¨ª de lleno, sacrifiqu¨¦ mucho mi salud mental¡±.
El profesional sanitario defiende la labor de sus compa?eros, aunque carga contra la gesti¨®n pol¨ªtica de la tragedia: ¡°?Por qu¨¦ tardaron tanto en ir a por los culpables? Nosotros como m¨¦dicos nos dedicamos a hacer la chamba: no hay bronca, para eso estudiamos, no vamos a ponernos a llorar. Pero la bronca es que no se va a dar con los responsables y al rato a lo mejor hasta estas personas que est¨¢n boletinadas [perseguidas por la Fiscal¨ªa] van a trabajar otra vez. Grandes compa?eros anestesi¨®logos est¨¢n ahorita en procesos legales. No fueron ellos; fueron los administrativos y quien sea que les haya distribuido el medicamento. No es justo¡±.
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