El in¨¦dito brote de meningitis as¨¦ptica en Durango: ¡°Como padre ya no pienso qu¨¦ muchacha se va a salvar, sino cu¨¢l se va a morir¡±
Al menos 23 muertes en dos meses, m¨¢s de 70 contagios, 1.800 personas en riesgo, siete pr¨®fugos y una ciudad en vilo ante una enfermedad sin precedentes m¨¦dicos
Laura Ver¨®nica Rosales est¨¢ en la antesala de la muerte. El cuerpo sigue vivo, pero su cerebro se apag¨® el mi¨¦rcoles. La mujer, de apenas 30 a?os, est¨¢ en un limbo existencial, legal y estad¨ªstico: hasta que no se pueda certificar oficialmente como una defunci¨®n, Rosales no integrar¨¢ la lista de decesos por el brote de meningitis as¨¦ptica que tiene en vilo a Durango desde mediados de octubre. Si nadie se le adelanta, ser¨¢ la persona n¨²mero 24 en fallecer por la enfermedad, ¡ªhasta el momento van 22 mujeres y un hombre¡ª, que se origin¨® en cuatro cl¨ªnicas privadas de la ciudad, a unos 900 kil¨®metros al noroeste de Ciudad de M¨¦xico. ¡°Mi hija dur¨® dos semanas bien, platic¨¢bamos, com¨ªa, le daban tratamiento¡ Pero hace 14 d¨ªas tuvo un derrame. Antier le diagnosticaron muerte cerebral. Ya solo tiene un ventilador y un medicamento para controlar la presi¨®n¡±, cuenta Enrique Rosales (49 a?os), su padre, entre dos tr¨¢ileres que ofrecen alimentos, ropa y apoyo psicol¨®gico a las puertas del Hospital General 450, el centro p¨²blico que se ha convertido en el epicentro de la lucha contra la meningitis.
El causante de la enfermedad es un asesino invisible con nombre en lat¨ªn: Fusarium solani, un hongo que normalmente se encuentra en plantas, aunque esta vez apareci¨® en cuatro lotes de bupivaca¨ªna, un anest¨¦sico local utilizado en ces¨¢reas y otras operaciones cortas, lo que explica que la inmensa mayor¨ªa de afectadas sean mujeres j¨®venes. Es un caso at¨ªpico: la enfermedad, que inflama los tejidos que cubren el cerebro y la m¨¦dula espinal, normalmente se presenta por contacto directo con otro infectado, y en su forma m¨¢s com¨²n se transmite por un virus. La Organizaci¨®n Panamericana de la Salud (OPS) y la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) aseguraron el s¨¢bado que est¨¢n siguiendo de cerca la evoluci¨®n del brote.
Es un proceso demoledor el de la muerte cerebral. En M¨¦xico, la eutanasia no es legal, as¨ª que lo ¨²nico que le queda a la familia de Rosales es esperar hasta que las constantes vitales se esfumen de a poco, en un proceso irreversible pero que puede extenderse varios d¨ªas, posponiendo una realidad inevitable: Laura Ver¨®nica Rosales est¨¢ muerta. Lo est¨¢ desde el 15 de septiembre, aunque entonces ella no pod¨ªa saberlo. Aquel d¨ªa la operaron de la ves¨ªcula en el Hospital del Parque, uno de los cuatro centros con contagios. Al poco tiempo comenz¨® a dolerle la cabeza, a sentir que se le dorm¨ªa un pie. En las noticias empezaron a hablar de la meningitis. Fallecieron las primeras v¨ªctimas. El 13 de noviembre la joven fue a hacerse las pruebas al Hospital 450. A los dos d¨ªas le dijeron que ten¨ªa que ser ingresada. Ya no volvi¨® a pisar la calle.
El misterio, lo que todos se preguntan estos d¨ªas por aqu¨ª y todav¨ªa nadie consigue entender, es c¨®mo el hongo dio el salto de los vegetales al l¨ªquido cefalorraqu¨ªdeo de los m¨¢s de 70 contagiados que la Secretar¨ªa de Salud (SSD) ha confirmado hasta el momento. Las hip¨®tesis van desde la reutilizaci¨®n de jeringuillas a la mala conservaci¨®n y manejo de los medicamentos. La compa?¨ªa que produce el f¨¢rmaco, Pisa, distribuye internacionalmente. Solo ha habido casos en Durango.
Enrique Rosales no suelta una l¨¢grima: es de esa generaci¨®n a la que le ense?aron que los hombres no lloran ni ante la muerte de una hija. Pero hay otras manifestaciones de la tristeza: la voz arrastrada, los hombros encogidos, la mirada perdida. ¡°Estoy bien jodido, la neta. Tengo tres semanas que no trabajo, me han echado por estar aqu¨ª, pero no me importa. Mis hermanos me han estado ayudando econ¨®micamente. [Laura Ver¨®nica] tiene dos hijos, uno de 11 a?os y el otro de uno. El mayor ya pregunta, le vamos a llevar a un psic¨®logo para que lo vaya preparando porque piensa que ya va a salir su mam¨¢¡±.
¡°As¨ª es en Durango. Aqu¨ª todos tienen un precio¡±
Los expertos coinciden en que este es un brote de meningitis hist¨®rico: apenas hay literatura cient¨ªfica sobre el hongo, no hay casi referentes que seguir. La mortalidad puede superar el 50% de pacientes, lo que significa que, como Rosales, muchas de las contagiadas empezaron una cuenta atr¨¢s el d¨ªa en que fueron infectadas. Seg¨²n un estudio, si las afectadas son atendidas antes de presentar s¨ªntomas, el riesgo de muerte podr¨ªa descender hasta un 40%. El principal objetivo de las autoridades ahora es identificar y encontrar a todo aquel que pudo estar expuesto. La lista que manejan es de m¨¢s de 1.800 personas.
Entre ellas est¨¢ Mar¨ªa Eugenia Fern¨¢ndez (61 a?os), que se someti¨® a una cirug¨ªa el 22 de octubre en el Hospital San Carlos, otro de los centros m¨¦dicos implicados, y el viernes vino al 450 a hacerse los an¨¢lisis, aunque de momento no tiene s¨ªntomas. ¡°Siento miedo, estr¨¦s, angustia, impotencia¡ Estoy bien estresada, necesito apoyo psicol¨®gico, creo que todas. Estoy tomando medicamentos para la ansiedad. Conf¨ªo en los servicios m¨¦dicos, pero esto supera l¨ªmites¡±, denuncia la mujer.
El problema de Fusarium solani es simple: si inyectas un anest¨¦sico portador de un hongo en la m¨¦dula espinal, las defensas, por muy joven y sana que sea la persona, poco pueden hacer. Es como si una ciudad se protege de un asedio con murallas fuertes y robustas, pero el enemigo aterriza en la plaza central. El neur¨®logo Luis ?ngel Ruano Calder¨®n, la mente detr¨¢s de la estrategia m¨¦dica que se ha seguido contra la enfermedad, lo explica as¨ª: ¡°Nuestras pacientes son inmunocompetentes [capaces de producir una respuesta inmunitaria normal], no inmunocomprometidas [con las defensas debilitadas], como habitualmente sucede en estos casos. Ese es el problema principal: son mujeres sanas con una infecci¨®n del sistema nervioso central por un hongo. Todav¨ªa lo agrava m¨¢s¡±.
Los anestesi¨®logos de los cuatro hospitales implicados est¨¢n siendo investigados. Este diario ha intentado contactar con ellos, pero por el momento han declinado responder. El d¨ªa 5 la Fiscal¨ªa estatal emiti¨® siete ¨®rdenes de aprehensi¨®n para los ¡°administradores y due?os de los hospitales privados [el del Parque, el Sant¨¦, el Dikcava y el San Carlos]¡± donde se gener¨® el brote, pero era demasiado tarde y para cuando la polic¨ªa quiso detenerlos, ya hab¨ªan huido. Siguen pr¨®fugos. ¡°Pusimos una denuncia, aunque no ha hecho nada. As¨ª es en Durango. Aqu¨ª todos tienen un precio¡±, dice Rosales con rabia contenida.
¡°El dolor es incre¨ªble, no me permite ni levantarme¡±
Marta Esmeralda Le¨®n (33 a?os) lleva una sonda en la nariz y unas gafas de sol para protegerse de la luz. Ni siquiera puede mirar directamente su tel¨¦fono, porque el brillo aumenta su dolor de cabeza. Es una de las pacientes de meningitis ingresadas en el 450. ¡°No es uno de mis mejores d¨ªas, me duele mucho un ojo. Es un proceso doloroso y desesperante estar aqu¨ª. Sin estar en casa con mis hijos, trabajar, hacer vida normal¡ Es injusto. El dolor es incre¨ªble, no te puedo explicar en qu¨¦ magnitudes, no me permite ni levantarme¡±, explica por videollamada. ¡°Todo es dif¨ªcil: estar en la cama del hospital por tanto tiempo, estar separada de tus hijos¡¡±. La conversaci¨®n se interrumpe porque las l¨¢grimas le impiden seguir hablando. ¡°Ya no puede seguir, le ganaron sus sentimientos¡±, dice en la pantalla Diego Le¨®n, su padre, con gesto roto.
Un rato antes, en el parking, Le¨®n padre narra que el 1 de agosto la mujer se someti¨® a una cirug¨ªa por un quiste ov¨¢rico en el Hospital del Parque. El dolor comenz¨® pocos d¨ªas despu¨¦s. Le sigui¨® una peregrinaci¨®n por doctores y neur¨®logos, preocupados porque pudiera tratarse de un tumor. ¡°Solo ve¨ªamos su dolor. Cuando sali¨® la primera noticia de que hab¨ªa pacientes con los mismos s¨ªntomas, vinimos [al 450] y de volada la internaron. Ha sido un mes muy dif¨ªcil. Est¨¢ uno en el cuarto tan tranquilo cuando sale el rumor de que se muri¨® una paciente. Las otras se quedan tristes, se desaniman, piensan que se van a morir. Es muy duro para ellas cuando otra muere. Uno como padre tiene que ser paciente, pero sentimos coraje, impotencia, incertidumbre. Las muchachas se est¨¢n muriendo y uno ya no piensa cu¨¢l se va a salvar, sino cu¨¢l se va a morir ma?ana¡±.
Parece que el tratamiento de Le¨®n, que trabaja en la Secretar¨ªa de Educaci¨®n y estudia magisterio, funciona, aunque el da?o persiste. ¡°A veces no se mueve, no habla, no hace nada, se queda muy seria soportando su dolor. La vemos y nos desesperamos¡±, contin¨²a el padre, campesino de un pueblo de la sierra. Su hija tiene dos cr¨ªos de 8 y 13 a?os. ¡°Los ni?os est¨¢n ya desesperados, tienen un mes que no ven a su mam¨¢. Es muy duro para ellos, es su madre y les hace falta. Como abuelos hacemos lo que podemos, pero no es lo mismo¡±, lamenta el hombre, protegido del sol por un sombrero vaquero.
Irasema Kondo, secretaria de Salud de Durango, explica en entrevista con EL PA?S: ¡°Es el hongo m¨¢s dif¨ªcil de tratar de los que pod¨ªan haber causado la infecci¨®n. Los m¨¦dicos han investigado todo, pero una vez [que los pacientes] presentan hemorragia intracraneal es muy dif¨ªcil que puedan sobrevivir¡±. A los familiares esta explicaci¨®n no les sirve: critican que no haya detenidos, que todav¨ªa no est¨¦ claro c¨®mo comenz¨® el brote. ¡°No hubo contaminaci¨®n de origen en los medicamentos, pero todav¨ªa no sabemos qu¨¦ es lo que se contamin¨®. Entiendo que piensen que ha pasado tiempo sin resultados, pero este tipo de pruebas tardan y no podemos hacer se?alamientos a la ligera. Si hubiera responsabilidad por parte de la SSD por supuesto la vamos a se?alar, pero a d¨ªa de hoy estamos tranquilos porque hemos hecho todo lo que nos corresponde y un poco m¨¢s¡±, defiende.
Cuando todo empez¨®, Christian Herrera (33 a?os), especialista en ginecolog¨ªa, fue uno de los m¨¦dicos que atendi¨® a las primeras cuatro afectadas en el Hospital Materno-Infantil: ¡°A lo mejor estoy paranoico, pero si sigue el ritmo, el 450 puede colapsar. Terapia intensiva est¨¢ llena de pacientes con meningitis, ?y los dem¨¢s diagn¨®sticos? Los pacientes tienen miedo, los familiares tienen miedo. Hoy tuvimos que hacer un procedimiento y la paciente prefiri¨® que la durmieran completa a que le pusieran el bloqueo [la anestesia local]. Los mismos anestesi¨®logos han cambiado sus t¨¦cnicas¡±. El hospital del IMSS (Instituto Mexicano del Seguro Social) y el ISSSTE (Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado) ya han recibido tambi¨¦n casos, as¨ª como centros sanitarios en Ciudad de M¨¦xico y Torre¨®n (Coahuila), de acuerdo con la prensa local.
Por el momento, el tratamiento contin¨²a, pero las familias se enfrentan a la incertidumbre: unas a una cuenta atr¨¢s desquiciante; otras se aferran a la esperanza de los milagros m¨¦dicos. Nadie ha asumido la responsabilidad pol¨ªtica de cargar con 23 muertes a las espaldas. ¡°Los doctores nos hacen dudar de todo, hoy declararon que puede que no sea el hongo. Est¨¢n protegiendo a alguien, est¨¢n d¨¢ndole otro rumbo a la verdad. ?Qu¨¦ est¨¢ pasando? Pusimos una demanda y no tenemos respuesta. Los doctores dicen que las pacientes que salgan van a tener secuelas irreversibles. M¨¢s de 20 ni?os se han quedado sin su mam¨¢. Tiene que haber responsables. Que hagan lo imposible, que les den una garant¨ªa de vida¡±, reclama Diego Le¨®n. El hombre est¨¢ cansado, quiere volver a la sierra, pero le aterra despegarse de su hija y que cualquier noche ocurra lo peor: que Marta, como antes Laura Rosales, se convierta en la siguiente cifra de la lista.
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